XIV.

Título: ¿Tendrán hijos?
Palabras: 660 / Escenario.
Aviso: Lenguaje obsceno ; idea extraída de un comentario de KiraFrost3



—Ajá, ¿por fin me contarás como les va en la intimidad? —era la cuarta vez que su mejor amiga hacía una pregunta subida de tono y movía las cejas sugestivamente, causando un sonrojo en ella.

Era tarde de chicas, donde se ponían al día con respecto a lo que sucedía en sus vidas —ya que Griss había sido contratada por Fatgum— y el momento perfecto para que ella pudiera incomodarla, hallaba cierto gustillo malvado en que su rostro se tornara de la vergüenza y esquivara el tema de conversación. A saber que cochinadas haría con el pelirrojo para que permaneciera callada, por eso la azabache rió fuerte y engulló un bocado de pastel.

—No es como si tuviéramos mucho tiempo para tener encuentros de ese tipo, casi siempre está ocupado con el trabajo o tratando de desarrollar una buena relación con sus hijos —contestó (Nombre), colocando un mechón de su cabellera detrás de la oreja y deslizó la ventana visible en su teléfono, leyendo velozmente el mensaje del susodicho.

—Sí, claro, y yo pude conquistar a Hawks. Cuéntame más, sígueme viendo la cara de idiota.

Shio suspiró divertida, su amiga a veces se ponía pesada cuando usaba ese asunto en particular para romper la tensión de la atmósfera a su alrededor y no había mejor manera que hacerlo burlándose de su estrepitoso fracaso amoroso con el codiciado héroe de alas carmesí. La protagonista no le gustaba mencionar aquello, sabía que en el fondo, su corazón estaba hecho trizas por lo cruel que fue el masculino al declinar la invitación a una cena en el restaurante familiar de la fémina. Por otro lado, la oía quejarse de que no todas tenían su misma suerte, alcanzando la cúspide del amor romántico porque sus sentimientos eran bilaterales, igual de apasionados y sus latidos en ideal sincronía.

Sí, una maravilla. Porque a pesar de los miles obstáculos que impedían su paseo por el camino, superaban esos conflictos como el equipo que eran y eso resultaba tan extraordinario que poco a poco obtuvieron —aunque creían muy innecesario— un fandom que animaban su relación. Dejando así, a su paso, una oleada de historias y fanarts de ellos dos. Cosa que ponía celoso a Keigo, hasta que la muchacha decidió presentarle a su hermanastra.

—Nos va bien, realmente considero que en las relaciones sexuales él es muy... fogoso, candente, intenso —soltó, recibiendo un chillido de la contraria, la cual secretamente fundó el club de shippers—; oh dios, no sé ni siquiera definirlo. Solo que me llena de una forma que imaginé imposible, como si estuviese en una novela de las que ve mi abuela. Sin melodrama, claro.

La de orbes ónice asintió, satisfecha con la respuesta que consiguió de su dulce amiga, cualquiera que la veía diría que es frágil y delicada como una muñeca de porcelana. Pero le conocía muy bien, sabía que esos dos se complementaría increíblemente en los diferentes aspectos de la vida de pareja —. Prométeme que seré madrina del retoñito que tendrán.

—¡¿De dónde sacas eso?! —gritó la de bucles oscuros, atrayendo miradas curiosas por que alzó la voz y cuando volvieron a estar fuera de foco, continuó— No tengo la menor idea sobre que opina Enji al respecto, además, es complicado y algo que no le preguntaré a menos de que él tome la iniciativa.

—No deseo que hayan malentendidos, estaba jugando, puedes relajarte y seguir bebiendo té antes de que se te baje el azúcar del susto —sugirió Griss, sonriendo de lado con la taza de café cerca de sus labios—. Pero es una posibilidad que deben contemplar, con toda la leche que te da... bueno, no te saldrá un flan.

Lo siguiente se escuchó fue una reprimenda que la mayor gesticuló, rogando que ningún fisgón percibiera el comentario imprudente. Ella que no tardó en carcajear como si no hubiera un mañana, había valido la pena, no se arrepentía de nada.

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