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Hoseok me tomó del brazo para llevarme junto a él. Dejamos a un patidifuso Yoongi atrás al que le sonreí con un arrepentimiento más falso que el color de cabello de Jungkook. Me moría por Yoongi, a quién iba a mentirle, pero al parecer nuestras vidas no estaban hechas para converger, mucho menos para compartirlas. Reafirmé el hecho cuando le vi volver con la misma chica con la que bailaba antes y le metió la lengua hasta la campanilla. A mí jamás me había dado un beso tan caliente. Pero lejos de molestarme, pensé que había aligerado un peso de mis hombros. No sería indiferente ante él, simplemente quedaríamos como un par de amigos que alguna vez intentaron algo y jamás resultó.
El segundo vaso de la noche se fue en un abrir y cerrar de ojos. Y yo me sentía jodidamente bien. Incluso me reí cuando Hoseok, entre carcajadas, me señaló en dirección a la entrada de la casa, por donde iba Min junto a la chica, y me decía algo parecido a "ya se va a follar".
ㅡJungkook me susurró que te salvara de ese tíoㅡsoltó mi acompañante de repente. Nos habíamos alejado un poco de la fiesta, según él, para que yo respirara aire puroㅡ¿Me dices por qué?
ㅡEs una historia un tanto larga.
Hoseok apoyó la barbilla en la palma de su mano derecha, mientras sostenía el vaso de bebida en la izquierda, como si tuviese el codo apoyado en alguna superficie cuando en realidad estaba en el aire.
ㅡTe regalo mi noche, Jim.
Intenté pensar en aquellas palabras como algo diferente a flirteo y meditarlas como algo que representaba curiosidad.
ㅡMejor te hago un resumen: Yoongi es un chico con el que estaba intentando algo y... ambos no se caen muy bien que digamos.
ㅡMhm, entiendo.
ㅡCreí que iba en serio lo de bailarㅡbromeé para alejar el tema de Yoongi por el resto de la noche.
ㅡFue lo primero que se me ocurrió, incluso antes de que él hablaseㅡHoseok volvió a mostrarme una de sus sonrisas matadorasㅡPero realmente lo pensé. ¿A ti te gustaría?
Me lo estaba preguntando pero sus ojos me gritaban "por favor". No pude resistirme a menudo chico con cara de ángel. Dejé el vaso de bebida sobre el césped y acepté la mano que me ofrecía. El tercer contacto físico de la noche y yo temía olvidarme de quién era Jungkook.
Las personas que vivían a base de prejuicios hubiesen sido las primeras en juzgarme por mi comportamiento y pensamientos. Intentaba algo con Yoongi mientras me enrollaba con Jungkook. ¿Cuál era el problema? Me gustaban los dos y eso estaba bien. El único inconveniente que podría llegar era por la falta de comunicación; Jungkook sabía todo sobre Yoongi, pero Yoongi no sabía que me comía la boca con mi mejor amigo de vez en cuando. Fuera de eso, todo bien. Y aquella noche, me atraía Hoseok por simplemente ser él. No podía haber ningún problema en gustar de alguien. Era de pensar en que podíamos amar a varias personas sin inconveniente alguno. Simplemente amar, querer o desear. No podía vivir negándome a mis instintos, reprimiendo mis emociones por miedo a ser juzgada.
Agradecía a Jungkook que el fue quién me mostró que tenía todo esos pensamientos atascados sin poder expresarlos por la forma en que vivía.
Dentro de mis planes de futuro estaba disfrutar mi juventud al máximo sin poner mi vida en riesgo.
Una luz roja de alerta se encendió en mi interior cuando las palabras de Jungkook comenzaron a rebotar dentro de mi cabeza.
No bailes con él.
El consejo englobaba todo lo que refería a Hoseok.
Jamás había visto movimientos ni que se acercaran a los de aquel chico de sonrisa amplia. Un movimiento de caderas me envolvió en cuestión de segundos, cuando el encargado de la música decidió que era buena idea comenzar a cavar mi tumba esa noche.
¿Tensión?
Madre mía, ya la situación rebasaba los límites de tensión entre Jung Hoseok y yo. Ni el innombrable por esa noche había llegado a tal punto. Con dieciocho años había experimentado bastante, en todo lo que podía alcanzar con mi edad. Así que me atrevía a decir que Hoseok me atraía sexualmente a niveles superiores.
No supe cómo, pero pude igualar un poco a su ritmo y terminar de unir el rompecabezas que formamos esa noche.
ㅡJ-Hope, mi turno, hermanoㅡno me permití sorprenderme ante la intromisión de su voz. Sabía que tenía el tiempo contado antes de que apareciera.
ㅡTen cuidado, Jeon. A lo mejor te quemaㅡHoseok se fue luego de darle un apretón en el hombro a Jungkook y guiñarme un ojo de nueva cuenta.
ㅡHola, guapetón de cabello verdeㅡle sonreí a Jungkook para luego tomar sus manosㅡ¿Has acabado ya tu grandiosa plática sobre rap?
ㅡ¿Ya estás ebrio?
ㅡSolo llevo dos vasos, Jeon. No es suficiente para embriagarme.
ㅡPero qué rápido te calentó Hoseok.
Y no me había dado cuenta de eso hasta que él lo mencionó. Y es que el hecho era totalmente cierto. Quizá, sí se me había subido un poquito el alcohol y los movimientos de cadera de Hoseok no ayudaron mucho.
ㅡ¿Celoso, Jeon?
ㅡMás quisieras, Parkㅡpero la fuerza con que me tomó de la cintura contradecía por completo sus palabras.
Me acercó a él con rapidez, dejándome percibir el calor de su cuerpo y recibiendo el mío en un momento peligroso para ambos.
ㅡTe preguntaba por el chico vainilla pero no quiero arruinar la noche.
Me dejé llevar por su voz, profunda y ronca como siempre. La misma que me preguntó si estaba bien la primera vez que me vio.
Bailar con Jungkook se me hacía la cosa más cómoda del mundo, tenía precisión en sus movimientos, sentía la música y nos complementábamos tan bien que en ocasiones era difícil de creer. Jungkook comenzó a acariciarme el abdomen por sobre la tela del jersey, podía sentir su pecho hincharse y deshincharse pegado a mi espalda y eso solo delataba el estado acelerado de su respiración.
Comenzó a sonar una canción que hacía muchísimo tiempo no escuchaba. La letra era en Inglés, ese tipo de letras sensuales que despertaban cierto cosquilleo en el oyente.
ㅡLotta smoking, drinking, that's the shit I'm on.
Canté esa frase para él, porque en realidad no decía mucho de mí. Jungkook era una mezcla de tatuajes, cigarrillos y menta. Alguna que otra vez, le había besado luego de que fumara, e incluso le había dado alguna calada a uno de sus cigarrillos, y entonces supe que esa mezcla era porque los cigarrillos eran de menta. Me gustaba muchísimos cuando se compraba de esos, y me quedaba como una tonta viéndole fumar. Y no era porque yo también quisiera. Solamente era porque Jungkook se veía malditamente caliente cuando lo hacía. Más de una vez me atrape pensando en verle fumarse el cigarrillo post-polvo luego de haber follado con él. Lo sé, bastante turbio pero cierto.
ㅡYa que cantaste, ¿sabes lo que viene ahora?ㅡpreguntó con fanfarronería.
Negué con la cabeza para hacerme el inocente. Por supuesto que sabía qué frase seguía, aquella canción contaba historia para ambos.
No llegué a advertir el momento en que Jeon decidió acercarse a mí. Mucho menos cuando pegó su frente a la mía o cuando sus ojos se clavaron en mí como dos imanes que jamás serían capaces de separarse. Hice un puño su camiseta negra, en busca de algo a lo que aferrarme antes de caer por el temblor de mis piernas. Jungkook suspiró, la calidez de su aliento mentolado me golpeó de lleno en el rostro y todo se me movió cuando se decidió a completar su maldita frase con la puta letra de la canción.
ㅡIs we fucking when we leave the club or nah?
Sabía que había una palabra que no coincidía con su confesión o ¿invitación? No estaba muy segura.
Lo que sí podía asegurar era que me deshice por completo entre sus brazos luego de escucharle. Pues sí, era una maldita invitación a un suceso que Jungkook había estado evitando todo ese tiempo. Y yo realmente comencé a sentirme como una cría emocionada por un día de campo.
• •
Se me escapó el tercer suspiro de la noche. Las manos de Jungkook comenzaron a cobrar vida sobre mi cuerpo, siguiendo un camino que había sido respetado por un tiempo. Siseé cuando la espalda me chocó contra una puerta, el ruido causado fue casi inaudito debido a la música. Una mano rozó mi trasero mientras estaba en busca del pomo de la puerta.
Seguimos dando tumbos dentro de la habitación que, gracias a las fuerzas positivas del universo, resultó sí ser una habitación y no un baño. Ni siquiera recordaba cómo habíamos terminado así pero, joder, que nos necesitábamos como nunca antes. Había pasado una semana desde que había visto a Jungkook por última vez, no tenía tiempo por estar estudiando para los exámenes de finales de mes.
Y eso conllevaba a que la sensibilidad, sumada al alcohol en nuestro organismo, fuese mayor, a que nos desearamos con más desesperación.
Me apresó entre la pared y su cuerpo. Un calor me recorrió entera cuando su lengua se aventuró a buscar la mía. Amaba los besos de Jungkook como nada en el mundo, su lengua y la mía siempre habían jugado a la par. Sinceramente, creo que ese era el único momento en el que salía a relucir un poco de versatilidad en la actitud de Jungkook. Porque se encargaba en mantener el control sobre el beso pero me dejaba hacer alguna que otra travesura con sus labios. Le agarré el labio inferior con los dientes para tirar de él, hasta que escuché un pequeño siseo que encendió algo más en mi interior.
Los dedos me temblaron cuando lleve las manos a sus hombros. Mi único objetivo era verle desnudo cuanto antes y deleitarme con su figura. Le agarré la chaqueta de cuero falso y tiré de ella, deslizando la prenda por sus brazos a la vez que rozaba su piel con la punta de los dedos. De la misma forma, sentía que estaba rozando el cielo con cada beso que me daba. Su manos traviesas fueron a parar en mi trasero, y no por equivocación por esa vez. Dejó un apretón suave, que me arrancó un suspiro de lo más delatador desde el fondo de la garganta. Nunca ningún chico había hecho eso antes, y me gustaba muchísimo que el primero fuese Jungkook.
Como acostumbraba a hacer últimamente, detuvo el beso en la mejor parte.
ㅡ¿Qué haces? No, Jungkook, no quiero discursos moralistas.
ㅡSi te dejas de quejar te doy un regalo.
No sabía cómo lograba hacerme sentir como un niño incluso en una situación tan caliente como aquella. Comencé a anticipar ese regalo, así que decidí sellar mis labios en lo que Jungkook iba a echarle el seguro a la puerta y regresaba frente a mí. Me tomó de ambas manos y nos acercó a la cama que se encontraba en el centro de la habitación.
ㅡJim, ¿estás consciente justo ahora?ㅡpreguntó con suspicacia, manteniendo nuestras manos unidas sobre su regazo. Parecía una madre a punto de hablarle de sexo a su hijo adolescente.
ㅡPor supuesto que sí, Jungkook. ¿A qué viene eso?ㅡfruncí el entrecejo ante la duda que logró transmitirme.
ㅡA que mira cómo tengo la polla y no quiero salirme de mis cabales.
Me quedé atascado en la palabra polla y mi mirada fue directo a la zona se su entrepierna. Y sí, tenía una erección de carrera que me puso muchísimo más de lo que ya estaba.
Pasé a ver sus manos por el bien de mi salud mental. Siempre me había parecido que Jungkook tenía las manos más hermosas que había visto. Cuando me dijo que tocaba el piano, quise saber qué se sentiría ser tocada como esas teclas. Las manos de Jungkook eran grandes, de venas marcadas y dedos definidos. Sin pensarlo, mis dedos comenzaron a seguir el camino de sus venas, pasando a sus brazos y haciendo el mismo recorrido dos veces más.
ㅡTodo este tiempo jugando con fuego debería traer algún resultado, ¿no crees? Y no me digas que esto no es correcto.
ㅡSabes que para mí lo correcto y lo incorrecto no existe. Mucho menos entre nosotros, Jim. La perspectiva siempre va a cambiar dependiendo del punto de vista desde el que lo mires.
ㅡ¿Me podrías decir por qué dudas?ㅡno me atreví a alzar la mirada. Temía convertirme en el chico débil que conoció con solo encontrarme con sus ojos.
ㅡ¿Quién te ha dicho que dudo de esto? Solamente te respetaba, Jimin.
ㅡYa, pero yo he tenido unas malditas ganas de follar contigo desde que te conocíㅡlo solté todo de sopetón. Y sí que lo había pensado, muchísimo.
ㅡLa de cosas que podrías hacer con esa boca.
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