Se podía observar como un hombre de avanzada edad caminaba entre las sucias callejuelas de una ciudad en decadencia.

Con cada pasó que daba se podía escuchar una pequeña tos que, pasados los minutos, fue haciéndose cada vez más y más fuerte hasta llegar a un punto en el cuál, comenzó a toser sangre, lo cuál al pasar eso no le dio ninguna importancia. Después de todo, ya estaba apunto de morir.

Sin embargo, a pesar del insufrible castigo que estaban recibiendo sus pulmones por estar forzándose cada vez más y más, una sonrisa amarga se vislumbraba entre los agrietados y ensangrentados labios de ese hombre. Casi parecía que estuviera... Satisfecho por algo que había hecho.

Antes de siquiera saberlo, el señor perdió la consciencia, provocando que fuera presa de una de las 4 fuerzas fundamentales: La gravedad.

Un ruido sordo se escuchó seguido de un exasperante sonido que, por lo visto, significaba que el cuerpo de ese desconocido hombre había recibido mucho daño en la caída.

Apenas sucedió ese evento un tenue brillo lo cubrió, mostrando que, en su mano derecha, sé encontraba un reloj de bolsillo antiguo que hacía un enorme contraste en el cuerpo del desfallecido hombre, después de todo, el cuerpo de este viejo estaba sumamente demacrado, mientras que el reloj nada más podía ser descrito con una palabra: Pulcro.

Ese hermoso reloj de pulcro color negro y blanco poco a poco fue avanzando hasta llegar a las doce. Dictando que, de alguna forma, ya era la media noche.

Y sin previo aviso, poco a poco ese objeto de relojería fue desvaneciendose gradualmente de la mano del enfermo. Y sin que pasará mucho tiempo, esa bella pieza de relojería desapareció de las manos del hombre en un destello.

Uh...

Al parecer.

El Taijin ya a elegido a un nuevo portador que mantenga el todo y la nada.

Je, esto será divertido.