22- Quiero

El fotógrafo deja la cámara a un lado con una clara expresión de molestia en el rostro. Pasa una mano por su cabello y me mira con desaprobación.

—¿Qué te sucede, Minho? —pregunta poniendo las manos en sus caderas.

—Nada —me siento en el sillón que está a mi lado.

—Cuando recién llegaste hasta hace unos cuantos días atrás eras uno de mis mejores modelos pero ahora —suelta aire— pareciera que no quieres ni vivir.

Sonrío de lado desganado.

—Supongo que estoy cansado. Acá en Corea trabajo el doble de lo que solía hacer allá en Estados Unidos.

—¿Me estás diciendo que quieres un descanso? —miro mis manos.

Lo que quiero es que Kibum aparezca mágicamente frente a mí—. Está bien. No hemos parado desde que iniciamos con la sesión.

—Iré a la cafetería —me pongo de pie y luego de tener la aprobación de Onew que está haciendo no sé qué, voy hasta el ascensor.

Incluso bajar por él ahora me resulta extrañamente aburrido.
No quiero admitir algo que ya es más que obvio. Sé que si lo hago voy a extrañarlo más y voy a desear con más fuerza besarlo como nunca había sentido con nadie. Me siento como un verdadero estúpido por caer en algo tan irracional como es el amor.

La verdad que nunca lo esperé. Creí que tendría sexo con todo el mundo hasta contraer alguna enfermedad y morir por eso o simplemente esperar a que alguien me denunciara por estar cogiendo con medio mundo o yo que sé, algo diferente a esto.
Muy dentro de mí sabía que iba a terminar encariñado con Kibum pero tan solo como un amigo, así como quiero a Taehyung pero al final resulta ser que yo...

Las puertas se abren y con aquel sonido mis pensamientos se cortan. Estuve a punto de admitirlo. Salgo a la recepción y como siempre no está. No ella...él. Ya no lo veré más vestir esa ropa de niña que le quedaba de maravilla.

¡Basta!

Golpeo mi cabeza en un intento de detener mis pensamientos. Llevo una mano a mi pecho y aprieto mi camisa, aquella que estoy modelando, con fuerza. Tengo un dolor en el pecho que está presente desde ya un tiempo pero parece aumentar cuando pienso demasiado en él y no me gusta.

Para nada.

Entro a la cafetería y agradezco que no haya nadie más aparte de las personas encargadas de la cocina.Me dirijo hasta la máquina de los snacks y me la golpeo cuando me doy cuenta que no me he traído ni un solo centavo.

—¡Maldición! —le doy una patada tan fuerte que hace que me suba un corrientazo por toda la pierna.

—No culpes de tu abstinencia a la máquina —lo oigo reír y me volteo para mirarlo sorprendido.

—¿Qué haces aquí? —pregunto caminando hacia él.

—Nunca he sabido si de verdad me consideras tu amigo —resopla y cuando ya está frente a mí, pincha mi pecho con su dedo—. Me han dicho que vengas.

—Pues regresa por donde llegaste, no te necesito —gruño pasando por su lado.

—No te desquites conmigo, Minnie —pasa su mano por mi trasero. Pongo los ojos en blanco, ya sé lo que va a decir—. Es increíble ver que aún después de tanto tiempo no te crece nada.

—Déjame en paz —murmuro soltando un suspiro.

—Ya sé que tienes problemas con el amor —se pone frente a mí de nuevo.

—No es cierto —gruño e intento pasar de él pero Taehyung vuelve a ponerse delante de mí—. ¿Qué?

—Ahora somos compañeros de trabajo —lo miro sorprendido y después suelto una carcajada.

—¿Tú? —río—. ¿Trabajando? Por un demonios. Tú y el trabajo no son cosas que vayan juntas.

—Pues ahora sí —sonríe de lado. Pone sus manos en mi pecho y lo acaricia—. Me tendrás todo el tiempo junto a ti.

—¿No pudiste decirlo antes? —arqueo una ceja. Parece que esa mala costumbre de manosear a todo el mundo no se le quita.

—Originalmente vine a eso pero —sube sus brazos hasta mi cuello

— Onew me dijo que no estabas bien.

—¿Onew?

—Sí. Sabes que él aparte de ser tu mánager es tu amigo, ¿no? —hago una mueca de lado y Taehyung golpea mi cabeza.

—Sí, lo sé —bufa y quita sus brazos—. Y no tengo problemas.

—Por favor —en un rápido movimiento agarra mi pene por encima de la tela un poco más brusco de lo que debería.

—¡Hijo de pu...!

—¿Hace cuántos que no se te levanta? —aprieta más fuerte y yo aguanto las ganas de golpearlo—. ¿Hace cuánto que Minnie no está en acción?

—Suéltame, maldito andrógino —gruño amenazándolo con mis ojos.

—Responde —sonríe malicioso—. Desde que Kibum se fue, ¿cierto?

—Taehyung...

—Admite que te enamoraste. Que lo extrañas y que estás deseoso de verlo.

—Suelta mi puto pene —tenso mi mandíbula. No parece intimidado, ni nada por el estilo pero aún así lo hace.

—¿Tan difícil es? —se cruza de brazos.

—Si querías hacerme sentir mejor...lo has hecho mal —esta vez si paso por su lado golpeando su hombro con el mío.

—Minho —me detengo en seco—. Si tanto quieres verlo, ve a su casa.

Giro mi cabeza para mirarlo de reojo.

—Dile que lo quieres.

—Vete a la mierda —digo por último y salgo de la cafetería dando pasos furiosos, resonando mis pies en el suelo.

Me meto al ascensor y cierro mis manos en puños. No me siento con ánimos de nada, si antes estaba mal ahora estoy peor.
Un nudo se ha formado en mi garganta y de nuevo ese estúpido ardor en mis ojos. Mi pecho duele aún más que un golpe en los huevos. No quiero trabajar, así que me paso de largo del piso en el que está el estudio para ir a mi habitación de una vez.

Abro la puerta con menos fuerza de la que pretendo. Me deshago de la ropa en el camino que me hago hasta el baño, abro el grifo de la ducha y me siento en el suelo debajo del chorro de agua templada. Con una esponja quito todo el maquillaje y aunque trato de convencerme de que no es así, lloro. No sé cuanto pero sé que lo hago cuando un sollozo escapa de mis labios con fuerza. Mi teléfono chilla con insistencia desde alguna parte de la habitación, seguramente olvidado en el suelo. Echo mi cabeza hacia atrás, tocando las frías baldosas con ella.

Escucho mi nombre a lo lejos y golpes constantes junto a éste.

Quiero verlo.

Quiero tocarlo.

Quiero besarlo.

Quiero oírlo gemir.

Quiero oírlo reír.

Quiero oírlo gritar.

Quiero...yo quiero a Kibum.

Estoy enamorado de ese niñato.

—¿Ya? —muevo mi cabeza ligeramente para ver a
Taehyung parado con una toalla en las manos.

—Ya —asiento. Me levanto y estiro mi brazo para tomar la toalla, la envuelvo firmemente en mi cadera.

—Eso fue fácil —ríe llevando una mano a mi cabello y revolviéndolo amistosamente.

—¿Por qué...?

—Si no lo hacía ibas a morir de depresión y aunque te parezca raro no quiero ver a mi mejor amigo muriendo con una fea expresión en su ya feo rostro —niego con mi cabeza divertido—. Vamos.

Toma mi mano y me arrastra fuera del baño. Hace que me siente en la cama y con otra toalla seca mi cabello.

—¿Sabes? Por un momento pensé que estabas así simplemente por no tener sexo pero —noto que frunce ligeramente el ceño— cuando te toqué el pecho y parte del cuello de aquella forma y no te pusiste duro supe que algo andaba mal.

—Estás loco.

—Ay, cariño —deja la toalla a un lado y pone sus manos en su cadera en forma de taza—. Le prometí a tu mamá tomar su papel cuando fue a visitarte y a mí no me gusta faltar a mis promesas.

—¿Hablaste con mi mamá? —ladeo mi cabeza.

—De hecho, ella vino a mí creyendo que éramos novios por los rumores de aquellos tiempos así que sin darme tiempo a nada me pidió que te cuidara y como soy un buen amigo —frota sus uñas en su camiseta y se las mira. Qué diva—, le prometí eso.

—¿Novios?

—¿De todo lo que he dicho es lo único que te interesa?

—Es que no sabía que creían que teníamos una relación —muevo mi cabeza de lado a lado.

—Minnie —pone una mano en su pecho—, eso no es novedad. Siempre te has preocupado por encontrar un agujero en donde meter tu mini Minho y ya.

—Oh —exclamo levantando mis cejas—. Y como nos veían mucho tiempo juntos...

—Exacto —chasquea sus dedos—. Me sentí tan ofendido.

—¡Oye!

—Ay, no me malentiendas. Eres excelente en la cama pero me gustan más guapos —ruedo los ojos y me pongo de pie—. ¿A dónde vas?

—A cambiarme.

—Pero si ya te he visto desnudo muchas veces —se muerde el labio y me mira de arriba abajo.

—¡Ahg! ¡No hagas eso! —me estremezco—. En ti da miedo.

Él suelta una carcajada sosteniendo su estómago.

—Ya, ya —limpia las esquinas de sus ojos—. Espero que sea para ir a ver a Kibum.

—No tengo razones para...

Nuevamente, mi celular suena interrumpiéndome. Busco mi pantalón para poder cogerlo y contestar.

—¿Diga? —por estar mirando las estupideces de Taehyung no me preocupo por ver quien es.

—Minnie —mi respiración se corta de golpe.

—S-señora —carraspeo—. Señora Kim.

—Necesito pedirte un favor...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top