30. SÉ UN HOMBRE
Con anterioridad dije que las cosas que te cuento tienen influencia en esta historia, y te conté algo de mis padres porque todo tendría que ver en su momento, y dicho momento ha llegado ahora. Lo que estoy por decir es algo que se volverá muy importante y algo con lo que muchos podrían relacionarse. Definirá el futuro de esta historia, y justo ahora, que acabas de leer lo que sucedió con mi papá es cuando esto puede ser contado:
Mi padre nació y creció en los años setenta, aquellos años donde se consideraba de manera tajante que ÉL estaba por encima de ELLA en cuanto a poder se refiere, y aunque esto se ha logrado reducir un poco en los últimos años, puedo asegurar que esta creencia jamás terminó, y que, tristemente, tal vez no termine pronto. Un fuerte axioma de esta ideología es una imperiosa necesidad de hacer que "La Hombría" sea la parte más valorada de un hombre. La Hombría, se refería a cumplir con lo que se espera que un hombre haga o no podías ser considerado un hombre. Y si no eres hombre, no eres nada.
Escucharás a muchos decir que esto no es real, que esto no sucede, sin embargo, incluso quienes lo niegan entenderán en el interior que tengo razón. Aún continua vigente esta idiosincrasia que debió terminar hace muchos años.
Pues mi padre creció en una familia gobernada por hombres quienes tenían este pensamiento muy arraigado, y ese mismo pensamiento se quedó dentro de su cabeza cuando él creció.
Esta es la razón principal por la que mi mamá tuvo que advertirle a mi papá que yo "No era como los otros hombres", y aunque ella no comparte este pensamiento sobre la hombría, también fue criada con esta idea, aunque a ella no le cuesta aceptar que está equivocada como a muchos otros.
Puedo asegurarte mi papá jamás trató con desprecio a mi mamá, jamás la golpeó ni le dio el trato horrible de sirvienta como al que se tenía acostumbrado hace tantos años; incluso él nos educó a entender el valor de las mujeres, y siempre respetarlas porque es lo que ellas merecen. Sin embargo, también nos educó bajo la idea de la masculinidad que él conocía. Él quería que creciéramos siendo lo más hombres que pudiéramos. Ser unos machos.
Recuerdo un día cuando iba en la primaria, mi amigo más cercano, David, no se había presentado a clases porque se encontraba enfermo, y tuve que convivir yo solo con los otros niños. Cuando estaba él conmigo, ellos me trataban bien, pero ese día, al no estar conmigo, ellos hicieron lo que siempre hacían y yo no me había dado cuenta: Ellos, como cualquier otro hombre heterosexual dentro del estereotipo, como ya hablamos, basaban su convivencia en golpes e insultos. Entonces, uno de ellos hizo una broma hacia mí, y me pareció graciosa al principio, excepto porque vino acompañada de un golpe en el hombro, puede sonar exagerado y lo entiendo, pero de todos modos te puedo decir que sentí dolor, y al ser un niño de siete años, sólo pude comenzar a llorar.
Les conté esto a mi papá y mi hermano durante la tarde, Gerardo me abrazó para consolarme, pero mi papá le pidió que me soltara, entonces se acercó a mí y dijo:
— No llores —dio una palmada en mi hombro—. No eres una niña.
Puedo comprender que él no trató de ofender a nadie o hacerme sentir mal a mí, pero del mismo modo esto tuvo un impacto fuerte en mis adentros, siempre se ha dicho que lo que se aprende de niño es lo que se queda contigo para el resto de tu vida, y eso es lo que pasó con él y conmigo.
Pasaron pocos días para que él volviera a hablar conmigo:
— Tienes que defenderte si alguien te hace algo —me dijo—. No te dejes, los hombres no se dejan.
Mi papá buscaba ser un macho porque eso le enseñaron, esa es una de las más grandes palabras de México. Por eso quería que sus hijos lo fueran. Por eso muchas cosas. Y, aunque nunca me rechazó por tener una relación contigo, Gabriel, tampoco pudo aceptarlo a la primera, pero trataba con todo lo que podía de hacerse a la idea.
Estoy consciente de que este estereotipo no aplica para todos los hombres, y que no podemos decir que si eres un hombre que disfruta de cosas como autos y futbol estés mal, sino que lo que está mal es creer que otros sí lo están porque no compartes estos gustos, porque muestran sus sentimientos o porque no son fuertes y rudos.
No quiero dar un mensaje equivocado donde diga que todos son malos por ser hombres o porque tienes una convivencia pesada con tus amigos, sin embargo, creo que frases como "No eres niña" o "Los hombres no se dejan", alimentan ideas dañinas muy diferentes a las que deberían ser fomentadas.
Supongo que estas acciones y algunas otras, son las que crearon en mí, y en muchos otros hombres, la necesidad de defender su masculinidad de todo lo que pudiera afectarla. Y sí, también era mi caso, por eso es que al principio no quería aceptar que me gustaba un hombre, y por eso hice lo que hice más adelante.
No trato de justificar mis acciones dándote esta explicación, sé de antemano que eso es casi imposible, sólo trato de que me entiendas y que te permitas comprender que actué bajo influencias externas, no busco un perdón con ellas, sólo un poco de comprensión.
— Nos vemos!
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