Capítulo VII: Ataque Sorpresa
Adrien surgió de entre aquellos escombros que pretendían impedirle el paso, sorprendiéndose a sí mismo cuando pudo apartar todo aquello con la fuerza de sus brazos. Al estar libre, llevó una mano a su sien derecha y descubrió que había sangre fresca emanando del mismo punto que le lanzaba fuertes punzadas de dolor. Ignoró por completo aquella sensación, dirigiendo su mirada hacia el palco desde el que escuchó un quejido de dolor proveniente de la voz inconfundible de Marinette.
Plagg salió de su escondite, mirando en aquella dirección con su típica expresión de indiferencia.
—Marinette está allá arriba —dijo Adrien acalorado—. ¡Está con Chloe!
—Nunca había visto semejante fuerza en una persona akumatizada... —musitó Plagg.
Adrien frunció el entrecejo.
—Bueno, no me quedaré con los brazos cruzados —dijo—. Tengo que distraer a Chloé mientras Ladybug aparece, para que Marinette pueda salir de aquí.
Dicho aquello, echó a correr para resguardarse detrás de un pilar.
— ¡Plagg, transfórmame!
Arriba, en el palco, Marinette volvió a caer al suelo cuando Coeur Brisé le propinó un fuerte puñetazo en el estómago. No tenía oportunidades de transformarse y tan sólo hacía todo lo posible para cubrir los pendientes que llevaba en las orejas. En ese momento, más que nunca antes, se sentía con la necesidad de proteger lo único que podría salvarle la vida si tan sólo conseguía pasar al menos un minuto fuera del alcance de Coeur Brisé.
—C-Chloé... —musitó Marinette, dando un par de pasos hacia atrás una vez que pudo levantarse tras recibir el último golpe—. E-escúchame... N-no tienes que hacer esto...
Coeur Brisé soltó una fría carcajada.
— ¿Qué vas a saber tú acerca de lo que tengo que hacer? —Dijo la chica rubia—. El hecho de que salgas con Adrien no te da ningún derecho sobre mí.
Remató sus palabras lanzando un puñetazo que Marinette consiguió esquivar. El puño de Coeur Brisé se incrustó en el suelo, creando grietas que terminaron por derribar una parte más del palco. Marinette comenzó a retroceder, dándose cuenta de que había llegado a un callejón sin salida al sentir que lo que quedaba de la baranda del palco ya estaba presionando contra su espalda.
—No sé cómo te has enterado, ¡pero no he hecho esto para lastimarte!
Marinette tuvo que agacharse cuando su rival extendió una mano para tomarla por el cuello. Ese furtivo movimiento hizo que la superficie comenzara a cuartearse. Todos los soportes ya debían estar destrozados.
—Entiéndelo de una vez...
Hubo un pequeño forcejeo en el que Marinette se defendió a punta de manotazos, sin lograr que las manos fuertes y escamosas de Chloe la sujetaran por el cuello. Resintió la falta de oxígeno de inmediato.
—Tú no eres nada, Marinette...
A pesar de aquella posición incómoda, Marinette pudo notar cómo el puño libre de Chloe comenzaba a iluminarse con un resplandor de color negro.
—C-Chloé...
La mano de su enemiga sujetó el cuello de Marinette con más fuerza.
—Sin tu máscara no eres nada, ¿eh? —se burló Chloé.
—N-no sé de qué estás hablando...
Marinette se deshizo en un grito de dolor cuando Chloé la liberó, sólo para estrellarla contra la baranda. Cayendo de bruces, Marinette sintió que un hilo de sangre corría a lo largo de su espalda, justo por debajo de sus ropas.
—Por supuesto que lo sabes —atacó Chloé—. Y ahora yo me encargaré de desenmascararte, Ladybug...
— ¡Yo no soy Ladybug!
Marinette retrocedió de nuevo. El puño de Chloé llegó hasta su punto más luminoso. La chica lo levantó y se preparó para dar el golpe, hasta que un ligero maullido llamó la atención de ambas chicas.
Chat Noir, colocado en cuclillas, estaba situado en la baranda.
—Me gustan las chicas rudas —dijo el muchacho, inclinándose un poco hacia Coeur Brisé, esbozando una sonrisa descarada—, pero creo que esto ya es una gran exageración.
El chico se abalanzó sobre Coeur Brisé, sujetándola contra el suelo e inmovilizándola al aplicar la fuerza suficiente sobre sus muñecas. Marinette pudo levantarse al fin, a pesar del dolor en su espalda, y buscó con desesperación alguna manera de saltar al vacío por un instante, para transformarse y volver a la contienda. Sin embargo, fijó su atención en el gato negro cuando Coeur Brisé le propinó una fuerte patada en la entrepierna. Lidiando contra el dolor, y sabiendo que él era lo único que separaba a su enemiga de aquella chica aparentemente indefensa, Chat Noir disimuló los efectos del golpe dando un salto para luego caer en picada y golpear el estómago de su rival con su báculo. Ella, sin embargo, atrapó el otro extremo de la vara y giró con fuerza para estrellar a Chat Noir contra un muro. Él se levantó trabajosamente, aplicando mayor velocidad en el último momento, cuando vio a Coeur Brisé tomar la vara nuevamente para acorralar a Marinette y dándole un fuerte golpe, haciendo que ella cayera al vacío.
— ¡Marinette, no...!
Sujetó a su rival y la sometió contra la baranda, luchando para recuperar su vara mientras intentaba detectar el sonido del cuerpo de Marinette estrellándose contra alguna montaña de escombros. Se habría conformado con escuchar su voz. Pero no fue así, y ese momento de distracción bastó para que Coeur Brisé consiguiera someterlo. Golpeó su barbilla con la vara para desestabilizarlo.
—Tú me recuerdas tanto a él... —siseó ella, observando cómo Chat Noir adoptaba una posición de ataque—. También quieres proteger a esa zorra, ¿no es cierto?
Chloé estaba totalmente fuera de sí.
Tanto, que un escalofrío recorrió la espalda de Chat Noir.
Al no obtener respuesta, Chloé volvió a emitir su siniestra carcajada.
—Sí... Quieres protegerla... Pero, ¿quién te protege a ti...?
— ¡Yo lo protejo a él!
El rostro de Chat Noir se iluminó cuando la voz de Ladybug se hizo escuchar, dando paso a la llegada de la guerrera ataviada con el traje rojo. La chica aterrizó justo frente a Coeur Brisé, haciendo girar su yoyo mientras esbozaba una sonrisa confianzuda.
—Lo he dicho antes, y lo repito ahora —dijo Ladybug—. Yo no apoyo el maltrato animal.
Lanzó su yoyo hacia su enemiga, atrapando sus pies y tirando de la cuerda para hacerla caer al suelo. Acto seguido, tomó a Chat Noir por el brazo y lanzó de nuevo el yoyo, obteniendo el impulso necesario para elevarse y escapar del palco. El muchacho tomó su vara antes de alejarse, asestando el golpe que consiguió derribar lo que quedaba de aquella plataforma.
Estando en tierra firme, Chat Noir sonrió.
—Brillante, mi lady, pero yo tenía todo bajo control.
Ella devolvió el gesto.
—Lo sé —respondió—. Pero igual quería dejarle claro a esa chica que sólo yo puedo tratarte así.
—Oh, sabes que eres la única a quien se lo permitiría.
Ladybug puso los ojos en blanco, apartando a Chat Noir cuando se dio cuenta de que el muchacho ya se acercaba para besar su mejilla.
Sus expresiones se ensombrecieron al instante, pues se percataron de que todo el equipo de Jagged Stone los miraba aún tras bambalinas.
—Además de ellos, creo que no queda nadie más por aquí —dijo Chat Noir—. No veo a Marinette por ningún sitio.
La chica, debajo de su disfraz, tragó un poco de saliva.
—Tampoco yo veo a Adrien Agreste —respondió Ladybug.
— ¿Cómo sabías que él estaba aquí? —preguntó Chat Noir confundido.
—Lo supuse —respondió Ladybug apresuradamente, escuchándose quizá un tanto nerviosa—. Sea cual sea el motivo, no me quedaré tranquila hasta que él... h-hasta que ellos aparezcan ilesos.
—Tampoco yo... Pero por ahora sólo deberíamos asegurarnos de proteger a cuantas personas podamos. Esa chica akumatizada parece haber perdido la razón.
—Es peligrosa —asintió Ladybug—. Y no tengo idea de dónde pueda estar oculto el akuma.
—Bueno, tendremos que descubrirlo mientras luchamos contra ella. ¡Aquí viene!
Chat Noir corrió hacia el frente para impactar a Coeur Brisé con su vara, haciendo que la chica retrocediera. Coeur Brisé dio una voltereta en los aires para estabilizarse de nuevo, aterrizando en cuclillas y levantándose de golpe para echar a correr hacia sus enemigos. Ladybug dio un gran salto y lanzó su yoyo, enroscándolo alrededor de la cintura de Coeur Brisé. Se elevó mucho más en los aires, aterrizando de pie sobre una montaña de escombros. Tiró de la cuerda para llevar consigo a su rival, sin contar con que Coeur Brisé utilizaría su fuerza a su favor. Sujetó igualmente la cuerda y tiró de ella, haciendo caer a Ladybug y arrastrándola a lo largo de un par de metros. Se detuvo cuando Chat Noir se deslizó hacia los pies de Coeur Brisé, derribándola y haciéndola soltar la cuerda del yoyo. Ladybug estuvo en pie nuevamente, aunque no por mucho tiempo. Una roca del tamaño de un puño voló directamente hasta su cabeza, haciéndola caer a los pies del gato negro.
— ¡Mi lady!
Chat Noir tomó a la chica por los hombros para ayudarla a levantarse. Aturdida, la chica llevó una mano hacia el sitio del golpe. Miró sus dedos, descubriendo un poco de sangre fresca.
—S-sangre... —se quejó con voz débil.
— ¿Te encuentras bien? —preguntó Chat Noir.
Ella asintió, aunque el aturdimiento le obligó a sujetarse del hombro de Chat Noir para mantener el equilibrio al sentir un ligero mareo.
Sus pupilas, y las del gato, se contrajeron al percatarse de que aquella roca no era la única que volaría hacia ellos. Tres rocas más cayeron alrededor antes de que ellos se fijaran en la forma en la que Coeur Brisé extendía sus brazos hacia ambos lados, invocando a aquella fuerza invisible que levantaba las rocas, los escombros y las vigas de acero. Ladybug pensó con suficiente velocidad para hacer girar su yoyo a gran velocidad, creando un escudo con el que pudo bloquear todos los proyectiles, protegiendo a su compañero y a sí misma. El sentido del oído de Chat Noir detectó los correteos de Coeur Brisé, por encima de la lluvia de escombros, alertándole para poder correr a tiempo y detener a su rival antes de que ella atacase a Ladybug mientras la chica del traje rojo tenía las manos ocupadas.
Chat Noir sujetó las manos de Coeur Brisé, inmovilizándola por dos segundos, hasta que una onda de energía se desprendió del cuerpo de su enemiga. Chat Noir consiguió incrustar su vara en el suelo, creando la inercia suficiente para mantener el control sobre sí mismo. Se impulsó para volver a la contienda, sin contar con que Coeur Brisé ya había predicho sus movimientos. La chica rubia se elevó de nuevo en los aires y extendió sus brazos para hacer que los reflectores derribados se levantaran. Uno a uno, los reflectores fueron lanzados hacia el gato negro que tuvo que saltar una y otra vez para esquivarlos.
Ladybug aprovechó la vía libre para correr tras bambalinas, donde aún se encontraba el equipo de Jagged Stone junto con la celebridad misma. Resuelta, la chica dijo sin aceptar negativas:
—Este sitio es peligroso. ¡Salgan de aquí y aléjense tanto como puedan!
Volvió a la contienda, lanzando su yoyo para sujetar el brazo derecho de Coeur Brisé, antes de que su enemiga golpeara a Chat Noir con aquella energía luminosa que se concentraba en su mano. Coeur Brisé se giró y tomó la cuerda del yoyo para atraer a Ladybug lentamente, diciendo y riendo desquiciadamente:
—Si eso quieres... ¿Por qué no te quitas de una vez ese antifaz y terminamos con esto?
— ¿Quién eres? —reclamó Ladybug altanera—. ¿Lady Wi-Fi?
La chica del traje rojo devolvió finalmente el golpe, tirando a su vez de la cuerda para hacer que Coeur Brisé se estampara contra el suelo. Al levantarse de nuevo, los brazos de Chat Noir le impidieron seguir avanzando, lanzándola hacia algunos de los asientos del recinto que la destrucción no había alcanzado hasta ese momento.
Coeur Brisé no tardó en volver, extendiendo una mano hacia Chat Noir y disparando una esfera de energía de color negro que finalmente pudo golpearlo. La fuerza era letal y destructiva. El chico fue a estrellarse al fondo del escenario, causando que todo a su alrededor finalmente se derrumbara.
— ¡Chat...!
El muchacho apenas tuvo tiempo de recuperarse, cuando la cuerda del yoyo se enroscó en su cintura para tirar de él y sacarlo del centro del derrumbe. Cayó en los brazos de Ladybug, quien lanzó de nueva cuenta el yoyo para sujetarse de un pilar en uno de los palcos que permanecían intactos. Pasaron sólo dos milésimas de segundo antes de que Chat Noir tuviera que extender su báculo, haciéndolo girar a gran velocidad para bloquear las pequeñas rocas que Coeur Brisé lanzaba desde abajo. La ráfaga de ataques se detuvo al cabo de un minuto entero que ayudó a Chat Noir a recuperar el aliento, pues Coeur Brisé necesitaba toda su concentración para dirigir sus manos extendidas hacia el palco en el que se encontraban los dos héroes. Ladybug pudo escuchar a la perfección el sonido que producían las vigas de acero al torcerse, dejando el palco totalmente libre de ataduras. Tuvo que sujetar a Chat Noir con todas sus fuerzas cuando la superficie comenzó a flotar, siendo manipulada por las manos malditas de Coeur Brisé.
— ¿Qué clase de poder es este...? —Musitó la chica—. No puedo ver dónde está el akuma, y ella pareciera no tener puntos débiles.
—Supongo que es una versión extrema de una chica despechada.
Las bromas de Chat Noir podían estar presentes, incluso en un momento de crisis como ese.
—Este no es el momento, Chat... ¿Cómo puede mover esto...? ¿Qué pretende hacer...?
—Plagg también lo dijo. Esa chica posee un poder increíble.
— ¿Plagg...?
—Mi Kwami... ¡Salta, bugaboo!
Chat Noir tomó la mano de su compañera, llevándola consigo al percatarse de lo que ocurriría. Por supuesto, no tenía idea de que el plan giraría para ponerse en contra de ambos. Ni bien aterrizaron en tierra firme, sintieron el impacto. Coeur Brisé lanzó el palco sobre ellos, destruyéndolo en mil pedazos.
Agitada, la chica poseída buscó con la mirada a sus objetivos. Sabía bien que su verdadera presa estaba sepultada debajo de aquella montaña de escombros, pero el chico rubio...
—Adrien... —dijo sin poder disimular su ira—. Adrien... ¡Sal ya, Adrien! ¡Traidor! ¡Cobarde!
Llamó su atención el sonido de un par de rocas saliéndose de su lugar. Apenas tuvo tiempo de girarse, cuando el yoyo de Ladybug se enroscó alrededor de su cuello. Cayó al suelo, siendo sometida por la chica del traje rojo. Chat Noir surgió también de la montaña de escombros, respirando agitadamente. El muchacho intentó atacar a su rival, quien al instante arrancó el yoyo de las manos de Ladybug y lo lanzó al suelo para dejar a la chica totalmente desarmada. Tres golpes bastaron para derribar a Ladybug, dejándola sin aliento en el suelo. Dos segundos después, su compañero también fue abatido.
Dejándose llevar por la ira y sintiéndose ridiculizada, Ladybug se incorporó lentamente.
Su compañero la imitó.
— ¿Qué está pasando...? —Musitó la chica de los ojos azules—. ¿Por qué no podemos defendernos...?
Chat Noir tenía cinco posibles respuestas, tres de ellas que estaban totalmente fuera de lugar. Pero ni bien hubo separado los labios para responder, aquella pluma de color negro cayó en la tierra de nadie que separaba a los dos héroes de la súper villana. Ladybug se apresuró a sujetar la pluma, que se convirtió en cenizas al estar entre sus dedos.
— ¿Una pluma...?
—Bugaboo...
—No me llames así.
— ¡Mira arriba!
Ladybug supo que se trataba de algo verdaderamente importante cuando Chat Noir posó una mano sobre su hombro. Ambos dirigieron sus miradas hacia el mismo punto, en el que aquella siniestra aparición despertó los más bajos instintos de la chica del traje rojo. Coeur Brisé sólo esbozó una sonrisa aún más aterradora cuando aquella aparición, extendiendo sus gigantescas alas, dio un salto para posarse con gran estruendo en el campo de batalla.
Una mujer cuyas curvas perfectamente definidas estaban cubiertas con plumas. Cientos, miles de plumas idénticas a las que cubrían sus alas. Su piel, de un gris cadavérico, hacía juego con aquellos ojos totalmente blancos que contaban sólo con diminutas pupilas de color negro. Usando sus afiladas garras de color rojo, la recién llegada apartó la larga cabellera negra que cubría su rostro. Usó también la garra de su dedo índice para cortar los hilos que sujetaban la capa a su cuello, despojándose de semejante prenda tan pesada y revelando aquella cola demoniaca que se contoneaba dándole un aspecto definitivamente sensual. Dio un par de pasos hacia adelante, revelando aquellas botas de cuero cuyos tacones afilados sin duda eran capaces de perforar piel, huesos y músculos. Sus labios, de color púrpura, dejaban a la vista aquellos colmillos asesinos.
Por alguna razón, Chat Noir detuvo a Ladybug antes de que ella hiciera algún movimiento para recuperar su yoyo.
De alguna forma, ambos lo sabían. Aquella mujer debía ser una enemiga letal.
Lejos de fijar su atención en los dos héroes de París, la recién llegada tan sólo posó su huesuda mano derecha sobre el hombro izquierdo de su poderosa secuaz.
—Lo has hecho bien, Coeur Brisé —dijo con aquella voz que resultaba mucho más inquietante que su aspecto general—. Ahora me encargaré yo.
Ladybug cubrió su boca con ambas manos y Chat Noir soltó un juramento en voz baja cuando la mujer de las alas emplumadas hizo un corte de lado a lado en la garganta de Coeur Brisé. Sin embargo, ambos pudieron respirar casi tranquilamente al percatarse de que aquello sólo causó que Chloé Bourgeois apareciera de nuevo. Pálida, con grandes ojeras y tan débil que no podía mantenerse en pie. Pero estaba viva. Eso era lo que realmente importaba.
La mujer de las alas rió con crueldad cuando Chloé se desplomó de bruces, lloriqueando lastimeramente.
—Patético... —dijo la mujer con desagrado—. Tal vez deba acabar con tu sufrimiento ahora mismo. Es evidente que no sirves para...
—Será mejor que no lo pienses siquiera.
—Si te atreves a poner tus garras encima de Chloé, te las verás con nosotros.
Chat Noir y Ladybug dieron un par de pasos al frente, actuando con más valentía de la que habían demostrado jamás.
Chloé apenas pudo levantar la mirada para posarla sobre su ídolo, quien a su vez miraba con furia a su verdadero contrincante.
No puedo creer que realmente esté defendiéndola, pensó Marinette por debajo del disfraz.
La mujer de las alas esbozó una sonrisa que jamás podría poseer siquiera una pizca de gracia.
—Ladybug y Chat Noir... —dijo—. Los héroes de París...
—No desperdicies nuestros nombres —respondió Chat Noir con valentía.
—Y aléjate de Chloé —secundó Ladybug con firmeza.
La sonrisa de la mujer creció.
—Creo que esto amerita presentaciones —dijo ella—. Permítanme un momento. Voy a deshacerme de la basura, y en un instante estaré con ustedes.
Los gritos de Chloé resonaron en los tímpanos de los dos enmascarados, quienes sucumbieron al pánico en cuanto se percataron de la forma en la que la recién llegada tomó a Chloé por el cuello. Un floreo de la mano izquierda originó un portal de colores oscuros en los aires. Las plumas que se desprendieron de éste, por alguna razón, despertaron algo en el interior de Marinette.
Todo ocurrió tan rápidamente entonces, que fue increíble cómo ambos héroes pudieron verlo todo en cámara lenta. Ladybug se movió al mismo tiempo que la mujer levantó el brazo con el que sostenía a Chloé. La chica del traje rojo recuperó su yoyo y corrió en la misma dirección en la que la chica rubia fue lanzada hacia el portal. El yoyo fue a enroscarse en una viga de acero que brotaba de un muro destruido. Se impulsó para levantarse en los aires, obteniendo una recarga de energía por parte del grito desesperado de Chloé.
— ¡¡Ladybug...!!
— ¡¡Chloé, sujétate...!!
Chat Noir saltó al mismo tiempo, sin causar revuelo alguno ante la mujer de las alas, consiguiendo un poco más de altura y velocidad a causa de sus propias habilidades. Las manos de los dos héroes quedaron por milímetros separadas de la mano de Chloé Bourgeois. A los tres les pareció que una eternidad pasaba mientras intentaban tocarse, hasta que Chloé emitió un auténtico grito de terror y fue totalmente absorbida por el portal.
Derrotados, Ladybug y Chat Noir aterrizaron nuevamente. Sus corazones acelerados y la maraña de pensamientos derrotistas se apoderaron de sus mentes. La chica estalló en un quejido de dolor cuando sintió aquella punzada en el dorso de su mano, similar a recibir los piquetes de cien agujas a la vez.
—Mi lady...
—E-estoy bien... —mintió ella.
Y posó su mirada sobre la enemiga restante, quien esbozaba una expresión de suficiencia.
—Tú... —siseó Ladybug enfurecida—. ¡Eres quien se llevó a Manon!
Como respuesta, y sin borrar su sonrisa, la mujer extendió la palma de su mano hacia la chica. Una ráfaga de plumas, brillantes como cuchillas, se desprendió de su piel para dirigirse hacia Ladybug.
— ¡Cuidado, mi lady...!
Horrorizada, Ladybug se quedó sin habla y sin aliento cuando Chat Noir se colocó frente a ella para recibir todo el impacto del golpe. Herido y respirando trabajosamente, Chat Noir cayó en cuclillas frente a su compañera.
— ¡Chat Noir...!
La mujer de las alas rió, deleitándose ante la forma en la que Ladybug bajaba la guardia para rodear a su compañero con sus brazos. Flexionó un poco sus alas para poder inclinarse, haciendo una teatral reverencia, y finalmente anunció:
—Es un placer conocernos cara a cara, queridos míos. Permítanme presentarme... Soy aquella que ha venido para ponerle un fin a todas sus acciones heroicas. Soy la encarnación de sus peores pesadillas y de sus miedos más profundos.
—Déjate de monólogos sin sentido —atacó Ladybug enfurecida, sintiéndose ligeramente agradecida cuando Chat Noir levantó una mano para sujetar el brazo de su compañera y demostrar así que no todo estaba perdido.
—Si eso quieres... —dijo la mujer.
Sus alas se extendieron nuevamente, desprendiendo plumas de cuervo que se perdieron en la distancia. Ella se elevó en los aires, luciendo tan imponente como había sido durante su llegada. Poseía más poder que sus dos rivales. Eso estaba totalmente claro.
Riendo con crueldad, la mujer finalmente anunció:
—Yo soy Plume Mortelle.
Ladybug cubrió su rostro con un brazo cuando aquella corriente de aire se desprendió de un potente aleteo. Ninguno de los dos, Ladybug y Chat Noir, tenían idea de lo que estaba sucediendo fuera del campo de batalla, donde cada pluma desprendida de las alas se incrustaba en el cuerpo de cualquier incauto que se cruzara en su camino.
El recinto y los alrededores pronto quedaron invadidos por montículos de cenizas que alguna vez habían sido seres humanos.
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