27-Acabar con su inocencia

Frunzo los labios cuando el reloj marca las diez menos cinco de la noche. Kibum se fue hace quince minutos a la recepción para que su mamá le entregue la ropa que se pondrá para dormir y al siguiente día.
Luego de que él me haya curado las heridas y habernos besado mucho, intenté llegar a algo más pero él se separó riendo, sonrojado y claramente excitado diciéndome que yo estaba herido. No tiene sentido, cuando le digo que he estado peor es porque es cierto.
¿Qué tan difícil le es aceptar tiene sexo conmigo? Sé que también tiene ganas.

—Ya estoy aquí —sonríe en mi dirección. Se ha recogido el cabello en una pequeña coleta y unos cuantos mechones caen por su rostro remarcando sus bonitos rasgos.

Me siento en el colchón con la espalda pegada al cabecero de la cama.

—Bum...—deja la ropa a un lado y se acerca a mí.

—¿Si?

—No quieres que me mueva, ¿cierto?

—Cierto —asiente cambiando su expresión a una más seria.

—Bueno, tengo una idea —muerdo mi labio inferior mirando los suyos fijamente.

—¿Qué idea?

—Puedes montarme...en ese caso solo tú te moverás y yo Me mantendré estático, solo recibiendo placer ¿te parece? —sus mejillas se tiñen violentamente de rojo, levanta la mano posiblemente para golpearme pero al final la baja con un suspiro.

—¿Tantas son tus ganas de hacerlo? —muevo mi cabeza de arriba abajo efusivamente y varias veces—. Ayer lo hicimos.

—Ya han pasado más de veinticuatro horas —frunzo los labios—. O...—arqueo una ceja— ¿te duele el...?

—¡No me duele nada! —exclama poniéndose casi encima de mí para cubrir mi boca.Suelto una carcajada provocando que Kibum se sonroje aún más.

—Entiendo —retiro su mano con sutileza—. Pero cuando te digo que he estado peor es porque...

—Cuando me refiere a que estás herido no es por los golpes —agacha su cabeza para mirar sus manos sobre su regazo.

Frunzo ligeramente el ceño porque no logro entender a qué se refiere pero para cuando lo hago, sonrío y lo abrazo fuertemente.

—¿Minnie?

—Esto va a sonar raro —me separo lo suficiente para mirar sus ojos—, me gustó que me marcaras así.

—¿Eh? —abre su boca sorprendido—. ¿Acaso eres masoquista?

—Estoy empezando a pensarlo —levanto su barbilla con mis dedos y la levanto levemente pata depositar un beso en sus labios.

—¿P-por qué? —sus párpados caen y sus pestañas acarician dulcemente sus pómulos.

—Porque te...—abro mis ojos enormemente, mi corazón empieza a martillear con fuerza contra mi pecho y respiración irregular golpea tan fuerte su rostro que su cabello se hace un lado.

Lo miro tratando de descifrar si Kibum se ha dado cuenta pero sus labios entreabiertos y sus dedos apretándose sobre mis pecho desnudo me hacen relajar al decirme que está esperando el beso. No sé de qué me preocupo, Kibum es bastante tonto como para notarlo por sí mismo.

Acabo con la poca distancia que separan nuestros labios y ladeo mi cabeza de inmediato. No tardo en introducir mi lengua en su boca. Sus dedos se enredan en mi cabello empujándome más de cerca, empuja mi húmedo músculo con el suyo para él poder introducir su lengua en mi boca, no dejo que me domine y se la chupo arrancándole un gemido que me parece hermoso, como una maravillosa melodía.
¿Quién iba a decir que yo hasta eso tomaría en cuenta al enamorarme?

Yo, que le daba asco aceptar tarjetas de amor hasta de sus propias fans que decían estar enamoradas de mí pero que en realidad amaban mi apariencia porque siendo sinceros, incluso yo sabía, o más bien sé que mi personalidad es un asco. Aunque si pude tener amigos y al apetecible chico sobre mis piernas besándome y siendo besado de esta manera supongo que no es tan mala.

Llevo mis manos debajo de su falda y directamente a su redondo trasero. Lo aprieto con hambre, gruñendo contra su boca al sentir un mordisco en mi labio que se convierte de inmediato en tirón. Lo oigo reír avergonzado. Un beso cae en mi comisura, una pequeña nariz se frota en mi cuello con suavidad y un movimiento de cadera me hace jadear.

—¿Dónde lo has aprendido? —con total disimulo le bajo la bragueta de la parte trasera de la falda para quitarla.

Me encanta verlo con ellas puestas pero amo ver su cuerpo totalmente desnudo. Si aún es posible, Kibum se ruboriza todavía más pero no dice absolutamente alguna palabra. Baja sus manos por mi pecho, mirando fijamente sus propios movimientos y con sus pulgares acaricia mis pezones. Arqueo una ceja divertido y una sonrisa que divide mi rostro en dos hace presencia en ese momento.
También opto por no decir nada porque quiero saber hasta donde es capaz de llegar y que tanto aprendió en el tiempo que tuvo que aliviar sus dolores con aquel peluche.

Se desliza un poco hacia atrás, me muerdo el labio para evitar gemir al sentir su trasero moverse de nuevo sobre mi miembro endureciendo. Sus delgados y pequeños dedos delinean cada uno de mis abdominales con paciencia. Su índice se pasea en el borde de mi ropa interior que sobresale de mi pantalón. Lo desabotona y su mano completa se introduce para acariciar mi miembro por debajo de la tela.

—¿Has estado viendo pornografía gay, Bum? —no puedo evitar cuestionar eso y me arrepiento al instante cuando intenta sacar su mano, la que yo detengo con la misma. Pero me parece tan divertido imaginar el viendo vídeos de esos.

—D-debes d-descansar —sus ojos evitando los míos a toda costa hace que mi boca se haga agua.

—Estoy muy duro justo ahora, no creo poder dormir —mantengo su mano sobre mi pene y me empujo contra ella—. Responde.

—¿A qué?

—A que si has estado viendo porno gay.

—No —responde tan serio que si no fuera porque sus ojos siguen sin mirarme le creería.

—No seas mentiroso —río sonoramente pasando mi propia mano hacia adelante para acariciar su erección por encima del encaje de la ropa interior. Está tan mojado.

—No soy...—suspira—. Sí...

—¿Sí qué?

—Sí...he estado viendo pornografía —esto último lo dice tan bajo que en realidad deduzco lo que es porque miro fijamente sus labios.

—Pornografía gay —insisito reprimiendo una nueva carcajada.

—Sí —la suelto sin aguantar más—. ¿No te rías?

—¿Te masturbabas viendo eso? —su pelvis se mueve hacia adelante cuando empiezo a masajear su miembro.

—No...

—Mentiro...

—No me excitaba...—detengo todos mis movimientos para mirarlo confuso.

—¿Entonces? —sus ojos se conectan con los míos.

—¿E-entonces qué?

—¿Por qué veías? —empiezo a desabotonar aquella blusa blanca que me deja ver sus pezones erectos.

—Yo...—se muerde el labio inferior un par de segundos, los mismo que tarda en responder y yo en acabar de quitarle la prenda— tenía la esperanza de que volviéramos a vernos.

—Y que tengamos sexo —añado sintiendo la diversión y burla invadirme de nuevo.

Asiente. Pego mi boca a su pecho y paso la punta de mi lengua por uno de sus botones rosa. Sus piernas se aprietan más a mi cadera y una de sus manos acaricia mi cabello nuevamente. Llevo mis manos de nuevo a su trasero y lo empujo nuevamente contra mí hasta que quede de nuevo sobre mi erección. Paso a besar, lamer, chupar y morder su otro pezón, disfrutando el hecho de que deshace en suspiros y casi inaudible gemidos por mi causa.
Dejo un camino de besos por su pecho, subiendo por su cuello hasta oreja, la cual muerdo y tiro con cuidado.

—Muéstrame todo lo que has aprendido —susurro. Kibum tiembla con fiereza y se separa de mí para mirarme con sus ojos más brillantes de lo normal.
Jamás me imaginé que verme reflejado en las pupilas dilatadas de alguien haría que mi pecho se calentara por un sentimiento bastante ajeno a la excitación.

—E-está bien p-pero no te burles si lo hago mal —se quita de encima y se baja de la cama.
Se deshace del resto de la ropa dejándola toda desordenada en el suelo.

—T-tú también quítate la ropa —noto claramente los dedos de sus manos moverse a los costados de su cuerpo en una reacción nerviosa.

—Hazlo tú —mi voz sale más ronca de lo normal.

De verdad iré al infierno por corromper a este niño pero podre haber dicho que disfruté un montón hacerlo y seré el puto amo.

—Minnie...—se queja haciendo un puchero.

—Estoy herido —recalco pasando la lengua lentamente por mis labios.

Kibum bufa y vuelve a subirse a la cama para agarrar las bastas de mi pantalón y tirar del mismo hacia él hasta lograr bajarlo más allá de las rodillas.
Se relame al mirar mi bóxer. Se muerde el labio, noto su pecho expandirse por el aire que toma y después volver a su tamaño normal cuando lo suelta.
Gatea hasta alcanzar el elástico. Tira hacia abajo y yo levanto levemente mi cuerpo para que pueda sacarlo con facilidad.

—¿Me darás una mamada de nuevo? —abro mis piernas y estiro mi brazo para acariciar su mejilla.

—Y-yo —traga saliva tan duro que logro escucharlo— y-yo...

—Tranquilo —río con suavidad—. Solo bromeo.

Kibum vuelve a hacer un puchero. Llevo mis manos a su labio abultado y lo delineo con mi índice disfrutando de lo suave que se siente ante mi tacto.

—¿Minnie? —dejo de tocarlo para mirarlo.

—Muéstrame, pequeño —siento claramente mi miembro removerse de anticipación.

Kibum se sienta sobre mis muslos, un gruñido escapa desde lo más profundo cuando su mano se cierra de repente alrededor de mi erección palpitante. Su mano tiembla, su respiración también pero sé claramente que no es por miedo. Se acerca más hasta que nuestros miembros están juntos. Kibum suelta el mío para después volver a agarrarlo pero ahora junto al suyo, dejándolos todavía más pegados.

—¿Qué...oh —echo mi cabeza hacia atrás cuando impulsa su cadera hacia adelante.
   
Llevo una de mis manos a mi boca y chupo cada uno de mis dedos mirándolo mientras se mueve incansablemente sobre mí. Me es casi inevitable no sentirme divertido al pensar en él mirando pornografía con la misma expresión que cuando lo toqué más allá de lo normal aquella vez. No puedo creer que ya haya pasado tanto desde aquel día. Y pensar que Kibum se negaba rotundamente a tener sexo conmigo para que ahora él sea quien prácticamente lleve el control al estar sobre mí.

Saco los dedos de mi boca y los llevo a su entrada. Lo oigo suspirar cuando empujo uno de ellos contra su anillo de músculos pero aun así no se detiene, es más pareciera que empieza a moverse con más fuerza tratando de recibir uno de mis falanges dentro.
Introduzco dos de golpe y por la forma en que suelta un grito poco masculino y pone los ojos en blanco sé que he acertado con creces.

—No te detengas —ordeno al notar que la velocidad de sus movimientos empieza a disminuir.

—Minnie...

—¡Rápido! —exclamo hundiendo más mis dedos, presionando todavía más su próstata.

—¡Ah...Min —mi nombre queda a medias en su boca cuando empiezo a embestirlo con mis dedos—. ¡Dios!

—No creo que sea apropiado mencionarlo ahora —una risa ronca escapa de mis labios.
Esta vez, Kibum comienza a moverse rápidamente echando la cabeza hacia adelante, apretando y hundiendo sus uñas en mi muslo en el cual se sostiene para no caer.

Con mi mano libre, separo uno de sus glúteos del otro tratando de introducir todavía más mis dedos, lográndolo de inmediato al sentir que mis nudillos son los que quedan fuera. Siento su interior apretarse al igual que su mano, sus movimientos tornarse más bruscos para finalmente acabar manchando mi abdomen y parte de mi barbilla. Su pelvis disminuye en velocidad y yo me muerdo el labio porque me siento tan cerca.

—Bum...—abre sus ojos y me mira cansado, después a mi punta lagrimeante.

—P-perdón...es que —interrumpe sus palabras para morder su labio.

Se baja de encima y se arrodilla a un lado. Sus ojos se quedan clavados en mi roja y palpitante erección.

No será qué...

—¡Por un demonio! —gimo doblándome un poco hacia adelante cuando siento su cálida boca rodeándom por completo.

Llevo mi mano a su cabello de inmediato y con ella hago una pequeña coleta. Sus manos se ponen a los lados y de repente, me siento siendo succionado.
Muevo mi pelvis hacia arriba buscando no ahogarlo ni provocarle arcadas como ayer. Los dedos de mis pies se encogen y me obligo a aguantar para tener un poco más de tiempo esa deliciosa sensación, grabándola en mi cabeza para compararlas con las demás que vendrán. Abro más mis piernas a la vez que cierro los ojos viendo estrellas, o más bien, galaxias enteras detrás de mi párpados.

Sus dientes recubiertos por sus labios aprietan la punta, un cosquilleo se hace presente en la misma así que utilizo suficiente fuerza para apartar su cabeza y no acabe dentro.
No creo que esté preparado para recibirme de aquella manera. Mi semen se une al charco que hay en mi abdomen y parte del mismo mancha su mejilla.

La respiración de Kibum está agitada, sus labios muy rojos y sus ojos cerrados. Estiro mi brazo palpando el colchón hasta encontrar una almohada, le quito el forro y lo limpio rápidamente para después atraerlo y dejar un beso en mis labios.

—Benditos sean los vídeos de pornografía gay —susurro con una gran sonrisa.

Definitivamente soy la persona que va a acabe con la inocencia de Kibum y sé que iré a algún lugar bastante malo por hacerlo porque ni siquiera el infierno va a agradarle recibirme.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top