XXI.
Serie de headcanons soft.
Palabras: 1380.
Aviso: AU! Sin Quirks! / Dabi es Touya Todoroki.
❀ Enji podrá ser el hombre más sosegado, inmutable y frío que cualquier otra persona puede conocer. Pero contigo, es agua de otro cauce, porque siempre lo atrapas sonriendo cuando le hablas de temas que te emocionan —según él— tus ojos brillan de una manera que ablanda su corazón y así sucede en diversos momentos que comparten. Primero sus labios tiran de un costado, en una sonrisa ladina, casi individible, que paulatinamente empezó a evolucionar a una expresión tan cargada de dicha y felicidad que provoca revoloteos de mariposa en tu pecho. Sus ojos se achican, evidenciando algunas arrugas por los años de experiencia y si tienes la fortuna de que están en intimidad, ese gesto se ampliará a tal punto que mostrará esa dentadura blanca perfectamente alineada. Él de esta manera te añade años de vida.
❀ Hacen actividades de pareja. Sí, algo bastante cursi que desencadenó las bromas de Hawks y de Natsuo. Esto era iniciativa tuya. Al principio te pareció interesante apuntarlos a clases de tango y otros bailes latinos para aprovechar el tiempo libre en nuevas cosas. ¡Tuviste que insistirle para que asistiera! Aunque cedió luego de treinta minutos en los que le diste besitos por todo el rostro, acariciando sus mejillas, frotando tu nariz con la suya, haciéndole ojitos de cachorro y sacando tu arma letal; decirle con voz de nena que su Babygirl deseaba que Daddy la complaciera en su capricho. Así conseguías lo que querías, a pesar de que después él te llevaría a su habitación por causar un problema en sus pantalones.
❀ Son adictos a los apodos tiernos por más que lo niegue y se sonroja levemente cuando le dices mi cielo para que baje a almorzar la deliciosa comida que le preparaste. También le dices mi héroe, príncipe rojo y no podía faltar Daddy. Por su parte, Endeavor te llamaba niña, mi amor, mi reina y Babygirl cuando le pones cachondo.
❀ Les gusta la música, es un pasatiempo que tienen. Sueles recostarte en su pecho, dibujar garabatos invisibles en los fornidos pectorales mientras él peina tus largos mechones con sus fuertes dedos. De fondo, suenan canciones en español de un género que descubrieron en un canal aleatorio. Desde ahí, es normal que estén en esa posición, tú escuchando su ritmo cardíaco y cantando Pa' que no me puedas olvidar de Voz veis. No obstante, todo se volvía más emocionante cuando el Todoroki intentaba cantarte, con la misma voz potente del intérprete, Grande Amore de Il Volo.
❀ Te llevas bien con sus retoños. No podías quejarte, te recibieron de una manera tan extraña que solo pudiste reír por lo bajo debido a las caras de asombro. Fuyumi había sido la más suelta al principio, llegándose a encariñar rápidamente contigo y pidiéndote consejos porque un chico le comenzó a gustar... Respecto a los demás, bueno, con Shoto habías congeniado luego de tantear la zona ya que no pretendías incomodar al adolescente que de por sí tenía cierto rencor hacia su padre. No tardó mucho en adaptarse a tu presencia, relajándose por los etéreos movimientos y tu dulce voz que le daba cierto toque acogedor a su hogar, porque no negaba que irradias una hermosa luz. Por otro lado, Touya solo se encogió de hombros y pareció escéptico, hasta que le dijiste que amabas MCR y habías ido a sus conciertos, desde ahí te aprecia un poco más. A su vez, Natsuo te rehuye, le incomoda estar en el mismo lugar que tú por los sentimientos que todavía no logra apaciguar.
❀ A veces se siente inseguro de sí mismo, ¡vamos! Detrás de esa inoxidable coraza y apariencia imperturbable, Enji tiene miedos como una persona normal. Estos están enfocados en su caótica personalidad, me refiero a la que arde en llamas y lo gélido que puede ser cuando lanza esas miradas similares a dagas afiladas. Pero sobre todo, la cicatriz que surca su cara lo acompleja en algunas ocasiones, esto hace que debas llenarlo de besos, decirle cuanto le amabas y, lo precioso y caliente que luce con ella.
❀ Nadie lo sabe, sin embargo, en su billetera tiene fotos de sus hijos y una tuya que observa cuando tiene un mal día, de esos que acaban con su paciencia, haciéndole morderse la lengua para no soltar una serie de improperios contra el causante de su enojo. O simplemente, cuando es dominado por una tristeza efímera que lo hace replantearse su carácter y lo insensible que puede ser. Siente que no te merece, que eres un bello ángel que Dios le envió para que no siguiera cometiendo errores. Está demás decir que, desde que se hicieron pareja, él hacía las cosas bien en el ámbito emocional.
❀ Todos los domingos por la mañana te regala una flor diferente, es como una especie de secreto y costumbre que él creó de la nada. Desde margaritas, rosas rojas, orquídeas, camelias, dalias e incluso un cactus que nombraste Felipe y pusiste en el alféizar de la ventana para que le dieran los rayos del sol. Basta con aclarar que las fuiste plantando en el jardín, utilizando vestidos de estampados aniñados que le hacen reír, un sombrero amarillo y guantes de goma. Cuando terminas la faena, te sirve una limonada y te besa con ahínco en medio de ese pedacito de paraíso que habías construido.
❀ No tiene material de novio. Desde su primera cita él aclaró sus intenciones contigo y la manera en que te pretendía, es todo un hombre, jamás se irá por las ramas como los niños inmaduros. De igual manera abriste la boca formando una circunferencia al escuchar que aspiraba un futuro a tu lado, formando una familia, amándote y respetándose. La idea de proponerte matrimonio yacía en sus planes desde que sujetó tu mano en aquella tarde, encontrándose fascinado por lo pequeña que era en comparación con la suya y lo bien que encajaba. Percibiendo, además, tus dedos de pianista, que luego tendrían un hermoso anillo de compromiso.
❀ Le costó mucho comprender que lo aceptabas sin importar un pequeñísimo detalle: su edad. No lo consideraba un impedimento, pero ahí estaba la espina clavada en su alegre corazón. Pensaba que, al ser tu muy joven —pues, tenías 24 cuando le diste el sí—, debía estar el doble de apercibido por si un tonto joven intentaba conquistarte. Él jamás permitiría que te cortejaran descaradamente; rodearía tu cadera con su brazo, atrayendo tu menuda complexión hacia su trabajada fisionomía mientras entierra al inoportuno susodicho con sus penetrantes orbes turquesas. Eres su niña, no quiere perderte.
❀ Bonus: Escenario ❀
El pelirrojo leía la revista sobre paternidad responsable y sana que le habías traído de tu consultorio. Realmente tenía artículos bastantes enriquecedores como entretenidos para fomentar relaciones estables con los hijos, por eso parecía demasiado concentrado en practicar las preguntas que sugería el psicólogo. Había un silencio que no imperó por mucho tiempo, escuchó tus pasos apresurados y las risitas que contenías pero fallabas en el proceso, suspiró por lo bajo, sabía que te traías algo entre manos. Sin embargo, no esperó que eso fuera literal.
—¿Qué es eso? —cuestionó, pausando su lectura y mirándote desde su posición, recostado al espaldar de la cama kingsize que compartían.
Depositaste el gato sobre el edredón aterciopelado de color melocotón, el polizón parecían entrar en confianza rápidamente cuando se acostó sobre la superficie mullida y empezó a clavar sus garras en ella. Era de una bonita tonalidad anaranjada, como los tulipanes holandeses, se veía juguetón por la manera en que jalaba con sus cortas patas un hilo suelto de la cobija, sin duda era adorable.
—Dije que quería tener un hijo contigo y me contestaste que debíamos considerarlo mucho. Pero sigo creyendo que un gato es fácil de cuidar, son muy independientes e inteligentes —respondiste, haciendo puchero y poniendo las manos en tu cadera—. Aunque tomé la decisión yo sola, espero que quieras a nuestro bebé.
Enji observó al felino que se acercó, echándose sobre su regazo cuando halló más comodidad en la prenda del mayor y rascó nuca, tal vez había equivocado las cosas—. Está bien. ¿Cómo lo llamaremos?
— ¡Ves! ¡Lo sabía! No te negarías ante esos ojitos bonitos —chillaste como niña consentida, dando brincos hasta que te lanzaste sobre tu esposo con cuidado de no lastimar al ser viviente que descansaba allí.
Pregunta:
¿Les gustaría que escribiera más partes como estas? Variando los géneros, por supuesto.
Quiero saber que opinan al respecto sobre.
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