# O2

⎯ ¡Oí, aceleren el paso! Tengo hambre, y si no se apresuran quemaremos un auto ahora mismo.⎯ exclamó un pelinegro con el ceño fruncido, mostrándose impaciente.

⎯ ¿Quemaremos? Suena a manada.⎯ comentó Mitsuya a su costado negándose al acto.

⎯ Ja, te lo pierdes.⎯ respondió con suma burla, mostrando sus colmillos en una sonrisa ladeada.⎯ Al menos sé que puedo contar con Fuyu para hacerlo.

⎯ Claro, ese chico de primer año haría cualquier cosa que le pidas sin pestañear.⎯ El pelilila rodó los ojos divertido, para así dirigirse hacia Mikey y Draken.⎯ ¿Alguna novedad?

Mikey bostezo como respuesta, sacandole una que otra sonrisa a sus acompañantes.

⎯ Para nada, todo normal en nuestro salón.⎯ respondió Draken por ambos, como suele hacer.

La conversación transcurrió normal mientras se dirigían hacia la cafetería de la escuela.

Era mediodía, la tarde otorgaba un clima fresco a pesar de estar en época de verano. Donde el calor abunda y la sombra refresca el alma, además de estar a la vuelta de la esquina los exámenes mensuales.

Para algunos una tragedia, para otros una bendición -Porque no habría tareas que entregar.-, para Mikey simplemente otra excusa más para escaparse.

Apenas pusieron un pie en la cafetería, el primero en correr a formarse en la fila para recoger sus almuerzos fue Baji quien apenas visualizó a un rubio a unos pasos más adelante de él, se acercó para así colarse en la misma. Apenas escucho a algunos quejarse, bastó una mirada para que enmudecieran. Luego no se supo más del pelinegro porque desapareció junto al rubio entre la multitud.

⎯ Ya lo perdimos.

⎯ ¿Lo perdimos? Hace mucho⎯ Kazutora por su lado soltó una carcajada digna del momento, contagiando al resto del grupo.

Mientras tanto Mikey al observar el menú hizo una mueca inconforme, y aunque sabía que no tendría lo que quería, nada perdía con intentarlo.

⎯ ¿Dorayakis? ⎯ preguntó hacia el chico que atendía, pero al recibir una negativa fue que se cruzó de brazos al mismo tiempo que un mohín se hacía presente en sus labios. Volteó a mirar a Draken.⎯ Ken-chin.

⎯ Anda a la mesa, ahora te los llevo.

Y con una sonrisa infantil, acepto sin más.

Mikey caminó entre los estudiantes hacia la mesa que sus amigos habían declarado como su propiedad no hace mucho. Pudo observar a la gran mayoría de estudiantes, que al verlo pasar, se hacían a un lado como si de una persona famosa se tratase.

¿Y cómo no? En la boca de todos siempre estaba el invencible Mikey. El chico de segundo año que fue encontrado sentado sobre una pila de estudiantes que había golpeado por haberlo llamado enano. No sólo eso, se rumoreaba que incluso el mismo director le tenía tanto miedo que cada vez que se escuchaba de un nuevo pleito que involucraba al rubio ceniza o a sus amigos, hacia de oídos sordos.

Y mentira no era del todo, solo que el director de aquella escuela era demasiado flojo para hacer papeleos extra sobre el asunto, y por eso lo dejaba pasar.

En fin, sea como sean las cosas. Mikey se consideraba la persona mas respetada en toda la zona y eso nadie lo iba a cambiar.

Después de todo Mikey haría de esa escuela su territorio, y si alguien lo desafiaba, simplemente tendría que patearle el trasero. Ya había hecho de los chicos de tercero una fila de trampolines para él y sus amigos antes, ¿Quién dice que no podría con los de otras escuelas?

Tan sumergido estaba en sus pensamientos que ni siquiera se percató que sus amigos ya se encontraban sentándose con él. El rubio ceniza extendió las manos hacia su mejor amigo mientras abría y cerraba las manos esperando su ansiado dorayaki.

Draken al entender el pedido silencioso, se lo paso sin problemas y Mikey alegre comenzó a comerlo con la alegría de un niño.

Todo esta tranquilo en el lugar, los chicos hablando de estupideces y de vez en cuando se lanzaban comida como salvajes. Pero cuando las cosas se habian vuelto pacíficas, Mikey recordó algo después de haber dado la tercera mordida a su dulce.

⎯ Ken-chin, ¿Y mis papas fritas?

La mesa quedó en silencio, y las miradas curiosas fueron dirigidas hacia el más pequeño del grupo.

⎯ ¿Tus papas fritas? ⎯ Preguntó Draken desconcertado, creyó haber escuchado mal pero la afirmativa de su amigo lo confundió más.⎯ ¿Desde cuándo te gusta lo salado?

Mikey no respondió a la pregunta, y desvió la mirada hacia el alrededor como si estuviera buscando algo, ya cuando lo encontró regreso su mirada oscura hacia el rubio.

⎯ ¿Me das dinero para comprar un paquete de allí?.⎯ señaló hacia la máquina expendedora que se encontraba a unos pasos de ellos.

⎯ ¿Ah? ¿Me crees una cartera con patas?.⎯ La mirada de Mikey le dijo todo.⎯ Maldito enano...

⎯ ¿Sabes qué? Pondré a prueba lo que Pah-chin me enseñó.

Y ante la mirada de todos, Mikey se dirigió hacia la máquina para después darle una buena patada a un costado. Una vez el golpe fue propinado en el viejo metal, todo su contenido cayó al suelo.

⎯ Ese muchacho me llena de orgullo.⎯ expresó Pah con una sonrisa altanera, siendo acompañado de un elogio por Peh-yan debido a la emoción.

Mientras Mikey revisaba cada paquete minuciosamente como si buscase el más adecuado para llevárselo, Draken en cambio lo observaba a la distancia.

El rubio alto volteó a mirar hacia el pelilila haciendo una afirmativa con la cabeza, estando ambos en un acuerdo silencioso.

Mikey estaba actuando demasiado extraño.


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