32-Bañera
Pov Minho.
Estiro mis brazos bostezando. Apenas y he tenido tiempo para algo, me la he pasado trabajando y cumpliendo cada una de las condiciones puestas por Onew por el simple hecho de que me quiero ir de este país sin ningún problema en absoluto con nadie. La mayoría de mis pensamientos cuando llegué iban desde ser arrestado por acabar demasiado borracho en un club y alterar la paz de los ciudadanos o aparecer en los periódicos por una relación inexistente con un chico o chica que me cogí una sola vez pero...¿quién diría que al final acabé enamorado de un niño que ni siquiera termina la secundaria?
Suspiro. Debo admitir algo. He estado con muchas personas (sexualmente hablando, obvio) pero ninguna era menor de dieciocho años por múltiples razones que iban desde la pena máxima por "violación" o perder mi trabajo por ser un escándalo difícil de sobrellevar.
En fin, entre uno menos lo imagina es cuando más pasa, ¿no?
Me dejo caer en una silla dentro de mi camerino, miro el reloj de pared y agradezco que Kibum aún no salga hasta después de dos horas. Tiempo suficiente para darme una ducha, comer algo y finalmente dormir. Después de todo irse a la cama a las tres de la madrugada para despertar a las siete no es algo muy agradable que se diga.
No me siento con ganas de esperar a que venga la persona encargada de desmaquillarme, así que yo mismo saco las toallas húmedas de un cajón y empiezo a retirar el maquillaje con parsimonia.
Estoy tan cansado que si no fuera por el café súper cargado que me bebí antes de trabajar justo ahora ya estaría dormido.
Solo espero que luego de dormir un poco tenga energías suficientes para una sesión de sexo con Kibum, de esas mismas que siempre me dejan seco.
Es la primera vez que pasa demasiado tiempo sin meter a mi "Minnie" en algún hoyo y lo peor, es que ni energía para una paja he tenido.
Sí, así de cansado he pasado.
Es decir, yo Choi Minho,ese mismo que antes sufría de dolor al pene por tener demasiado sexo es ahora quien sufre por no tener tiempo para dormir y pasar tiempo con lo que sea Kibum. Es cierto. Eso es algo que tengo que hablar con él. Ambos somos conscientes de los sentimientos del uno por el otro pero aún no definimos nuestra relación. Una vez que termino de desmaquillarme paso las manos por mi rostro con frustración.
¿Es por eso que Kibum ha estado serio estos días?
Sigue dándome muchos besos y aceptando los que yo le doy. Pero hay algo en su forma de actuar que es distinta. ¿O se debe a la falta de sexo? Río conmigo mismo por ese pensamiento. Será interesante preguntarle y ver su reacción.
La boca se me hace agua con sólo imaginarlo parado abriendo y cerrando la boca como un pececito fuera del agua, con las mejillas exageramente rojas y el entrecejo arrugado profundamente por no querer aceptar que es cierto.
Un gruñido escapa de mis labios. Definitivamente debo tener energías después de dormir. Quiero hacerlo mío muchas veces más. Entre más me apresure, más tiempo tendré de dormir y más posibilidades habrán de tener a Kibum gimiendo y arañándome la espalda o el pecho, da igual. Me quito la camiseta que modelé para una revista que ni siquiera sé el nombre y la dejo en un gancho para que no se arrugue. Me quito los anillos y los dejo todos en la mesa del espejo.
Me quito los zapatos presionando la punta de mi pie en el talón. Los aparto de una patada y estoy a punto de quitarme cuando oigo la puerta siendo abierta. Me giro y veo aquella mata de cabello verde. ¿Por qué de todas las personas que podían entrar justo tiene que ser Taemin?
—Min...—lo ignoro por completo y como tal me saco el pantalón para ponerlo en otro gancho.
Suelto una maldición cuando me doy cuenta que el armario en donde guardo mi ropa siempre, está junto a Taemin.
Me volteo nuevamente y aprieto mi mandíbula cuando lo descubro con mis prendas entre sus brazos, presionándolas contra su pecho.
—Dame mi ropa —le pido lo más calmado que puedo estirando mi mano en su dirección.
—Hablemos, por favor.
—Dame mi ropa —repito mirándolo sin expresión a los ojos.
¿Por qué los suyos no parecen los mismos de siempre? Bueno, no es algo que me interese.
—Si no quieres hablar al menos escúchame —doy dos pasos hasta él pero no se inmuta.
Esa siempre ha sido una de las mejores cosas que debo admitir de Taemin; nunca se ha sentido intimidado por nadie ni siquiera por mí.
—Te quiero, ¿si? —suelta. Arqueo una ceja y me acerco otro paso más—. No te pido que me correspondas pero al menos seamos amigos.
Bufo, me cruzo de brazos y vuelvo a bufar cuando noto sus ojos recorriéndome de manera insana.
—Escucha, Taemin—empiezo pasanso la lengua por mis labios
—. Te lo dije una vez y lo diré de nuevo por si no te quedó claro. El hecho de que ahora sepa que me quieres no significa que vaya a ser tu amigo mágicamente.
—¿Por qué no? Antes bien que te gustaba estar conmigo.
—Cuando teníamos sexo —bostezo—. Que fueron...¿cuántas? ¿dos...tres veces?
—Cuatro —responde cambiando el peso de una pierna a otra.
—Fueron más de las que esperaba —admito pasando mi mano por mi nuca.
—Sé que te molesta que pregunte esto pero —toma aire— ¿qué tiene Kibum que no tenga o yo?
Un especie de tic aparece en mi ojo al oírlo pronunciar esas palabras y tal vez se deba a mi expresión pero sin que yo avance él ya retrocede por sí solo.
—No me malentiendas, Minnie —dice nervioso—. Kibum es como ni hermano y le tengo mucho aprecio pero quiero saber...ni siquiera con Taehyung que es ahora tu mejor amigo, parecía que querías una relación seria.
—Primero, tú no tienes derecho a llamarme Minnie; segundo, a ti no tiene por qué importarte y tercero, Taehyung no me hizo las mierdas que tú sí.
—¿Qué?
—¿Acaso crees que lo he olvidado? —bufo—. Con tu bonito rostro, buena personalidad y el dinero de papi lograbas siempre quitarme oportunidades. Te metías donde no te llamaban y...
—Lo sé, lo sé —interumpe mordiendo su labio—. Quería llamar tu atención.
—Qué manera más estúpida encontraste —suelto una carcajada seca.
—¿Cuál era el mejor método? Dime —aprieta mi ropa contra su pecho—. Todas las chicas y chicos querían que tú estuvieras entre sus piernas y a ti no te molestaba la idea, si no usaba mi rostro y mi personalidad...¿qué me habría quedado?
—Quitarte del camino y dejarme a mí en paz —lo señalo acusatoriamente—. ¿Y sabes qué? Quédate con mi ropa. Sólo estoy perdiendo el tiempo estando aquí contigo.
Paso por su lado golpeando su hombro. Lo oigo llamarme para seguramente seguir hablando pero estoy muy cansado y sobretodo, él no me interesa mucho que digamos. ¿Llamar mi atención quitándome todas las oportunidades que se me cruzaban?
Es la cosa más estúpida que pudo haber hecho alguien.
Ni siquiera Kibum hubiera actuado de una manera tan infantil y eso que él sí es un niño. Agradezco mucho que a Taemin lo hayan descubierto con drogas en su habitación aquel día que tuvimos sexo. Fue la última vez y de cierta forma, aquella vez pude sentirme muy culpable porque esos estupefacientes me pertenecían pero la verdad es que lo hice a propósito porque ya no quería tenerlo en mi camino.
Es cierto. A pesar de que yo lo odiaba volví a tener sexo con él y tal vez lo que hice estuvo mal pero era muy joven aún y sólo quería librarme de esa "maldición" puesta por él.
Llego a mi habitación y apenas entro me tiro en la cama. Tomo mi celular y reviso la hora. Chasqueo la lengua porque por culpa de Taemin ahora sólo tengo una hora y media de dormir.
Espero poder despertar cuando Kibum llegue, ya hemos dejado pasar muchas cosas.Cierro mis ojos dejándome llevar por el sueño que me consume de inmediato a causa del cansancio que he acumulado todos esos días.
°°°
El sonido de la puerta siendo cerrada es lo que me despierta. Miro a mi alrededor y está completamente obscuro. Froto mis ojos con mis puños y estiro mi brazo hacia la mesita de noche para revisar la hora.
Me siento de golpe ahora más que despierto. Son las ocho de la noche. Golpeo mi frente, molesto conmigo mismo.
—Hola, Minnie—me volteo y como por arte de magia, todo mi malhumor se esfuma.
—Bum—susurro poniéndome de pie.
Está vestido como niño y lleva el pelo recogido. Ladeo la cabeza a medida que me acerco a él.
—¿Por qué no me despertaste? —me detengo hasta que las puntas de nuestros pies están casi juntas.
—Lo intenté pero tienes el sueño pesado —me inclino y dejo un pequeño beso en sus labios.
—No he dormido bien estos días —muevo mi nariz contra la suya y me giro para ir de nuevo a la cama.
—Minnie—siento sus manos en su espalda así que volteo únicamente mi cabeza para mirarlo.
¿Aún estoy dormido?
No es posible que Kibum se haya desnudado por sí mismo. Vuelvo a ponerme frente a él y dejo que me empuje contra el colchón, caigo sentado y él trepa hasta tener ambas piernas a cada lado de mi cuerpo. No, no está completamente. Lleva puesto un bóxer que le aprieta deliciosamente el trasero.
—¿Qué sucede, pequeño? —sus mejillas se tornan aún más rojas cuando pronuncio esa palabra estratégica.
—Q-quiero jugar —estoy a punto de abrir mi boca para preguntarle a qué se refiere pero todo me queda más que claro cuando se mueve hacia adelante frotando su trasero en mi miembro buscando despertarlo.
—He vuelto a mi novio un pervertido —abre sus ojos enormemente. Noto claramente como deja de respirar y de mover su cadera.
—¿Novio? —un atisbo de sonrisa aparece.
—Eso somos, ¿no? —pongo mis manos en su trasero y vuelvo a empujarlo contra mí para continuar con aquellas estimulaciones.
—N-nunca me pediste serlo —me detiene agarrándome los brazos.
—Vas a decir que sí de todos modos —río pegando mi boca a su hombro para darle una pequeña mordida.
—Pero —suspiro. Me separo y lo miro a los ojos.
—¿Quieres ser mi novio? —murmuro bajando mi vista hacia sus labios.
—¡Sí! —responde de inmediato, rodeando mi cuello con sus brazos. Caigo hacia atrás con él encima.
—Te lo dije.
—Quería que lo pidieras —hace un puchero que no tardo en besar.
Niego divertido con mi cabeza y en un rápido movimiento, lo pongo debajo de mí y yo quedo en medio de sus piernas. Vuelvo a besarlo pero esta vez, como es debido, como no lo hice en estos días, como he estado deseando hacerlo desde que me empecé a trabajar mucho. Hago mi cabeza hacia un lado e introduzco mi lengua en su boca, explorando esa zona que ya conozco de memoria y que quiero seguir teniendo en mi cabeza. La saboreo y me deleito con los sonidos húmedos que salen de en medio de ambos por cada que me separo para morder su labio. Le chupo la lengua, él gime y pone su mano en mi nuca para empujarme más cerca.
Lo siento crecer al igual que yo, alineo nuestros miembros y me empujo hacia arriba. Abre más su boca dándome más cabida dentro suyo. Le acaricio el paladar y disfruto del dulce sabor del chocolate mezclado con fresas que explota en mis papilas gustativas. Vuelvo a empujarme y otra y otra. Kibum arquea su cuello ya más que excitado y yo aprovecho eso para hundir mi rostro en la curvatura de su hombro.
Siento su mano en mi trasero y sonrío de lado. Noto como levanta sus piernas y las separa un poco dejándome más espacio en medio de ellas.
—Minnie, m-más —un gruñido bastante profundo emerge de mi garganta.
Dejo de moverme y me alzo sobre mis antebrazos, dejo un picoteo en sus labios y desciendo por su barbilla, garganta, abdomen hasta llegar al borde de su ropa interior. Se la quito con especial cuidado de no lastimar su erección y después la meto a mi boca.
—Oh —una de sus manos va de inmediato a mi cabello y la otra de seguro aprieta las sábanas.
Rodeo su glande con mi lengua a la vez que dirijo uno de mis dedos a su entrada. Intento introducirlo pero justo en ese momento impulsa su cadera hacia arriba tocando mi garganta.
Lo saco de mi boca para reír y medio toser, más por la sorpresa que por otra cosa.
—Estás desesperado, ¿eh? —con mi mano lo masturbo lentamente.
—N-no digas nada —cubre su rostro con ambas manos muerto de la vergüenza pero su pelvis sigue moviéndose inquieta y deseosa de más contra mi mano.
Dejo de tocarlo, lamo tres de mis dedos.
—S-sabes que no es necesario que hagas eso —me mira por en medio de sus dedos.
—No lo hemos hecho en casi diez días así que prefiero tardar un poco más antes de lastimarte —dirijo mi índice a su entrada y lo penetro poco a poco.
—M-Minnie —por un momento creo que sólo está gimiendo pero cuando vuelve a hacerlo es que descubro que en realidad me está llamando.
—¿Qué sucede?
—V-vamos a la bañera —susurra mirándome con los ojos acuosos.
—¿Has estado viendo otra vez esos vídeos, cochinote? —agrego otro dedo. Kibum arquea su espalda.
Vaya precisión que tengo.
Mueve su cabeza se arriba abajo con efusividad. Saco mis dedos optando una maldivion por lo bajo y levanto a Kibum en mis brazos. Prácticamente corro hasta el baño. Arqueo una ceja cuando descubro que la bañera está con agua y espuma.
—¿Llevas mucho tiempo aquí?
Él responde con un asentimiento. Lo bajo de mis brazos, y me meto en la bañera.
Kibum se muerde el labio, también se mete ubicándose a horcajadas sobre mí. Siento la punta de mi miembro rozar su entrada.
—Bum, exactamente...¡mierda! —se deja caer tan de repente, tan rápido, tan fuerte y tan brusco que me es inevitable no gemir aquella grosería al sentir como sus paredes me aprietan deliciosamente, recibiéndome en su calidez.
Miro su rostro fijamente y aguanto las ganas de sonreír cuando veo sus ojos acuosos. Probablemente por el placer, tal vez por dolor...aunque también pueden ser ambas. Pone sus manos en los bordes de la bañera y se alza sobre sus rodillas para después volver a dejarse caer. Llego tan profundo que realmente me es imposible reprimir los jadeos que escapan de mis labios por cada que logro penetrarlo.
Llevo mis manos a su trasero y le separo los glúteos, echo mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos por aquella deliciosa sensación de Kibum montándome.
Tan prohibido y exquisito que me siento al borde de la demencia por su causa. Lo que me hace mirarlo de nuevo son sus uñas clavándose en mis hombros y deslizándose hacia abajo, arañando mi pecho en el proceso.
—M-más...q-quiero más —balbucea aumentando la velocidad de sus movimientos, provocando que el agua se rebose de la bañera y que desee más y más de aquello.
Pego mi boca a uno de sus pezones y lo muerdo. Kibum suelta un sonido que no sé reconocer pero que sé que se debe al exceso de placer, al éxtasis en el cual nos vemos envueltos en cuestión de minutos. Siento una de sus manos en mi cabello cuando paso a morder su otro pezón, lo aprieta con fuerza. Deja de moverse de arriba hacia abajo para empezar a hacer movimientos circulares como si quisiera alargar nuestra sesión de sexo luego de tanto tiempo.
Su miembro se roza con mi abdomen por cada que se mueve y supongo que es por eso que él acaba en medio de ambos, corriendose con tanta fuerza que su esencia golpea mi barbilla.
Me aprieta aún más dentro suyo, contrayendo sus paredes anales causando una fricción más intensa. Ahogo un gemido contra su piel y también me libero hundiendo mis dientes y mis uñas, seguramente dejando marcas. Su cabeza cae hacia adelante y aterriza en mi hombro. Su pecho se pega al mío por la brusquedad con la que sube y baja a causa de la agitación.
—Vaya —una risita es lo que oigo, una a la cual me uno—. Eso fue genial.
—No digas nada, Minnie.Sólo quédate así —sus brazos me rodean fuertemente y un beso sonoro aterriza en mi mejilla.
—Está bien.
A pesar de que accedo a no decir nada por dentro estoy que muero de ganas por pedirle una repetición digna para demostrarlo lo mucho que he extrañado estar dentro suyo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top