013 🎭
Era de tarde en la que su pesadilla daría comienzo. Nubes negras tapan un cielo azul, solo se escucha el agua correr dentro de la bañera, una mujer danzando por la casa con una sonrisa radiante y manos temblorosas. El pequeño, sin entender a qué se debía tanta ilusión, se vistió tal cual la mujer se lo mandó. Llegó ella para sacarlo del baño con un tirón limpio del brazo. «Mamá, papá no cumple años hoy. ¿Por qué te has puesto tan guapa?» pregunta con inocencia. La mujer pegó un pequeño brinco cuando el timbre sonó. Rápida y feliz, abrió la puerta. Un hombre vestido de traje y corbata, entró a la casa. El pequeño se asustó. Un desconocido abrazaba a su madre y la manoseaba sin descaro por encima del vestido negro. El hombre lo miró y sonrió lamiendo sus labios finos. «¿Traes el dinero?» dijo la mujer en un pequeño susurro. «Por supuesto, nena. ¿Ese es el niño? Entre los dos me vais a dejar seco» El hombre de rasgos maduros, se separó de la mujer y caminó hasta el pequeño. Él estaba parado en medio del comedor, haciendo puños con sus manos. ¿De qué dinero hablaban? ¿Por qué se ha convertido en el centro de atención? Se preguntaba mirando a su madre para ser salvado cuando el hombre de pelo largo y traje estuvo frente a él. «Tienes una mamá increíble. Discreta, ambiciosa y con ganas de fiesta…», «Lo sé, pero no entiendo que tengo que ver yo con esto… ¿Mamá?» Sabía que algo no iba bien. Había notado a la mujer muy rara desde hacía días. Apenas hablaba con su padre y cuidaba bastante su aspecto físico. Muchas noches las pasaba fuera y al día siguiente llegaba con compras nuevas. La mujer se puso frente a él y le acarició la mejilla. «A partir de ahora, trabajaras para que mamá pueda darse los lujos que tu padre nunca podrá permitirse. Hyungwon, acompaña al señor a mi habitación», «soy pequeño para trabajar y tengo que hacer los deberes de clase». En ese momento, la palma fría y sudorosa del hombre, estalló en su delicado rostro. El pequeño gritó cuando fue sostenido por los brazos del desconocido y lo levantó del suelo, cargándolo en su hombro. Hyungwon pateó y lloró. Su madre no hacía nada, se mantenía cruzada de brazos observando como se lo llevaba al cuarto. «¡No hables así a tu madre! ¿Quieres verla triste?» el niño negó. «Entonces pórtate bien»
A partir de ahí, sus tardes se resumían en golpes de desconocidos y abusos. Era tocado, besado, maltratado y humillado por cada uno de esos hombres que entraban en lo que antes llamaba hogar. A veces, incluso dos veces en la misma tarde. Ninguna lágrima, ningún quejido. Creció conteniendo cualquier emoción. Era más fácil abrir las piernas y cerrar la boca a gritar y pedir ayuda. ¿Qué dirían si le vieran así? ¿Alguien le ayudaría?.
«Papá te va a odiar… eres una maldita zorra» dijo ocultando su cuerpo con las sábanas cuando la mujer entró al finalizar el acto y el desconocido de la tarde se marchó. «¿Se lo vas a decir tú? Es demasiado tarde y también terminaría odiandote» sonrió contando el lote de billetes. «Vístete, das asco» le tiró dos billetes de menos valor a la cara y lo dejó solo. Hyungwon empezó a llorar en silencio. Quería ponerle fin a todo pero se sentía cobarde. Se levantó de la cama y metió en una bolsa de basura las sábanas y el papel higiénico que había utilizado el hombre para limpiarse. Fue hasta la ducha y cayó de rodillas dejando que el agua limpiara su delgado y maltratado cuerpo. Continuó llorando. Se daba asco a sí mismo. El jabón nunca terminaría de limpiarlo. Escuchó la voz de su padre. Había vuelto del trabajo. Salió de la ducha, se puso el albornoz y corrió hacia él. «Hijo, ¿cómo estás?» lo abrazó tan fuerte que comenzaban a dolerle los brazos. «Papá, por favor no trabajes más» suplicó al borde del llanto. La mujer entonces, los separó y se puso entre ellos. «Cariño, déjalo. Está muy tonto últimamente», «Hyungwon, por qué dices eso. Sabes que nos hace falta el dinero» Mientras él se deslomaba para traer dinero a casa, su mujer reunía a hombres para ganar dinero de la forma más rastrera y miserable a escondidas. «No tanto, yo te necesito en casa papá», «Hyungwon, cielo…quiero que tengas un buen futuro y para eso, debo trabajar…» La mirada amenazante de la mujer lo echó para atrás. No podía hacer nada, solo aferrarse a la figura de su padre hasta caer rendido de sueño. «Mujer, muestra un poco más de cariño a Hyungwon. Él es tu hijo, sabes que le puede afectar gravemente tus acciones» dijo antes de acostar al pequeño en la cama. La mujer se quedó callada frunciendo los labios en una delgada línea.
«Voy a hacer que desaparezcas, mamá» susurró en medio del sueño el pequeño niño de ojos avellana.
El cuerpo del mayor se apoyaba ligeramente sobre él, acariciando su cintura con leves caricias que ascendían por su tronco hasta que sus dedos traviesos encontraron la carne rosa y erógena. Hyungwon jadeó cuando sus pequeños pezones fueron pellizcados en medio de un beso lento y húmedo. ¿De qué manera haría desaparecer todos esos horribles recuerdos? Deseaba centrarse en la persona que tenía enfrente.
"Hyungwonie, no me ocultes nada por favor" le levantó los brazos y le sacó la sudadera holgada que le protegía del frío pero que ahora le dejaba tan indefenso.
"Wonho, no quiero ocultarle nada…" confesó abrumado.
Su mente iba de un recuerdo pasado a una idea sobre lo que podría pasar con su mejor amigo. El mayor volvió a pellizcar y masajear sus rosados pezones, no iba rápido. Era lento y provocador. Hyungwon le agarró por la nuca para juntar sus bocas por segunda vez. Necesitaba estar junto a él, sentirse amado para olvidar cada una de sus pesadillas.
"Estás temblando, Hyungwonie" pasó un brazo por su cintura y acarició su mejilla herida con la mano libre. "No quiero apresurar nada" susurró contra sus labios antes de morderle el inferior con necesidad. "Puedo…puedo esperar".
¿Era eso lo que quería?
¿Estaba preparado? ¿Y si se daba cuenta y le producía asco ver las cicatrices que una vez estuvieron abiertas y sangraban por culpa de un malentendido en el pasado?
Hyungwon agachó la cabeza y se apoyó en el mayor. Con él todo era diferente. Le cuidaba y se sentía acogido. Cuando lo abrazaba, no tenía miedo, no había rastro de emociones negativas. Todo era bello.
"Ey, sentemos" le acompañó tomándolo de la mano y se sentaron en la cama. "¿Qué ocurre? ¿Ha sido por lo que he dicho?"
"N-no. Debí decirte la verdad en vez de meter a mi padre en esto, lo siento" alcanzó un cojín para mantenerse distraído. "Hay algo de lo que quiero hablar…" su voz se quebró. "¿Tú me quieres?"
"¿Qué clase de pregunta es esa?" le pilló por sorpresa. "¡Claro que lo hago! Eres la persona más importante para mí, por encima de mis padres incluso". Se sentó más cerca de él y le cogió de la mano.
"Mi madre nunca me quiso. Me lo hacía saber cada día de mi vida y aprovechaba cualquier momento para hacerme daño…" cerró los ojos para no ver el rostro del mayor. "Papá trabajaba todos los días porque en casa nos faltaba el dinero y apenas lo veía. Mi madre comenzó a trabajar desde casa y me metió desde bien pequeño a trabajar con ella…"
"Hyungwonie…" dijo con tristeza. "Dime en qué trabaja tu madre" creía intuir la respuesta pero era algo demasiado cruel hasta para imaginarlo. Él negó la cabeza y no insistió más.
"Y-yo no quiero que dejes de amarme, Wonho. Porque siempre me he sentido utilizado, infravalorado y humillado por todos…Si tú de pronto me abandonas…" rompió a llorar llevándose la mano al corazón.
"¿Por qué piensas eso? Nunca podría abandonarte, aunque peleemos o nos ocultamos cosas en un momento puntual con la intención de no herirnos, eres demasiado especial para mí, pequeño" se inclinó para besar sus labios mojados por las lágrimas y enjugó estas con sus dedos. "Hagamos una cosa…" propuso llamando la atención del menor.
"Que…" se animó un poco al ver la sonrisa de quien le hacía temblar.
"Nuestra amistad está basada en la confianza y respeto…No te obligaré a dejar de hablar con Kai por mucho que me moleste porque es decisión tuya. Pero, al igual que yo te cuento lo del chico que me envía fotos calientes, no me mientas cuando vayas a salir con él…"
Hyungwon lo miró atento. Sus lágrimas cesaron y fueron reemplazadas por una bonita sonrisa. El miedo a no ser entendido por el mayor había desaparecido. Si bien no había sido muy explícito con los detalles, era suficiente para que por el momento comprendiera sus emociones.
"Te prometo que solo es amistad… Yo solo quiero tenerte a ti…" ladeó la cabeza y se mordió el labio inferior. Su mano recorrió la pierna del mayor hasta llegar a la hebilla del cinturón.
"¿Quieres intentarlo?" tragó saliva lleno de expectación.
"No estoy preparado…" mintió. "Pero quiero que me sigas besando"
Wonho inspiró llenando sus pulmones de aire. Eran grandes las ganas que tenía de pasar lo que quedaba de día con su mejor amigo. Estaba sorprendido consigo mismo. A parte de Umma y alguna que otra relación de una sola noche, nunca había tenido tantas ganas de estar con un chico, y le sorprendía aún más que ese chico fuera Hyungwon. Era inevitable. Se atraían. ¿Cómo no iba a cumplir sus peticiones?.
Hyungwon se tumbó en la cama tirando de Wonho para que quedara encima de él. Su piel desnuda recibió una corriente eléctrica cuando sintió el peso del mayor. Sus bocas se juntaron en un par de besos tímidos que dieron inicio a la lujuria. Cerraron los ojos para que los demás sentidos se agudizaran. Hyungwon jadeó en busca de aire, empezaba a molestarle la camiseta del mayor. Se separó agitado y acarició los abdominales de Wonho por debajo de la camiseta.
"¿Puedes quitártela? No es justo que solo yo esté así…" Hizo un mohín con los labios.
"Eres adorable" se separó de él quedando de rodillas y se quitó la camiseta dejando sin aire al menor que lo miraba desde abajo. Ahora se sentía pequeño, frágil. Había visto muchas veces el cuerpo del mayor en los vestuarios cuando terminaban la clase de educación física pero no se comparaba a la situación de ahora. Podía rallar queso en esos abdominales. Wonho rió y volvió a tumbarse sobre él, ahora suspirando por estar piel contra piel.
"Hyungwonie, me gusta estar así contigo" besó su cuello y mandíbula. "Cuando pasaba la noche con…ya sabes quién..." sonrió cuando el castaño levantó la ceja y se puso serio. "Nunca me había detenido tanto en besar su boca, no me daba tiempo a admirar su ojos ni su cuerpo. Era todo tan…desordenado. En cambio contigo es tan diferente…" besó sus labios y rápido el castañito cambió su expresión a una más relajada y tierna. "Eres dulce y tus ojitos brillan cuando te toco. Tus mejillas se ponen rojas y cuando arrugas tu pequeña nariz…" le dio un beso en ella. "Joder, quiero besarte hasta dejarte sin aliento y recorrer tu cuerpo entero…" movió sus caderas creando fricción entre sus miembros.
"Dame tiempo…" acarició su rostro antes de bajar sus manos a la cintura del mayor y lamer sus labios. "¿Podrás esperar? Sé que fui yo quien empezó esto pero es mejor si vamos despacito"
"Puedo intentarlo" asintió sin prestar demasiada atención. Solo quería saborearlo y amarlo. "¿No quieres que haga lo de la otra noche en tu cama?" preguntó en medio de un beso que no tenía fin.
"¿Y qué pasa contigo?" alzó las caderas provocando que el otro gruñera desde la garganta.
"Solo importas tú, yo me ocupo de mí más tarde… Deja…deja que te toque por favor".
Por primera vez se preocupan por él. ¿Dónde estaban los golpes y los tirones a la ropa hasta romperla para tocarlo sin afecto? Hyungwon contuvo la respiración porque no se creía lo que estaba viendo. Le estaba pidiendo permiso para acceder a su cuerpo y no hacía nada hasta que él diera una respuesta. Todo era tan nuevo y perfecto.
"V-vale…" se sintió nervioso y lleno de alegría.
Acto seguido la mano de Wonho desabrochó el botón de los jeans metió la mano por debajo de estos, Hyungwon se tapó la boca con la mano en un intento de callar sus gemidos. El mayor repartió besos por su rostro mientras que su mano derecha abrazaba el tronco erecto y duro del castañito. El sonido húmedo y los suspiros del menor se hicieron un hueco en la habitación.
"Wonho n-no hay no" sollozó cuando la cabeza de su pene fue acariciada por la mano cálida del nombrado. Quería juntar sus piernas, mantener inmóvil su cuerpo pero se sentía demasiado bien. "Y-ya para o harás que.. " el mayor lo cayó con un beso.
Cada vez iba más rápido, el líquido preseminal hacía que el bombeo fuera ruidoso. Estaba avergonzado, quería esconderse bajo las sábanas y desaparecer. La lengua de Wonho no le daba descanso, recorriendo el espacio de manera dominante y posesiva. Hyungwon le tomó por los hombros y clavó sus uñas en el momento en el que se vino en la mano de su compañero.
"Lo siento…" se disculpó como tantas veces lo había hecho en el pasado. Pero al contrario de una paliza por manchar con su esencia al otro, recibió un abrazó repleto de intimidad y amor. "Porqué…"
"No te disculpes por algo tan natural como lo es un orgasmo…" sonrió escondiendo su rostro en su cuello.
Hyungwon lo abrazó de vuelta, pegando sus torsos desnudos y sudorosos. Ahora le amaba más si eso era posible. No estaba mal recibir placer. Cerró los ojos y se aferró más al mayor.
"Te dejaré una camiseta para que estés más cómodo, ¿quieres ducharte? Yo avisaré a tu padre de que te quedaras aquí". Dejó un beso en su hombro y se separó de él, dejándolo libre en la gran cama.
"Me parece bien" se sentó colocándose los pantalones y recogiendo del suelo su sudadera. "No tardaré mucho".
"Lo que necesites, Hyungwonie"
Y ahí estaba otra vez. Esa cordialidad, espacio y tranquilidad. Había pasado años encerrado en una burbuja llena de oscuridad e hipocresía donde él no importaba. Creyendo que lo que estaba bien y era normal era raro y malo. Y, ¿dónde se había metido la mujer que sacaba lo peor de él? Hyungwon pidió un deseo. Seguía teniendo miedo, por supuesto. El rechazo y el abandono se mantenía en un cofre cerrado con llave en alguna parte de su cerebro. Se prometió ir despacio con Wonho, no asustarlo. Que fuera él quien lo deseara y tomara la iniciativa con control y necesitado.
Solo de esa manera conseguiría tenerle por completo atrapado en su telaraña.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top