1. Capitulo

¡ℕ𝕠 𝕥𝕖 𝕠𝕝𝕧𝕚𝕕𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕔𝕠𝕞𝕖𝕟𝕥𝕒𝕣 𝕪 𝕕𝕖𝕛𝕒𝕣 𝕥𝕦 𝕖𝕤𝕥𝕣𝕖𝕝𝕝𝕚𝕥𝕒❢
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⚠️Leer sinopsis⚠️
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—N-no puedes hacer eso... —aquel hombre de cabello negro hablo con miedo y temor a convertirse en una mujer, ¡y más en hermana de Rias Gremory!

—puedo y lo haré —dijo la diosa con tono autoritario, no dispuesta a cambiar de opinión—. Hmph, como soy una diosa Generosa, te haré la hermana mayor jejeje.

El hombre tuvo un tick en la ceja, ¿Aquella mujer se burlaba de él? ¡La lujuria es normal en los hombres por dios!

—por dos horas, solo serás mayor por dos horas, ya tú haces lo que quieras, no importa —dijo totalmente indiferente mientras se cruzaba de brazos.

El hombre cerró los ojos rendido, se dio cuenta que era imposible hacer que aquella diosa cambiara de opinión sobre convertirlo en mujer.

Luego pensó que nacer como hermana mayor de Rias, tal vez no sea tan malo, al menos él no sería el que renacería como Rías y quién tenga que actuar como mujer heterosexual ni nada para mantener el canon y todo eso.

Aun así no lo haría, ni aunque el futuro del multiverso esté en juego se dejaría manosear o se interesaría en un hombre, más si se trata de un pervertido supremo como Issei.

antes muerto que dejar que suceda algo así, morir de nuevo no sonaba mala idea.

—tsk, ¿que haces aquí todavía? vete —la diosa disparó una onda de energía que empujo el alma del hombre fuera de su propio cuerpo como el Dr strange le hizo a Peter y el alma entró en un agujero de gusano.

Su cuerpo cayó sin vida en el suelo de aquel limbo. Probablemente la diosa lo deseché.

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En un hospital en en inframundo, una mujer acababa de dar a luz dos niñas muy lindas de cabellos rojos, ambas niñas nacieron sanas y salvas, y la madre, una mujer de cabello castaño, igual de saludable y hermosa, las tenía cargando a ambas en casa uno de sus brazos.

—mis pequeñas... Bienvenidas —la mujer aunque sorprendida de tener gemelas, eso no evitó que les diera la bienvenida al mundo.

La pequeña bebé de cabello rojo y ojos celestes sonrió inocentemente mirando a su madre quien también le sonrió cariñosamente, la madre Venelana miró a su otra hija con curiosidad y se sorprendió al verla.

La otra bebé, con un cabello rojo igual a la otra, pero con unos ojos rosas-rojos, la miró con indiferencia y tranquilidad.

¡No era nadie más ni nadie menos que nuestro protagonista, un Reencarnado de otro mundo! Y ciertamente, no estaba feliz de Reencarnar en una niña, y más Reencarnar en una bebé.

Habría preferido reencarnarse en un demonio "familiar" que en una niña.

La puerta de la sala se abrió y de ella entro un hombre alto de cabello rojo y ojos celestes con una mirada ansiosa. Vio a su mujer en la cama con dos bebés en sus brazos y sintió una gran felicidad.

—venelana... —lord Gremory, nombre real, Alex, se acercó a su mujer y miró a las dos niñas con amor incondicional, para sonreír y besar a su esposa con profundo amor.

—blah... —la bebé de ojos rosas saco la lengua mientras hacía un pequeño sonido de asco al ver como sus nuevos padres se besaban tan cerca de ella tan profundamente.

Lord Gremory rompió el beso y miró a la bebé que hizo ese sonido.

—está bebé... —Alex tomó a la bebé de ojos rosas y la miró directamente, como si fuera una revelación, se le ocurrió su nombre—. Te Llamaré... Samantha!

Que conveniente.

La bebé lo miró indiferente, realmente no le importaba el nombre que le pusieran.

—mmm... —el hombre se sintió un poco decepcionado al no ver una reacción especial por parte de la bebe—. Y qué tal... ¿Mío? Mío Gremory, ¡o que tal! ¡Mío Samantha Gremory!

La bebé soltó una risa ante el nombre que su nuevo padre le estaba dando, el reconoció ese nombre por parte de un personaje de anime de su vida pasada, no le importó, no se vio el anime.

—¿Mío Samantha Gremory...? ¿Cariño no creas que te estás pasando un poco con el nombre? —Venelana miró a su esposo con una ceja levantada, cuestionando su decisión al nombrar a su hija.

—vamos cariño, mi madre siempre decía que le hubiera gustado tener una niña para llamarla Samantha, en cambio yo siempre quise ponerle Mío a mi hija —hablo con tranquilidad y confianza —. Además tú ya elegiste el nombre de Rias desde antes que naciera y no me déjate opinar...

Se quejó abrazando a una incómoda Mío quien no estaba acostumbrado a recibir afecto masculino, tampoco es que quería recibirlo.

Venelana iba a replicar, a pesar de ser verdad, pero la pequeña Rias empezó a llorar hambrienta, asi que lo dejó de lado y se levantó la camisa para darle pecho a la pequeña Rias que empezó a comer a gusto.

Alex sonrió y se sentó a un lado de su esposa cargando a una impresionada Mío quién veía el tamaño surrealista del pecho de su nueva madre.

La puerta se abrió nuevamente, llamando la atención de todos los que estaban adentro, un hombre alto de cabello corto rojo y ojos celestes entró y miró ansioso a los alrededores, cuando vio a las bebés mirándolo sonrió super emocionado y se acercó rápidamente a la velocidad del rayo para tomar a Mío de los brazos de su padre casi sin que este pudiera reaccionar.

Mío lo miró indiferente y a Sirzechs no le importo y solamente la abrazo con cariño y felicidad.

—¡vaya no puedo creerlo!, ¡soy hermano mayor! —se acercó a su madre y se sentó del otro lado de la cama, del lado de Rías—. Son tan hermosas... Esta nació con el color de los ojos de la abuela.

Miró a Mío y luego miró a Rias para sonreír amorosamente.

—prometo que las voy a cuidar con mi vida, mis amadas hermanitas.

El Maou Lucifer había jurado proteger y amar a sus hermanitas. Aunque Mío sabía que no sería muy bueno para cumplir su promesa.

—¡Sirzechs-sama, no corra en el hospital! —una mujer sumamente hermosa de cabello plateado y ojos igual de plateados entró siguiendo a Sirzechs mientras tenía el ceño fruncido, era la esposa del maou, Grayfia Lucifege. La reina de hielo.

La familia Gremory estaba reunida en la sala de partos, todos miraban a las bebés con cariño y amor.

Estaban asombrados de que hayan nacido gemelas, ya que en la raza del diablo, es difícil embarazar a una mujer, y un solo bebé ya es un milagro, irónico tratándose de demonios.

<4 años después>

Mio Samantha Gremory, una niña talentosa para el poder de la destrucción, inteligente y astuta, aún para su edad.

Clásico de reencarnados.

La pequeña demonio se encontraba en su habitación leyendo un libro mientras comía de un plato de galletas.

Una sirvienta con traje de maid entró a la habitación de la pequeña demonio e hizo una reverencia antes de hablar.

—Mio-sama, ¿no le gustaría ir a jugar con su hermana Rias-sama y la señorita Sona-sama? Debería salir más de su habitación...

Mío levantó la vista de su libro y miró sin expresión a la sirvienta quien le recorrió un escalofrío al ver esa expresión en una niña tan pequeña.

La señorita Mío podía llegar a ser muy madura y responsable para su edad, contrario a su gemela quien era muy infantil y mimada.

—no gracias Sonia-chan, no me interesa jugar o algo como esas niñerías —dijo indiferente—. Pero si quieres que juegue... Tendrás que jugar con nosotros —Mío sonrió socarronamente haciendo que su sirvienta personal, conocida como Sonia se sonroje levemente de pena.

Ella ya estába mayor para jugar cosas de niños, pero también le preocupaba que la señorita Mío se la pasaba siempre en su habitación ya que sólo salía para ir al baño o comer en familia.

—esta bien... Aceptó señorita Mío... —dijo avergonzada haciendo que Mío sonría victoriosa y se ponga de pie, para con un simple pensamiento su ropa de dormir sea remplazada por una camisa negra y un pantalón holgado de color marrón.

El protagonista se arrepiente de su primer deseo, ya que lo tiene de todas formas al ser un demonio, quienes pueden usar magia a base de su imaginación, básicamente, su primer deseo, es inútil.

Una lastima.

—pues vamos —Mío salio caminando de la habitación seguida de su sirvienta quien también se había cambiado su traje de maid, a una ropa mas informal para ensuciarse.

Al llegar a un, enorme se queda corto. un inmenso patio, vieron a una pequeña niña de cabello rojo largo y ojos celestes jugar a las atrapadas con otra niña de cabello negro corto y ojos morados.

Rias y Sona se la estaban pasando bien mientras reían y corrían una por la otra, Rias se detuvo un momento al notar la presencia de su hermana mayor y sonrió, antes de ser derivada por una Sona salvaje quien sonreía victoriosa y Rias hacia un puchero por perder.

—Onē-chan! Vas a jugar con nosotras?! —pregunto Rías emocionada, pocas veces eran las que su hermana mayor jugaba con ellas. Mío siempre se encogió de hombros, dándole a entender que si jugaría.

Sona se levantó y también sonrió mirando a su otra ¿Amiga? Ni siquiera sabe si ella la considera su amiga, pero le gustaría que si.

—bien, ¿a que jugaremos¿ —pregunto Mío curiosa con una mano en su cintura—. Por cierto, Sonia-chan también jugará.

Rías y Sona se miraron sorprendidas, y luego miraron a Sonia quien parecía avergonzada, ambas sonrieron muy felices y emocionadas para después sugerir jugar a las escondidas.

—¡y Mío-Chan será quien contará! —Rias dijo Alegre, y sin esperar respuesta de su hermana mayor, Rias, Sona y Sonia se fueron a esconderse por el gran bosque cercano.

Mío suspiró antes de sentarse y empezar a contar hasta 100.

Rías corría emocionada mientras veía a los alrededores en busca de un buen escondite, quería si o si, ganar este juego para demostrarle a su hermana que ella era Genial.

Encontró una cueva grande y sonriendo emocionada se metió dentro y se sentó a esperar.

Sona se encontraba encima de un árbol dentro de un hueco que ella misma había hecho con magia, lo cerró lo suficiente para que ella pudiera observar desde dentro sonriendo traviesa al pensar que tardaría horas en encontrarla.

Sonia era la mas difícil, ella era una mujer adulta de cabello violeta ojos morados y cuerpo de reloj de arena, su cabello se podría notar a millas de distancia.

Simplemente se escondió detras de una roca, si perdía no pasaría nada.

—94, 950 mil, 960 mil, 970 mil, 980 kil, 999 mil y 10 Listo o no, ¡no importa, ya voy! —Mío se levantó de donde estaba sentada y empezó a caminar con tranquilidad hacia el bosque.

Fácilmente podría seguir las huellas que dejaron las pequeñas Rias y Sona en el suelo, ¿pero donde estaria lo divertido en eso?

Fue a por Sonia, usando su olfato fácilmente podría detectarla, ya que creó una magia especial pasiva que mejora sus sentidos 10 veces de lo normal.

Ventajas de ser una reencarnado con conciencia y mentalidad imaginativa.

Pero decidió hacerlo a la antigua. 10 minutos después se canso y buscó a Sonia por el olfato llegando hasta una gran roca.

—te encontré —Mío se asomó por arriba y vio a Sonia sentada con la espalda apoyada en la roca.

—felicidades Mío-sama, me encontró —Sonia sonrió levemente al ver a Mío, se puso de pie y Mío la miró.

—pero ya no puedo jugar más, acabo de recibir una llamada de Lord Gremory —dijo dando una reverencia a Mío, para después un círculo mágico se generará en sus pies y su ropa volviera a ser la de maid, y luego se transportó al castillo.

Mío resopló levemente —supongo que no se puede hacer nada —dijo antes de bajarse de la roca y buscar ahora a su hermana menor.

Se guío por el olfato y llegó hasta una cueva grande, ella Miró dentro y luego frunció el ceño ante lo que sintió dentro.

—¡Kyaaa! ¡Ah!

Escuchó un gritó agudo, y corrió rápidamente hasta la cueva y entró, vio a Rias siendo golpeada y enviada a volar por una gran osó.

La pequeña Rias cayó al suelo bastante herida, parecía llevar unos momentos peleando.

—¡Rias! —exclamo preocupada y corrió rápidamente mientras su cuerpo empezaba a brillar con una peligrosa aura roja.

—¡déjala en paz! —Mío disparo de su mano una esfera de destrucción que impactó contra el osó morado enviándole lejos. Se acercó a Rias y vio que ella estaba fuera de peligro, solo algo herida.

—Onē-chan... —Rias sonrió feliz al ver a su hermana venir a salvarla, también se sentía bien al saber que su hermana si la quería, al ver lo preocupada que estaba por ella.

Normalmente Mío no demuestra mucho afecto a sus familiares, en especial a su padre quien le demuestra el justo afecto.

—⟨oso hijo de puta, ¡como te atreves a atacar a la Rías Loli!⟩ —Mío hablo en español e insultó al Oso quién se estaba recuperando del golpe que le dio y la herida que le dejo el poder de la destrucción.

Mío una noche se dio cuenta que el español que ella usa es de su vida pasada, por alguna razón es diferente al español de ese mundo y nadie lo entiende.

Muy al estilo de dragon Ball, Mío manifestó su aura de la destrucción que se veía como la de un súper saiyajin solo que de color rojo y negro.

—grrrr! —gruño Mío mientras apuntaba sus manos hacia el gran osó que ya se estaba acercando rápidamente hacia ellos—. ¡Flames of Destruction!

Mío género una llama de destrucción y la disparó con ferocidad hacia el gran oso, quién no esperaba que la técnica sea tan grande para abarcar toda la cueva y impactarle, engullendolo y quemándolo hasta las cenizas.

Mío respiraba agitadamente, era la primera vez que usaba aquel hechizo tan poderoso. Y se sentía genial.

—woah! Onē-chan! Cómo hiciste ese hechizo! Okā-san y otō-san dicen que tú no entrenas nunca... —Rias hablo con emoción y admiración, su hermana había hecho un hechizo que para ella se veía genial y poderoso, y era verdad.

Ese hechizo había acabado fácilmente con el oso con el que estuvo peleando unos minutos y apenas podía hacerle un rasguño.

Mío sonrió —es un secreto~ —lo de que ella nunca entrena, es falso, ella ha estado entrenando en su habitación en secreto desde los 2 años.

Mayormente meditación, entrenamientos físicos solo lleva un hechizo en su cuerpo que le pone 10 kilos encima. Y todas las noches hace el entrenamiento sencillo de Saitama.

No espera grandes resultados, pero de algo sirven.

—¡Rias-Chan! ¡Mío-Chan! —Sona llegó corriendo y se acercó a donde estaban las gemelas preocupada por su amiga, había sentido la perturbacion de mana peligrosa e inmediatamente comenzó a correr hasta aquí, y al ver lo herida que estaba su amiga se preocupó.

—¡Sona-chan Sona-chan! ¡No vas a creer! ¡Nē-chan hizo un hechizo super poderoso! —Rias se levantó y se acercó a su amiga para contarle con emoción como su hermana mayor había derrotado al oso gigante.

Mío suspiro al ver que todo ya está bien, su estómago gruñó de hambre, estaba agotada despues de usar un hechizo poderoso por primera vez, sin despedirse hizo un hechizo de teletransportación hacia su casa.

Las amigas miraron como la mayor se fue para simplemente suspirar, Mío siempre se iba sin despedirse.

Mío llegó al castillo y ordenó a las sirvientas que prepararán una merienda para ella, su gemela y amiga.

Luego se sentó en un sofa para esperar.

—esto va a ser tardado, no tengo nada planeado, supongo que... Que pase lo que tenga que pasar...

Dice Mío recostada en el sofá mirando al techo, realmente no tenía idea de cómo viviría, así que solamente se dejaría llevar.

=========={𝕱𝖎𝖓}==========
Opiniones:

2700 palabras.
====={𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓}=====

Republicando está historia por pedido de:
YenmyBrito

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