07. Yuanfen

Yuanfen

La fuerza que une a dos personas.

El uber llegaría en diez minutos.

Por emergencia llevaba un sobre de lubricantes en su cosmetiquera, sonriendo victorioso tiró poca cantidad de líquido en el vibrador, abrió las piernas y con una mano separó uno de sus glúteos para tener mejor acceso a su entrada, lentamente introdujo el juguete en él hasta que el hilo para retirarlo quedara a la vista, se vistió y salió del baño. Yoongi fue a la ducha y aprovechó para descargar la aplicación en el teléfono de su esposo.

—Mmm, ¡Listo!—sonrió satisfecho.

Jimin tenia uno que otro juguete sexual e incluso había probado también un vibrador un día que salieron de compras al supermercado con Yoongi en Seúl. Pero el que le había regalado Taehyung se controlaba con una aplicación a diferencia del que tenía él, que el mando era por una especie de llavero.

—El uber está cerca, es mejor ir bajando—salió del baño Yoongi ya vestido.

—Dejé instalada una aplicación para que la utilices con sabiduría—se puso de puntillas y dejó un casto beso en los labios ajenos, Yoongi le miró arqueando una ceja.

—Bien, en camino la reviso, vamos—le dió una nalgada que le hizo jadear.

Apenas salieron del hotel divisaron su medio de transporte y ambos se sentaron en la parte de atrás.

—Buenos días, jóvenes. En la aplicación no indicaron destino. ¿A dónde les llevo?—preguntó el conductor, tenía pinta de ser extranjero, mexicano, tal vez.

—Buenos días, queremos ir al letrero que dice "Welcome to Fabulous Las Vegas"— el señor asentó con la cabeza y arrancó el carro.

Yoongi revisó su celular hasta encontrar la aplicación que Jimin le había instalado. Le miró con una sonrisa de lado y este se la devolvió.

Entró y era una especie de raya que tenía que controlar, si la subía evidentemente el nivel de vibración sería alto y si la bajaba disminuía. Entrelazó su mano con la de Jimin e inició con vibraciones leves, provocando que el rubio le apretara la mano y diera un saltito en su lugar.

Jimin respiraba agitado pero se mantenía sereno, la sensación en su interior era esplendorosa.

Yoongi llevó la línea de la aplicación hasta la mitad y Jimin soltó un sonoro jadeo.

—¿Se encuentra bien, joven?—preguntó el conductor mirándolo por el retrovisor interior, el rubio asentó con la cabeza y Yoongi le acarició el cabello.

La vibraciones despertaron su miembro y otro jadeo salió de su boca haciéndole llevar la cabeza hacía sus rodillas.

—Jiminie, ¿Te encuentras bien?—cuestionó descaradamente sobandole la espalda.

—Puede ser apendicitis, o tal vez algo le cayó mal. ¿Que tal si llevamos al joven a un hospital?

Yoongi quiso carcajearse.

Jimin seguía retorciéndose... de placer.

—S-soy, somos doctores, solo es un leve do-ah- dolor.

Yoongi bajó la intensidad y Jimin pudo reincorporándose.

—Estará bien, si los dolores siguen, no dudaré en llevarlo al hospital—Yoongi le informó al conductor.

Para calmar los espasmos el peli negro optó por dejar descansar a Jimin.

Después de todo, le "atacaría" desprevenido.

El viaje continuo con normalidad hasta llegar al famoso letrero donde había un grupo de turistas tomándose fotos.

Se despidieron del señor Rodríguez, el conductor. Y esperaron su turno para las fotos. Jimin veía tan distraídamente como una pareja española se tomaba fotos de todo tipo, riendo, dándose un beso, haciendo el amor y paz con sus manos, y una que otra mueca.

Yoongi desbloqueó el celular y directamente en la pantalla se mostró la línea de los niveles, deslizó solo un poco hacía arriba y observó a Jimin tensarse.

Inhalaba y exhalaba para calmar su cuerpo, sabía que era un nivel de vibraciones bajo, así que tendría que estar preparado.

Caminó de la mano con Yoongi y le pidió su teléfono para tomar las fotos, vió como le decía a la mujer española que le ayudara a capturar el momento.

Sonrrió ante la señal de la chica pero una corriente de electricidad le hizo jadear y su cuerpo tembló cuando escuchó el "digan queso".

Efectivamente, Yoongi le había subido la intensidad. Se sostuvo del peli negro y le miró mal, la joven le decía palabras en español que no entendía pero el le hizo saber que se encontraba bien alzando su dedo pulgar.

Soltando un gruñido observó la cara de satisfacción de Yoongi, se reincorporó para las fotos, luchó contra las ganas jadear y se tragaba sus gemidos uno por uno. Agradecieron la la chica y continuaron su camino.

—Y-oongi, ba-bajale—caminaba con dificultad, sus piernas se convirtieron en fideos. Se aferraba a la mano de Yoongi para no caer en cualquier momento.

—¿Qué le suba?, lo que mi bonito esposo pida—Jimin iba a renegar pero a diferencia de palabras soltó un gemido, se mordió el labio y agachó la cabeza, su respiración era pesada. Yoongi solo se limitaba a sobarle la espalda.

—Vamos a a a—no podía, simplemente no podía terminar la oración—. ¡Bájale!—gritó como pudo y Yoongi le obedeció, esperó unos segundos y volvió a hablar mirándole fijamente—,Estoy duro—apuntó su entrepierna—. Y al menos de que me vayas a dar como cajón que no cierra, es mejor que no le sigas subiendo la intensidad—dejó en claro y siguió caminando dejándole atrás.

Yoongi se sintió regañado, sin embargo, revisó el lugar más cercano para saciar el enojo del rubio, del lado más cerca tenía un restaurante y una aerolínea de aviones y por otro lado, un poco más lejos el Bali Hai golf club. Le hechó una ojeada a Jimin quien seguía caminando y pidió un uber con destino a su última opción.

—Vas a tener lo que quieres, pequeño refunfuñón—dijo acercándose a Jimin y este retuvo una sonrisa de oreja a oreja volviendo a entrelazar sus manos.

Llegaron al club de golf, se registraron y les dieron las indicaciones, sin embargo, al entrar a los vestidores Yoongi coloca la intensidad del vibrador en la mitad y Jimin casi cae al suelo.

—Imbécil.

—Esa boquita.

—Esta bo-boquita!—se apuntó los labios—. Hace que te corras.

—Así es—le dio la razón—, y me encanta pero ahora dejemos la platica para después—Yoongi le miraba como un león a punto de atacar su presa—. ¿Que quieres que te haga?—le besó ahogando sus gemidos.

En medio del beso y su batalla de lenguas entraron a un cubículo poniéndole pestillo en la puerta, despojaron sus prendas como si les quemaran.

Yoongi apegó sus miembros y los restregaba mientras le comía la boca a su esposo. Ambos penes duros y expuestos se tocaron.

Las piernas de Jimin seguían temblando y sus gemidos se escuchaban en todo el cubículo, Yoongi tiró el hilo para sacar el vibrador del interior del menor, ahora se sentía vacío.

—Amor... cariño—cortó el beso y pudo sentir las manos de Yoongi recorrer su espalda—, me siento vacío—formó un puchero.

—Contra la pared—demandó y Jimin le robó un beso antes de acatar la orden, le dio una sonora nalgada que provocó diera un respingón.

Jimin por inercia y para que entrara toda la extensión intrusa, abrió las pierdas e inclinó su espada un poco hacia abajo apoyando su manos en el mármol. Yoongi tiró saliva en su falo y se encargó de preparar a Jimin. Pegó el pecho contra la espalda ajena penetrandole, tapó la boca para que no se escucharan los gemidos y chupó el lóbulo de la oreja sin dejar de moverse.

Chapoteo, gemidos ahogados y pieles sudadas predominaban en el cubículo.

Jimin sentía como por cada penetración su próstata era acariciada. Arqueó la espalda y se corrió al mismo tiempo que Yoongi.

Limpiaron el lugar y salieron para jugar golf pero fueron detenidos por una joven coreana igual que ellos.

—Disculpa, yo me preguntaba...¿Me puede dar su número de teléfono?—preguntó tímida hacia Jimin. Yoongi solo presenciaba la escena.

—Oh, lo siento. Soy casado—le mostró el anillo en su dedo anular. Uno que Yoongi le había entregado la noche en la que se casaron. La chica se sorprendió.

—Lo siento, lo siento—repitió, se despidió y caminó en dirección contraria.

—Hombre casado, ¿Qué se siente?

—De puta madre.

Jimin y Yoongi se carcajearon.

El peli negro salió corriendo hacía el campo de golf dejándole atrás.

—¡Corres como abuelo!—le gritó Jimin.

—¡Solo soy mayor por meses, tú vas por el mismo camino!—gritó corriendo graciosamente mientras le agitaba la mano.

Jimin se sintió afortunado del hombre que tenía.

Min Yoongi simplemente se convirtió en todo lo que buscaba.

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Yoonmin esposos

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