𝕸𝖎𝖗𝖆𝖉𝖆𝖘 𝖉𝖎𝖘𝖈𝖗𝖊𝖙𝖆𝖘

Narradora omnisciente

Tener un amor platónico no es malo, todos, seguramente, alguna vez hemos tenido un crush con alguien que sentimos no está a nuestro nivel. Y nos esmeramos arreglando nuestra apariencia, cambiamos nuestras costumbres, nos comportamos como si no fuéramos nosotros mismo solo para llamar la atención de esa persona.

¿Funciona?

No muchas veces, ¿pero qué podemos hacer? Nuestros deseos de estar junto a ese ser especial son tan grandes que nos nublan la razón, obligándonos a cometer cualquier tontería con tal de tener unos segundos de su atención en nosotros. Incluso si somos conscientes de que es muy poco probable que alguien así esté junto a nosotros, porque cuando nos enamoramos vemos a esa persona como la perfección misma, el más increíble y maravilloso ser existente en el universo. 

¿Realmente se ve así como creemos cuando estamos enamorados?

Puede ser, la visión de cualquiera es diferente sobre cualquier cosa o ser. Los enamorados quedan ciegos, importándoles poco la opinión de otros sobre la persona que los enamoró, y es que la sensación que nos provoca solo mirar a esa persona que increíble, la manera en que nuestro corazón salta mostrándose feliz de solo respirar el mismo aire que nuestro ser amado. Todas esas sensaciones y más son las que nos hacen querer estar siempre junto a ese ser... O al menos hasta que llegan los malos sentimientos.

¿Inseguridad, timidez, vergüenza y pena?

Exactamente. 

Las inseguridades de Zarbon aparecían a medida que pasaba el tiempo y se daba cuenta de sus sentimientos... ¿Era en serio? ¿Enamorarse de un ángel? Whis era único, la forma tan elegante en la que podía ser destructivo, el modo en que se mantenía pacífico sin importa que la situación a su alrededor fuera un completo caos... Él se mantenía tranquilo, sereno y conservando su hermosura angelical intacta.

La arrogancia de Zarbon se transformaba en grandes inseguridades, ¿Estaba bien su peinado? ¿Su aroma era agradable? ¿Su voz sonaba bien? ¿Su vestimenta era la correcta? Tantas dudas le estaban carcomiendo la mente, sabía que el ángel se fijaba en cada pequeño detalle y por eso quería estar presentable. 

Volvió a desarmar su peinado para rehacerlo por quinta vez en una hora, procurando que sea lo más perfecto posible... Aunque sabía que no sería tan perfecto como el de Whis. 

Whis.

Whis.

Whis.

Cerró sus ojos con fuerza tratando de quitar el nombre del ángel de su mente, pero era imposible, ¿Acaso nunca dejaría de pensar en él? El ángel y el dios destructor irían a la nave para comer un banquete que organizaba el emperador del mal.

Durante un entrenamiento se golpeó la cabeza, olvidando lo que estaba haciendo y cayendo inconsciente hasta que él ángel lo despertó con su báculo. Cuando despertó, Zarbon conecto miradas con los ojos lilas que pronto se convirtieron en sus favoritos.

La visita de ambas deidades fueron un milagro ese día, una coincidencia que amaba con todo su ser.

¿Quizás fue muy cliché la forma en la que terminó enamorado? Todos dicen que desde ese golpe cambió mucho su forma de ser, la verdadera razón fue que se estaba enamorando. 

A Freezer no le gustaba celebrar esas fiestas, pero sabía que el dios destructor amaba la comida, así que se vio en la obligación de celebrar la festividad solo para complacer al dios. 

Zarbon estaba agradecido por la oportunidad de ver otra vez al ángel... Ver porque era lo único que podía hacer, si llegaba a hablarle seguramente iba a tartamudear por los nervios. Respiró hondo y se calmó, se preparó mentalmente para ver al ángel y formó una sonrisa inconsciente en sus labios.

Dodoria: Deberías dejar de pensar tanto en el señor Whis.- se escuchó la voz de su compañero desde la puerta de su habitación, rápidamente, y con algo de torpeza, Zarbon volteó a verlo  sorprendido.- mejor ven a la sala principal, tu príncipe azul está por llegar.- se fue dejando al peli verde sonrojado a medias.

Zarbon: No es mi príncipe azul.- susurró mientras caminaba para salir de su habitación. No era su príncipe azul, pero como quería que lo fuera.

El general mentiría si no dijera que los minutos restantes fueron eternos, la sola idea de que el ángel aparecería era magnifica, una verdadera maravilla que valía todo el tiempo de debía esperar para verlo.

Y allí apareció, con su magnifica vestimenta, su tan característico peinado. Eran tan perfecto, tan increíble que no importaba la presencia del dios destructor, su belleza sobresaltaba entre todos los presentes. 

Congelado estaba, pero aún así sintió el calor en su rostro y en todo su cuerpo mientras veía a su superior acercarse a saludarlos. Vio como la mirada lila del ángel recorrió el lugar hasta llegar a él, sus ojos ámbar se fijaron en los lilas, conectando por un segundo, en los cuales su corazón comenzó a latir a mil por hora. Recibió una media sonrisa por parte del ángel antes de que apartara la mirada lila.

¿Qué se suponía que significaba esa sonrisa? ¿Solo fue un saludo o confundió todo y le dio otro significado?

Whis: Generales.- saludó con amabilidad, Zarbon salió de sus pensamientos tan pronto escuchó la voz de su amor platónico saludarlo... ¿La voz de Whis podía ser más sexy? 

Se quedó perdido en sus pensamientos por unos segundos antes de ser golpeado por el codo de su compañero en el brazo, haciendo que reaccione e hiciera una reverencia para saludarlo.

Zarbon: Se... señor Whis.- habló con timidez a la vez que su cuerpo volvía a enderezarse, vio como el ángel se alejaba al ser llamada por el dios, y soltó un suspiro cerrando los ojos.

Dodoria: Ya pareces adolescente enamorado.- se burló en un susurro, Zarbon no le prestó atención y comenzó su labor se siempre cuando estaba el ángel, observarlo sin que se de cuenta.

(...)

Decir que la "celebración" fue un poco aburrida sería mentira, fue aburrida si duda... Menos para Zarbon que se la pasaba mirando a Whis e imaginando escenarios donde podía besarlo, abrazarlo o simplemente hablarle sin tartamudear.

Quizás ese era un buen regalo que pedir ¿Pero quién le podía regalar la habilidad de no congelarse cuando su amor platónico le hablara? La navidad se celebraba en todo el universo, en distintos planetas y con distintas culturas ¿Qué tenía de especial pasar esa celebración con Freezer? ¿Por qué las deidades decidieron estar en la nave?

Poco le importaba realmente las respuestas a esas preguntas, solo miraba fascinado al ángel. Cada movimiento, cada palabra que salía de sus labios con esa dulce y sexy voz. Sus miradas discretas mostraban todo lo que sentía por el dichoso ángel, cada sentimiento, casa sensación que sentía en todo su cuerpo.

Freezer, Bills y Whis estaban cenando, mientras que ambos generales estaban de pie para custodiar la puerta. Bills dejó su tenedor sobre la mesa y soltó un bostezo que hizo a los presentes mirarlo.

Bills: Ya tengo sueño.- habló mientras refregaba su ojo con su mano, demostrando que si tenía sueño.

Whis: Entonces nos retiramos.- dijo sonriente.

Ambas deidades se pusieron de pie, los generales se acercaron e hicieron una reverencia para despedirlos. Zarbon se moría por dentro, ahora debía esperar la siguiente oportunidad para ver a Whis.

Aprovechando que Bills y Freezer estaban distraídos, Whis se inclinó un poco hacia el oído de Zarbon.

Whis: La próxima vez espero más que solo miradas discretas.- susurró con un dulce tono que estaba combinado con una pizca de atrevimiento.- no eres tan discreto.- murmuró al verlo sonrojar en sobre manera. 

Los ojos del peli verde se abrieron con más sorpresa, y, en un segundo, su cuerpo se congeló al escuchar lo que dijo el ángel... Vaya que eso no se lo esperaba. Cerró los ojos un segundo procesando que las cosas parecían tomar otro rumbo.

Volteó la cabeza lentamente, viendo ante sus ojos los momentos en los que despertó. Y, cuando parpadeo para ver con claridad y eliminar esa ilusión, estaba frente a sus ojos el mismo ser que tanto importaba en su vida.

Sus ojos ámbar se fijaron en los lilas que lo transportaban al mismo infierno cada vez que los veía, y ahora ellos lo miraban. Y comprobó que realmente allí estaba parado y hablándole Whis, el mismo Whis que parecía ser un ser inalcanzable y ahora le hablaba en ese tono que no podía descifrar.

Se quedó estático al verlo acercarse un poco, con sus brazos tras la espalda y una expresión burlona en su rostro. Soltó un repentino jadeo al sentir la mano del albino rosar su mano, como si fuera un gesto accidental o intencional.

Escuchó como se despedían y se marchaban. Una sonrisa apareció en sus labios mientras su mente se llenaba de iluciones.

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