18- Lágrimas de placer

No me molesto en reprimir un gruñido de molestia que hace que Kibum y Taehyung me miren. Me pongo de pie, hago que ellos suelten sus manos para así yo poder coger la de Kibum.
Tiro de él hasta llegar a la salida pero cuando logro abrir la puerta del restaurant Taehyung hace que me detenga. Ruedo los ojos.

—¿No te despedirás? —me volteo y lo miro. Empujo mi lengua contra el interior de mi mejilla, suelto a Kibum y voy hasta Taehyung.

—Nos vemos, put...—sus labios me hacen callar. No, no me besa en la boca pero sí muy cerca de ella.

—Me lo agradecerás después —me guiña un ojo. Hace que me voltee y me da una nalgada que me hace dar un pequeño salto de sorpresa.

Niego suavemente con mi cabeza y retomo mi lugar junto a Kibum. Intento tomar su mano pero él no me deja, es más se cruza de brazos. Me muerdo el labio superior y vuelvo a intentar. Se niega tantas veces que llegamos a forcejear.

—¡Ahg, qué molesto! —me quejo y salgo del restaurant.

Sus pasos me hacen saber que me sigue por la vereda. Es tan bipolar que me confunde. Me detengo para y me giro para mirarlo. Su mirada está fijada en el suelo, sus labios son torturados cruelmente por sus dientes y sus dedos juguetean entre ellos. Avanzo los pasos que nos separan, pongo mi dedo pulgar en su barbilla y tiro hacia abajo para que suelte su labio inferior. Me inclino y uno nuestros labios unos segundos.

—No los desgastes de esa manera...yo también quiero morderlos luego —me enderezo, doy media vuelta y sigo caminando.

Noto de reojo que se pone a mi lado de inmediato, sin embargo lo que me sorprende es sentir su mano deslizarse con delicadeza por la mía hasta tomarla por completo. Por alguna extraña razón, esa acción hace que sonría y le dé un apretón.

Tomamos un taxi y en todo el trayecto nuestras manos permanecen juntas. No sé si Kibum lo hace a propósito o si sólo es algo automático en estos casos, pero sus pequeños dedos se meten entre los míos y después salen de nuevo, mueve su pulgar acariciando el dorso. Dejo de mirar nuestras manos para mirarlo a él pero sus ojos parecen estar pendientes de lo que hay fuera. Me encojo de hombros y dejo que haga lo que quiera hasta que llegamos.

Soy el primero en romper el agarre para poder bajarme. Una pequeña y fresca brisa alborota mi cabello. Paso mi lengua por mis labios de manera lasciva cuando la imagen de Kibum con aquella falda siendo levantada por el viento llega a mi cabeza. Sería una vista magnífica.
Miro hacia ambos lados asegurándome de que nadie está viéndonos. Camino hasta él y le agarro el trasero, le doy un apretón fuerte. Kibum da un brinco alejándose de mí. Me mira ruborizado, con el ceño fruncido.

—E-eres un atrevido —dice. Entra corriendo al hotel, sonrío divertido y voy tras él.

Está frente al ascensor golpeando el suelo con su pie en un gesto de impaciencia, seguramente porque el ascensor no llega rápido. Aprovecho ese intervalo de tiempo y me pongo a su lado.

—Quiero probar algo nuevo para ti —susurro mirando mi reflejo en las puertas metálicas.

—P-pervertido —tartamudea y noto como junta las piernas.

—¿Por qué? Sólo dije que quería intentar algo nuevo, no que era referente al sexo —una de las esquinas de mi boca se eleva automáticamente.

—Todo lo que tiene que ver contigo es...eso —las puertas se abren y él entra primero.

—No siempre. Yo también tengo sentimientos.

—¿Cuáles? —bufa—. ¿Odio? ¿Egolatría? ¿Narcisismo?

—Me lastimas —cierro mis ojos y fijo llorar.

—Tonto —suelto una carcajada.

—Perdona si no soy el chico que esperabas.

—Yo no espero un chico.

—Te gusta una lesbiana, es igual. Sólo que ella tiene vag...

—Eres asqueroso —su golpe en mi abdomen es más repentino que doloroso pero aún así me hace quejar.

—Te castigaré por eso —lo amenazo apuntándolo con mi dedo.

Saca su lengua cruzándose de brazos.

—Eso te pasa por hablar de más —farfulla.

Entrecierro mis ojos, sonrío de lado y niego con mi cabeza divertido. De repente me sentía muy valiente y no por fiebre.
Las puertas se abren dejando ver el pasillo que va directo a mi habitación.

—Es hora —me pongo frente a Kibum y lo levanto. Pega un grito bastante agudo por la sorpresa y suelta un quejido cuando me lo pongo en el hombro como un saco de papas.

—¡Bájame! —chilla pataleando y golpeando mi espalda con sus puños.

Corro hacia la habitación, abro la puerta con tanta desesperación que al primer intento la llave electrónica amenaza con caerse. La pateo para abrirla provocando que ésta golpee fuertemente la pared. La cierro de la misma manera y pongo a Kibum contra ella.

—Espera,Min...uhm —no permito que siga hablando y lo beso con hambre.

A pesar de sus quejidos corresponde el beso de inmediato apretando mi camisa con sus finos dedos y abriendo su boca para dejar paso libre a mi lengua.
Su saliva tiene un ligero toque de mandarina y eso sólo hace que me guste más y que también haga que desee más. Me separo de él para poder lamer tres de mis dedos. No despego en ningún momento mi vista de sus ojos chocolate. Sus pupilas están súper dilatadas, cosa que me hace poner más duro.

Incluso yo me sorprendo de la rapidez con la que logro ponerme así por Kibum. Me pego más a él para poder sostenerlo únicamente con mi cuerpo y poder bajarle la parte trasera del pantalón.
En el justo momento que introduzco un dedo y acaricio su próstata con él dejando que un gemido bajo escape de su boca, los golpes suenan en la puerta.
Kibum de inmediato se muerde el labio inferior y aprieta sus ojos con fuerza.

—¿Bum? —estoy seguro que era uno de sus amigos—. Soy Woohyun. La otra vez dejaste tu PSP en mi casa.

—Así que fuiste a su casa, ¿eh? —arqueo una ceja e introduzco otro dedo. Los muevo de adentro hacia afuera golpeando con fiereza su punto de placer. Su rostro es perfecto para una fotografía. Está tan deformado por el placer.

—¿Bum? —vuelve a llamar—. ¿Estás ahí?

Me clava sus uñas en mis hombros aún cubiertos. Sonrío malicioso y con mi otra mano le bajo la parte delantera del pantalón junto a su bóxer para masajear su miembro. Su espalda se despega de la puerta y él muerde su labio todavía más fuerte.

—Gime —ajusto mi agarre alrededor de su pene. Beso y chupo su cuello hasta dejar una marca violácea—. Hazle saber que justamente ahora te estoy poseyendo.

Mueve su cabeza de lado a lado negándose a mi petición. Hundo más mis dedos hasta que mis nudillos me impiden seguir. Kibum pega más sus piernas a mi cadera y sus párpados se aprietan con más fuerza. Nuevamente los golpes en la puerta nos hace saber que Woohyun sigue ahí. Amplío mi sonrisa y acelero el movimiento de mi mano en su sexo que ya empieza a gotear.
Y sucede algo que no espero. Un par de lágrimas se deslizan por sus mejillas rojas como de esas que se ven en los dramas pero con la diferencia de que estas son de placer.

Mi pantalón está a punto de romperse y el dolor también comienza a ser insoportable. Lo despego de la puerta deseando acabar con esto de una vez. No, no voy a ninguna parte. Sólo quiero quitarle esas molestas prendas inferiores. Cuando logro hacerlo habiendo sacado antes mis dedos, libero mi miembro y con la punta de éste -que debo decir está muy roja e hinchada- lo penetro de golpe y por fin, Kibum gime o más bien, grita porque sé que la diferencia entre dedos y penes es mucha. Atrapo sus muñecas con mis manos y las pongo encima de su cabeza. Flexiono mis rodillas un poco para salirme ligeramente de él antes de volver a embestir con fuerza.

—Mierda —gruño en su oreja, la cual muerdo y lamo con ahínco y morbo.

—Min —vuelve a gemir de manera tan...deliciosa que me hace aumentar la fuerza y la velocidad de mis movimientos.
Por cada vez que me hundía en él su cuerpo se impulsaba hacia arriba y la puerta sonaba de manera extraña.

Hasta este momento, Kibum parece haberse olvidado de Woohyun. Pues aquellos sonidos de placer que son como música para mí no dejan de salir con libertad de aquella boca que algún día violaré. Mi camiseta se moja y sé que es porque Kibum ya ha llegado pero yo todavía estoy un poco lejos. Por lo tanto, decido soltar sus manos y aferrarme a sus nalgas para poder llegar más profundo. Sus uñas se clavan con fuerza en la parte trasera de mi cuello. Fijo mi vista en su rostro y noto claramente su labio inferior partido y con unos cuantos rastros de sangre.

Pobre...

Escondo mi rostro en la curvatura de su cuello sintiendo aquel cosquilleo tan conocido para mí en la parte más baja de mi abdomen, segundos después lo lleno con mi ensencia y me voy deteniendo poco a poco alargando mi orgasmo.

—Eso fue...

—¡Eres un idiota! —me golpea el pecho y empieza a removerse bruscamente.

—¡Espera! ¡No te muevas así, me lastimarás las joyas de la familia! —lo alejo de la puerta y camino rápidamente hasta quedar frente a la cama. Me salgo de él y dejo que se tire en el colchón.

—¡Seguramente escuchó todo! —nuevamente sus ojos se llenan de lágrimas aunque ahora creo que es por rabia.

—Mejor. Para que así sepa que eres mío.

Cierra la boca de golpe, sus mejillas se vuelven aún más rojas y su ceño se frunce.

—¡Imbécil! —vuelve a gritar, se levanta y sin que lo vea llegar me patea los huevos.

—¡Hijo de p...! —me callo a mitad del insulto. La señora Kim no merece ser insultada de esa manera.

Al menos puedo decir que valió la pena aquel golpe, aunque ahora sea yo quien llore...por dolor.

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