020🎭

N. HYUNGWON

Tiempo muerto. ¿De verdad esto es para mí? Quizá si no fuera tan delgado y mí cuerpo no estuviera repleto de cicatrices y memorias imborrables, sería capaz de verme mejor. Qué pretendía, ¿que llegara Wonho a casa, me viera y corriera a mis brazos con el libido por las nubes? Jongin se equivocaba. Yo no era sexy, ni hermoso; y si había tensión sexual entre Wonho y yo siempre podría resolverse con una mamada.

"Al menos tienes los labios para eso"

Y ahí estaba. Simplemente me sería imposible llevar a cabo mis planes con mí madre muerta mirando desde el rincón de la habitación.

La ignoré tanto como me era posible, pues aquí no tenía las pastillas para deshacerme de ella. Era insoportable, pero desde que vivo con Wonho, todo ha mejorado notablemente. Menos mí imagen. La imagen que tenía de mí mismo y la que más miedo me daba mostrar. Aunque él ya me hubiera visto desnudo, ese día en la bañera cuando le confesé mí infancia. Beso y acarició las cicatrices de mis espalda pero había muchas más salpicadas por mis piernas, brazos, pecho, abdomen. ¿De verdad no le daba asco?

Volví a verme en el espejo, las palabras que me dijo Jongin resonando en mí mente una y otra vez. La ropa y los accesorios que me había comprado eran jodidamente espectaculares. La liga en el muslo apretándolo ligeramente sin resbalarse, los bóxers de encaje que se ajustaban con fuerza a mí zona íntima y resaltaban la curva de mis glúteos, el bodie igual de encaje negro con escote recto y dejando ver mí cintura desnuda... Lucia igual que las mujeres y hombres en películas porno, solo que disgustado conmigo mismo en vez de sentirme caliente.

"Da igual como te veas tú. Eres el regalo para ese chico tonto que pierde el culo por ti. Sin duda, querrá devorarte. Lo hará en cuanto te vea."

"Cierra la maldita boca."

Es posible que por primera vez, mí difunta y odiosa madre tuviera razón. A Wonho probablemente le gustara esta versión de mí, y si no se reiría al verme, me pondría una sudadera y nos sentariamos en el sofá para ver alguna pelicula. No tenía ni idea.

"Quiero que sus ojos me vean solo a mi..."

"Tu actitud adorable y pura es lo que más le excita, deben de ser algún fetiche oculto."

"Desaparece de una vez."

"Si solo tuvieras más confianza en ti mismo, no serias una miseria."

Me senté frente al espejo y me observe. Acaricié mi cabello, liso y suave por el acondicionador que empecé a utilizar desde que me midé aquí; mis brazos, largos y delgados igual que mis piernas; las pequeñas marcas en tonos marrones que una vez fueron moradas y negras por los moratones... Eran feas pero me acostumbre a llevarlas; mi cintura, pequeña y sin curvas. ¿Todo esto le gustaba a mi chico?

"Mejor amigo."

"Mí. Chico."

Creí que sería buena idea, conocer mí cuerpo y aceptarlo aunque sólo fuera por unos minutos para que cuando llegara el momento, no me sintiera tan repugnante y poder satisfacer a Wonho el tiempo que fuera necesario. Me toqué mirándome en el espejo, era yo y mi intimidad. Viendo en el reflejo del espejo mí rostro y mis expresiones de placer. Me gustó. Parecía ser otra persona. Era esa persona que se lastimó en el baño del Instituto e inculpó a la chica morena de aquel rasguño en su mejilla. Aquel chico que no dudó en apretar el gatillo.

"Eres un peligro hasta para ti mismo, hijo."

"Porqué no te vas a la mierda y dejas de observar como tu hijo se masturba..."

"No es como si fuese la primera vez."

Y entonces apareció él. Su voz alegre avisándome de que ya había llegado. Terminé de darme placer eyaculando en mí mano y en el suelo. No respondí de inmediato, ni siquiera podía levantarme del suelo sin que me temblaran las piernas. Me coloqué bien la ropa interior y el bodie, regulé la respiración y me lavé las manos en el cuarto de baño que disponía la habitación. Mí cuerpo estaba caliente, y mí cabeza aún me permitía sentirme erótico. Yo era el regalo para Wonho. Era su sorpresa. Y una sorpresa es bonita.

Salí de la habitación y le vi. Estaba de espaldas colocando algunas cosas que había comprado en su salida con Jackson en la mesa del salón. Los músculos de su espalda se contraían cada vez que se inclinaba hacia abajo para dejar algo en la mesa, sus piernas firmes ligeramente separadas como la pose perfecta de un soldado y sus brazos fuertes que pronto se cerrarían sobre mi cintura.

Me acerqué a él en silencio hasta quedar detrás suya. Wonho en seguida notó mí presencia pero no se dio la vuelta. Al ser unos centímetros más alto que él pude ver por encima del hombro las cosas que había comprado y mí corazón se detuvo por unos efímeros segundos.

"¿Dónde estabas? He comprado algo."

"Y-yo...estaba..." . Joder, parecía un idiota que no sabía hablar. "¿Qué es eso?" Y porqué no te giras para saludarme.

"Jackson y yo hemos estado en el centro comercial y ha insistido en que debía comprar lubricantes y preservativos..." soltó una pequeña risa desde el fondo de su garganta. "Me llevé una gran sorpresa cuando te ví con Kai."

"¿N-nos viste?"

"Sabes que no me molesta que salgas con él porque quieres seguir siendo su amigo pero, ¿tenías que entrar en una tienda de juguetes sexuales con él y dejar que te tocara?"

En ese momento sólo quería que me tragase la tierra y me escupiera en cualquier otro país, el más lejano para que nunca jamás me encontrara. Su tono de voz era grave y rudo pero no estaba enfadado, más bien celoso. Mi sorpresa se había ido al carajo y a parte de avergonzado me empecé a sentir triste. Nada me salía bien. Por eso era mala idea desde una principio.

"Por lo menos dime que te has comprado algo que vayas a usar porque por mí parte hoy ni siquiera me apetece dormir contigo..."

"¿Q-qué? Wonho, no he hecho nada malo. Jongin me estaba ayudando a encontrar un regalo."

Perfecto Hyungwon. Lo estas solucionando.

"Q-quiero decir, un regalo para ti."

Sin importar descubrir el pastel, me posicioné delante de él, alzando su rostro con mis manos y obligándolo a que me mirase a los ojos. Podía estar enfadado, celoso, cualquier sentimiento negativo contra mí pero no soportaría el hecho de estar en su casa y no dormir con él en la misma cama. En cuanto alcé su rostro, noté con el tacto como apretaba la mandíbula, su ceño fruncido y sus ojos oscuros buscando los míos.

"Él quería hacerle un regalo a su madre y le ayudé, después él me dijo que tenía que regalarme algo a mí mismo porque mí madre nunca tuvo ese detalle y entonces se me ocurrió hacerlo pero para ti..."

"Eres un manojo de nervios. No porque hables más rápido, él te entenderá mejor, estúpido niño."

"Has sido muy bueno conmigo desde que nos conocimos y yo nunca te lo he agradecido lo suficiente... Llevo puesto tu regalo, pensé que sería buena idea porque Jongin me lo dijo muy convencido..."

Wonho relajó sus rasgos faciales cuando me escuchó, agarrándome de las muñecas y pasando su mirada por todo mí cuerpo. La piel se me erizó, tener su ojos escaneando mí cuerpo casi desnudo a plena luz y de frente era demasiado vergonzoso y excitante a la misma vez.

"¿Qué estás queriendo decir?" Su agarré en mis muñecas se hizo un poco más fuerte y su cuerpo se pegó más al mio. "Esto, ¿es mi regalo?" Me señaló con la barbilla.

"S-sí. Jongin me dijo que entre nosotros dos hay mucha tensión sexual. Fue idea suya, me habló de ti y de las ganas que tienes de follarme..."

"Kai te ha visto así vestido."

"No. Sí. Espera, no... Él me vio pero con otras cosas puestas" se me escapó una risa nerviosa poco oportuna porque pareció que mis palabras lo enfurecieron más. La estaba cagando todo el tiempo. "¿No te gusta?"

"Eres un hijo de puta." Exacto, mamá. "¿Actuaras como el niño tímido e inocente solo para salirte con la tuya a pesar de que tu amigo está enfadado?." Si eso era la solución, actuaría toda la noche. "Entonces, encargate de interpretar el mejor papel." No es difícil, estoy enamorado de Wonho y perderé la cabeza si no cruza la línea. Quiero más, mucho más. Besos, caricias, que me haga sentir completo y lleno. "Solo mira hacia abajo. Parece que la sangre se le está acumulando en el centro."

"Hyungwonie..." Acarició mí mejilla con una mano, liberando mí muñeca. Su dedo pulgar se paseó por mí mandíbula y después por mí labio inferior. "Detesto que Kai haya sido el primero en verte así. Quiero golpear su cara por la cercanía que puso entre vosotros dos...pero por otro lado le daré las gracias por empujarte ha convertirte en mí regalo."

"¿No estás enfadado conmigo? Jamás traicionaría lo que tú y yo tenemos."

"Lo sé. Tú no eres así."

Sus manos bajaron hasta mí cintura y sin mucho esfuerzo, me cargó en brazos. Mis piernas actuaron por sí solas, enredándose en su cintura para no caerme - aunque sus manos me tenían bien sujeto - y mis brazos rodeando su cuello. Estábamos tan cerca, que podía sentir su aliento caliente chocar contra mis labios. El aroma a menta fresca haciéndome lagrimear debido al frío.

"Le tienes comiendo de tu mano."

Wonho me llevó a su habitación después de recoger un par de lubricantes y preservativos que había comprado por obra de Jackson y cerró la puerta del cuarto. No me soltó después de eso, si no que estampó mí espalda contra la puerta y segundos más tarde presionó sus labios con los míos. Nunca me había besado de tal manera, fuerte, con desesperación y ganas. Sus manos apretaron mí culo y alzó mí cuerpo simulando estocadas, haciendo que mí espalda se frotara con la madera fría de la puerta.

"Wonho, la tela de encaje..."

Jongin lo sabía. No sé cómo, pero lo sabía. La tela de encaje era áspera y los pliegues que formaban comenzaron a estimular mí pene de una forma deliciosa. Wonho dejó mí boca, esparciendo besos por mí mandíbula y bajando por mí cuello. Me aferré con fuerza a su cuerpo cuando me soltó para desnudarse de cintura para abajo. Su polla saliendo a la superfice y golpeando la cara interna de mis muslos. Gemí en respuesta.

"Estás jodidamente caliente." Acarició mis muslos y tiró de la liga, provocando que mi garganta dejara escapar un grito al sentir el picor en la piel. "Le daré uso a mi regalo y a lo que he comprado..." Volvió a besarme mientras me llevaba a la cama y me tumbaba con cuidado. Hasta estando caliente se preocupaba en no hacerme daño.

"Haremos todo lo que tú quieras."

Y le rogué a mi madre y a mi subconsciente que no interfieran más en lo que quedaba de día. Porque lo que más miedo me daba no era que Wonho sintiera asco de mi cuerpo, sino ver en él a los otros hombres que estuvieron entre mis piernas mientras me hacía el amor por primera vez.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top