32. EL FILME

No puedo hablar por todos cuando digo sobre qué pienso que trata el amor, estoy seguro de que muchos contradecirán mis palabras, pero por lo menos, dentro de mí, considero que el amor se trata de aprender. De aprender a aceptarse uno al otro, de aprender a quererse uno al otro, de aprender a encontrarse uno en el otro, y aprender uno del otro.

Creo que tú me enseñaste a mí mucho más de lo que yo pude hacerlo hacia ti, tal vez se debió a que ni yo mismo sabía qué tenía para mostrar, aunque eso nunca te importó. Estoy harto de escribir esta historia y darme cuenta de que durante todo este tiempo pareció que no estuve comprometido con nosotros, no me sorprendería que decidieras alejarte por siempre de mí.

Recuerdo un día especial, uno en que, contra la voluntad de Gerardo, decidiste compartir conmigo una parte de lo que tú amabas hacer. Me llevaste a ver la filmación de tu metraje, que, aun después de haberlo dicho frente a mi hermano y mi amiga, quisiste invitarme personalmente cuando estuvimos en soledad, diciendo que sería un gran gesto tenerme cerca cuando las grabaciones ocurrieran, y yo acepté a ir contigo, aunque iríamos todo juntos y habría mucha gente en el mismo lugar, sería algo tuyo y mío, y yo comprendía eso por la manera en la que me miraste.

Ese día, por la mañana, apareciste en mi casa montado en la camioneta del papá de Paula porque ella se había ofrecido a llevarnos como agradecimiento por haber sido invitada, y entre los cuatro cargamos las cosas que utilizarían en el vehículo. Gerardo nos llevó hasta un lugar lejano que no reconocí, pero que noté que era bastante alejado de donde vivíamos. Cuando pregunté a Gerardo por qué estábamos en un lugar tan extraño mencionó que se debía a que era un buen sitio para usar como escenario y tenía una buena iluminación natural.

— Y no habrá gente fisgona arruinando el plano —agregó después.

En el lugar había más personas, no conocía a ninguno de ellos, pero asumí que eran compañeros de Gerardo y Gabriel.

— Ellos son mis amigos —nos dijo Gerardo— Ella es Joss y él Martín, ellos son actores.

Los dos nos saludaron, les dijimos quiénes éramos y se portaron muy bien con nosotros.

— Tu hermano tiene talento —me dijo Martín— editó muy bien la escena.

— ¡Yo le dije cómo hacerlo! —gritó Gabriel de lejos.

No pasó mucho tiempo para que más personas llegaran al mismo lugar; había alrededor de quince de ellos, y cada uno estaba cumpliendo un papel: Tres de ellos, incluidos Gabriel y Gerardo, daban órdenes a otros de qué hacer o cómo colocar ciertos objetos que necesitarían dentro del lugar, estaban también algunos que se encargaban del equipo que utilizaron como cámaras, micrófonos y utilería, y los actores que ya nos habían presentado y otros dos, quienes después de recibir un poco de maquillaje, escucharon atentos lo que Gabriel tenía que decirles, mientras él hacía gestos con las manos y señalaba lugares.

No todas las órdenes las estaba dando Gabriel, sin embargo, había una clara búsqueda de su aprobación en el mismo momento en que daban las instrucciones, casi siempre él asentía, aunque a veces declinaba las propuestas.

Se rodaron alrededor de tres o cuatro escenas sólo ahí mismo, los actores cambiaban de ropa, de maquillaje y hasta de personalidad. Los de equipo movían y movían una y otra vez sus materiales. Gabriel pedía que se volvieran a rodar escenas en distintos modos, distintos ángulos y con más intensidad o menos dramatismo y muchas otras cosas que dijo.

— Dame un primer —le decía a los de la cámara—. Un general... close-up... Zoom-out... Paneo a la derecha, ve con él... Tilt-up para ella... Hazlo aberrante... Haz un contrapicado... Yo quería un plano más amplio, pero no conseguimos la grúa...

En algunas ocasiones, alguna persona se acercaba a él para consultar algo como una sugerencia, y aunque aceptaba tratar, ciertas veces muchas de ellas fueron declinadas porque él decía que no entraban en el formato o algo parecido, o que eso corrompería el estilo.

Recuerdo que, en el momento, no comprendí muchas de las cosas que pasaron ahí, pero me gustaba ver trabajar a Gabriel. Tenía una expresión cansada, y tal vez un poco fastidiada, pero cualquiera podría haber notado que estaba disfrutando mucho lo que hacía, ya que logré percibir ese brillo tan característico de sus ojos cuando siente lo que está haciendo, ese que tanto me gusta ver cuando estoy cerca de él, y sólo por eso también fui capaz de disfrutarlo tanto como él lo hizo.

— ¡Terminamos! —Gritó Gabriel—. ¡AL FIN TERMINAMOS!

Aunque todos se veían felices por la noticia, los vítores que salieron de sus bocas fueron desanimados, se veían cansados porque, seguramente, trabajaron durante mucho tiempo en esto, además de notarse como un esfuerzo muy alto. No estaba seguro de cómo funcionaba la grabación, sobretodo porque las escenas que vi que rodaron no tenían ningún tipo de continuidad entre ellas, era como si grabaran el principio y el final junto con dos escenas esparcidas a lo largo de la historia, pero sobretodo me confundió que se grabó varias veces la misma escena, aunque se dijo que ya había quedado bien, incluso hubo escenas de conversaciones que se grabaron desde distintos ángulos.

— ¿Terminaron por hoy? —preguntó Paula.

— No —respondió Gerardo—. Terminamos de grabar ya todo. Ya sólo falta la edición. De eso nos encargamos tres personas.

Aunque se anunció el fin, nadie se fue del lugar, en cambio, un grupo de personas, entre ellos mi hermano y Gabriel se reunieron alrededor de una pantalla para ver lo que tenían. Gabriel señalaba a ciertos puntos de la imagen mientras decía qué cosas se podían modificar, y Gerardo y otra chica también daban algunas opiniones para mejorar ciertos aspectos.

***

— ¿Y qué les pareció? —preguntó Gabriel cuando íbamos camino a casa.

A pesar de que nos negamos, Gerardo condujo el camino, él mismo se ofreció, aunque tratamos de detenerlo porque se veía cansado, sin embargo, insistió hasta que se lo permitimos. Paula y yo íbamos en los asientos traseros.

— Terriblemente cansado —dijo Paula—. No sabía que había tanto trabajo detrás de una película.

— Y eso que lo nuestro es algo corto —terció Gerardo—. Sólo durará como veintiocho minutos. Imagina todo lo que debe haber detrás de una película de noventa, y con una mejor producción.

— ¿Y cómo saben lo que tienen qué hacer? —pregunté—. Porque, noté que algunas cosas se les indicaban ahí, pero algunas otras, se veía que ya se conocía.

— Es el storyboard y el guion técnico —me dijo Gabriel, tomó su mochila y comenzó a buscar algo—. Cada uno de nosotros, desde los de staff, hasta los actores, tenía uno de esos.

Sacó dos encuadernados, buscó algunas páginas, y nos los entregó a Paula y a mí para poder verlos, el primero tenía cuadros con bocetos de planos, había ciertos cuadros que pude recordar de la grabación; el otro era distinto, este tenía varias columnas, una tenía la descripción de las acciones de los actores, otra tenía nombres de planos que transcurrirían en las escenas, por la descripción de estas, noté que las que grabaron eran parte de lo que nos mostraron.

— El guion técnico —continuó— es el de las columnas. Sirve para acomodar todo lo que va a pasar, cómo se verá un plano dependiendo de lo que estaba pasando en la escena, si el personaje se mueve, dice algo, o si debe mostrar un sentimiento o un detalle relevante.

» El otro es el storyboard —lo señaló—. Tiene casi la misma utilidad que el otro, pero con dibujos. Es para mostrarles mejor a todos lo que estaba planeando. Así se pueden familiarizar con lo que hay en mi mente, y es más sencillo para mí que se lleve a cabo correctamente.

» Claro, eso es sólo un bosquejo, el director de fotografía y el de arte se encargan de hacer algunas cosas.

— Suena a un doloroso proceso —le dijo Paula—. De verdad los admiro por hacer todo esto.

— Gracias. —Brillaron lo ojos de Gabriel—. Ya sólo faltan la edición. Debo estar al pendiente de todos los editores para que el montaje quede bien.

— Pareciera que no confía en nosotros —bromeó Gerardo, luego se rio—. No es cierto, es que sí es importante que lo vea; él va a supervisar casi todo el proceso. Y en el montaje, aunque ya nos ha dicho cómo espera que se vea, y tenemos el storyboard de cero a cien, él debe verificar que todo esté bien.

— ¿No es mejor que solo uno lo edite? —pregunté.

— Bueno —habló Gerardo— es que les decimos editores a todos, pero está el que hace el montaje, que soy yo, que acomodo las escenas y todo eso. Luego el colorista, que le da, eso mismo, el color, le da su propio look y personalidad al filme. Y luego ya los de sonido que arreglan y mezclan todos los audios para que se escuchen bien.

» El profesor quería que fuera lo más parecido a la realidad, así que nos hizo hacerlo de éste modo. Aunque claro, se sigue sintiendo todo como hacerlo para la escuela.

— Pues mucha suerte con todo esto —les deseé.

***

Pasó alrededor de una semana en la que no pude ver a Gabriel, él estuvo muy ocupado atendiendo su trabajo y la escuela, por lo que le quedó muy poco tempo para poder pasar juntos.

Gerardo fue quien me mantuvo al tanto del avance de su trabajo, durante esos días consiguieron realizar el montaje, y cuando se unieron todas las ediciones estuvo por fin listo. También me dijo que una vez terminado, querían verlo todos juntos, pero que Gabriel estaba ocupado para reunirse con ellos, fue cuando quedaban sólo un par de días antes de la entrega que pudieron hacer la última revisión.

Aparentemente sólo hubo un par de cambios superficiales que Gabriel pidió hacer, y que cuando presentaron el producto final su profesor los elogió y tuvieron una excelente nota.

— Nos vemos!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top