La rosa que se refleja con algo de envidia en un espejo

"¡Quiero vomitar!" Exclame al recargarme en el barandal del barco en el cual nos encontrábamos. "¡Ay! ¡Me muero me muero! ¡¿Por que mierda se sarande tanto esto?!" 

"Por que es un barco _____(Camelia)" Respondió a modo de burla la cereza andante. "Ven, dame la mano, no quiero que te caigas." La tome sin dudarlo para terminar aferrada a él, que por lastima estaba acariciando mi cabeza para que me calmara.  

"Tsk. Que perra tan escandalosa." Respondió don alegría con asco. 

"Perra tu abuela." En ese momento Joseph me miró muy, pero que muy mal. "¿La japonesa?" 

"Ah." Respondió aun con el ceño fruncido, para luego hacer un signo con sus dos dedos de que me miraba.  

"Eso me dio mas miedo que el agua." Hable bajito pero el pelirrojo pareció escucharme ya que se rio levemente. "Oye~ Mami Avdol ¿Cuanto falta para llegar?" 

Sus ojos se abrieron como platos al escucharme llamarlo -mami-. "Estoy algo preocupado. . . " Comentó el viejo mientras se rascaba una mejilla. "Cuando pienso en India, me imagino un lugar, donde solo se come curry y te enfermas con facilidad." 

"A mi me preocupa que mi cuerpo no pueda soportar la diferencia cultural."  Agregó Polnareff. 

"Ya he estado en India una vez cuando era muy pequeña. Solo puedo decir: cuiden sus billeteras." Respondí mientras soltaba la mano de Kakyoin al ver que ya casi estábamos en tierra. 

"______(Camelia) exagera." Respondió Avdol con una sonrisa para calmar a los muchachos mientras yo guardaba todo objeto de valor en mi mochila. "No son más que falsas creencia. Tranquilos, este es un país agradable de gente buena y sencilla."

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"Una limosna, por favor." "Yo cargare su equipaje."  "¿Quieres un tatuaje? te quedara bien" "Le mostraré un hotel excelente."  Esas eran algunas de las cuantas frases que lograba entender de todo el tumulto de gente que se había formado. 

"Roban mi billetera." Se lamento de lejos el pelirrojo. ¿Y por qué digo de lejos? Por que logré escabullirme entre toda la gente a un pequeño callejón donde podía verlos a salvo. 

Un tironeo que casi me deja en ropa interior me hace dar la vuelta para encontrarme con un pequeño y silencioso grupo de niños que me miraban fijamente. "Disculpe la moleti señorita, pero ¿No tendría un poco de dinero para alimentar a mis hermanos? Si no es mucha molestia, claro." Dijo un pequeño que sostenía en brazos a una bebé envuelta en un manto, con otros cuatro niños detrás de él.

Honey Honey se manifestó sola para rogarme con la vista que lo ayudara. Suspire algo apenada y me agache para estar a su altura. "No tengo dinero encima, pero puedo darles otra cosa ¿Les gusta la magia?" Parecían un poco desconfiados ante mi pregunt pero la única niña del grupo asintió repetidas veces la cabeza emocionada. "¿Cómo te llamas, peque?"

"Alisha." Respondió tímidamente pero con una dulce sonrisa. 

Honey Honey toco el piso con una mano, de esta creció una hermosa flor llamada camelia. Los pequeños tenían sus ojos bien abiertos. "Una hermosa flor para una hermosa niña." 

"¡¿Como lo hizo?!" Preguntó el pequeño que se había mantenido callado desde el principio. Señale mi cabeza y de esta salieron mis pequeños cuerno con mi rostro pintado. "¿Un demonio?" 

"¡Que cruel! Soy una semidiosa de otra tierra." Respondí mientras inflaba mis mejillas. "Ahora como castigo~" Dije tocando el suelo de este saliendo un árbol de manzanas. "Toma, una manzana, y a ustedes que se portaron bien la fruta o verdura que quieran." 

Estuve alrededor de cinco minutos creando diferentes tipos de frutas y verduras mientras los veía comer. Una vez que me prometieron guardar el secreto me marche, topandome con el fuerte pecho de Jotaro que parecia estarme buscando. "¿Donde estabas?" Preguntó con su voz seria de siempre. 

El pequeño que se acercó a mi en un inicio apareció nuevamente en el callejo saludándome con la mano. "¡Gracias señorita diosa! ¡Muchas gracias!" Levante la mano para saludarlo también y una vez que se fue Jotaro me tomo de la mejilla y comenzó a estirarla. 

"Tonta." Decía una y otra y otra vez mientras las estiraba, ahora solo me faltaba ir a buscar el one piece y convertirse en la reina de los piratas. "No metas a personas normales con los usuarios de Stand's, puede ser peligroso para ellos." Y tras ese breve regaño nos juntamos con el resto del equipo, para ser regañada otra vez por haberme desaparecido.

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"Al fin~ podré comer algo rico y estar tranquila~" Dije mientras me hamacaba en la silla, parece que no le gusto mucho a uno de los dueños del local y la única manera que el viejo tuvo para hacerme entender fue darme un golpe con su mano artificial en mi cabeza. "¡Ay ay ay aya ay! ¡Me duele! ¡Me duele! ¡Me duele!" Deca mientras frotaba mi pobre cabecita. 

"Cielos ¿Qué te pasa hoy _____(Camelia)?" Preguntó el francés golpeándome la nariz. 

"¡Dejen de ser tan brutos conmigo! No es mi culpa estar inquieta ¡Desde ayer que me duele mi marca de nacimiento a horrores!" Avdol me paso la mano por la espalda para darme ánimos. 

"¿Por qué no vas al baño a refrescarte? Tal vez te sientas mejor después." Recomendó el egipcio con una dulce sonrisa. 

"Eta bien." Dije mientras me levantaba de mi asiento.

"Espera, yo también quiero ir."  Respondió Polnareff levantándose junto a su mochila y caminando a la par mía al baño.

Una vez entre me quite el sombrero para dejarlo al lado del tocador para limpiarme el rostro con agua fría. Con un suspiro en mis labios me di la vuelta para levantar mi camiseta junto a la chaqueta para ver la marca de nacimiento, esta estaba morada, señal de que tenía un golpe en ella pero eso sería imposible ya que hasta el más mínimo indicio de herida mi cuerpo lo cura al instante. 

Tome la daga que había estado en mi familia durante generaciones y con ella arranque el pedazo de carne en el cual estaba mi marca de nacimiento, está al curarse rápidamente dejó ver que la luna seguía morada y con el mismo o más dolor de antes. "¿Que mierda haces?" Escuche una voz gruesa detrás de mí. 

"Sabes que nunca me niego a ti darling~ pero este es el baño de mujeres ¿Puedo saber que haces aqui?" Pero antes de contestar coloco sus brazos a cada lado de mi cabeza, mientras me miraba con aquello profundos e hipnóticos ojos cian. "Puff, vamos Jotaro, esto es raro para mi. Normalmente soy la que tiene a un muchacho contra algo."  El primero que comente -diablos señorita- le mando un beso, si contesta algo más ingenioso la escritora publicará un One-short dónde estará la historia de mi abuela. 

"Déjate de estupideces _____(Camelia). Puedo verlo, algo te sucede." Miro un poco más arriba de mis ojos al notar que no traía puesto mi sombrero, lo que le dio más libertad para ver mis rubias raíces. "¿Que? Pero tu eres castaña."  

"Nggggg" Termine gruñendo al sentir su mano en mi cabeza mientras la inspeccionaba. "No se que me pasa. Un dia hizo -puff- y aparecieron." Tome su mano para alejarla de mi cabello y estrecharlas cons las mías. "Escucha, Jotaro. . . .Puedo escuchar la voz de DIO en mi cabeza, siento muchas veces que algo me está observando."

"Eres una idiota ¿Por que no me lo dijiste?" Preguntó mientras se soltaba de mi agarre. 

"Por que si resulta que soy algo de DIO, el viejo, Avdol, Kakyoin, Polnareff o incluso tu desconfiarían de mi. Y mi pasado, no ayuda en nada." Levanto mi mentón de golpe, su dedo pulgar se encontraba rozando mis labios algo que hizo que la sangre subiera a mis mejillas a una velocidad que no creía posible y empeoro aun mas al sentir sus labios chocando con los míos. Me deje llevar por aquella dulzura, la suavidad de estos, la forma en la que encajaban con los míos era simplemente perfecta, tanto que mis manos me llevaron se movieron solas para colgarme a su cuello y profundizarlo a un más. Este era un beso, dulce. Uno tímido incluso, inocente se podría decir muy diferente a los que me había acostumbrado hace tanto tiempo. Muy diferente al que use para manifestar a su Star Platinum, muy diferente a todos, era especial, único. . .Era amor. Y finalmente nos separamos, cons las mejillas rojas ambos. 

"Yo. . .nunca desconfiaría de ti, idiota." Parecía avergonzado, con sus pintas de chico malo era difícil de creer que el pequeño sonrojo que se adueñaba de su mejillas ocultas por la sombra de la gorra que le había regalado. 

"Si, soy una idiota jeje" 

"¿P-por que mierda sonríes así?" Dijo molesto, pero su tono titubeaba un poco. No respondí nada y solo lo abrace, el se quedo estático por unos segundo pero finalmente me devolvió el abrazo. 

"Soy feliz." Susurre para mi misma pero la pequeña sonrisa de Jotaro me confirmó que el había escuchado, y que también lo estaba. De pronto me separo bruscamente, para mirarme de arriba a abajo, luego comenzó a mirar a los costados. "¿Qué sucede?" Pregunte un tanto alarmada. 

"Por un momento. . . . No importa." Dijo mientras me soltaba para salir caminando por la puerta del baño, dejándome sola y con la duda de que había ocurrido. 

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"¿Polnareff aún no volvió?" Pregunte confundida al no ver al francés en la mesa. 

"Debe estar limpiando el baño, sabes lo quisquilloso que es en eso." Me contestó con una sonrisa. "¿Quieres sentarte a mi lado? Prometo darte de mi comida si te quedas con hambre." Dije golpeando el asiento a su lado.

"¡______(Camelia)! Ven y siéntate aquí a mi lado." Ordenó de golpe Jotaro haciendo el mismo movimiento. Ambos adolescentes se miraron con fuego en los ojos, parecia que en cualquier momento comenzaran a pelear entre ellos. Luego de una intensa batalla de vistas dirigieron sus ojos en  mi dirección, para ver con quien me sentaba. 

"¡Un Stand!" Grito Polnareff corriendo desde el baño. Su intromisión me hizo sentir ciertamente aliviada, no quería estar en otra guerra de salchichas. Polnareff comenzó a correr desesperado por todo el local buscando al hombre de dos manos derechas. 

"¿Que paso Polnareff?" Preguntó el viejo mientras salíamos del local, yo con el plato de comida en la mano mientras comía un poco. "¿En serio?" Dijo al mirarme con una mueca, a lo que le di poca importancia. 

"Siempre fue una comelona, deberías ser la gula en vez de la lujuria Lulu." Contestó una voz un tanto dulce ya aniñada. Cada uno de los hombres que me acompañaba parecía confundido. Tire el plato ha una ventana y salió una mano de esta, tomándolo sin mucha dificultad.

"Así que viniste, Shiza."  La rubia se enojó de golpe que lanzó el plato al suelo para tomar el cuello de mi camiseta. 

"¡Ya te dije que no me llames así Lulu!" Dijo no muy contenta. 

"¿Que dijiste? Te apesta tanto la bocota que no escucho lo que dices."  Levantó el puño para golpearme pero fue detenida por la mano de Jotaro quien no parecia muy contento, despues de todo ¡Nadie lastimara a su futuro esposa!

"Disculpen señoritas, pero no creo que sea bueno que se estén peleando ¿Podrían detenerse por favor?" Pregunto Kakyoin con su característica caballerosidad.

"¿Qué haces aquí, Rossella Zeppeli?" Pregunt el viejo tocando el hombro de mi amiga. 

Bueno, lo mejor será que les dé una descripción algo cora de ella ¿No? Chica de 1,69 de alto. Cabello rubio, algo desprolijo que le llega un poco más abajo de los hombros. Usa un bikini negro con un pantaloncillo corto celeste pastel con una chaqueta azul y una pañoleta violeta, medias hasta los muslos con botas blancas con detalles celestes en ellas. Cadera ancha, copa b, sus clavículas se notan por lo delgada que es. Representa El Espejo de la Envidia de los 7 pecados capitales. 

Su Stand, My Reflection, es un pequeño espejo de mano con decorado de rosas blancas a los costados, si te reflejas en el la usuaria puede arrancar partes de un objeto o persona. En el caso de los usuario de Stand puede arrebatarles la figura astral y usarla ella en su lugar. También puede copiar la forma física de cualquier persona, si quisiera podría robarme mi  forma física y dejarme en el mundo de los espejos. La duración del espejo varía de entre 30 o 5 minutos, dependiendo de qué tanto quiera la usuaria algo. También puede meterse en aquel mundo y viajar a donde quiera, pero, solo por 10 minutos, si se pasa del tiempo límite volverá a su lugar de origen.

"No te emociones, anciano. Vine aquí por que Dante me obligo." Dijo entregándome un papel. "Oye. . . .No me dijiste que estarías con hombres tan guapos, eres mala amiga."  Se quejó en un susurro con sus mejillas infladas. "El pelirrojo es tan kyaaaa~ ¿Me dejaras a alguno? ¿Verdad? ¿Verdad?" 

"Aunque no lo creas, trato de no seducirlos ¡Pero mi encanto natural es irresistible!"  Dijo colocando mis brazos detrás de mi cabeza. "Por cierto, ¿Ya se casaron? Es una lastima que no pude ir." 

"Si, ya lo hicieron. Pero tranquila, estoy segura que te los encontraras, se vinieron de luna de miel por esta zona y-" Pero antes de que pudiera terminar de hablar fue interrumpida

"Lamento interrumpir su reunión chicas pero ¡El asesino de mi hermana está ahí afuera! Cerca de mí, debo ir para acabar con él." En ese mismo estante Shiza desapareció, seguramente su tiempo se había acabado."Señor Joestar, desde este momento actúe por cuenta propia." Aquellas palabras nos sorprendieron a todos, lo que me hizo tener un dolor aún peor en la espalda lo que me obligó a arquearla. 

"Oye vaquero, ¿No crees que te estas excediendo un poco?" Dije entre un par de jadeos lo que pareció alertar a casi todos, menos al francés cegado por la venganza. 

"Ahora que se que ese desgraciado está aquí, no esperaré que venga por mi. ¡Lo encontraré primero y lo matare!" No pude escuchar más de aquella conversación, mis ojos se nublaron y poco después lo único que podía ver era negro. 

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Finalmente abrí los ojos de nuevo, me encontraba en un cama algo sencilla y en una habitación tranquila. Sentí frío en todo mi cuerpo y mi cabeza descubierta. Al fijarme mejor no tenia ni mi camiseta ni mi sombrero, solo me encontraba en mi corpiño azul con ananas en el. "¿Por que justo me puse esto?" Pregunte a nadie en particular pero nunca creí que alguien me contestara. 

"Yo tengo boxer de cerezas, creo que eso es mas ridiculo aun ¿No?" Al girarme vi a la cerecita entrando con una bandeja con agua y comida en ella. "¿Te sientes mejor?"

Toque instintivamente mi espalda, mala idea, parecia tener una enorme marca morada rodeando la luna que allí había. "Solo una idiota como tu haria eso." Escuche la simpática voz de Jotaro entrar acompañado de las furiosas miradas de Avdol y el viejo. Jotaro apuntó a su cabeza, lo que interpreté como que habían descubierto mi pequeño y rubio secreto. 

"Miralo." Dijo entregándome el papel que había traído Shiza, en habia un arbol genealogico en el cual ponia que mi tatara era nada más y nada menos que Robert E.O. Speedwagon, era el padre adoptivo de la madre de mi abuela, Mery Ludenberg. 

"¿Que debo ver?" Leí una y otra vez el documento hasta leer lo que realmente importaba. "Adoptada." Repetí esa palabra una y otra vez en mi cabeza. "Supongo que es algo claro ¿No? Debo ser pariente de DIO." 

"¿Eso explicaría el rubio?" Pregunto Kakyoin al aire no muy convencido. Me paré de un salto, me dolió como el infierno pero si pasa esto significa que algo muy malo pasara. 

"¿Y Polnareff?" Pero aunque haya preguntado nadie se dignó a contestarme."Iré a buscarlo." 

"Espera, iré contigo." Dijo Avdol al caminar apresurado a mi paso. 

"No iran a ningun lado los dos." Ordeno Joseph seriamente mientras nos miraba."Es muy tarde, ______(Camelia) estas -herida-  y tu Avdol, no deberías impulsar a hacer cosas peligrosas. Iremos a buscarlo mañana ¿Entendido?" Mire para abajo por sus palabras, realmente no quería dejar al francés solo pero también, hay otra cosa que me hace querer salir en la caza de los usuarios de Stand's. "¿Es por algo más? ¿Verdad?"  

"El hombre que interrogamos el otro día, dijo que el usuario de la carta del Emperador estará con el hombre de las dos manos. Tengo cuentas pendientes con el, y te juro que si mañana me detienes te arrancaré el rostro a mordidas, viejo." Y tras decir eso salí de la habitación en dirección al baño, dejando un portazo.

"¿Día difícil?" Pregunto una rubia en el espejo al lado de mi reflejo. "Vi que te desmayaste ¿Se lo digo a Dante? Además, que se donde esta Emperador, si quieres puedo guiarte hasta el." 

"Eres muy linda al querer tentarme, Shiza, pero no. Ordenes son ordenes." 

"Pero el que las da no es tu padrastro, no tienes porque hacerle caso." Dijo mientra sacaba su rebelde lengua. "Mañana te guiaré al francés de cabello raro si quieres, no digo que podras encontrar a ese hombre pero algo es algo ¿No?"  Abrí la canilla de agua caliente, lo que en pocos minutos empaño el único espejo del cuarto y mi amiga desapareció completamente.  

Unos minutos después escucho como alguien entra en el baño en el justo momento que estaba colocando una toalla alrededor de mi cuerpo. "¿Se te ofrece algo, Jotaro?" Sin decir una palabra me dio la vuelta dejándome de espaldas hacia el. "Oye, ¿No puede ser mañana? ahorita me duele mucho laaaaaaaaAHHHHHH" Comencé a gritar un poco muy fuerte al sentir su mano pasar por mi espalda.

Algo enrollo completamente mi cuerpo, incluso me impedía gritar. Al fijarme mejor era Hierophant Green quien me sujetaba con todas sus fuerzas y secaba las lagrimas que corrian por mis ojos. "Perdonanos, pero es necesario." Dijo sosteniendo amablemente mi mano pero lo único que podía hacer era apretar para calmar el dolor y sollozos que soltaba. 

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"¿Y a ustedes dos qué les pasó?" Preguntó el viejo mirándolos de arriba abajo al notar que estaban mordidos, con espinas en todo el cuerpo, arañado e incluso golpeados, Kakyoin particularmente con la mano casi partida en cuatro.  

"Le hicimos un favor a Avdol."  Respondió Kakyoin mientras se quitaba dolorosamente una espina de la mejilla.

"Tuvimos que pasarle una crema especial a ______(Camelia), para calmar el dolor de espalda." Siguió explicando Jotaro mientras se limpiaba un poco de la sangre que goteaba de su cabeza por la mordida que les proporcione a ambos.  

"Me dolió un poquito nomas, pero ahora me siento mejor~" Dije tarareando desde el otro cuarto mientra me ponía mi pijama con total tranquilidad. 

"Y poquito dice." Repitió mis palabras el viejo con una gota de sudor cayendo por su nuca.

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