XXIV.
Escenario de Nuevo Año.
Palabras: 580.
-Y es a tu lado donde quiero estar -su voz fue una canción para tus oídos, mientras la algarabía se escuchaba en las calles y los fuegos artificiales estallaban en el suelo.
Era la primera vez que recibías el año con Enji y como muchos eventos pasados, tú habías reclamado ese lugar en la vida del pelirrojo. Aún no podías creer lo que te estaba sucediendo, porque verlo mirándote con sus asombrosos orbes turquesas y una sonrisa hermosa adornando su rostro. Parecía como si aquel hombre duro, frío, amargado e inexpresivo se esfumó con los temores y demonios que le perseguían, era como si estuvieras delante de un varón tan humano, sensible y transparente del cual no podías tener miedo o desconfiar. La camisa blanca que le habías elegido a juego con la corbata del mismo color de su cabello lo hacía ver glorioso y te cubriste la boca para amortiguar el chillido cuando te empujó a su pecho, dándote un montón de besos y susurrando alabanzas a tu persona.
Hace unos instantes habían brindado con champán en familia, sus hijos estaban reunidos -incluso Touya asistió por insistencia tuya- y se veían como nunca antes, llenos de una felicidad y tranquilidad que era casi fantasioso. Después de muchas sombras, los Todoroki se rodeaban de luz, sanando las heridas y no podías estar más orgullosa de tu novio por cómo había cambiado para bien. Sí, también las disculpas con Rei, y aunque sus retoños eran todos mayores de edad, se turnarían para celebrar las festividades, fechas especiales y demás con sus progenitores. Sencillamente estabas rebosante de alegría, mucho más cuando Enji te cargó y dio vueltas para agradecerte por haberte quedado pese a sus miles de defectos.
-Tu inmenso corazón y el espíritu inquebrantable que tienes me hizo amarte. No puedo abandonarte -murmuraste en su oído, los tacones debían darte una altura adecuada para tal acción y besaste su cuello cuando te regresaste a observarlo.
Su mano frotó el área de tu cintura, la seda carmesí de tu vestido debajo de sus hábiles dedos que se clavaron en el lugar y te mantuvieron en esa posición para que pudiera admirarte como lo merecías; deleitándose con tus facciones y anatomía de maravilla. Eras un sueño. Su sueño. Y en este nuevo año que comenzaba te demostraría otra vez cuán fascinado se encontraba, cual piedra preciosa en su poder, envuelta en una armoniosa paz que lo contagiaba cuando despertaba y tu imagen descansando plácidamente era lo primero que apreciaba. No necesitaba otro agregado absurdo. Tú eras suficiente y cada día que pasaba te conocía como al principio.
- ¿Crees que los niños notarán que hemos desaparecido? -cuestionó Endeavor, su nariz rozando la tuya mientras te sujetaba de la nuca y buscaba tu boca con ansias.
-Hmm, no sé, depende. A lo mejor sí, ellos tienen bastante perspicacia -respondiste, trazando círculos en sus hombros con tus pulgares y acercándote para darle ese beso que anhelaba según sus ojos.
-Me siento como un adolescente cuando estoy contigo y aunque para muchos esté mal, lo disfruto tanto... me he vuelto adicto a la sensación, mi amor -confesó cuando le mordiste el labio inferior y sintió el fuego de su particularidad manifestarse.
-No importa quien lo diga, o cuántas veces me lo comentes. Siempre me genera satisfacción saber que tengo ese poder sobre ti -tu voz fue miel, acelerando su corazón y lo demostró cuando besó tu mano, la misma que lucía ese impresionante anillo de su alianza.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top