019🎭

Cuántas noches sin poder dormir. Cuántos botes vacíos de pastillas que acabaron en la basura para abrir otro. Cuántas pesadillas que le provocaban migrañas y ataques de pánico. ¿Todo eso había llegado a su fin? Habían pasado cuatro días desde que sacó a la luz su infancia tan miserable y atroz que le tocó vivir; cuatro días conviviendo con su mejor amigo, ese que le roba el aliento sólo con pestañear y le hace perder el control. Pasó de dormir en una habitación fría y solitaria a dormir en los brazos cálidos de su compañero. Él era su lugar seguro, lo hacía feliz y espantaba con sus lindas palabras a sus demonios. 

Hyungwon no quería que eso acabara. Amaba a su padre pero con él se sentía solo, apenas lo veía y desconfiaba hasta de su sombra cuando no había nadie a su lado que lo reconfortara. 

Era viernes por la tarde y Wonho había salido con Jackson. Está bien. Son amigos. Él también iba a quedar con Jongin. Y aunque al mayor le disgustó la idea cuando se lo comentó, no debatió nada porque confiaba en el pequeño. Para Wonho, Jongin era solo un fanfarrón a quien le gustaba competir y él no caería en ese juego. 

Avisándole por mensaje de que saldría, Hyungwon apagó las luces de la casa y cerró la puerta con llave. El moreno lo estaba esperando en su coche, con una sonrisa angelical. Abriendo la puerta, se montó en el coche y algo tímido besó al moreno en la mejilla. Relajando el cuerpo después cuando este no intentó nada aprovechando la cercanía. 

"¿Tienes llaves de la casa?" 

"Vivo con él." 

Jongin se quedó estupefacto por la respuesta que había recibido. En esos cuatro días, nadie se había enterado de que ahora vivían juntos, no hablaban de ello en las clases y Jackson - que a pesar de que le gustaba mucho hablar sobre la vida privada de los demás en tono juguetón - había prometido no contar nada. Por lo que, Hyungwon no tuvo que inventar excusas y dar declaraciones innecesarias a la clase. Todos ellos ya se habían acostumbrado a ver cómo Wonho cuidaba al castañito. Desde que se conocieron, se mostró protector para con él así que, ¿cómo lo iban a sospechar? 

"Vaya, lo vuestro va en serio." Dijo arrancando el coche y poniendo rumbo hacia el Centro Comercial. 

"N-no somos nada oficial todavía pero…mi padre está haciendo cosas en casa y tenía que quedarme con Wonho." explicó sin detalles. Confiaba en él, pero aún era amigo de Umma y cualquier cosa podría estar en su contra con tal solo una palabra de más. 

"Sois mejores amigos." Afirmó. "Eso ya es algo oficial y por supuesto tenéis algo más porque de lo contrario, podría acercarme a ti sin sentir que me están matando con la mirada." Soltó una carcajada. 

Hyungwon sonrió porque lo que decía el moreno era verdad. No eran novios, pero el mayor se comportaba como tal cuando alguien se acercaba a él con intenciones románticas. 

"¿Hace falta hablar de él? He aceptado tu cita así que dejemos a Wonho en paz y dime ya lo que haremos. 

"Quiero comprarle un regalo a mi madre. En dos días es su cumpleaños."

Hyungwon no supo qué decir. ¿Alguna vez le hizo un regalo a su madre? Si, cuando en el colegio se preparaban talleres para el Día de la Madre. Siempre era una postal o una rosa hecha de papel. Pero, ¿regalos más especiales para celebrar fechas importantes? No. 

"Yo nunca le hice regalos a mi madre. Ni siquiera recuerdo su fecha de cumpleaños…" habló apoyándose en la venta y observando el cielo nublado. 

"Debió ser duro perderla. Mi madre lo es todo para mi, ¿sabes? Es la mujer más maravillosa del mundo." 

El castaño lo miró de reojo, notando el brillo en sus ojos marrones y su enorme sonrisa al hablar de la mujer. Envidia. Sentía cierta envidia porque él jamás podrá decir nada bueno de la mujer que lo crió y destrozó su vida. 

"Sí…aún me persigue su recuerdo." Susurró. "Me alegro de que tú puedas seguir pasando tiempo con tú madre. Te ayudaré a escoger el regalo." 

Ambos se mantuvieron en un silencio cómodo durante el corto viaje. Ir al Centro Comercial se sentía muy diferente con el moreno. De pronto, recordó aquel enfrentamiento tan desagradable de la otra vez. Esperaba con todas sus fuerzas no encontrarse con ninguno de esos hombres. Con Wonho sabía como reaccionar pues ya conocía su pasado y podría intervenir en el problema, pero ¿Jongin?. No quería contarle nada, y tampoco estaba preparado para mostrarse tan vulnerable con él. 

"Ya hemos llegado." Aparcó frente a la puerta del Centro Comercial. Bajaron del coche y entraron. 

Era entre semana por lo que no había mucha gente. Hyungwon estaba más tranquilo ahora, el moreno pasaba su brazo por sus hombros en vez de por su cintura como lo hacía en ocasiones anteriores. Estaba actuando como un amigo, no pensaba en nada más y eso lo tranquilizó. Tomando una ruta, entraron a varias tiendas. Algunas de ropa para mujer y otras de perfumería. Jongin no lograba dar con el regalo perfecto y se veía desmotivado por ello. 

"Quedan muchas más tiendas. Miremos joyas." Propuso Hyungwon con una sonrisa. 

Jongin asintió con la cabeza y continuaron su búsqueda. Solo había una tienda de joyería así que pasaron largos minutos en ella decidiendo qué se vería mejor en la mujer que cumplía años. Hyungwon miraba los anillos y Jongin los collares. Pero nada llamaba su atención. 

"¿Puedo ayudarles?" 

Una mujer alta y de aspecto juvenil, se plantó delante de ellos con los brazos hacía atrás y una enorme sonrisa falsa propia de todos los trabajadores que atendían cara al público. Seguramente, la mujer estaba agotada y quería irse a casa pero ellos no se lo estaban permitiendo. 

"Estoy buscando qué regalarle a mi madre por su cumpleaños pero estoy un poco perdido." Comentó con vergüenza y a Hyungwon le pareció adorable. 

"Os informo un poquito. Los anillos se regalan si vas a comprometerte o quieres impresionar a tu pareja. Los collares están bien, pero no siempre se acierta con ellos. ¿Que tal una pulsera?" La mujer elegante les guió por la tienda hasta unas vitrinas de cristal donde dentro se guardaban pulseras de plata y oro. 

"Son muy bonitas…" 

"Sois estudiantes, imagino." Ambos asistieron sin despegar la vista de las fincas pulseras. "Mirar, este de aquí tiene un precio asequible. Está bañada en plata y el charm consta de veinte diamantes. Es perfecta para una dama." Dijo, sosteniendo la pulsera en la palma de la mano. 

"¿Qué opinas?" dijo Hyungwon tomando su brazo. "Es lo mejor que hemos visto hasta ahora." Percibió una sonrisa egocéntrica de la mujer que los atendía. 

"Tienes razón. Me la llevo." Dijo convencido y feliz.. 

La mujer los guió hasta la recepción y encargó a su compañero que envolviera la pulsera como regalo. La pulsera fue guardada en una cajita blanca y de piel sintética donde el nombre de la tienda quedaba grabado con hilo negro. A Hyungwon todo le parecía demasiado excéntrico pero nunca había hecho un regalo así que tampoco podía juzgar. 

"Un regalo…" susurró para sí mismo pero llamando la atención del moreno que había terminado de pagar. 

"¿Quieres regalar algo?" preguntó pasando su brazo por los hombros del pequeño y atrayéndolo contra su pecho. Se notaba que había recuperado su carácter alegre después de tener el regalo perfecto para la persona que más amaba en el mundo. 

"Mhmm, no. Bueno, no lo sé." Salieron de la tienda. "Nunca he regalado nada a nadie… Ni siquiera a mí mismo." Habló apenado. 

"Pues no se diga más." Tomó su mano y empezó a llevarlo por las tiendas. "Me toca a mí ayudarte."

Hyungwon comenzó a reír contagiando al moreno. Pararon en una pequeña cafetería para descansar y hablar más relajados. Hyungwon pensó en lo que había pasado. Él no quería autoregalarse, no lo necesitaba pero, ¿y a Wonho? Entonces recapacitó en ello. Desde el primer día que llegó a la ciudad como el chico nuevo, Wonho había estado para él siempre. Lo ayudaba en todo y lo colmaba de felicidad. Merecía ser el consentido, al menos por una vez. 

"Nini." Lo llamó desde la mesa. El moreno cogió los dos vasos de café y se sentó frente a él después de haber pagado por la bebida. "¿Sigies queriendo ayudarme?".

"Claro que sí. ¿Ya has decidido lo que vas a comprarte?"

"No es para mí. Si no, para Wonho" 

Entonces la sonrisa del moreno desapareció. Hyungwon suspiró y alcanzó sus manos tomándolas para acariciar sus nudillos. 

"Por favor… Quiero tener un detalle con él y tú lo conoces de hace más años." habló con ternura para hacerle caer.

"Pero no es mi amigo." Bebió de su café para no soltar insultos contra el mayor. Hyungwon lo miró a los ojos como una gatito, aprovechando la atracción que sentía hacía él para ganar. "Joder, esta bien." Aceptó resignado, tomando las frías manos de Hyungwon y besandolas. "Lo que más le gusta a tú tonto mejor amigo eres tú. A él nunca le interesó lo material, es muy diferente a sus padres… Así que, si quieres regalarle algo debe ser mediante ti."

"¿Y qué propones?" Preguntó emocionado por conocer más detalles sobre su chico. 

"Esto me quema por dentro pero, ¿habéis hecho algo en la cama? Ya sé que solo sois mejores amigos y blah blah blah" Rodó los ojos bastante molesto con la conversación pero de verdad quería ganarse la confianza del pequeño. "Pero hay tensión sexual entre vosotros."

"Bueno, hemos hecho cosas pero yo no me atrevo a…dar ese paso" enfatizó la palabra «ese» para que el moreno entendiera lo que quería decir. 

Jongin negó con la cabeza y se levantó de la silla. Hyungwon quiso protestar pero cuando le tendió la mano para seguirle, cerró la boca y espero ansioso a saber dónde le iba a llevar. Pronto, pararon en una de las tiendas que jamás imaginó entrar. Sus mejillas se tiñeron de rosa y las manos le comenzaron a sudar. 

"¿Por qué me traes aquí? No lo entiendo." Se alejó de él. 

"Te estoy ayudando. Estoy harto de aguantar como Wonho te come con la mirada y de que tú esperes algo que no llega porque te da vergüenza." Parecía enfadado cuando habló. No le asustaba porque estaba siendo sincero. Aun así, era bochornoso estar ahí. 

La tienda era pequeña. El escaparate mostraba maniquíes vestidos con lencería y en la mantilla de seda roja, había juguetes sexuales bien colocados sacados de sus cajas. El letrero de la puerta era negro con letras rojas, demasiado sugerente y visible para un Centro Comercial donde paseaban las familias con sus niños. Hyungwon, con el corazón latiendo frenético, siguió a Jongin. Dentro, había una sola mujer trabajando, no les prestó atención lo que le puso más nervioso. ¿Tanta gente entraba que no le sorprendía ver a dos chicos ahí dentro? 

"Bien. Nada de juguetes." Dijo el moreno sacándolo de su trance. "A Wonho no le gustaba que Umma los utilizara aunque…luego ellos no funcionarán en la cama."

"¿Te lo ha contado?" dijo sorprendido por la falta de privacidad que tenía la chica. Jongin solo asintió. Concentrado en todos los artículos que había en la pequeña tienda. 

"Como quieres impresionar a Wonho, creo que lo mejor sería la lencería. Tienes de mujer y de hombre." 

"No pienso ponerme ropa interior femenina." Se negó cruzando los brazos. 

"Nada de sujetadores pero, ¿y este tipo de tangas? Son para hombres y comestibles. También podrías usar ligas y tiras para las piernas…" Pasó su ojos por el cuerpo del castaño, asistiendo a lo que había propuesto muy seguro de que todo serviría para él.

"Pero Nini…¿y si no le gusta?" 

"No seas estúpido. Wonho te follará en cuanto te vea." 

Hyungwon tragó saliva ruborizado. Él más que nadie ansiaba que ese momento llegara y establecer un lazo más fuerte con el mayor, pero seguía con muchos miedos y le asustaba imaginar que llegado el momento, Wonho se alejara para siempre. 

"Quiero que Wonho me vea como algo más que un amigo pero tengo cicatrices del pasado que no puedo cerrar todavía." Se sinceró con el moreno aún sin dar muchos detalles. "Haré todo lo que me digas y perdoname por abusar de tu buena fe. Sé que te gusto y que no es fácil para ti esto que te estoy pidiendo."

"Hyungwon, me gustas y por eso te ayudo." Acarició su mejilla. "Wonho no sería capaz de rechazarte." 

Hyungwon sonrió apoyándose en su toque. Pasado el tiempo, salieron de la tienda con las manos llenas de bolsas. Hyungwon había hecho una buena compra que, si salía bien, sería dinero bien invertido. 

Jongin le dejó en casa de Wonho, se despidió el pequeño besando su mejilla y repitiendo que se vería como un ángel cuando se pusiera todo lo que había comprado con su ayuda. Por supuesto, Jongin no estaba cómodo sabiendo que el chico que le gustaba daría un paso importante con otra persona pero aún no renunciaría a él. 

"¿Wonho?" Llamó al entrar para saber si también había llegado. No recibió una respuesta. Se llevó la mano al corazón para tranquilizar sus nervios y se encerró él baño. Abrió las bolsas e inspiró. 

Aun agitado y tembloroso, decidió dar el gran paso. Él no sabía que iba a pasar, ni cómo reaccionaría el mayor cuando lo viera. ¿Por qué iba a dejar pasar una oportunidad así? Era lo que había deseado desde el primer día, tenerlo para él. Sentirlo suyo. Le había abierto el corazón y alma, dejándole conocer sus inseguridades y sus miedos. Wonho le deseaba de igual manera, lo sabía. Porque cuando despertaba a su lado, sus brazos se aferraban a su cintura y su cuerpo reaccionaba por impulso en las noches, besando su cuello y acariciando sus glúteos. Wonho había estado en una relación tóxica donde nunca salía satisfecho, y era hora de arreglarlo. 

Hyungwon esperaría a su chico en la habitación y en lo que aparecía, rezaría para que ningún demonio en su cabeza interfiriera en su moral, y para que la noche saliera según lo planeado. 

"¡Hyungwonnie! Ya estoy en casa."

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