La noticia de Sakuroma visitando el anillo del Orgullo hizo que su compañero Izzurius se enterara por medio de sus lacayos.

Él no tenía buena amistad con la pecado de la lujuria debido a que ambos tenían ideales diferentes, aunque la verdad es que siempre está enojado por ella porque nunca usa la ropa que le hace.

Lo peor aún, fue que tuvo más información exacta. Supo que ella planea ir al mundo de los vivos, cosa que no sería tan alarmante pero es el hecho que ella pertenece a una realeza que está al borde de la extinción.

Sabía que ella no tenía contactos o acuerdos con alguien importante arriba.

No quería contarle a Lucifer el hecho que su compañera quería ir al mundo de los vivos, por algo decidió guardar el secreto.

Sakuroma por su parte se fue de regreso a su castillo.

Lo primero que hizo fue irse a su habitación para pensar las cosas.

Ir arriba significaba deshacerse de su status jerárquico debido a que Lucifer se enteraría de su ausencia.

Se preguntaba ella misma si valía la pena tirar todo por un diablillo que ella misma desechó.

─ A la m*erda mi status. ─ estaba decidida a rebajarse a ser una plebeya si eso le costara en todo lo que ella construyó.

Aunque tuvo dudas al respecto, esos ojos les hacía familiar, incluso antes de conocerlo ella presentía que había visto ese tipo de ojos antes.

Sacó su celular para llamar a uno de sus mayordomos.

─ ¿En que puedo ayudarle señorita Sakuroma? ─ dijo el mayordomo en la otra línea.

─ Quiero que investigues algo por mi, busca información sobre un tipo de poder de ojos hipnóticos que pueda enamorar al quien lo mire. ─ comentó ella.

─ ¿Algo parecido como esa maldición que tenía el señorito TN?

Ella guardo silencio unos momentos para responder.

─ Si, quiero saber si tuvo ascendientes con ese poder similar.

─ Entendido ¿Desea algo más?

─ Nada más. ─ ella colgó y decidió acostarse en su cama.

Ella ansiaba en descubrir el secreto de esos ojos y el saber la verdad del origen de esa maldición.

Fin del Acto III.V