11- Chocolate
Pov Kibum.
Me doy la vuelta y me despierto cuando mi brazo toca el lado vacío en el que se supone debía estar Minho.
Me siento en la cama y me estiro bostezando perezosamente. Me rasco la parte trasera de la cabeza y luego paso mis manos por mi cabello para peinarlo un poco. Frunzo el ceño cuando toco mi muñeca y no encuentro ninguna cinta para recogerlo.
-Minho me quitó todas -hago un puchero y me bajo de la cama.
Me pongo sus pantuflas y sonrío por la calidez. Tengo puesta la camisa blanca que me compró ayer y un bóxer suyo. Es una verdadera suerte que él sea tan delgado, aunque su cuerpo está muy bien formado.
Siento mi rostro calentarse cuando recuerdo su espalda marcada bajo mis manos, sus brazos tensos a cada lado de mi cuerpo y su lengua escurridiza. Los vellos de mi cuerpo se erizan. Paso mis manos por mis brazos tratando de tranquilizarse.
Cojo el teléfono y ordeno el desayuno.
-Y con muchas fresas por favor -y cuelgo. Aprovecharé ahora que no está Minho presente para comerme todas.
Enciendo la televisión y hago zapping hasta dejarlo en donde están pasando una película de Toy Story. Abro mi mochila del colegio y saco las chucherías que no pude comerme ese día por culpa de Minho. Me siento en el borde de la cama cruzando mis piernas al estilo indio. Comienzo a comer a gusto por la tranquilidad que tengo gracias a que estoy solo. Sin nadie que me esté acosando sexualmente. Voy por la mitad de la bolsa cuando la puerta suena. Me levanto de un salto sin dejar de comer y abro.
-Su desayuno -dice la señorita recepcionista. La que me cuidaba antes-. Bun...
-Hola -le sonrío y cojo la bandeja.
-¿Eres familiar de Minho? -noto como intenta mirar hacia adentro discretamente.
-Nop. Ahora es quien me cuida en las tardes -sostengo con una sola mano la bandeja y me como una fresa.
-Ah -vuelve a mirarme-. ¿Esa camisa es tuya?
-Sipi -me como otra-. Él me la compró.
-Se llevan bien, ¿eh? -arquea una ceja y se cruza de brazos.
-N-no tanto -me ruborizo y agacho la cabeza.
-Ya veo -suspira-. Bueno, disfruta de tu desayuno.
-Gracias -cierro la puerta y camino de regreso a la cama.
Me como una de esas tostadas preparadas con leche y miel al estilo francesa y gimo por lo rica que está.
-Al infinito y más allá -repito la frase de Buzz dando un pequeño brinco en el colchón.
Me tomo un poco de la leche achocolatada y frunzo los labios porque está muy caliente. La dejo a un lado y me como una fresa para ver si así se me pasa el ardor por la quemadura. Acabo de comerme las tostadas y con cuidado también me termino la bebida caliente. Dejo el tocino con el huevo revuelto al final porque es lo que más me gusta y cuando también lo acabo dejo todo a un lado a excepción de las fresas.
Suelto una pequeña carcajada cuando aparece la escena en que los juguetes se ponen unos conos de tránsito en la cabeza y ocasionan una mini revolución en la calle.
-¡Ah, estoy cansado! -me quedo totalmente estático cuando Minho se tira a un lado mío-. Los programas de variedades son realmente agotadores.
-C-creí que hoy llegarías en la tarde -pongo el plato sobre su pecho.
-¡Fresas! -su mirada se ilumina y de inmediato se come una-. Pues eso se supone pero tu mamá volvió al interferir con mi horario y será dentro de tres horas.
-¿E-en serio? -la mano con la que no está comiendo se posa en mi muslo desnudo.
-Sí. Además me dijo que te llevara conmigo porque dice que no eres bueno cuidándote solo -sube la camisa delicadamente hasta toparse con la ropa interior. Aguanto la respiración.
-E-eso n-no es cierto -trago saliva y aprieto los párpados cuando se levanta y deja el plato ya vacío a un lado.
-Yo le creo a tu mamá -con sus manos me hace bajar las piernas de la cama y abrirlas.
Abro un ojo y lo observo ponerse en medio de ellas a cuclillas.
-¿Por qué sigues poniéndote nervioso? -alza mi pierna a la altura de su rostro, besa mi tobillo y sube acariciándome con su nariz.
No soy capaz de responder a eso ya que ni yo mismo lo sé. El corazón empieza a latirme fuertemente cuando su mano se posa en mi entrepierna por debajo de la camisa y encima del bóxer.
-¿Crees que deberíamos usar las esposas? -me pellizca suavemente. Me muerdo el labio para no gemir.
¿Qué se supone que deba decir? ¿Si o no? ¿Dolerá? ¿Me gustará?
Analizando la situación sé que me gustará porque Minho sabe qué hacer con sus manos. Donde tocar o besar para hacerme sentir bien. Hay momentos en los que me siento como un verdadero hipócrita por decir cosas cuando mi actitud es otra pero es que Minho no me deja muchas opciones que digamos.
-Es cierto -se pone de pie. Se quita la camiseta y el pantalón. Me muerdo el labio cuando veo su miembro casi despierto en tan poco tiempo. Alborota su cabello con su mano y me sonríe ladino.
-Ven -estira su brazo mostrándome su mano. La agarro dudoso, él tira de mí para levantarme. Caminamos hasta uno de los lados de la cama. Me suelta y se acuesta.
-Siéntate encima -mi rostro prácticamente se incendia cuando abre las piernas.
-¿Eh? -arquea una ceja manteniendo su expresión neutra.
Toma una gran bocanada de aire, asiento y me subo. Me siento en su abdomen dejando mis piernas a cada lado de su cuerpo. Pone sus manos en mi cadera y me empuja hacia abajo, hacia su pelvis.
-Perfecto -vuelve a sonreír. Me toma del rostro y me hala para besarme.
Pongo mis manos en su pecho y ladeo mi cabeza como suele hacer él. Su lengua hace presencia y la acepto abriendo mi boca, dejando que se enrede con la mía. Me agarra el trasero firmemente y hace que me frote contra él. Ahogo un gemido y la siguiente vez soy yo quien se mueve sobre él.
Chupa mi labio superior y lo siento sonreír. Abro mis ojos y lo encuentro mirándome fijamente a pesar de estarnos besando. La vergüenza me invade y me alejo de sus labios con un chasquido. Empieza a desabotonar la camisa, me toca el pecho. Se endereza y lame una de mis protuberancias, echo mi cabeza hacia atrás y empuño su cabello.
-Ah...-me muevo de manera circular sobre Minho.
Ya está completamente duro debajo de mí. Lo empujo de los hombros y vuelvo a besarlo. El beso me pertenece unos segundos antes de que él reclame su posición dominante.
Me levanta un poco y lo único que escucho es el murmullo del resto de ropa cayendo. Engancha sus pulgares en el elástico de mi bóxer y tira de este hacia abajo.
Lo deja a la mitad de mis muslos y de repente, un dedo húmedo entra en mí. Al poco tiempo agrega otro y los dobla. Toca esa parte de mí que me hace estremecer y moverme contra sus dedos, apresándolos en mi interior. Intento seguir con el beso pero mis jadeos y gemidos no me dejan, así que sólo escondo mi rostro en su cuello y lo muerdo.
-¡Oye! Vas a dejar marca -por un momento creo que está enojado pero me calmo al escuchar una carcajada.
Quita sus dedos, lo miro a los ojos pero debo volver a cerrarlos cuando él se abre paso dentro de mí.
-Carajo -murmura tensando la mandíbula.
Sigue siendo molesto como la primera vez pero ya no duele o al menos ya no como antes.
-Vamos Bum. Sé un buen jinete -gruñe.
Con ayuda de mis rodillas me levanto y me dejo caer. Minho hunde sus uñas en mis muslos y s muerde el labio inferior. Vuelvo a hacer lo mismo una y otra y otra y otra vez poniendo los ojos en blanco por lo certeros que son los golpeteos. Inicio otro movimiento de adelante hacia atrás, provocando así que mi miembro tenga una sutil fricción con su abdomen.
-¿Se siente bien? -me pellizca los pezones con sus dedos y vuelvo a cabalgarlo.
-S-sí -gimo.
Me hago hacia atrás y me apoyo en sus piernas para no caerme. Mi cabello rebota y al mismo tiempo se pega a mi cuello y rostro por el sudor. La mano de Minho se cierra alrededor de mi miembro y lo masajes suavemente. Rodeo su cuello con mis brazos y pego mi boca a su oreja.
-Minnie...-es la segunda vez que me ocurre. ¿Por qué tengo que llamarlo así en momentos como este?
Me siento en el límite. Mi interior se contrae y de un momento a otro me siento húmedo, me sigo moviendo de arriba abajo escuchando mi piel chocar con la de Minho junto con el sonido de humedad.
Termino manchando su abdomen y parte de su pecho además de la camisa. Estoy tan cansado por ser la primera vez en que yo soy el que manda, de alguna forma. Mi cuerpo se va hacia atrás pero antes de caer los brazos de Minho me rodean y me ubican a su lado.
-Tienes poco aguante, ¿eh? -se burla.
Miro de reojo su cuerpo y cubro mi rostro con mis manos al ver como está de manchado. Lo escucho caminar de un lado a otro, el sonido de un cajón abriéndose y la sensación de ser levantado.
-¿Qué haces? -susurro avergonzado mirando su barbilla.
-Debemos lavarnos y dormir un poco -entramos al baño y me deja en la tina-. Definitivamente te voy a tener que dejar las segundas rondas contigo al menos hasta que te acostumbres.
-Gra-gracias -no sé por qué lo digo. Sin embargo percibo que quizá Minho sí me cuida un poco.
-Es excitante ver que tu cuerpo está libre de vellos -bufo. Demasiado estaba durando-. Hasta me dan ganas de cubrirte de chocolate y lamerte.
-P-pervertido -desvío mis ojos y una leve sonrisa aparece en mi rostro.
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