# O3
La brisa de aquella tarde era fuerte a esas horas en la azotea y peinaba sutilmente las hebras rubias de Chifuyu en aquel momento, otorgándole cierta tranquilidad que realmente necesitaba.
Recostado en el suelo y con una mano alzada por encima de su rostro, jugueteaba con una pulsera de hilo de color azul trenzada de forma chueca pero con el fin de ser atada a aquella muñeca con firmeza.
⎯ Estas preocupado ⎯ en vez de sonar a una pregunta, sonó más a una afirmación de parte de Baji.
Chifuyu no respondió de inmediato, simplemente se mantuvo ahí, mirando el cielo amplio que estaba sobre sus cabezas. Cuando pasaron más de unos cinco minutos fue que desvió su mirada hacia su acompañante que estaba de igual forma recostado a su lado, pero con la diferencia de que mantenía sus párpados cerrados mientras tenía sus brazos apoyados detrás de su cabeza como almohada.
⎯ Quizás lo éste, voy a visitarlo hoy.
Baji por su lado chasqueó la lengua para así voltearse hacia Chifuyu, fijó su mirada café encima suyo.
⎯ Pensé que hoy podríamos dar un paseo...⎯ se quejó sutilmente mientras se cruzaba de brazos.
⎯ Oh vamos Baji-san, ¿Por qué tanto alboroto?
⎯ Porque siempre estas ocupado con tus clases particulares y lo entiendo Fuyu, pero cuando estas libre vas corriendo a ver a tu supuesto amiguito.⎯ soltó un bufido molesto, pero su semblante cambio al ver la expresión divertida del rubio.⎯ Y no, no estoy celoso.
⎯ Claro, supongamos que no lo estás.⎯ comentó sin disimular su burla.⎯ y no es que no quiera pasar tiempo contigo Baji-san, es sólo que siempre te veo en la escuela... Aquí estamos, compartiendo un rato juntos en los almuerzos, pero, por el otro lado sólo puedo visitar a Takemichi una vez a la semana.
⎯ ¿Se llama Takemichi?
⎯ Sí, nuestras familias se conocen desde antes de que nacieramos así que es obvio que seriamos amigos a estas alturas... Lo considero como un hermano, mi socio, con quien puedo confiar...
⎯ Mmmp.
Un silencio nació entre ambos sin mucho preámbulo, y se quedaron así por un período lento en el cual se permitieron seguir mirando el cielo. Aquel silencio no era incómodo, todo lo contrario, pero luego de pensarlo por unos instantes Chifuyu decidió romper aquella atmósfera.
Una idea que quizás, seria el comienzo de algo inevitable.
⎯ ¿Te gustaría ir conmigo?
⎯ ¿Cómo? ⎯ preguntó Baji desorientado, para así apoyarse de sus codos y levantarse un poco.⎯ ¿Ir adónde?
⎯ A ver a Takemichi. Quiero que se conozcan.
La respuesta de Chifuyu fue la deseada y apenas el timbre resonó interrumpiendo su platica decidieron partir del lugar. Apenas pusieron un pie entre los pasillos de la escuela una multitud los rodeo, con un simple gesto se despidieron para después cada quien irse a su respectivo salón.
La hora transcurrió de forma rápida y con el descenso del sol en su máximo esplendor fue cuando el último timbre del día sonó, indicando que era la hora de salida. Chifuyu fue el primero en salir entre sus compañeros de clase, y en un simple parpadeo ya se encontraba en la entrada del instituto, allí pudo distinguir a la distancia la larga e inconfundible cabellera negra de su amigo.
Corrió hasta llegar a su lado, y al estar codo a codo comenzaron su trayectoria hacia el destino pactado con anterioridad.
Durante la caminata ninguno intercambio palabra, como suele suceder, ambos con una simple mirada podrían saber lo que el otro estaba pensando. Cualquiera que los viera intercambiar esas miradas con simples mensajes discretos, privados para otra persona, pensaría que los dos chicos poseen una conexión muy extraña pero envidiable.
Apenas dieron una vuelta por la siguiente redonda, a unos cuantos pasos de llegar, fue cuando Chifuyu sostuvo de inmediato el brazo de Baji, deteniéndolo en el proceso.
⎯ ¿Qué?
⎯ Vamos allí primero.
Baji desvió su mirada del de mirada verdosa hacia donde señalaba, una pequeña tienda de comestibles. Frunció el ceño extrañado más no emitió sonido y simplemente lo siguió sin preguntar.
El tintineo de la campanita de la entrada, indicando clientes se escuchó y sin miramientos el rubio camino directamente hacia una sección que el pelinegro no pudo identificar debido a la rapidez en que desapareció de su vista. Se encogió de hombros y espero paciente su regreso. Debido a la tardanza del chico, Baji decidió mejor esperarlo al frente del establecimiento para así al menos poder distraerse con cualquier otra cosa en la calle. Nuevamente el tintineo surgió e ignoró, apenas estuvo afuera pateó la roca más cercana que estuviera de él y soltó un suspiro exagerado.
Estaba muy, muy fastidiado.
Y justo cuando iba a quejarse en voz alta, el rubio apareció frente sus narices, logrando que Baji se sobrexaltara un poco por la sorpresa.
¿En qué momento apareció? Pensó. Pero, eso no fue lo que verdaderamente llamó su atención.
⎯ ¿Tardaste tanto por unas jodidas papas fritas?
Chifuyu hizo un mohín haciéndose el indignado⎯ Estas jodidas papas fritas son importantes para mi amigo, ¿Está bien?
No hubo respuesta, sólo una seña y ambos volvieron a retomar su camino.
⎯ ¿Tú crees que le guste este sabor?...
⎯ ¿Qué?
⎯ ¿Oh debería ir y cambiarlas por las amarillas? ⎯ Chifuyu se preguntó inocentemente al mismo tiempo que detallaba con la mirada el empaque azul de papas con extra sal, y sin detener sus pasos mientras el pelinegro lo observaba con una ceja alzada.⎯ Creo que lo estoy pensando mucho...
⎯ Lo estás pensando mucho. Empaque amarillo o el azul, ambas cosas las cagara después de la cena.
Chifuyu soltó una carcajada, se limpio una lágrima traicionera sin poder evitarlo⎯ Sí... Estoy seguro que-
Las palabras del rubio fueron cortadas abruptamente al darse cuenta de cierto detalle. Baji por su lado se detuvó y se fijó en el nuevo individuo que estaba frente a ellos para después sorprenderse al reconocer cierto enano con hebras rubias cenizas y mirada penetrante sobre ellos.
Mikey estaba parado allí, o para ser más precisos, los tres estaban parados frente a la casa de quien quizás, es el dichoso amigo de su amigo.
Baji lo que no podía entender era el porque el rubio ceniza estaba ahí en vez de estar en su casa o con Draken, y lo que más lo confundía era el intercambio de miradas que tanto Chifuyu como Mikey mantenían, analizandose de arriba hacia abajo, hasta que la mirada oscura como la verdosa se fijaron en lo que traían ambos a la mano.
El mismo paquete de papas fritas.
Y sin que el pelinegro lo pudiera procesar del todo, ambos chicos corrieron de inmediato hacia la entrada de dicha casa. En el proceso se empujaron continuamente en una pequeña pelea de quien llegaba primero, hasta que llegaron al mismo tiempo ante la puerta y comenzaron a presionar el timbre repetidas veces mientras se seguían pateando entre sí, y hubieran continuado así de no ser que la misma puerta que los separaba del dueño de la misma fue abierta rápidamente.
El rubio teñido hizo acto de presencia. Por el bien de todos y de él mismo.
⎯ ¿¡Oigan, qué rayo-!?
⎯ ¡Takemichi/Takemitchy! ¡Te traje papas fritas! ⎯ exclamaron ambos chicos en la entrada al unísono asustando inevitablemente al pobre Takemichi, quien no entendía qué sucedía frente suyo.
Mientras tanto Baji seguía parado frente a la vivienda, olvidado, y en su mente había más preguntas que respuestas.
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