— ¿Por qué me lo negaste cuando te pregunté? —inquirió Paula.

Habían pasado algunos días, y Paula y yo fuimos a su casa por la tarde, su mamá nos había preparado papas a la francesa, y cada uno tenía un plato, ella suele comer papas con cátsup encima, yo prefiero ponerla a un lado. Ella estaba acostada de cabeza en su cama comiendo, y yo estaba sentado sobre uno de los poofs que tenía.

— Porque no estaba seguro de lo que pasaba —respondí—. Resulta que yo pensaba que era heterosexual. —Me reí—. Mira, qué iluso.

— Pero ahora eres gay. —Se rio—. Qué bonito.

— Bisexual —corregí contundente.

— ¿Qué? —se levantó de golpe—. Eso no me lo dijiste.

— Eso no me lo preguntaste.

— ¿O sea que todavía te gustan las mujeres?

— Pues sí. —Me encogí de hombros—. Creo que sí.

— ¿Crees que sí?

— Bueno, no me ha gustado ninguna chica desde hace un tiempo, y menos ahora que estoy con Gabriel, ¿sabes? —me excusé.

— ¡Pues eso espero! —se rio un poco—. Estás en una relación monógama. ¡Respétala!

— Claro que respeto, Paula —le arrojé una papa.

La mentalidad de alguien a quien criaron bajo regímenes bastante arraigados suele ser dañina para esa persona. Algunos se ciernen a eso que se cree como correcto y no abandona su idea, pero puede causar estragos, aunque sea una idea considerada como apropiada.

Yo me aferré a la idea de que aún me gustaba el género opuesto debido a que pasé por eventos que me decían exactamente eso, relaciones, amor y sexo, si eso no quería decir que era bisexual no podía decirlo nada más, por eso es que no abandoné ese pensamiento, porque era lo que creí correcto.

Sin embargo, aún con estos sucesos que viví, mi madre dijo que ella lo esperaba. De hecho, dijo que veía venir desde que yo era un niño que sentiría atracción hacia el género masculino. Y aunque esto pudo no significar nada, se volvió una idea recurrente en mi mente.

Muchos adultos no conocen tanto al respecto como los jóvenes sabemos. Ellos crecieron en otras épocas y para ellos, casi siempre, había sólo dos lados y nada en medio. Hombres o Mujeres. Heterosexual u Homosexual. Algunos también se atrevían a decir Normal o Anormal. Ellos, e incluso algunos jóvenes, asumen directamente que eres uno u otro.

Conociendo a mi familia, ellos no eran de los que pensaban más allá. Sí, eran apreciadores como yo y siempre veían las cosas de muchas formas, pero no era lo mismo. Ellos entendían, pero no asimilaban. Tal vez mi mamá pensó que yo sería gay.

Tal vez yo era gay.

— Pero sí, aún me gustan las chicas —dije, más bien porque necesitaba decirlo.

— Nos vemos!