6-Le Gustas

Kibum me mira ruborizado, su boca se abre y se cierra varias veces y finalmente parece decidir no decir nada y sigue comiendo de su hamburguesa. ¿Por qué se pone así? Sólo lamí la salsa de tomate de su nariz.

-¿Siempre te sonrojas por todo? -apoyo la barbilla en la palma de mi mano.

-Sí...no...a veces -y es ahí cuando no sé cual es la respuesta que vale.

-¿Por qué? -al igual que él hago una pregunta poco concreta.

-¿Eh? -de acuerdo, con él no funciona.

-¿Por qué te sonrojas por todo lo que hago o digo?

-P-porque todas las cosas que haces de alguna u otra manera tiene que ver con algo sexual -se muerde el labio al final de la oración como si se arrepintiera de lo dijo.

-Bueno. En mi defensa, me es inevitable -me encono de hombros-. Me encanta el sexo.

-¿C-cómo puedes decir eso con tanta ligereza? -susurra-. Eres como un erógeno empedernido.

-Es que lo soy -río. Me inclino hacia adelante y miro sus labios-. Aunque últimamente contigo me la paso excitado todo el rato.

-Shh -sisea levantándose de su silla para cubrir mi boca con sus manos-. No digas esas cosas.

Lo empujo un tanto brusco y arqueo una ceja.

-Estoy siendo sincero -ruedo los ojos-. No entiendo las personas. Se quejan de los hipócritas pero cuando uno es sincero es peor.

-Una cosa es ser sincero y otra insensible y poco delicado -arruga levemente el entrecejo y continúa comiendo.

-Si soy delicado y sensible en cuanto abro la boca para decir algo, ¿no sería como una mentira disfrazada? -se limpia las manos y las comisuras de la boca con la servilleta y la deja junto con el resto de basura.

-No. Estarías siendo mejor persona.

-¿Lo ves? -bufo-. Crees que soy mala persona por ser sincero.

-¿Acaso no me estás prestando atención? -sus labios forman un puchero frustrado. ¿Es normal que sienta tantas ganas de tirarme encima de él y violarlo frente a rodas personas del Mc. Donald's?

-Lo hago -respondo después de un momento-. Sólo que no te comprendo.

-Eres demasiado brusco para decir las cosas.

-Umm -froto mi mejilla y miro la mesa como si en ella encontrara la respuesta.

-Minho.

-¿Qué? -pongo toda mi atención creyendo que me va a explicar.

-¿Notaste que puedes estar con alguien más sin hablar de sexo? -su sonrisa me confunde. ¿A qué demonios se refiere?

-Que no hable de sexo no significa que en ese momento no me den ganas de llevarte al baño y...

-¡Ah! -se levanta molesto y sale del local.

Sonrío divertido y voy tras él.

-Oye -lo sujeto del brazo y lo volteo.
Se suelta y arquea la ceja, bueno, intenta porque se le levantan ambas.
-¿Te gusta el helado? -sus ojos se iluminan y esconde una sonrisa.
Asiente varias veces pausadas.

-Pues vamos -hago un movimiento con mi mano y camino hacia el otro lado.

Se pone junto a mí. Lo observo de reojo y río disimuladamente por sus rubor. Sí, definitivamente se sonroja por todo.

-¡Kibum! -tanto él como yo nos volteamos.

Un chico de cabello castaño oscuro y de piel un tanto morena corre hasta nosotros con una sonrisa que brilla más que el sol. Está bien, exagero.

-¡Jonghyun! -grita Kibum y me parece ver que da saltitos en el lugar.

-Wow -dice cuando llega a nuestra altura. Y a pesar de estar agitado por correr tanto, no descansa ni un segundo-. Te ves genial. Hace mucho que no te vestías así.

-Déjame decirte que no fue porque yo quise -frunce la nariz.
Entonces el chico, el cual parece llamarse Jonghyun, me mira y estira su mano.

-Perdone. Soy Kim Jonghyun, mejor amigo de Kibum -debo autor que tiene una sonrisa bastante encantadora. Se le hacen dos hoyuelos.

-Minho -se la estrecho. Reprimo una carcajada cuando noto la expresión de sorpresa de Kibum. Soy grosero, no maleducado. Aún puedo oír la voz de mi abuela regañándome por no saludar adecuadamente.

-Un placer. ¿Es usted el nuevo niñero? -un tic aparece en mi ojo derecho cuando lo dice.

-¿Perdón?

-No, Puppy -interviene Kibum tocando su brazo-. Es amigo de mi mamá.

-Ah. ¿Es modelo? -ladea su cabeza curioso.

-¿Cómo supiste?

-Bueno. Es bastante atractivo -ambos ríen cómplices.

-Bum -canturreo y paso mi brazo por sus hombros agachándome para alcanzar su altura-. Debemos irnos.

-¿Eh? -gira su rostro y aprovecho para besar su nariz.

Como era de esperarse...sí, se ruboriza.

Miro al moreno y le guiño un ojo. Está molesto y eso sólo significa una cosa...

-Bye, bye -deslizo mi mano por el brazo de Kibum y agarro su mano.
Tiro de él hasta la heladería.

-¿P-por qué hiciste eso? -pregunta aún a mi lado con su pequeña mano atrapada por la mía.

-Porque me dio la gana -nadie nos mira raro. Supongo que han de creer que somos hermanos o algo así.

-Va a pensar mal.

-¿Y qué?

-¿Y qué? -repite soltándose-. ¿Sabes cuánto me costó quitarle de la cabeza la idea de que soy gay?

-Nop. Y la verdad no quiero saberlo porque ¡oh!, no me interesa -cambio el peso de un pie a otro-. Ahora ve a sentarte mientras compro el helado.

-Ni siquiera me preguntaste cuál...

-Chocolate -lo interrumpo-. Te gusta el helado de chocolate.

-S-sí, ¿cómo...?

-Tu madre habla mucho de ti así que no te sorprendas que sepa alguna que otra cosa, niño.

-Ya veo -sonríe. Sí, es una de esas sonrisas verdaderas.

-Anda -le doy un pequeño empujón y él corre hacia una mesa para dos.
Lo sigo con la mirada y sonrío burlón viendo sus pies balancearse porque no alcanza el suelo.

En serio estoy enfermo.

No de salud.

Mental...

Hace cosas tan adorables que me dan ganas de empotrarlo y embestirlo muchas veces hasta que...

-¿Joven?

-¿Sí? -me volteo y ella sonríe coquetamente.

-Su orden -correspondo su sonrisa de la misma manera.

Pido un helado de vainilla con almíbar de fresa encima y para Kibum un helado de chocolate con grageas de colores.

-¿En cono o vasito?

Recuerdo la vez en que la madre de Kibum me habló que él amaba comerse el cono sin helado.

-Ambos.

Le pago y me voy a sentir junto a él.

-Hay un lugar en frente -se pega más al vidrio de la ventana intentando huir de mí.

-Lo sé, pero yo quiero estar aquí -beso su mejilla que se torna roja segundos después-. Kibum.

-¿Q-qué?

-Le gustas a Jonghyun -digo mirando a la mesera caminando hacia una mesa que no es la nuestra.

-¡Deja de decir estupideces! -se levanta apretando los puños a cada lado de su cuerpo. Alzo mi brazo, pongo mi mano en su hombro y lo obligo a sentarse.

-Y tú deja de gritar -mascullo amenazándolo con mis ojos.

-No conoces a Jonghyun.

-No, pero sé reconocer perfectamente cuando alguien está celoso -por fin, lo helados llegan a nuestra mesa.

Cojo el mío y descubro un número. Lo hago bola cuando deduzco que es su número de celular, lo tiro a mis pies.

-¿Por qué tiras basura?

-Porque es precisamente -acerco nuestros rostros- basura...

Lo oigo tragar saliva y sus ojos mirar mis labios.

-¿Te gustan? -me los muerdo y desvía la mirada.

-N-no.

-¿En serio? -me aseguro que nadie nos ve y dejo un pico en su boca.
Me enderezo y como mi helado. ¡Está tan rico!

-C-creí que no querías escándalos -siento que se remueve en su asiento y también come.

-Los coreanos son raros -es lo único que le digo y Kibum tampoco pregunta más.

Salimos luego de quince minutos que son los que tardamos en comer. Nos dirigimos al estacionamiento en silencio.

-Así que...-comienzo yendo hacia el auto- no eres gay.

-¿Cuántas veces debo repetirlo? -suspira un tanto fastidiado.

-Es que aún no logró entender por qué te vistes de mujer si no te gustan los hombres.

-Me gusta hacerlo.

-¿El qué? ¿Confundir chicos y chicas?

-No -se detiene y me mira-. ¿Si te digo me dejarás en paz?

-Sí.

-Promételo.

-Lo prometo.

Toma una gran bocanada de aire, sus mejillas se colorean ligeramente, cierra sus ojos y abre la boca para responder.

-Estoy enamorado de una lesbiana.

Diría que estoy sorprendido pero no es así. Creo que en el fondo esperaba que fuera por eso.

-Qué bueno que mi consciencia no responde desde hace tiempo -paso por su lado retomando mi paso hacia el auto.

-¿Q-qué quieres decir?

-Pues...-espero que llegue a mi lado para agarrar su mano y ponerlo contra el auto- no soy bueno cumpliendo promesas.

-¿Qué, pero tú...?

-Sí, sí -ladeo mi cabeza para que nuestras narices no choquen y lo beso.

Me golpea con su mano libre así que también la atrapo. Me muerde el labio fuertemente pero eso a pesar de que me duele, me calienta. Delineo sus labios con la punta de mi lengua, saboreando el chocolate en estos.
Me separo lo suficiente para bajar mis labios por su mandíbula y próximamente a su cuello el cual chupo suavemente para no dejar marca.

-Algún día -digo para mí mismo y me separo-. Vamos a casa.

Está agitado y nervioso. Asiente y se sube totalmente callado.

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