5- No me gustas


Me bajo del auto con la bolsa de ropa en mis manos y me pongo las gafas oscuras. Voy hasta la puerta de aquella casa frente a mí y toco el timbre. Al segundo se abre y me recibe un niño sonriente con un vestido rosa.

-Hola Bum -levanto mi mano y la agito alegremente.

Sus ojos se abren en sorpresa, su sonrisa se borra e intenta cerrar la puerta pero yo atranco mi pie y la empujo con facilidad. Entro riendo. Hay un pequeño pasillo que da a la sala.

-Aún te falta fuerza.

-¿Q-qué haces aquí? -tartamudea señalándome con su dedo.

-Iré contigo al estreno de la película -sonrío y me dejo caer en el sofá.

-Pero mi mamá...

-Ella fue la que me dijo que te llevara -junta sus cejas en un signo decepcionado.

-Sí pero no puede -me encojo de hombros y estiro mi brazo-. Ponte esto.

-¿Ropa de niño?

-Así es, cariño -se sonroja y se muerde el labio. En serio. Empiezo a creer que este niño me provoca.

-Y-ya no quiero ir -se cruza de brazos. Bufo, dejo la bolsa a un lado y me levanto.

-Escucha. Ya has visto lo que soy capaz de hacer y la verdad mi conciencia hace mucho que no responde así que podría tirarte en ese sofá y violarte, no una ni dos, sino que muchas veces hasta partirte en dos y que el pene se me caiga -hasta ese punto estaba inclinado con mi nariz casi tocando la suya.

-¿P-por q-q-qué...-carraspea- siempre tienes que amenazarme con eso?

-¿Prefieres que te amenace de muerte?

-Iré a cambiarme -se aleja y coge la bolsa. Va hacia la escaleras y sube por ellas.

-Te espero -me vuelvo a tirar en el sofá con mis brazos abiertos sobre el respaldar.

«Probablemente Kibum lleve puesta su ropa de encaje...»

Relamo mis labios y me levanto una vez más. Subo las escaleras y abro la primera puerta que resulta ser el baño. La segunda es la habitación de la señora Kim (muy linda por cierto) y finalmente, está la tercera. Agarro el pomo y lo giro lentamente para no hacer ruido, abro la puerta un poco y veo a Kibum en bóxer.

¡Rayos! No alcancé a verlo con esa lencería.

Sin embargo, veo sus bonitas piernas y su redondo trasero que se esconden tras el pantalón que acaba de ponerse. Luego se pone la camiseta que cubre su plano y blanco abdomen junto con sus rosados pezones. Alza la mirada descubriéndome en la puerta. Se ruboriza y frunce el ceño.

-¡Pervertido! -grita.

-Dime algo que no sepa -acabo de abrir la puerta y entro.

Me sorprendo al ver su habitación más masculina de lo que esperaba, aunque infantil. Sus sábanas son estampadas de carritos rojos, sus paredes son azules y su armario es blanco.

¿Qué?

No soy muy observador...

...pero sí curioso.

Voy hasta el armario y lo abro. Lo que esperaba, muchos vestidos de niña.

-¿No tienes ropa de hombre? -cierro las puertas y me tiro en el colchón.

Huele a vainilla.

Me pregunto cómo hará para tener ese aroma.

-Está en la habitación de papá -coge una toalla y la pone alrededor de sus hombros.

Va hasta el espejo y se sienta en un pequeño mueble. Con un spray, moja su cabello y pasa una peinilla. Se lo seca con la toalla y después con la secadora de pelo.

Bonitas hondas.

-¿Cuál? -me pongo boca arriba.

-Está al final del pasillo.

-Ah...-cojo un peluche y sonrío de lado-. ¿Te masturbas con esto?

Se pone de pie de golpe e intenta quitarme el oso panda pero yo lo esquivo.

-Dámelo.

-¿Lo haces?

-Que me lo des.

-Responde -lo pongo debajo de mi cabeza.

-N-no -desvía su mirada avergonzado.

-Pues a mí me parece que sí -digo burlón.

-¡Que no!

-¿Entonces?

-No todos somos unos sucios como tú.

Sus palabras hacen que suelte una sonora carcajada.

-Ahora me dirás que nunca te das placer.

-Pues no.

-Por favor. Yo perdí mi virginidad a tu edad -rápidamente lo tomo de la mano y tiro de él. Me ubico sobre él y en medio de sus piernas.

-N-no soy como tú.

-En ese caso...-me apoyo con mis manos a cada lado de su cabeza y rozo nuestros labios- ¿me dejarías tocarte de nuevo?

-N-no -tartamudea mirando por pocos segundos mi boca.

-¿Por qué? -hago un mohín-. Si te gustó.

-N-no me gustó -sus brazos me empujan pero los ignoro.

-¿Y por qué gemiste?

-¿Podrías quitarte?

-No.

-Te odio.

-¿Por qué gemiste si no te gustó? -me dejo caer pegando mi miembro al suyo-. Más bien, ¿por qué te excitaste?

-Eso no....

-¡Ay por favor! -lo interrumpo-. Se te paró. Te hice un masaje y te corriste gimiendo. ¿Aún así dices que no te gustó?

-C-cállate -desvía sus ojos y yo pongo los míos en blanco.

-Eres molesto -jadea y vuelve a mirarme.

-¿Yo? ¿Molesto? -sonríe sarcástico-. Tú eres el que está encima de mí y no me lleva rápido al cine.

-¿Ves? Dañas el ambiente -me quito y suspiro-. Insensible.

-Idiota.

-Sí, sí. Ven -estiro mi mano para que se levante. Se sonroja y me mira sorprendido-. ¿Qué?

-Nada -me parece ver que se muerde el labio. Coge mi mano y se pone de pie.

-Sería delicioso tener sexo contigo sobre el edredón -murmuro serio.

-Ahí vamos de nuevo -me da la espalda y sale de la habitación.
Bajo las escaleras detrás de él observando su trasero que por cada que alterna las piernas sus nalgas parecen abultarse más.

-Qué rico -paso la lengua por mis labios y estiro mi mano para tocarlo.

-¡Oye! -da un salto y golpes mi mano-. No me toques.

Le lanzo un beso y me adelanto para salir de casa. Saco las llaves de mi auto del bolsillo y aplasto el botón para quitarle el seguro.

-Sube -le ordeno abriendo la puerta del piloto.

Kibum lo hace obediente. A pesar de que no dice nada y que está a unos centímetros lejos de mí puedo sentir que está tenso.

-Tranquilo. No acostumbro a violar gente en público.

-E-eso no me tranquiliza, Minnie -lo miro y lo veo con el entrecejo arrugado-. Minho...-corrige.

-Me gusta más Minnie.

No me responde ni se queja, incluso se mantiene callado durante todo el viaje. Bueno, tampoco hago nada para molestarlo. Llegamos al centro comercial y me estaciono en el subterráneo. Apago el auto y me bajo al igual que él. Noto como se alisa las arrugas inviables del pantalón.

-¿Es necesario que hagas eso? -camino hasta él y le quito la cinta.

-Hace calor -se queja intentando tenerla en sus manos nuevamente.

-¿Y qué? Me gusta como te ves con tu cabello suelto.

-C-creí que no te gustaba verme como niña.

-No, no, no -muevo mi cabeza de lado a lado-. Me encanta verte vestido así pero no quisiera involucrarme en escándalos. Ya te lo había dicho.

-Ah...

Hago un movimiento con mi mano y voy hasta el ascensor en donde me hago a un lado para que Kibum entre.

-¿Sabes? Tengo curiosidad -me recargo en las paredes de metal.

-No me interesa.

-¿Cómo sé que alguien me gusta? -continúo ignorando la mueca que me muestra.

-No sé.

-Sí sabes.

-Bueno, sí -suspira-. Pues el corazón te late muy rápido, sientes un cosquilleo en el pecho y no dejas de sonreír como idiota.

-Entonces no me gustas -toco mi barbilla pensativo.

-¿Qué? -las puertas se abren.

-Vamos.

Salgo y lo escucho correr para ponerse a mi lado.

-Espera -me sujeta del brazo-. ¿Qué dijiste?

-¿Sobre qué?

-Eso.

-¿Qué cosa?

-Ya sabes.

-¿Lo sé?

-Pues sí.

-Creo que no.

-Minho.

-Kibum.

-¿T-te gusto?

-Nop. Pero si me gustaría tener sexo contigo como si fuéramos conejos -muestro mis dientes en una sonrisa a la vez que él se pone exageradamente rojo. Se gira y camina directo a la cola para comprar las entradas.

-¿Kibum?

-¿Q-qué? -murmura mirando fijamente la espalda del señor delante suyo.

-¿Palomitas de maíz o nachos?

Se voltea, me mira y se muerde el labio.

-N-nachos -baja la cabeza- con queso.

-Oki.

Muchas personas me miran y empiezan a balbucear. Tsk. ¿No pueden ser más discretos? Cambio el peso de un pie a otro y bufo cuando veo que la encargada no se apresura.

-Inútiles -chasqueo la lengua-. Onew lo haría mejor que cualquiera de todos estos inadaptados.

La señora frente a mí se voltea claramente molesta pero cuando logra enfocar por completo mi rostro, se sonroja, abre y cierra la boca, y vuelve a girarse. Kibum parece un gatito cuando hace gestos.

-M-Minho -siento un tirón en el borde mi camiseta y dirijo mis ojos hacia la persona que llama. Kibum, obvio-. Estoy bien. No es necesario que compres.

-No sólo era para ti -ruedo los ojos-. Hace mucho que no como esta porquería.

Hace un mohín inconscientemente y me suelta. Se hace a un lado y se cruza de brazos enfurruñado.

Sonrío.

Es un niño completo...

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