Dia 4

Ya era el cuarto día allí... y realmente ese día habían ido a Medina-Azahar, que eran un yacimiento una mezquita que hubo, en esos momentos estaban Plaza del potro, donde había una posada que era mucho mencionada en libros y después irían a la basílica de San Pedro, donde se encontraban las reliquias de los santos mártires de la ciudad.

En la plaza del potro, los muchachos estaban tranquilamente hasta que Marinette pregunto una cosa.

—Disculpa Constance por la pregunta pero... ¿Por qué es tan distinto esto de Paris? Me refiero a lo de los villanos y todo eso además de los héroes, ya que tú vives aquí sabrás del tema—

—Oh, vaya, por fin alguien que lo pregunta... bueno, es algo que merece una explicación, creo que además del factor "mentalidad" porque no es lo mismo el cómo piensa un gabacho que un español, cosa que puede influenciar en tema elegir que hacer con los héroes, aquí cuando empezó el tema "héroes" fueron muy permisivos y simplemente dejaron que hiciesen lo que se les diese la gana, unos lo hacen por libre y otros colaboran con la policía, que es el caso de aquí. Esto claro no es Madrid, que allí os encontrareis lo más parecido a Ladybug y Chat noir, o sea, libre albedrío, aquí no es eso. — explico Constance.

— ¿Pero eso es mayoría lo de policías o lo de libre? — pregunto Adrián esta vez.

—Cada municipio lo hace como le sale de las narices, los héroes de aquí decidieron colaborar con la policía y punto— diría el rubio.

— ¿Municipio? ¿Tantos héroes hay por España? — pregunto con sorpresa Marinette al escuchar esto.

—Sí, hay un porrón, aquí en España salen héroes hasta debajo de las rocas, no me preguntes porque pero pasa, pero aquí, en Córdoba capital es donde menos ocurre esto de aparecer héroes, Madrid y Pamplona son todo lo contrario...— dijo Constance esto último de forma burlona.

—... Aunque eso sí, los que siempre han vivido aquí saben quiénes son los héroes de aquí— comento Constance.

— ¿Tú lo sabes? — pregunto Marinette con sorpresa.

—Lo se... pero no te lo digo porque no quiero, además de que se perdería el chiste— diría divertido Constance.

Esto provocó que el rubio de ojos verdes y la franco-china alzasen una ceja de confusión pero no fue algo que les tomase mucha importancia.

Los muchachos terminaron en ese lugar y se fueron a ese último lugar, a la basílica de San Pedro.

El lugar por dentro era hermoso... muy grande, en el fondo de la basílica había una especie de caja de cristal con algo dentro, como lecho de rosas.

—Wow... ¿Qué es eso? — preguntaron fascinados los chicos.

—Pues es donde se encuentran los mártires de Córdoba, que eran un gran grupo de mozárabes que para no abandonar el ser cristianos, prefirieron ser mártires— explico Constance.

Los allí presentes se quedaron maravillados y empezaron a fotografiar todo.

Marinette por su lado empezó a hacer pequeños bocetos, de un collar hasta por fin tener algo que para ella le parecía bonito.

Ya por la tarde podemos ver a Marinette paseando por la ciudad buscando cuerda, que era algo que necesitaba para lo que había hecho, entrando en una tienda que trabajaba en esas cosas.

La franco-china consiguió el colgante que necesitaba pero se dio cuenta de una cosa allí, había una foto de los tres héroes de allí, Abdera, Erebo, y uno que no reconocía que poseía alas.

— ¿No sabes quienes son niña? Se llaman Abdera, Erebo y Acmon, son los héroes de la ciudad— dijo la dependienta de la tienda.

—Oh bueno... gracias por la información— diría la chica de las coletas.

La muchacha se volvió al hostal y dejo las cosas para el día siguiente, ¿Por qué? Porque iba a ir como Ladybug e iba a darse un paseo con Chat noir.

Ya era por la noche y podemos ver a Ladybug junto con su compañero Chat noir por las calles de esa extraña ciudad.

En eso ambos escucharon algo como si estuviese volando, o cayendo a la dirección de estos a una alta velocidad, y notando de pronto Chat, que no podía avanzar más del sitio.

—Oye mi lady... ¿Me estas agarrando de la cola? — pregunto Chat noir a su compañera.

—Pero si estoy delante de ti, ¿Cómo voy a poder agarrarte de la cola? — pregunto como respuesta Ladybug.

En eso de pronto vio la heroína que pequeña plumas blancas empezaron a caer, cosa que provoco que Chat empezase a estornudar y a consecuencia de esto... ver hacia arriba.

Vieron a una silueta alada de la que se desprendían esas plumillas, que bajo al suelo con sencillez al suelo, era este chico alado de rubios cabellos y ojos azules, con un traje marrón oscuro con botas y chaquetas dorados y una máscara que solo le cubría las mejillas.

—Largaos de aquí... mi compañero os había avisado el otro día... y la verdad, no quiero que esto acabe por las malas, además de que solo habéis traído más mal para la ciudad que bien— dijo con voz seria el muchacho.

— ¿Y si no queremos que? — pregunto un poco burlona la heroína de traje de lunares.

—Una vez que os lo decimos lo hacemos de buena... ya una segunda cansa...— dijo el muchacho para que este en eso extender su mano y de pronto crean una lanza de luz de dos filos, apuntando a Ladybug y Chat noir al cuello—... A la tercera no vamos a tener piedad y ahí si iremos a pelear, ¿Me escucharon bien? —

— ¿Pero quién eres tu acaso? — pregunto extrañado Chat noir al chico con alas.

—Mi nombre es Acmon, el más mayor de la Triada Santa— dijo con ese tono serio el muchacho alado.

El chico simplemente hizo desaparecer de un movimiento de manos la lanza y se fue volando de allí.

—Llámame pesimista o alarmista... pero creo que deberíamos de hacerle caso y no meternos, mi lady— diría Chat noir.

—Es bastante débil él a su compañero Erebo o la de agua que hay aquí que se llama Abdera... no creo que deberíamos de preocuparnos— dijo un poco confiada de sí misma Ladybug.

Lo que no sabia esta es que Chat por una vez, tenia razón.

Mientras en otro lado, podemos ver que Acmon, o en otras palabras Constante estaba llegando a una casa, en un piso, volando, allí se metió por una ventana que estaba abierta para después ver dentro a una mujer de unos 30 o 40 años, de cabello castaño claro y de ojos azules y bonita físicamente, salvo en una cosa en su cara, parecía linda pero tenía una horrible cicatriz hecha por algún tipo de ácido potente.

—Veo que has vuelto, mi pequeño ángel, ¿Estas bien?— diría la mujer sonriéndole al chaval pero a la vez preocupada, que solo le sonrió con cierta calma.

—Mamá... Sí, estoy bien ¿Y tú como has estado?—

—Pues bastante bien, he quedado hoy con David...— diría la madre del joven, cosa que vio que se ponía un poco de mal humor.

—... Sé que es nuevo acostumbrarte de que tenga a alguien bueno a mi lado, y más con lo que me hizo y te hizo tu padre, pero tenemos que adaptarnos— dijo la mujer tomando del rostro al chico, el chico solo pudo guardar sus alas por culpa de esto.

—Lo se... pero me cuesta por eso, David es buena gente y lo sé, pero se me hace raro después de lo que te hizo papá— diría medio tristón el chico para en eso de pronto desaparecer el traje que tenía mostrando que era Constance.

—Venga... te he preparado la cena por si tienes hambre, mañana tienes que levantare pronto, campeón, tal vez tengas que calentarlo. — dijo alegre la mujer.

—Gracias mamá, por cierto, ¿Qué es?— diría con una sonrisa el muchacho.

—Solomillo de cerdo a la plancha, se que es algo que te gusta— dijo la mujer.

—Okey mamá—

El chico se fue a la cocina, no sin antes salir de la habitación dándole un besito en la mejilla a su madre

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