017🎭

Nunca había creído en le destino. Tal vez, sí en las casualidades pero con la infancia que le había tocado vivir, todas las tormentas por las que se vio obligado a pasar, para él era muy difícil que algo estaba predestinado a ocurrir. Sin embargo, esa mañana en la une el frío clima no era lo único  que le provocaba escalofríos. Tanto él como Wonho, habían decidido salir a pasear después de unos cuantos besos bajo las sábanas y un chocolate caliente en el desayuno. Era domingo, por lo que el Centro Comercial estaba más transitado que un día de entre semana. Hyungwon estaba siendo muy feliz porque su aún “no oficial novio” lo llevó en la moto. 

“Creo que hubiera sido mejor haber ido al parque… Hay muchísima gente” arrugó el ceño parándose delante de unas de sus tiendas favoritas. 

Wonho rio al ver como su mejor amigo veía a todas las personas con mala cara. Le tomó de la mano y le acompañó hasta entrar en la tienda de perfumería. La mayoría eran ancianas que simplemente se mantenían delante del escaparate sin hacer nada más que mirar los frascos de perfume y otras, jóvenes llenándose de mil aromas diferentes, sus muñecas. Fue entones que Hyungwon le vio. Estaba igual que como lo recordaba: alto, pelo largo, barba perfilada ahora más gris, ojos verdes y aquella barriga cervecera que tantas tardes había soportado sobre él. Su mente se quedó en blanco, ya no sentía poder respirar. Wonho lo notó enseguida ya que no le estaba prestando atención.

“Hyungwon, ¿qué pasa?” Pero este no le hacia caso. 

Demasiados recuerdos imposibles de olvidar. Hyungwon apretó  la mano del peli-negro y dio un paso atrás, chocando con unos de los estantes de perfumería haciendo que algunos frascos se rompieran contra el suelo y llamando la atención de los presentes. Incluso la de él. Aquellos ojos verdes le reconocieron y en sus labios se formó una sonrisa ladina, como la de una hiena carroñera esperando pacientemente a su presa. 

“Sácame de aquí” le dijo ignorando los reclamos de las chicas que trabajaban ahí y pedían una explicación por su actitud. 

“C-claro que si” Wonho le sostuvo de la mano y miró a su alrededor para evitar más accidentes. “Disculpe, cuando mi amigo se encuentre mejor, volveremos para pagarle los daños causados” hizo una reverencia y salió de la tienda. 

Llegaron hasta una sala donde había varios asientos acolchados para sentarse y poder hablar de lo sucedido. Hyungwon seguía alerta, mirando cada dos segundos ha sus espaldas por si a aquel hombre le había dado por seguirlos, pero no era así. Aún asustado, cerró los ojos y suspiró sin atreverse a mirar a su acompañante. Quizás, la bola se estaba haciendo demasiado pesada y grande para seguir ocultando un secreto de ese calibre. La mano grande y cálida de Wonho se posó en su pierna y la acarició. Vio de reojo como mostraba una sonrisa comprensiva pero que al igual que los demás que habían  presenciado su actitud, buscaba una respuesta.

“Lo siento… He arruinado el día” se quitó una lágrima que amenazaba con escapar. 

“¿Qué es lo que te ha pasado? Estabas bien cuando entramos”. Preguntó calmado y bastante preocupado.

Hyungwon le miró y pensó  cuál  sería la mejor excusa para evadir el tema que se avecinaba. Entonces, una gruesa y alegre voz les llamó a lo lejos y que a medida que se acercaba, sonaba más  oscura y desagradable. Claro que esto solo era para él. Wonho se levantó y recibió al hombre extraño y desconocido. 

“Hacía mucho tiempo que no te veía, Hyungwon” 

“Perdona, ¿os conocéis?” 

A Wonho no le habría sorprendido si aquel hombre hubiera sido de la misma edad que ellos, pero a simple vista rondaba los cuarenta y él no había escuchado hablar sobre los posibles amigos en la familia de su chico, así que sí, a parte de confundido estaba inquieto.

“Era un buen amigo de su madre, pasaba las tarde con ellos cuando Hyungwon era más pequeño” sonrió hacia los dos. “¿No vas a saludar?”

“Hola…” dijo cabizbajo y sin levantase del asiento. 

“Cuanto has crecido, la última vez que jugamos juntos solo tenias nueve años”

Wonho entrecerró los ojos, había algo en el desconocido que no le gustaba pero no se atrevía a decir el qué. Con sutileza, se acercó más al castañito y posó la palma de su izquierda sobre su cabeza. Escuchó un leve suspiró que lo dejó aún más intranquilo y que le daba una pista de que estaba en lo cierto con desconfiar de aquel hombre corpulento y mal arreglado. 

“¿Eres su amigo?” Se dirigió a Wonho y este asintió. “Tranquilo, no soy ninguna amenaza, solo quería saludar. Cuando murió tu madre, Hyungwon…me puse muy triste y desde entonces hemos perdido el contacto. Seguro que sigues teniendo mi número, llámame cuando…me necesites”

“Que fueras amigo de mi made no quiere decir que yo lo haya sido también” siguió dándole la espalda porque si le miraba a los ojos, sabia que todo acabaría para él. 

Wonho escuchó  atentamente sus palabras y fue la clave para querer protegerlo del extraño y sacarlo de allí  inmediatamente. 

“Nosotros nos íbamos ya” ayudó a que el menor se pusiera de pie y pasó un brazo por su pequeña cintura. Cuando levantó la vista hacia el hombre que se mantenía parado frente a ellos y con los brazos cruzados, vio como este pasaba su arrugada mirada por el cuerpo de su chico y se mordía el labio. Quiso golpearlo y hacerlo añicos pero se contuvo porque no quería más escándalos. “Siento decir que no ha sido un placer conocerle”. Finalizó la conversación y situándose detrás de Hyungwon, fueron juntos hasta la salida con paso ligero.

Una vez fuera y delante de la moto, Wonho sacó su teléfono móvil y llamó a la perfumería para hacerse cargo del pago por los perfumes rotos. Fue algo rápido y lo agradeció. Volvió su atención al menor que ya se había colocado en la moto con el casco entre sus  manos. El peli-negro decidió hablar con él en casa, se montó en la moto y encendió el motor. Hyungwon se aferró a su cintura como antes no lo había hecho, escondía su rostro en la ancha espalda del mayor y guardó silencio, algo que a Wonho le dejó igual de intranquilo pues en la mañana no había quien le cerrara la boca por la emoción de subir por primera vez en una moto tan grande y bonita. Al llegar a casa y dejar los cascos en el armario de la entrada, Wonho guió al menor hasta el sillón del salón y le sentó sobre su regazo. Seguía sin hablar y sin despegarse de su cuerpo.

“Así que tengo razón en desconfiar de ese tipo, ¿no?” Susurró contra su mejilla antes de dejar un pequeño beso sobre ella. “¿Hay algo que deba saber?”

“No…” hizo una pausa. “No es fácil”.

“Pero puedes confiar en mí. Hyungwon, ni tu padre ni tú me habéis hablado nunca de nadie fuera de vuestra familia, ni de amigos ni de nadie cercano. ¿Quién era ese hombre?”

“Te digo que no es fácil para mi hablarte de ello, joder” se levantó de su regazo y fue hasta la cocina. Allí, cogió uno de los cuchillos y algo de fruta para mantener la boca ocupada y evitar la conversación. Sin embargo, el mayor le siguió y continuó insistiendo sin darse cuenta de lo mucho que comenzaba a irritar a Hyungwon. 

“Ese imbécil te estaba mirando el culo y por lo que ha dicho, sabe donde vives. No voy a estar tranquilo sabiendo que puede volver a tu casa. ¿Y si es peligroso?” 

“Cállate, no sabes nada, Wonho” murmuró agarrando con más fuerza el cuchillo. 

“¡Por eso te pregunto!” Se acercó a él y le dio la vuelta porque odiaba hablar con su chico y no verle la cara. 

Hyungwon, entonces, no vaciló en clavar el cuchillo en la encimera y soltar la pieza de fruta en ella cuando sus miradas se conectaron. No le había dado tiempo a procesar lo que había pasado, todos los recuerdos de cuando solo era un niño asustado y torturado le golpean de frente hasta el punto de perder las formas. Había hablado mal a Wonho, ignorando que era el único que de corazón se preocupaba por él. 

“Y, ¿qué quieres que te diga?” Su labio inferior tembló, las puntas de sus dedos comenzaron a picar y su cabeza creía explotar de dolor. En ningún momento apartó su mirada de los ojos tristes y asustados de su mejor amigo. “Ese hombre, como tantos otros, era amigo de mi madre pero no de la forma en la que crees. Cada tarde…” se apoyó en la encimera y miró hacia el techo para evitar las lágrimas. Estaba harto de ser débil, de callar y guardar tanto tormento. “…cuando volvía del colegio yo sabía  que mi padre estaría trabajando y me quedaría solo en casa. Mi madre siempre les invitaba…con los labios rojos y el vestido más elegante que encontraba en el armario”

Wonho tragó saliva y nervioso, dio dos pasos al frente para estar más cerca del menor. Pasó un brazo por su costado y apartó el cuchillo lo más lejos que pudo. Después, le abrazó por la cintura y dejó que continuase con miedo a escuchar la historia completa.

“Al principio todos ellos lo hacían con ella, pero llegó el día en el que me obligó a mi. Wonho, solo tenía cinco años. No sabía…no era consciente de qué era lo que me hacían ni el porqué hasta que crecí y lo entendí” se llevó la mano al corazón y empezó a llorar desconsolado. “Mi madre no amaba a papá, sino al dinero y para ese entonces nos hacía falta…Y llegó un punto en el que ya todo me daba igual y simplemente accedía porque no quería ver a papá triste ni que se fuera de casa porque si él se enteraba de la clase de hijo que tenía, me abandonaría sin mirar atrás. Todas las tardes, cuando volvía de clase…allí estaba él, en mi habitación, desnudo esperándome…”

“Hyungwon, ¿qué coño estás diciendo?” Buscó su mirada perdida. No podía creer lo que estaba escuchando.

“¡Lo que oyes! Es lo que tú querías saber y lo que yo no quería contarte. Ahora ya sabes que he sido golpeado, maltratado, abusado y odiado por mi madre y tantos hombres de edades variadas. Me han escupido, han dejado huellas en mi cuerpo que ya no se borran y cicatrices en mi mente que no puedo curar.” Se apartó de Wonho alejándose de un empujón en su pecho y se escondió en la habitación. El mayor corrió detrás suyo intentando abrir la puerta sin éxito. Detrás de esta, Hyungwon continuó hablando. “Te doy asco, por eso tuve que mentir. ¡Me echarás de tu vida y me despreciarás!…Y-y lo peor de todo es que volverás con ella y le contarás todo a mi padre, ¡y también me abandonará!” 

“¡Abre la puerta! Deja de ser tan necio y déjame entrar. En el peor de los casos, estás en mi casa, encerrado en mi habitación, ¡no seas tonto y abre!” Siguió intentando abrir hasta que de un golpe con el brazo, lo consiguió. Hyungwon estaba tirado en el suelo, abrazado a sus piernas y llorando por la ansiedad y el miedo a perderlo. Wonho, se agachó y le acunó  el rostro con las dos manos.

“¿Por qué?” Tartamudeó.

“Por qué, ¿qué?” Uso los pulgares para enjugar las lágrimas que salían incesantes le hinchaban su hermoso rostro. 

“Por qué me tocas y sigues preocupado por mi después de todo lo que te he contado. Estoy sucio, doy asco, no puedo gustarle a nadie por lo que fui…ni siquiera vas a perdonarme por ocultarte algo tan horrible y hacerte creer que mi madre era buena…” 

“Deja de decir eso” negó con la cabeza. 

“Pero es la verdad. Pensabas que yo era puro, inocente y adorable, cuando es todo lo contrario. Aprendí todo de la peor forma posible y eso da asco” apartó su rostro de las manos cálidas y suaves de Wonho aunque este no lo permitió.

“No me das asco y mucho menos haré todo eso que me has gritado hace unos minutos. No soy un monstruo… . Entiendo porque me ocultaste, es repugnante como tu madre te trató y quiero vomitar todo el odio que siento hacia ella ahora mismo pero, no eres una basura y mereces ser amado” sonrió con pena manteniendo la compostura. 

“¿De verdad?” 

“¿Cómo podría hacerlo? Solo eras un niño al cuidado de alguien equivocado” lo consoló con ternura. “Hagamos una cosa” Hyungwon asintió secándose las lágrimas con la manga de la camiseta. “Voy a preparar la bañera, nos bañaremos juntos y te daré un masaje. Y después, cuando estés más tranquilo, llamaremos a tu padre para que le cuentes lo mismo que a mi”. 

Hyungwon, negó con la cabeza furiosamente. Su padre lo era todo para él, por encima de cualquiera. Contarle cómo era la mujer a quien amaba en realidad y como creció él mientras trabajaba honradamente, sería como clavarle mil cuchillos en el estómago y verle morir. Wonho, le levantó del suelo y le cogió en brazos. 

“No voy a obligarte a hacer algo que no quieres porque estás asustado y te da miedo, pero vivir en la ignorancia a veces no es lo mejor” besó su mejilla. 

Además de eso, aun no había soltado la carga más pesada. Había sido valiente hasta ahora, liberando parte de su pasado pero quedaba lo más desgarrador y para ello, no estaba preparado. 

"Dame tiempo, por favor" apoyó su frente en la del mayor y cerró los ojos algo cansado. 

Wonho solo asintió y lo abrazó con mayor cariño mientras lo sostenía en brazos. Estuvieron así durante algunos minutos. Luego, Wonho hizo lo acordado. Llenó la bañera con agua caliente añadiendo sales de baño que guardaba por si un día a su madre le daba por hacer una visita sorpresa y quería relajarse después de un largo viaje, puso un par de velas aromáticas y apagó la luz. Supuso que, ante la dura confesión, a Hyungwon le avergonzaría estar completamente desnudo por lo que acomodó el lugar de la mejor forma posible para que él estuviera más confiado y seguro. Los dos chicos se desnudaron y se metieron en la bañera juntos. Hyungwon descansaba sobre el pecho del mayor mientras este pasaba la suave esponja por su cuerpo. Varias veces, fue consciente de aquellas marcas en la piel dorada y perfumada del pequeño y eso solo incrementó el odio y repulsión que sentía por la mujer que tan mal le crió. 

"¿Estás mejor?" preguntó abrazando su cintura y posando su cabeza sobre el hombro del menor. 

"Si… Gracias por ser tan bueno conmigo" ladeó la cabeza y lo observó. "Y por pagar el destrozo de esta mañana" soltó una débil risa que fue correspondida. 

"Pasará un tiempo hasta que nos dejen entrar pero eso no importa. Solo quiero que tú estés bien" besó su hombro. "Trata de olvidar que algún día las personas que te amamos, vamos a abandonarte…"

"¿M-me amas?" se dio media vuelta salpicando el suelo ante el movimiento brusco del agua. 

"No me digas que no lo sabías" alzó una ceja y le sonrió con burla provocando ese adorable sonrojo en sus mejillas. 

"P-pues no, es decir…con todo lo que ha sucedido y-yo…" 

"Hyungwonie, yo no amo a la ligera" le agarró con los dos dedos la barbilla y lo acercó a él hasta que solo unos centímetros los separaban. 

"¿Me seguirás besando aún sabiéndolo todo?" Susurró contra sus labios con el corazón latiendo frenéticamente. 

"No hay nada que me guste más que saborearte. Eso es el pasado y te ayudaré a superarlo. Lo haremos juntos"

Hyungwon asintió y con un gesto tímido pero atrevido, cortó la distancia que los separaban para unir sus bocas en un beso lento y lleno de confesiones. 

Wonho aún mantenía una pizca de inquietud dentro de su cabeza pero Hyungwon era mucho más importante que la preocupación por no saber lo que desencadenaría haber descubierto su verdadero pasado. Ahora, no podía separarse del pequeño, quería demostrarle que seguía siendo suyo y podía confiar en él. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top