38. PRIMER DÍA

En la segunda semana de agosto sucedió mi primer día en la universidad. Puedo agradecer que me tocara el turno matutino. Al igual que a Paula, que ella entró a estudiar la carrera de abogado en la misma universidad. Gabriel y Gerardo volvieron a clases también y, según me dijeron, tuvieron sólo unas cuantas clases juntos porque no pudieron coincidir en todas.

Mi primer día de clases fue bastante divertido. Entré a diferentes clases con profesores que de verdad amaban lo que hacían (Por lo menos la mayoría). Conocí nuevas personas que se interesaban por lo que a mí me interesaba, y a otras de otras carreras con quienes sabía que podía tener las pláticas profundas que necesitaba.

Sorpresivamente, tuve una de mis clases con Paula.

— ¡También estás en ésta clase! —casi gritó—. ¡Qué emoción! Nunca nos separaremos.

— Nuestro destino es estar juntos por siempre.

Ahí mismo conocimos a nuevas personas. Todos con gustos diferentes, pero intereses similares.

***

— ¿Cómo les fue en su primer día? —preguntó Gerardo, ya que estábamos los cuatro reunidos.

— Pasó lo que me temía —respondió Paula—. Debo leer muchos libros.

— No esperabas que no fuera así, ¿verdad? —le ironizó mi hermano— Quieres ser abogada.

—Había algo de esperanza en mí — levantó las manos.

— ¿Y tú? —me preguntó Gabriel.

— Pues, aunque apenas voy en básico común, es justo lo que esperaba tener en mis clases. Y mis maestros son muy divertidos.

Estábamos los cuatro en la sala de mi casa. Habíamos comprado unas botanas sólo para pasar el rato juntos. Gerardo y Gabriel ya tenían experiencia en ser universitarios, pero Paula y yo estábamos iniciando una nueva etapa de nuestras vidas. Y ellos querían saber todo al respecto para compartirla con nosotros.

***

Cuando mis papás llegaron a casa hicieron lo mismo. Se sentaron conmigo par a platicar sobre mi primer día y hablarme de las responsabilidades que eso implicaba.

Mis papás estaban más emocionados que yo.

— Nos vemos!

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