Parte única.

Nota: Hola, soy el señor amante y extraño a mi amante (Nanami Kento); el fic nació de mi deseo porque Nanami cumpliese su sueño de largarse del mundo de la hechicería, y el que Satoru esté ahí fue porque se invitó solito (y porque al cabrón le doy el privilegio de ser emparejado con mi amado Kento, no más).

Aquí los dos viven, ignoremos que el final del manga nos respira en la nuca y que todo está perdido.

En fin, gracias a quien lo lea.

Día 16: Ronroneo omega.

...

Era una tarde tranquila, podía intuirlo con tan sólo ver la cortina ondear suavemente en la habitación casi a oscuras. El aroma salino del mar llegando a su nariz, recordándole el lugar donde se encontraba viviendo ahora pese a que el olor a manzanas con miel dominase la mayor parte de su olfato y cuarto.

Apartó la mirada tan pronto sintió a su compañero pegarse más a él y apretar su abrazo, le fue inevitable resoplar y sonreír ligeramente ante su berrinche. Acariciando lentamente su espalda con la mano derecha, obteniendo un pequeño ronroneo en respuesta.

Nanami había sido atrapado por Gojō en cuanto entró para cerciorarse de que estuviese bien, pues en unos días se acercaba su rut. Debió esperarse una tontería así viniendo de Satoru, y si bien podía quitárselo de encima, decidió quedarse y dejarlo ser; mañana podía continuar con su lectura.

– Sigues siendo celoso.

– No es cierto... ¿qué tiene de malo querer que tu pareja te preste atención?

– La tienes – le respondió, rozando con las yemas de sus dedos el cuello níveo y posteriormente, dejando un beso. Provocando un pequeño escalofrío en el omega para su satisfacción –. Toda mi atención, en este momento.

Gojō lo pensó un segundo, antes de bufar y hundir su rostro en el cuello del alfa, en ese aroma a pan recién horneado que le gustaba.

– No es suficiente.

– ¿De verdad?

– No me has marcado y mucho menos, anudado.

Kento miró escéptico a Gojō, quien le miró de vuelta, ceñudo y con un puchero en labios –. Cuando pasó lo del nudo, fuiste tú quien se echó para atrás porque "eso no entraría", además de que ambos éramos aún muy jóvenes para ese entonces. Y sobre la marca... tú no querías atarte a ningún alfa o relación, y yo quería algo serio.

– Bueno, tal vez podríamos intentar lo del nudo. Porque eres tan gentil y dedicado~ – besó la cicatriz en su mejilla, ronroneando. Nanami puso el ojo en blanco, aunque siguió acariciando su espalda –. Y sobre la marca...

– No hay necesidad de apresurarlo si no quieres, no te voy a presionar – le aseguró Kento, besando esta vez su mejilla y rozando con ligereza sus labios en un beso corto, volviendo a mirarlo a los ojos al mismo tiempo que le acariciaba la cintura con su mano libre –. Eso ya lo sabes, Satoru.

Si una maldición de grado especial o el mismísimo rey de las maldiciones no lo mataba, seguramente lo haría el cariño de Nanami.

Desvió la mirada, sintiéndose ridículamente tímido.

– Eres un alfa demasiado bueno, Nanamin... No me importaría ser marcado por ti.

–... Quieres monopolizarme, ¿verdad?

– ¿No puedo? Digo, tienes a tu disposición al omega más codiciado y hechicero más fuerte–

– No me voy a casar con un hechicero, ya te lo había dicho.

– Bueno, al hombre más atractivo y con dinero, ¿qué te parece?

– No eres muy romántico, Gojō-san...

– Estaba seduciéndote, Nanamin.

–... Creo que te estás oxidando.

– ¡Oye!

Un beso en el cuello le bastó para callarse y esfumar su molestia, ronroneando ante las caricias que iban siendo dejadas en su piel. Junto a besos y mordidas leves que le hacían sonreír y ronronear sonoramente.

– ¿Estás consciente de lo que eso significa?

– Está bien, siempre y cuando signifique que estarás conmigo... y que no puedas dejarme.

Nanami suspiró, y sosteniendo el rostro de este terco omega, dijo –: No te voy a dejar, Satoru... por más fastidioso que puedas ser, me voy a quedar contigo. Siempre y cuando no me pidas volver al mundo de la hechicería otra vez.

Kento finalmente se había desprendido de ese pútrido y cruel mundo para establecerse en Kuantan, con su casa cerca de la playa, leyendo los libros que había comprado y viviendo con el dinero que había ahorrado y en paz. La primera vez que Gojō lo fue a ver, se había sorprendido al ver no sólo su apariencia sino también, por esa serenidad que transmitía.

No le avergonzaba admitir que fue por eso que se quedó con Kento, pese a no haber sido invitado a quedarse. (Porque él también aportaba para los gastos).

Y... pedirle que vuelva a ese mundo, sería echar para abajo los esfuerzos de este hombre que, sin esperarlo, comenzó a querer.

Debía comprometerse.

– Soy egoísta, Kento, pero no te pediría volver a la hechicería... no otra vez. Me gusta esto que tenemos y no lo pienso cambiar... porque quiero quedarme aquí, contigo – susurró bajito, besando su nariz y frotando su mejilla contra la suya con una pequeña sonrisa junto a un suave ronroneo.

No había mentira en sus palabras, y de cualquier forma, sus feromonas no dejaban lugar a dudas. Nanami sentía que podía bajar un poco más su guardia, y confiar un poco más en Gojō.

(Sólo un poco más).

Oficialmente, Satoru Gojō sería su compañero de vida. Un suceso que nunca imaginó posible, ahora estaba sucediendo (entre otras, muchas, cosas).

Pequeñas ironías de la vida, pensó para ese entonces Kento, besando la recién hecha marca en su cuello.

-Traumada Taisho

Por primera vez, Twitter/X y yo estamos de acuerdo en una cosa: Satoru es omega y Kento es alfa.

Espero escribir la continuación en uno de los días del reto (yo digo que va a estar bonito).

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