37- Acabó
Pov Minho.
Regreso a la habitación sintiéndome destrozado y a la vez como la peor persona del mundo. Sé que no estoy en posición de enojarme pero maldita sea, estoy muy furioso.
Admito que tengo mala fama, que he sido un hijo de puta con todos incluyendo a Kibum, que siempre me he preocupado por mí mismo dejando que los demás valieran pero hice cosas que jamás imaginé hacer. Empezando por enamorarme de un virgen.
Le he mostrado todo de mí. Nunca le he mentido y aún así se cree lo que su ojos ven y lo que su mente imagina. ¿Por qué? ¿Por qué justo ayer tuve que compadecerme de Taemin? Tantos años odiándolo y ayer lo ayudé.
No sólo se había drogado hasta la médula, sino que se había metido con un desconocido y éste le había robado justo después de que tuvieran sexo. En la mañana ya despierto, intenté darle la medicina que el doctor que lo atendió le recetó y que por desgracia debía tomarse con el estómago lleno. Acabó vomitándome todo encima.
Entro a mi habitación con lágrimas surcando mis mejillas. Me da absolutamente igual que mi más grande enemigo me vea así. Sólo quiero terminar con mi trabajo ese día y si es posible, buscar a Kibum para hablar con él.
—Minnie—lo oigo llamarme pero no quiero hablar. Sé que acabaré golpeándolo—. Siento mucho lo que pasó. Ayer me salí de mis cabales. Yo...prometí que esa era la última vez que haría algo así pero realmente no esperé venir aquí y...
—¡Pues lo hiciste! —le lanzo una de mis camisetas a la cara—. ¡Ahora él que posiblemente sería mi primer y último amor me odia! ¿¡Y por qué!? —río sin ganas. Él mantiene su vista en sus manos—. Porque te ayudé...Porque por primera vez quise dejar de ser un cabrón.
—Intentaré arreglarlo...
—¿Por qué? —frunzo tanto el ceño que por un momento temo que se haga un hueco justo en medio de mis cejas.
—Puede que te quiera pero...—se encoge de hombros y me mira— no me gusta este Minho.
—Tú tuviste la culpa —escupo mis palabras con odio. Me visto con rapidez negándome a que él me siga viendo semidesnudo.
—Kibum sigue siendo mi amigo y...
—Ya...cállate o te golpearé hasta el cansancio —mascullo cogiendo la bolsa que dejó Kibum minutos antes.
Oigo que suspira pesadamente seguramente resignándose a cada una de sus palabras.
—Quiero ayudar, Minnie...—me doy la vuelta volviendo a dejar la bolsa en el suelo. Lo tomo de los hombros y lo empujo contra el cabecero de la cama. Noto que se queja y aguanta una expresión de dolor.
—No seas hipócrita, Taemin —entrecierro mis ojos—. Es lo que querías. Lo conseguiste.
—Sólo quería un poco de atención —susurra poniendo sus manos sobre las mías, las aparto con asco.
—Esa no es la manera.
Salgo de la habitación dejando la bolsa tirada. Al menos quería cumplir con lo poco de trabajo que me quedaba pero estoy simplemente harto de todo y todos.
Sólo quiero hablar con Kibum, volver a verlo sonreír mientras se ruboriza. Voy hasta el ascensor y ni siquiera alcanzo a poner un pie dentro cuando alguien tira de mí hacia afuera.
—¿A dónde crees que vas? —por un lado me siento aliviado de que sea Onew pero por el otro es con quien menos quería encontrarme.
—Déjame —me remuevo hasta soltarme. Se lo delante mío cruzado de brazos.
—¿Estás bien? —arque una ceja.
—¿Por qué no habría de estarlo? —lo que no quiero en ese instante es contarle a todos que la persona que más quiero acababa de romper conmigo.
—Estás triste —se acerca a mí como esas madres cuando inspeccionan a sus hijos—. ¿Has estado llorando?
—Prometo volver —intento cambiarle de tema.
—¿Te peleaste con Kibum? —cuestiona rascando su barbilla.
—Mi expresión no tiene por qué estar precisamente relacionada con él.
—Oh, sí. Sí tiene que estarlo —sonríe burlón—. La única persona capaz de mover tu parte sensible es Kibum y eso sólo pasa cuando ustedes dos discuten.
—Pues sí, es por él ¿te apartas? Gracias —lo empujo a un lado con suavidad.
—Minho—lo miro antes de que las puertas se cierren—. Intenta muchas veces.
Frunzo el el queriendo interpretar el sentido de sus palabras pero únicamente soy capaz de pensar que lo trata de
Kibum.
No sé cuánto tiempo me la paso esperándolo fuera del colegio. Miro una vez más la pantalla de mi celular para comprobar la hora y celebro internamente cuando escucho el timbre sonar indicando que ya es hora de salir. Absolutamente todos salen en estampida de seguro queriendo llegar a casa y otros para encontrarse con sus amigos. Froto mis manos en mi pantalón aunque ya no estoy seguro si me sudan por el horrible sol que está haciendo o por lo nervioso que estoy. Al menos he tenido suerte de encontrar un árbol que me de sombra suficiente para esperarlo durante más de siete horas. Mi motocicleta de seguro ha de estar ardiendo ahora.
Avanzo hasta acabar casi enfrente de la puerta por la cual salen todos los estudiantes. Noto a dos chicos muy conocidos para mí teniendo una conversación amena mientras avanzan. Corro hasta ellos ignorando el llamado de lo que supongo son admiradores.
—¡Tontos! —exclamo feliz cuando los alcanzo.
—Ah, es Minho.
—Lo noté, sólo ignóralo.
Pasan por mi lado haciendo lo que Woohyun ordenó. Chasqueo la lengua y agarro sus mochilas para evitar que sigan avanzando.
—¿Dónde está Kibum? —pregunto sin rodeos.
—No lo sabemos.
—Son sus amigos.
—Y tú su novio. Deberías saber más —me miran por encima de su hombro. Abro la boca para insultarlos pero me callo al notar a un profesor escudriñarme con sus ojos.
Lo suelto y finjo limpiarle el polvo que tienen encima de su cabeza.
—No vino hoy a clases —me giro y encuentro a Jessica.
—¿Kibum?
—¿Quién más entonces, subnormal? —hace una mueca.
—Maldita mocosa —le saco la lengua.
No le doy tiempo a reaccionar y corro hasta mi motocicleta. Muerdo mi labio para no chillar cuando el caucho del asiento me calienta los huevos. Maldigo por lo bajo y la enciendo. Conduzco a una velocidad que sería considerada peligrosa para las demás personas pero en ese preciso instante me da igual partirme la cabeza. Tal vez y así Kibum decida hablarme y volvamos a ser novios.
No, no.
Sería muy malo que muriera por esa estupidez. Aún necesito de sus besos y de sus caricias en mi cabello cuando lo beso. De sus hipos cuando se ríe muy fuerte. Ah, ¿por qué quiero llorar de nuevo? Pestañeo un par de veces para apartar las lágrimas que me nubla la vista por unos segundos. Carraspeo y trago saliva queriendo que ese nudo que se formó en mi garganta desaparezca. Sin embargo, no lo hace.
Llego a su casa después de pasarme un par de semáforos en rojo y recibir muchos insultos acompañados de estridentes sonidos de claxon por mi irresponsabilidad al conducir. Bajo y camino a paso seguro pero a medida que me acerco siento mis piernas temblar. Por un demonio. En el caso de que Kibum realmente acepte volver conmigo, lo pondré contra la pared y lo penetraré tan fuerte hasta que no pueda caminar.
¡Está haciendo que me sienta como una estúpida chica!
Alzo mi puño y antes de que toque la puerta, ésta se abre dejando a la vista al dueño de todo lo que se supone me pertenecía a mí.
—Pequeño...—sus ojos son tristes y noto que ha estado llorando. Aguanto las ganas de abrazarlo guardando las manos en mis bolsillos.
—¿Podrías apartarte? —farfulla desviando sus ojos a sus pies.
—Por favor yo...
—¡Bum, no olvides traer también la salsa de soja! —muerdo mi labio inferior, me hago a un lado y él avanza.
No sé si él habló con su madre pero en el caso de que lo haya hecho, de seguro ahora ella me odia y sería un obstáculo más.
Empiezo a caminar detrás suyo sin saber exactamente por donde empezar. Podría comenzar con mi explicación de por qué Taemin estaba en mi cama o preguntarle por qué se cortó el cabello.
—Te hiciste un cambio de look —me pongo a su lado. No responde, sólo camina manteniendo sus ojos fijos en el suelo—. Es lindo...s-se te ve diferente —rasco mi nuca desesperado. Se me hace extremadamente incómodo estar con él.
Y de pensar que ayer le dije que lo amo.
—Escucha, Bum. Lo que paso con Taemin fue que él llegó a mi habitación drogado y...
—¡No quiero saberlo! —grita deteniéndose—. Sólo son más mentiras.
—¿¡Por qué sigues diciendo eso!? —respondo de la misma manera. Puedo ser todo en la vida pero no un mentiroso y menos con él.
—¡Porque lo eres! —me mira para enfrentarme con esos hermosos ojos chocolate que me roban el aliento—. Te la pasas diciendo cosas que no son ciertas.
—¿Cuándo te mentí?
—Siempre.
—¿Siempre? —bufo—. ¿De verdad lo crees así? ¿Incluso cuando te decía que te quería?
—No lo sé —se encoge hombros—. Tal vez esa haya sido tu manera de enamorarme.
—¿Y según tú por qué crees que te escogí a ti, eh? —doy un paso hacia él sintiendo mi cabeza comenzar a palpitar—. No tenías experiencia en nada, ni siquiera sabías besar. Estabas enamorado de una lesbiana que no te daba ni la hora. Llorabas por cualquier cosa, incluso porque Jazmín descubrió que Aladdin era un mendigo y ¿crees que yo te escogí para ser la persona que se adueñara de mi corazón, mis pensamientos y mi extensa capacidad sexual?
—Así que eso es lo que piensas de mí —sonríe tristemente—. Tranquilo, ahora podrás volver a meterte en medio de las piernas de cualquiera.
No, eso no era lo que debía pasar.
—Bum...
—Déjame en paz, Minho —un dolor bastante punzante me atraviesa por completo cuando lo oigo llamarme así—. Ya no tienes razones para seguir aquí perdiendo tu tiempo.
—Deja de actuar como un tonto, Bum.
—Pues perdona —hinca su dedo en mi pecho—. Soy un infantil inexperimentado, no esperes mucho de mí.
—¿Por qué simplemente no nos besamos, vamos a tu habitación y...—lo siguiente que siento es su mano estampándose contra mi mejilla. Cierro mis ojos e intento decir algo más pero otro golpe llega.
—¡No soy tu maldito juguete sexual, Minho! —me empuja y sale corriendo.
Ni siquiera me veo en la capacidad de seguirlo. ¿Realmente todo se acabó por un malentendido?
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top