9- Se curara
Me bajo del auto y de inmediato me pongo las gafas negras. El sol está demasiado intenso que en tan sólo unos minutos siento mi piel arder, así que ingreso al hotel. He llegado de una exhaustiva entrevista además de que me he pasado toda la mañana de acá par allá participando en diferentes cosas.
Estoy cansado y a la vez ansioso por ver a Kibum. El día de ayer yo había intentado tocarlo y consecuentemente llegar a más pero ese niñato se me escapó diciendo que tenía demasiada tarea. Después de todo no había cumplido con mi amenaza. Habían pasado exactamente cuarenta horas desde que estuve dentro de él y eso era denigrante.
Suspiro por el aire acondicionado de la recepción mientras espero a Onew que está sacando mis cosas. Tal vez debería ayudarlo pero hace mucho calor y también las fans están acumuladas en la entrada.
—¡Choi Minho! —me volteo a ver a quien me llamó.
—¡Lee Taemin! —grito de regreso divertido.
—¡Hijo de perra! —su puñetazo me toma de sorpresa y me hace caer de espalda.
—¿Acaso estás loco? —exclamo asesinándolo con mis ojos.
—Eso debería decir yo —agarra mi camiseta y me levanta—. ¿Cómo te atreves hacerle eso a Kibum?
Acabo de ponerme de pie, aparto sus manos bruscamente de mí. No voy a golpearlo, no lo haré.
—¿Hablas de quitarle la virginidad o qué? —sonrío socarrón cruzándome de brazos.
—Eres un...
—Genio —lo corto—. Lo sé. Alguien iba a hacerlo algún día, ¿no?
—Él no es como los demás —masculla.
—Pues a mí me parece que es igual a las otras personas con las que me he acostado —paso la lengua por mi labio y jadeo por el ardor de la herida.
—No te atrevas...
—¿Atreverme a qué? ¿Decirte que logré estar entre las piernas de Bum antes que tú?
Me empuja y está a punto de tirarse sobre mí pero se detiene de golpe.
—Está bien —susurra Kibum abrazándolo desde atrás.
—Bum...
—Taemin, no necesitas rebajarte.
—¿Disculpa? —arqueo una ceja.
—Pero él...
—Es un idiota —Kibum lo suelta y Taemin pone sus manos en su rostro.
—Oigan. Sigo aquí —por alguna razón me siento fuera de lugar. Pareciera que ese par se comunicara sólo con la mirada.
—De acuerdo —suspira Taemin resignado—, pero le cortaré los huevos si te lastima.
—Puedes hacerlo justo ahora —ellos dos ríen. Taemin alborota el cabello de Kibum y se va dedicándome una advertencia sin palabras. Por fin, Kibum se acerca. Abro mi boca para hablarle pero él pasa de largo ignorándome.
—¿En serio? —pongo los ojos en blanco y voy tras él hasta el ascensor.
Sus piernas se ven tan provocativas sin esas medias a medio muslo.
—Bum...—canturreo hincando su brazo con mi dedo.
Me ignora.
—Kibum —cojo un mechón de su cabello y tiro suavemente de esto.
Sin respuesta.
Bueno, será por las malas.
Lo empujo contra el espejo y lo levanto de los muslos para ponerme en medio de ellos.
—Mejor para mí —ataco su boca olvidando e ignorando mi herida. Intenta apartarme pero me niego y delineo su labio superior con mi lengua.
Ha comido dulces.
Embisto en falso contra su entrepierna y él abre la boca permitiendo el paso de mi músculo en su cavidad bucal. Le chupo la lengua, la enredo con la mía. Subo y subo mis manos por sus piernas levantando la falda hasta llegar a su ropa interior.
Paso a besar su cuello, lo pego más al espejo para sostenerlo con mi cuerpo, elevo mi mano y le desabotono la blusa.
—E-espera —pone su mano sobre la mía para detenerme—. Estamos en el ascensor.
—Eso lo vuelve más excitante —murmuro rozando nuestros labios.
—Minho no...—muerde su labio para no hacer ruido cuando vuelvo a frotarme contra él.
—¿No quieres? —acaricio su pecho encima de la tela.
—E-es que...—desvía sus ojos de los míos y mira mis labios.
—Con eso basta —lo bajo lentamente. Él acomoda su falda y las puertas se abren.
Agarro su mano y tiro de él. Corro hasta la habitación, la abro y empujo la puerta con mi pie.
—¿Qué...? —no dejo que acabe de hablar y lo levanto del suelo para ponerlo en la cama conmigo encima.
Me pongo de rodillas y quito mi camiseta. La lanzo a alguna parte de la habitación. Empuño su blusa y la arranco de su cuerpo provocando así que los botones salgan disparados.
—¡Oye! —lo beso callándolo de nuevo.
No espero demasiado y empujo mi lengua contra la línea de unión de sus labios. Sorprendentemente, abre la boca y me recibe de inmediato. Engancho mis pulgares en el elástico de su falda y tiro de ésta hacia abajo.
—Ah, ¿qué tenemos aquí? —cojo su miembro semi erecto por debajo de la tela y presiono la punta con el pulgar.
Kibum abre más las piernas y aprieta sus párpados cuando muevo mi mano a una velocidad tortuosamente lenta.
—Minho...—gime.
—Prefiero Minnie, viniendo de ti.
Cuando ya está duro por completo y con el pene de rojo intenso indicándome que está totalmente excitado, lo suelto, dejo la ropa interior en su lugar y me bajo de la cama. Kibum me mira ladeando la cabeza y se ruboriza todavía más al ver que me quito la ropa que falta. Abro el cajón de la mesita de noche y saco el botecito azul. Lo dejo encima del colchón y camino hasta mi caja de juguetes.
—Veamos...—cojo el vibrador y el control—. Espero te guste el color rosa.
—N-no —tartamudea y relame su labio inferior.
—Una pena —empapo el aparato con el lubricante.
Le quito los zapatos dejándolo sólo con las medias blancas del colegio. Despacio, hago a un lado la ropa interior sin sacársela y le meto el vibrador dejando una pequeña parte afuera.
—¿Qué es...ah...—pone los ojos en blanco gimiendo en el momento justo que yo presiono el botón de encendido.
Mi pene acaba por erguirse cuando mi nombre sale de sus labios tal y como quiero.
—¿Sabes? Me gusta más cuando te pones ropa interior rosa —pellizco un poco sus pezones.
—Mng...—es su contestación ante mi comentario.
—Siento que podría correrme con sólo verte, cariño —paso las yemas de mis dedos por la carilla interna de sus muslos.
Aumento la intensidad del vibrador y Kibum empuña la sábana que está a cada lado de su cabeza. Sus caderas se mueven de abajo hacia arriba.
Quito el aparato después de apagarlo y lo dejo a un lado. Está muy bien dilatado pero aún así meto mis dedos y acaricio su próstata.
—Y-ya —sonrío y me pongo en medio de sus piernas.
—Te dije que acabarías rogando por más —su boca se abre seguramente para defenderse pero de ella sólo sale un pequeño grito cuando me introduzco de golpe en él.
Me muevo de atrás hacia adelante, sosteniendo sus piernas a la altura de mi rostro para tener un mejor acceso.
Su cabello está desperdigado por la sábana debajo de su cabeza. Veo los dedos de sus pies encogerse y a pesar de que se siente bien, me salgo.
—Min...
—Date la vuelta —sus mejillas enrojecen más. Asiente y se da la vuelta.
Meto mi mano por en medio de su pecho y colchón y me pego a su espalda. Le hago a un lado la ropa interior de nuevo para después volver a introducirme en él.
Escondo mi cara en su hombro y lo embisto desde atrás sintiendo sus propias caderas moverse a la par de las mías. Su cabeza vuelve a ir hacia atrás, se pone recto levantándose un poco y ésta se queda en mi hombro derecho. Le beso el cuello dejando otra marca y muerdo su mejilla.
Lo sostengo de la cadera y lo ayudo a subir y bajar en mi miembro.
—Minn...ie —vuelvo a sonreír y empiezo a moverse más rápido escuchando los resortes del colchón sonar de tan manera que me hace aumentar aún más la velocidad.
Deslizo mi mano hasta su erección y la sacudo con fuerza, en consecuencia Kibum empieza a brincar sobre mí.
Mi vientre se contrae avisándome que estoy a punto de llegar. Masturbo a Kibum más rápido y mi mano se humedece cuando el alcanza su clímax.
Muerdo el lóbulo de su oreja y cuando ya creo que me voy a correr, me salgo de él y masajeo mi miembro para así acabar finalmente manchando las sábanas.
—Eso no estuvo en lo absoluto mal —río y quito a Kibum de encima.
—¿Por qué lo hiciste? —pongo los ojos en blanco.
—Sé más especifico —me bajo de la cama para ponerme el bóxer.
—Decirle eso a Taemin —suspira—. No era necesario.
—Por un momento creí que eran las marcas que tienes en el cuello —voy hasta él y bajo su atenta mirada lo levanto en brazos.
—¿Q-qué haces?
—Vamos a bañarnos juntos —sus manos se posan en su entrepierna y es ahí cuando me doy cuenta que se ha quitado el interior.
—P-puedo hacerlo solo —dice y hace un poco de fuerza para bajarse.
—Lo diré en otras palabras —lo miro sonriendo de lado—. Quiero repetir y quiero hacerlo en el agua.
—¿Eh? —entro al baño y lo dejo en la tina—. Min, estoy cansado y debo hacer mi tarea.
—Yo te ayudo —abro el grifo y echo el líquido de la botella en el agua para que haga espuma.
—P-pero...
—Deja de dar tantas vueltas, Kibum —me quito el bóxer y entro poniéndome delante suyo—. Al cabo también te gusta hacerlo, ¿no?
Baja la cabeza para mirar la espuma que se forma entre nosotros.
—A veces tu exceso de sinceridad es molesta, ¿sabes? —alza la barbilla y me mira fijamente.
—¿Por qué no te quejas de eso cuando te digo que eres bonito?
—Eso no le molesta a nadie —frunce el ceño y se cruza de brazos.
—Pues a nadie de los que he conocido y me refiero con los que he tenido sexo, les ha molestado que yo muestre interés en ellos.
—Una cosa es mostrar interés y otra es ser un maldito.
—¿Acabas de decir una grosería?
—Comparadas con las que tú dices...
—No me gustaría que dijeras groserías —arrugo la nariz y Kibum me mira confundido—. Si tu mamá llega a escucharte me culpará a mí.
—Es cierto —asiente de acuerdo.
—Ahora —tomo su mano y tiro de él hasta ponerlo sobre mi regazo. Le rodeo la cintura antes de que pueda huir—. Juguemos al caballito.
—O-oye, espera.
—¿Qué?
—Te sangra el labio.
—Con tus besos se va a curar y más aún si repetimos.
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