36: Silencio.
Eli observaba el techo de su habitación, tranquila y callada, el dolor y los tormentos estaban sepultados bajo un vacío silencio que lo inundaba todo, incluso sus pensamientos.
Estaba descansando de todo, de sus problemas y su familia, mamá estaba en la planta inferior, y aunque faltaba poco para bajar a cenar, ella aprovechaba aquel tiempo para escaparse de todo. Su papá estaba posiblemente junto a ella, y su hermano en la habitación contigua, estudiando.
Aunque su silencio solía desesperar a la gente, ella había aprendido a disfrutarlo, porque al final de cuentas, eso era todo lo que tenía.
No puedes huir de tus demonios, tienes que verlos al rostro.
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