26-Pasado

Pov Minho.

Me dejo caer en la silla frente a uno de los espejos ya vestido con la ropa que voy a usar para las nuevas fotos. Ahora deben maquillarme. El respaldar tocando mi espalda hace que me ardan los raguños pero de la misma forma me hace sonreír porque los recuerdos de lo que hice con Kibum invaden mi mente. Una mano tocando mi hombro hace que levante la cabeza y mire a Onew.

—Estás feliz —es una afirmación pero aún así asiento con una sonrisa bastante amplia—. No te veo así desde que tenías diesiciete.

—¿Así? —ladeo mi cabeza—. ¿Cómo?

—Pues —se sienta en la silla de al lado—, feliz. Y con esa sonrisa —señala mis labios—. No es la típica que siempre tienes encima.

—¿Y cuál se supone exactamente que tengo encima?

—La burlona y sarcástica. La que anuncia que dirás algo para molestar a alguien —alborota mi cabello—. Esta es mucho mejor.

—Las personas son raras —aparto su mano—. Una sonrisa es una sonrisa.

—Tú también eres una persona —se levanta riendo—, y eres más raro que el resto.

—¿Qué? —agita su mano dando media vuelta y saliendo del camerino.

Por su lado pasa el camarógrafo. Noto sus intenciones de regalarme por aquel ceño tan fruncido pero apenas está a unos cuantos pasos de mí cuando sonríe tan amplio.

—No sabía que uno tardaba tanto en comer un sándwich —se cruza de brazos y apoya su cadera en el mostrador. Río moviendo mi cabeza de lado a lado.

—Es que no comí un sándwich precisamente —vuelvo la vista hacia el espejo y muerdo mi labio.

—¿Te reconciliaste con Kibum? —volteo mi cabeza tan bruscamente hacia él.

—¿Disculpe? —suelta una carcajada.

—Es más que obvio, es por la única razón por la que pareciera que volviste a la vida —pestañeo varias veces.

A ver, analicemos esto. Comprendo que estuviera actuando como un zombie de aquellos que se ven en Resident Evil o en Mi Novio el Zombie porque extrañaba mucho a Kibum pero hasta donde yo era consciente muy pocas personas lo sabían. No obstante, parece que en realidad muchos lo saben.

—¿Sabes de Kibum y yo? —pregunto bastante confuso.

—Todo el edificio lo sabe de hecho —se rasca la mejilla—. Ustedes son muy obvios.

—¿Lo somos?

—Bueno, Kibum no tanto. Tú sí —pincha mi pecho con su dedo.
La maquilladora entra. Él la mira y después a mí, sonríe.

—Oye, Sana —la chica que al parecer se llama así levanta las cejas en su dirección—. ¿Sabes de éste —me señala— con Kibum?

—Ah —ella ríe—. Son novios, ¿no?

Él me dedica una mirada de "te lo dije" con una sonrisa. Palmea el hombro de la chica y sale del camerino. Sana se pone detrás mío y toca mi cabello.

—Te pondré un spray en el cabello de color negro para las nuevas fotos que te hará Sam, creo que el quería un estilo...

—¿De verdad se nos nota tanto? —la interrumpo aún pensando en lo que dijo mi camarógrafo.

—Pues Kibum no sé si es porque él es discreto pero a él hasta el tiempo que estuvo aquí no —pone una especie de toalla sobre mis hombros para no ensuciar la ropa con el tinte— pero tú —ríe y conecta sus ojos con los míos a través del espejo— parecía que cada día brillabas más y cuando estabas junto a Kibum incluso te veías como alguien amable.

—Soy amable —afirmo frunciendo el ceño.

—Ahora lo eres —coge un líquido de la mesita frente a mí y lo pone en mi cabello de manera uniforme—. Antes ni siquiera podía entablar una conversación contigo porque gruñías en respuesta o simplemente me ignorabas —enciende la plancha y la deja a un lado—, y como ya digo ahora hasta le sonríes a los que trabajan contigo.

—No creo haber cambiado tanto.

—No cambiaste —miro hacia la puerta y descubro a Taemin apoyado en el marco cruzado de brazos—. Solo volvió el Minho de antes.

—¿De qué hablas? —tenía que venir ese idiota a dañar mi buen humor.

—Los dejo solos —Sana deja mi cabello y sale del camerino.
Taemin la mira hasta que desaparece y sonríe.

—Sino me gustara tanto dar fuerte y duro por atrás, me la tiraría —se sienta frente a mí—. Me sorprende que aún tú no lo hayas hecho.

—Taemin...

—No, de hecho no. Ahora estás enamorado de Kibu...

—Taemin —gruño interrumpiéndolo—. ¿A qué te refieres con el Minho de antes?

—¿No recuerdas como eras antes de ser un hijo de puta?
Hago una mueca de lado.

—¿Te refieres a ese idiota que se dejaba manipular por todos y que dejaba que lo abusen solo porque quería alcanzar la fama? —arqueo una ceja.

—Me refiero al Minho del cual yo alcancé a conocer un poco, ese que murió en el preciso día que casi muere de sobredosis —me pongo de pie y empujo mi lengua contra mi mejilla.

—¿Por qué? —sonrío de lado—. Te duele tanto que esté con Kibum.

—Nah —agita su mano frente a mí—. Solo quería molestar al Minho de antes.

—Pues que mal —gruño dando un paso cerca suyo—. Ese Minho, como tú dijiste, murió.

—Ese me agradaba más.

—Tú nunca me agradaste —entrecierra sus ojos en mi dirección.

—Eso no parecía aquel día.

—¿Cuándo? —río cínico—. ¿El día que te quité la virginidad o cuando me pediste repetir?

Sus fosas nasales se expanden y aquel odio que no veía desde hace mucho aparece en sus ojos como una sombra.

—Eres un hijo de puta —masculla y justo después un golpe en mi mejilla llega tan sorpresivo que me hace caer al suelo.

Saboreo el sabor metálico de la sangre y la escupo a un lado. Suelto una carcajada y paso mi lengua por mi herida.

—Te dije que el anterior Minho murió —lo siguiente que siento es su cuerpo sobre el mío.
Detengo un golpe a medio camino de mi cara y lo giro quedando yo encima. Le regreso el que me dio, probablemente destrozándole la quijada. Esos, y muchos más le siguen. En algún momento sus manos tomaron mi camiseta y la desgarraron.
Un dolor desgarrador me atraviesa y hace que vuelva a caer al suelo.

¡Acaba de golpearme los huevos!

—Te dejaré sin más sexo, Minnie —dice esto último con una sonrisa.

Cierro mis ojos y abro mi boca en busca de aire cuando dos patadas, que por raro que parezca agradezco, golpean mi abdomen.

—¡Ya basta los dos! —alcanzo a abrir los ojos cuando veo a Sam agarrar a Taemin desde atrás.

—¡Suéltame! —se remueve furiosamente.

Río divertido, sosteniendo mi estómago. Duele como el infierno.

—Al parecer...—empiezo en un susurro que hace que deje de moverse— no pudiste alejar a Bum de mí.

Se suelta del agarre de Sam. Me mira dolido.

—Yo nunca quise a Kibum —da media vuelta y sale del camerino.

Borro mi sonrisa de inmediato y me acuesto sobre mi espalda.

—¿Qué pasó aquí? —reconozco la voz de la señora Kim al cerrar mis ojos.

No, no me desmayo. Soy más fuerte que eso.

—¿Otra vez con Taemin? —incluso puedo saber lo que hace sin mirarla.

Pasa ambas manos por su rostro, cubre su boca y aguanta las ganas de llorar. Lo que siempre hacía cada que yo regresaba mal herido. Una suave caricia hace que abra los ojos de nuevo.

—No debiste, Minnie —mira cada uno de los moretones que seguramente tengo en el rostro con los ojos acuosos.

—Él empezó —me quejo tratando de ponerme recto.
Ella ríe y me ayuda a sentarme.

—No cambias —de repente vuelve a estar seria—. ¿Qué le dirás a Kibum?

—¿Decirme qué? —dirijo mi atención hacia al frente y descubro a mi pequeño, vestido de niña. Maldito Taemin—. Oh por Dios.

La misma reacción que su madre. Corre hasta mí soltando lo que sea que cargaba en las manos. Me abraza, suelto un quejido de dolor y vuelve a separarse.

—P-perdón —pone ambas manos en mis mejillas y se muerde el labio mientras me analiza—. ¿Qué pasó con Taemin?

—Cosas del pasado —respondo simplemente.

—Hay que llamar al doctor —su desesperación hace que vuelva a reír.

—No me voy a morir, Bum —levanto mi mano y acaricio su mejilla—. Estoy bien.

—No, no lo estás —hace un puchero que se me hace inevitable besar. Con siempre, se sonroja.

—¡Eh! Todavía estoy aquí —exclama la señora Kim claramente divertida.

—Ay, ¿es en serio? —veo a Onew llegar con Taehyung a su lado.

Mi mejor amigo golpea su frente y niega con su cabeza.

—Por eso es que no dejo que nadie más sea tu mánager —Onew llega hasta mí. Kibum se aparta y me levanta pasando su brazo por debajo de los míos.

—Puedo hacerlo —trato de  soltarme pero absolutamente todos los presentes en ese momento me miran como si quisieran matarme. Pongo los ojos en blanco y dejo que me lleven fuera del estudio hasta el ascensor.

—Debemos hablar de esto —oigo a Taehyung justo antes de que las puertas metálicas se cierren.

—Esto se va a poner feo —canturrea Onew.

—No me ayudas —gruño poniendo una mano en mi abdomen.

—¿Por qué pelearon ahora?

—¿Tú sabías que yo le gustaba al idiota de Taemin? —bufa. Sé que odia que le responda con preguntas.

—Eso es más que obvio —las puertas vuelven a abrirse cuando llegamos al piso de mi habitación.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Creí que lo sabías —mete la mano a su bolsillo y saca la llave—. Además, ¿habría hecho alguna diferencia?

Me quedo callado. Quizá sí.
Quizá no lo habría tratado tan mal. Quizá no habría hecho de su vida tan mierda solo porque creí que me odiaba.

—¿Minho?

—¿Um? —levanto mi cabeza para mirarlo.

—No te sientas mal.

—¿Qué? —río—. No. Solo es raro. No todos los días te enteras que tu Némesis quería que se la metas.

—No sé por qué me molesto —rueda los ojos y sale de la habitación.

Me encojo de hombros y me dejo caer hacia atrás. Chasqueo la lengua. Dos tipos de dolores.
Uno por los deliciosos arañazos de Kibum y otro por los golpes de Taemin.

Mis dos contrarios.

La persona que más quiero y la persona que más odio. Sí, el hecho de que Taemin me haya prácticamente confesado su amor no quiere decir que ahora vaya a agradarme.

—¿Minnie? —muevo mi cabeza hasta dejarla en un ángulo que pueda mirar a Kibum.

—Hola, pequeño —un rubor está plasmado en sus mejillas. Juega con el borde de su falda, frente a mí. Gruño. Por culpa de ese maldito no voy a poder estar con Kibum, aunque...

—¿Duele mucho? —se muerde el labio empezando a caminar hacia mí.

—El dolor disminuirá solo si...

—¿Si? —se sienta a mi lado.

—...me das un beso —fijo mis ojos en sus labios.

—Pero tienes una herida ahí —toca el lugar de mi boca en que está lastimada.

—He estado peor.

—Eso no me tranquiliza —hace un puchero mucho más pronunciado que él de antes.

Estiro mis brazos y tomo su rostro entre mis manos.
Dejo varios picoteos en sus delgados labios. Kibum ríe y los abulta más.

—Quiero...—lo beso de nuevo sin dejarlo hablar, sin embargo él se separa poniendo sus manos en mi pecho— Déjame curar tus heridas.

—Ahg...—frunzo el ceño—. Está bien pero después...

—Sí, sí —baja de la cama y camina hacia el baño.

—¡Ahí no hay nada!

—Ya lo note —suspira saliendo de nuevo—. Iré por uno a recepción.

—Bueno —pongo mis brazos debajo de mi cabeza. Kibum abre la puerta y la persona que está con el brazo alzado parece tener una especie de aura negra a su alrededor.

—¿Y Minho? —oh no.

—Adentro —se hace a un lado dejando pasar a Taehyung.

—Debo hablar con él —me escudriña con la mirada.

—Oki.

Él sale, Taehyung se cruza de brazos y yo únicamente puedo rogar que no me corte los huevos.

—Choi Minho.

—Kim Taehyung.

—¿Nada te es suficiente acaso? —aprieta el puente de su nariz.

—Depende —quita su mano y me mira—. Si se trata de Kibum, pues no.

—Exactamente, ¿qué demonios pasó?

—Peleé con Taemin.

—Eso ya lo sé, mierda —uy, está enojado—. ¿Por qué?

—Bueno, él empezó.

—Me da igual —suelta aire claramente frustrado—. Sigo esperando la razón.

—Le molestó que le recordara nuestro pasado —hago una mueca de lado.

—¿De cuando le quitaste la virginidad o cuando te pidió repetir? —suelto una sonoras carcajada doblándome por la intensidad de la misma—. ¿Qué te divierte?

—Eso —sigo riendo—. Es justamente lo que le dije.

—Ah —arque sus cejas—. Es normal. Después de todo estaba enamorado de ti.

Dejo de reír al instante.

—¿También lo sabías?

—¿Tú no? —es su turno de reír

—. Creo que tú y Kibum son los únicos que no lo sabían.

—Pero él me odia —una especie de chillido escapa de mi garganta.

—¿Acaso Kibum también no actuaba igual? —abro mi boca formando una O.

—Buen punto —niega con su cabeza divertido—. Oye.

—¿Qué?

—¿No será que también te gusto a ti?

—Me gusta tener de donde agarrar cuando me lo hacen, Minho.

—Qué cruel.

—No es mi culpa que seas espalda infinita —empieza a reír con fuerza.

—Uy sí, qué gracioso —le saco la lengua—. Bien que te gustó cuando lo hicimos.

—No lo niego —mueve su cabeza de lado a lado—. Eres muy bueno haciéndolo y...

—Taehyung —ambos miramos hacia la puerta—, ¿ya acabaste de hablar con Min?

—Pues...

—Entonces por favor retírate que necesito curarlo —se hace a un lado dejando paso libre.

—Par de posesivos —sale dedicándome una ultima mirada divertida.

Kibum camina hasta a mí y se sienta en el colchón dejando el botiquín a un lado con un poco más de fuerza que antes.

—Bum —lo llamo pero finge no escucharme mientras abre la caja. Trato con todas mis fuerzas de no reír.

—Bum —vuelvo a intentar pero nada—. Mi amor...

Se ruboriza pero aún así sigue ignorándome. Me acerco a sus labios y los toco con la punta de mi lengua.

—Cariño —por fin me mira.

—No me digas así —balbucea. Ladeo mi cabeza y lo beso castamente.

Me echo para atrás pero los labios de Kibum me siguen hasta que vuelven a unirse con los míos. He tenido muy buenas sesiones de sexo, con muchas personas, he probado de las mejores drogas y he bebido de todo tipo de alcohol pero absolutamente nada se compara con la calidez de sentir los labios libres de impurezas de la persona que hace que tu corazón lata así de fuerte.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top