Nathaniel
Sueño frustrado
Finalmente, el trabajo estaba hecho. Un dibujo hecho a lápiz que le había costado toda la hora de historia y quizás su calificación en el siguiente parcial.
Sonrió mientras miraba su creación: una chica de aspecto imponente que llevaba puesta una armadura negra que le daba un toque escalofriante.
El maestro salió del salón, anunciando el recreo de 10 minutos. Marc, quien le veía de lejos, se acercó sonriente. Sabía que Nathaniel había estado dibujando y le pediría los apuntes.
—¡Me encanta su cabello!—Dijo el de ojos verdes.
El de cabellera roja se sonrojó, no estaba muy acostumbrado a dejar que alguien viera sus dibujos pero ambos habían llegado al acuerdo de mostrarse sus trabajos para superar su timidez.
—Gracias.—contestó tímidamente—Me costó un poco hacer las manos y siento que podrían estar mejor.
El escritor observó las manos. Se veían un poco raras pero no arruinaban el dibujo, es más, lo hacían ver diferente, único.
—Siempre he tenido la idea de que pagamos un precio por el talento que tenemos.—Opinó el dibujante.
Marc desvió la mirada unos momentos, analizando lo dicho por su amigo. Parecía tener razón de cierta forma. Él como escritor, su precio a pagar parecía ser su aspecto no tan varonil. No le molestaba pero había una que otra ocasión en la que desearía poder verse más varonil. O quizás era su timidez.
—Creo que tienes razón.—Respondió—Todos los buenos escritores que sigo han tenido experiencias muy fuertes que les marcaron.
—¿Y esas experiencias o recuerdos son su precio a pagar?
—Exacto.
Se dieron una sonrisa cómplice, tenían muchas cosas en común, desde la comida hasta la forma de pensar.
—Hola chicos.—Se acercó Mireille.
Antes de que Nathaniel pudiera cerrar su libreta, la chica ya había visto el dibujo y escuchado la conversación.
—Tu dibujo esa bien.—Opinó indiferente.
Marc se sorprendió por el comentario, sabía que Nathaniel era muy sensible respecto a sus dibujos y podía sentirse mediocre o inútil con facilidad.
—Cambiando de tema,—se sentó a su lado—algo dijeron sobre pagar un precio.
El pelirrojo tardó unos momentos en recuperarse, se había sentido intimidado por el comentario de la chica.
—Esto...—miró los ojos verdes de su amigo—decíamos que tenemos que pagar un precio por el talento que tenemos.
—¿Por ejemplo?—Preguntó alzando una ceja.
—Podría decirse que mi p-precio a pagar para dibujar es mi timidez e inseguridad.
Jugó nervioso con sus dedos en espera de una respuesta de la chica que analizó las palabras dichas por el chico.
—Tengo una amiga que es aún más tímida y dibuja mejor que tú. —contestó sonriente—Eso explica muchas cosas.
Dibuja mejor que tú.
Algo pareció removerse en su pecho, una sensación asquerosa y dolorosa que subió desde su vientre hasta sus pulmones. Se mordió el labio inquieto bajo la mirada de Mireille.
Se estaba ahogando en su propio miedo, agobiado por la sonrisa risueña de la pelinegra.
Nathaniel sabía que había gente que dibujaba mejor que él pero evitaba compararse y se concentraba más en su propio desempeño. La gente jamás lo había comparado con otros artistas pues Nathaniel siempre decía que cada quien avanza a su propio paso o desarrollaba su propio estilo.
Tomó con fuerza su libreta, evitando mirar a la gente mientras que Marc le miraba preocupado. Se puso de pie y camino hacia la esquina del salón donde aguardada pacientemente el bote de basura.
Este último parecía reír ante la cobardía del chico que se acercó temeroso. Abrió la libreta, buscando la página correspondiente.
Ahora la chica no se veía poderosa, sino enferma y moribunda. Su armadura era mediocre, con detalles tan pobres que cualquiera lo tacharía de dibujo de un infante.
Su mirada parecía gritar que la destruyera , que se deshiciera del papel para nunca verlo.
Arrancó la página de un solo tirón mientras evitaba mirar el dibujo. Dobló la hoja y con una caligrafía rápida, escribió:
Sueño frustrado.
Tiró el papel sin titubear, sellando lo que sentía para siempre.
Había perdido esa chispa, esa motivación por seguir aquello que le encantaba. Ahora no era un artista, mucho menos un dibujante, él era un soñador, un soñador perdido con un sueño frustrado.
Miraculous' problems
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