05. Ikigai
Ikigai
Razón principal de la existencia, motivo para levantarse todos los días y todas las acciones que merecen la pena hacer en la vida.
Verdadero camino a seguir, propósito que da sentido a tu vida, no está en el exterior, sino dentro de ti.
Al salir del aeropuerto tomaron un uber hasta el Hotel Bellagio.
La recepción era amplia con sofás para esperar y en medio de todo una estatua en forma de caballo, sobre este habían flores de diferentes colores hechas de un material como el papel pero que a la vista se veía elegante, del mismo modo, alrededor de estas, columnas en forma de rombos.
A lo lejos también se divisaba una fuente y a su alrededor flores amarillas y moradas.
Las flores al parecer predominaban en el lugar.
Su habitación quedaba en el séptimo piso y contaba con lo necesario, al entrar estaba la sala, una habitación amplia con su respectiva cama matrimonial y baño con jacuzzi. Así mismo, con un ventanal que daba vista a la gran fuente que tenía el hotel en la parte de afuera.
Era alrededor de la una de la tarde, no tenían ánimos de salir a comer así que pidieron el servicio a la habitación, habían olvidado lo buena que puede llegar a ser la comida americana, aunque seguirían eligiendo sus platos surcoreanos, después tomaron una ducha individualmente y decidieron acostarse en la cama a ver el drama de Yoongi, después de todo tenían canales internacionales.
La boda sería en la terraza del hotel a las cuatro de la tarde así que empezarían a arreglarse cuando falte una hora.
Yoongi apoyaba su espalda en el respaldar de la cama mientras Jimin estaba acostado abrazándole.
—Voy a poner la alarma, no vaya a ser que los novios lleguen tarde a la boda—bromeó.
—Yoonie, no importa quien sacuda este mundo, no soltaré la mano que estoy sosteniendo, si no llegamos podemos hacer otra.
—Eres el mundo entero para mi, Jimin—le acarició el cabello y sonrió—. Abrázame y amémonos como siempre—el menor atrajo con sus manos la cabeza de su prometido.
Sus labios se unieron en un beso lento, lleno de dulzura, Jimin llevó su mano hasta la camisa ajena y sin más, la adentró para tocar la piel.
Se separó y Yoongi pensó sería el final de su sesión de besos, puesto que ambos sabían lo que iba a pasar al terminar la boda. Sin embargo, el menor se levantó sentándose en su regazo, ambos mirándose fijamente.
—Déjame darte una previa.
Volvieron a unir sus labios, esta vez el beso fue más sonoro y profundo. Sus lenguas danzaban y su saliva se mezclaba e incluso llegando a escapar un poco hasta la barbilla del rubio.
Yoongi le sujetaba de la cintura y Jimin rodeaba su cuello.
Inconscientemente el mayor tiró la cabeza hacia atrás cuando sintió como el menor emprendió un camino de besos, primero fue en busca de su mandíbula, bajó hasta la manzana de Adán y llegó hasta el cuello. Lamia y succionaba con claras intenciones de dejar marcas. Yoongi entretanto soltaba fuertes suspiros y uno que otro jadeo. Sobaba los muslos de su pareja, esa piel tan suave y sedosa.
Jimin sintió entre sus glúteos un bulto y su futuro esposo empezó a masajeármelas. Movió su cadera en círculos y de adelante hacia atrás disfrutando el roce.
—Jiminie, estas provocándome—le regaló su sonrisa de gomita y despojó la camisa del nombrado quien no se opuso ante el acto—. Y ahora te voy a hacer mío, una vez más.
Jugó con la aureola de la tetilla derecha mientras lamía el pezon izquierdo. Mordió y el menor soltó un gemido nada bajito arqueando la espalda.
El pálido conocía los puntos débiles del Jimin. Sus tetillas, el lóbulo de la oreja, las costillas, sus muslos internos y demás.
—Ha-azme tuyo—sonó necesitado—. Como siempre.
La entrepierna de ambos se sentía asfixiada entre tanta tela, necesitaban liberarse.
Jimin fue volteado hasta apoyar su espalda contra el colchón y Yoongi encima.
Este último aprovechó para desvestirse en su totalidad, dejando a relucir su gran extensión.
La primera vez que Jimin vió cuan grande y grueso era el falo de su novio quiso llorar, no supo si de alegría o preocupación. Sabía que iba a disfrutar el hacer el amor con su Yoongi pero también sabía que le dolería hasta las entrañas, eso no iba a entrar de un solo.
¿Le rompería? ¿Le dolería hasta el alma? ¿Sangraría?
Esas interrogantes se esfumaron.
Fue tratado como la última gota de agua en el mundo.
Yoongi se encargó de ser suave y a la vez le daba como quería.
Asimismo, con el tiempo, fueron incluyendo más métodos y uno que otro juguete.
Estiró su manita para poder tocarle pero el mayor se alejó, arrugó su cara y giró los ojos hacia atrás por aquel acto.
—Hey, bonito—río—. No te pongas así.
—Lo quiero, no es obvio—le sacó la lengua.
Quería chupar el miembro de su novio, era algo que disfrutaba al cien por ciento.
Yoongi despojó las prendas inferiores del menor, ambos miembros erectos soltaban pre semen.
Hizo que doblara sus piernas en forma de M sobre sus muslos. Observó como Jimin se mordía el labio y sus cachetes pintaban un color carmesí. Se inclinó hacia él haciendo que sus penes se toquen. Llevó la mano izquierda a la boca del menor y con su dedo pulgar delineó el labio inferior. Con la mano derecha tomó ambos penes y comenzó a bombearlos lentamente. Jimin abrió por inercia la boca, justo como le quería ver y hundió su dedo poco a poco.
El rubio chupaba el dígito mirándole fijamente, los movimientos de Yoongi aumentaba más y más haciéndole abrir la boca a ratos.
Soltaban maldiciones y gemidos roncos.
Jimin sintió su cuerpo temblar y apretó las sábanas.
Yoongi sacó su dedo de la cavidad bucal del menor.
—Ayúdame aquí—dijo con voz grave.
Tomó la mano de Jimin y ambos comenzaron a masturbarse.
Yoongi sentía que llegaría y escuchaba a Jimin soltar jadeo tras jadeo. Soltaron hilos blancos al mismo tiempo, la ficción que habían hecho fue simplemente placentero y no esperó tanto a que se recuperasen del orgasmo.
Con sus dedos llenos de semen fue hacia la entrada del menor, delineó delicadamente y se encargó de que se embarrase con la escénica.
—Deja de jugar, Min.
Para ser sinceros Jimin quería el pene de su novio y no sus dedos. Los sabía usar. Oh, claro que si pero vamos, evidentemente quería el pez gordo.
Además, Yoongi siempre se encargaba de prepáralo bien, ya sea con sus dedos llenos de saliva, con un oral, con lubricante o con los fluidos que expulsaban después de correrse juntos.
—No estoy jugando, Señor Min— respondió hundiendo el primer dedo, Jimin gimió y sintió sus cachetes arder, le había llamado señor Min.
Y es que claro, dentro de unas horas sería un Min.
Metió otro más y los movió en círculos, y luego en tijeras haciendo estremecer el cuerpo que estimulaba. Metió un tercer dedo y esta vez movió todos juntos de arriba hacia abajo. Yoongi estaba topando el punto dulce del rubio.
Jimin chilló y sintió su visión nublarse, su cerebro no respondía y en su cuerpo recorría una sensación de electricidad. Yoongi se exitaba más y más al verle así. Ahora, se dedicó a meter y sacar sus dedos.
El mayor se inclinó y fue en busca de los labios carnosos de Jimin, profanaron un beso necesitado con gemidos ahogados por parte de ambos.
—¿Te gusta lo que hago?—preguntó con la boca entre abierta mirándole fijamente a los ojos.
El cuerpo del mayor se movía a medida que metía y sacaba los dedos de la entrada del menor.
Asentando la la cabeza y mordiéndose el labio le respondió—Me encantaaaa—alargó tras los movimientos de ambos cuerpos—, pero quiero...
Le cayó con un beso en los labios, después pasó al lóbulo de la oreja, lamiéndolo.
—¿Quieres mi polla?, dilo.
Jimin gimió fuerte, los dedos de Min no se detenían.
—Quie-quiero toda tu polla. ¡AH! Sí.
Yoongi dejó un último beso en el cuello de Jimin y reincorporándose alineó su miembro en la zona dilatada. Entro lentamente y joder que se sentía tan bien como era recibido, tan caliente y apretado.
El rubio sintió como entraba, apenas iba la mitad, la quería toda.
Las pieles se tocaron y el menor se sintió lleno.
Sonrió y no reprimió ni un solo gemido cuando las embestidas se hicieron presente. Yoongi movía su cadera de adelante hacia atrás, tan rápido, entretanto abría más las piernas de Jimin.
Le tenía a su Merced.
Piel contra piel.
Sus cuerpos sudaban y tenían el cabello hecho un desastre.
La entrada de Jimin se contrajo y apretaba más.
Yoongi nuevamente se inclinó y apoyó sus codos a los costados de los hombros de Jimin. Las penetraciones se sentían gloriosas. El menor cortó las distancia, volviendo a unir por milésima vez sus labios enrollando sus piernas en la cintura del mayor.
Una última embestida y un último gemido.
Jimin sintió que lo habían escuchado en todo el hotel.
—Te amo—dijo besándole en la frente.
—Te amo—alargó Jimin formando un beso de esquimal.
Eran un desastre, fluidos por todo su cuerpo.
Yoongi salió del Interior de Jimin y se acostó a su lado.
—Cariño—llamó el menor, Yoongi le miró—. Ahora quiero hacerlo encima de un piano—soltó como si nada. El mayor casi se atraganta con su propia saliva y desvió la mirada.
Le volvió a mirar y abrazó—Ya tendremos tiempo de comprar un piano grande—. Jimin río asentando con la cabeza.
Se bañaron juntos, con música suave de fondo. Se reprimieron las ganas de hacerlo ahí, sino llegarían tarde. Salieron de la ducha y vistieron con un esmoquin negro.
Dejaron la habitación para tomar el ascensor y marcar hasta llegar a la terraza.
Jimin quedó perplejo al observar las decoraciones, más bien, el lugar.
Todo estaba iluminado, flores por aquí y por allá.
Fijó su mirada en el cartel que decía:
Boda de Park Jimin y Min Yoongi.
—Siento que es un sueño.
—No lo es, mi amor.
—Y estoy tan alegre de que sea así.
—Vamos—entrelazó sus manos.
Divisaron a un señor y caminaron hasta llegar a él, era el encargado de realizar la ceremonia y afortunadamente también hablaba coreano.
—Buenas tardes jóvenes—les saludó—, ¿Comenzamos?
—Sí.
—Sip.
El señor se presentó como Alfred Brown, representante del registro civil. Su papel era unir en matrimonio a la pareja, hacerles firmar los papeles que eran el protocolo, por lo tanto, de carácter legal.
—Hoy, tengo el honor de unir de forma legal en acto matrimonial en esta ciudad de Las Vegas, Nevada. A Park Jimin y Min Yoongi, ciudadanos surcoreanos.
Estaban frente al señor Brown, escuchaban cada palabra y sus corazones latían con más fuerza.
Acto siguiente les expuso las cláusulas del contrato solemne y llegó a la parte más importante, les regaló una sonrisa a la pareja y continuó.
—Park Jimin—le miró y él sonrió—,¿Acepta usted libre y voluntariamente como su legítimo esposo a Min Yoongi?
—Sí, acepto.
Yoongi festejó por lo bajo soltando un sí y Brown solo pensó en lo tan bonito que es su trabajo, y prosiguió.
—Min Yoongi—le miró y él asentó con la cabeza—, ¿Acepta usted libre y voluntariamente como su legítimo esposo a Park Jimin?
—Sí, acepto.
—Consecuentemente y habiendo contestado ambos que si, en nombre de Los Estados Unidos de America y por autoridad de la ley, los declaro legalmente esposos—los chicos se miraron y sonrieron—pueden besarse.
Yoongi llevó sus manos hasta las mejillas de Jimin y eliminó la distancia que les separaba.
Juntaron sus labios y sonrieron en medio del beso.
El menor le abrazó y escuchó como Yoongi le susurró:
—Soy tan tuyo que nunca volveré a ser mío.
♦️
(La última frase es de Ron Israel)
Btw se comieron el pastel antes de tiempo y todavía no utilizan los regalos :0
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top