10- Camisa blanca

Todos.

Absolutamente todos los estudiantes y padres de familia que están con ellos me miran. Sé que el color de mi cabello es excesivamente extravagante pero no he tenido tiempo para tinturarlo de manera que parezca normal. Cuando ya todos están afuera del salón en el que se supone está Kibum, entro. Hay dos chicos frente, el primero sé que es José -hace que suelte la mano de Kibum para que pueda agitar la suya.

-¿Cuál de tu...?

-El novio de Kibum -añade interrumpiéndome-. Aunque él no lo admita.

-Kibum no tiene novio -lo fulmino con la mirada.

-Claro y entonces, ¿yo que soy? -aparto mi mano cuando me doy cuenta que aún no me suelta-. Kibum no me digas que me engañas con él.

-No te engaño con nadie, Woohyun

-¿eh? ¿Acaso escuché mal?

-Entonces, ¿por qué él dice que no eres mi novio? -se sacude y coge a Kibum de los hombros.

-N-no eres mi novio -murmura mordiendo su labio.

-Woohyun. Debemos irnos -Jose coge al otro idiota del brazo y tira de él.

-¡No quiero dejar a mi amorcito solo! -lloriquea abrazándose a Kibum.

Realmente estoy aguantando las ganas de golpearlo.

-Vamos -tira más fuerte de él pero se detiene cuando Kibum está a punto de caerse.

-Suéltalo -apreto el hombro del, repito, idiota que está abrazando a Kibum.

-Por eso digo que ya me voy -se aleja y abraza a Jong-. ¿Pasamos por la heladería?

-Yo quiero ir -Kibum coge sus cosas, tonto uno y tonto dos se voltean pero yo lo detengo.

-Te llevaré yo -abre sus ojos sorprendido. Asiente y sonríe.

-Vayan ustedes -Jonghyun se encoge de hombros y Sehun se va llorando. No de verdad, claro.

-¿Qué sucede? -vuelve a sentarse.

-Tu mamá me dijo que debía venir a verte y que si te veía con un tal "Woohyun" que hiciera todo lo posible por alejarte de él -me siento en el lugar de al lado.

-¿Entonces lo hiciste sólo por eso?

-Sí -saco mi celular y abro la mensajería-. Mira.

Obedece y noto su labio superior siendo torturado por sus dientes.

-¿Por qué tu mamá no quiere que estés con él? -estiro mis piernas.

-Cuando yo era normal, por así decirlo, trataba de agradar a todo el mundo pero por alguna extraña razón jamás le agradé a Woohyun y casualmente cuando empecé a vestirme como niña, él me defendió cuando fui el blanco de bullying de los chicos -toma aire y sonríe-. Luego supe que yo le gustaba y que me vistiera de mujer fue la excusa perfecta de que él me hablara.

-Entonces siempre le gustaste pero él fingía que no porque...

-Porque creía que yo le haría algo -ríe ligeramente y juega con sus dedos avergonzado.

-Tú no le harías algo malo a nadie -me levanto-. ¿Pero por qué tu mamá no quiere que estés con él?

-Porque ella quiere escoger mi novio -bufa y hace un puchero-. Sigue convencida de que soy gay pero que no quiero decirle porque me da vergüenza.

-¿No eres gay? -finjo estar herido llevando una mano a mi pecho.

-Muy gracioso -pone los ojos en blanco y también se levanta.

-Lo sé -froto mis uñas en mi camiseta y después las soplo-. Por cierto, quiero conocer a la lesbiana. Debe estar bien buena para que sigas siendo hetero.

-Seguro si te la enseño vas a querer tener sexo con ella -salimos del salón con mi mano en su cabeza.

-No te preocupes Kibum. Sólo te amo a ti -palmeo suavemente.

-Muérete -aparta mi mano y ajusta las correas de su bolso.

-Y aparte de que me confieso me tratas así. Después dices que yo soy el idiota.

-¿Acabas de llamarme...?

-Idiota, sí. Te queda mejor a ti -abandonamos el edificio. El sol está súper potente.

¡Estúpido verano!

-Al menos yo no te considero una prostituta -farfulla. Lo detengo, me pongo delante suyo, doblo mis rodillas y beso la comisura de sus labios.
-Se dice puta, cariño -pellizco su nariz y me enderezo-. Además, ya no te considero así.

-P-pero a Taemin...

-Le dije que eras igual y es cierto, también caíste por mí -busco mi motocicleta con la mirada y cuando la encuentro voy hasta ella con Kibum siguiéndome.

-No sé si eso es bueno -coge el casco que le doy-. No sabía que condujeras de estas.

-No sabes muchas cosas de mí -me pongo el mío.

-Pues tú tampoco -hace lo mismo.

-¡Punto! -me volteo-. Levanta los brazos.

-¿Para qué?

-Sólo hazlo.

Los alza, pongo mis manos debajo de sus axilas y lo subo a la motocicleta. La sostengo para que no caiga con él encima y también la monto.
Montar. Ahora que recuerdo Kibum no me montó ayer. Se escapó echándome agua a los ojos.

-¿Iremos a comer helado? -enciendo el aparato y lo hago rugir.

-Sí -Kibum se abraza a mi cintura cuando empiezo a andar.

Hacía mucho que no la conducía. Onew en Estados Unidos no me dejaba porque decía que yo estaba loco. Y todo empezó cuando tuve un accidente de tránsito. No salí demasiado herido pero sí causó un gran escándalo. Al día siguiente de aquella fecha conocí a la madre de Kibum, ella me regañó como hubiera hecho mi abuela por tener moretones y rasguños en la cara.

No voy a mentir diciendo que al inicio la adoraba como ahora. En realidad, verla me ponía de muy mal humor pero todo cambió cuando descubrí que ella fue la primera persona en conocerme casi en su totalidad sin necesidad de que yo dijera demasiado. Estoy muy agradecido con ella y realmente soy capaz de hacer lo que sea por verla reír. Incluso la quiero más que a mi propia mamá.

-Llegamos -Kibum se quita el casco y se baja. La falda se le levanta dejando a la vista su calzón rosa y yo debo morder mi labio para no ponerlo contra la motocicleta y hacerle todo lo que está pasando por mi cabeza.

La señora Kim deberá disculparme por estar corrompiendo a su hijo pero es que este niño es demasiado para cualquiera.

-Te vas a quemar si sigues ahí -dice sacándome de mis pensamientos.

-Tienes razón. Ya estoy muy caliente -una vez más compruebo con la expresión de Kibum que él es muy inocente.

-Apresúrate -toma mi mano y tira de mí intentando llevarme dentro del centro comercial.

-Tranquilo -río dejando los cascos colgados en los lados del volante-, los helados no se van a ir.

-Pero se va a acabar el de chocolate y el de fresa -se queja.

-Eso no pasará -empiezo a caminar casi corriendo-. El de fresa no puede acabarse.

Escucho una carcajada detrás mío. ¿Por qué se ríe? Hablo en serio.
Entro al local empujando la puerta más fuerte de lo que debería provocando así que las personas del lugar nos miren. Los ignoro y me pongo en la cola para ordenar.

-Tú también puedes ser adorable -desvío mis ojos hacia Kibum de quien aún estoy agarrando su mano. No parece molestarle a él así que no lo suelto.

-Yo soy sexy, Bum -sonrío-. Tú eres adorable. No confundas.

-Claro, claro -niega divertido-. Iré a buscar una mesa.

-No es necesario. No me gusta estar entre tanta gente -frunzo la nariz. Llega mi turno y pido los helados para llevar.

-¿En serio?

-Muy en serio -me dan los helados-. Bum, en el bolsillo trasero tengo la billetera. Sácala.

-Joven, ¿no le da vergüenza estar con una chica tan pequeña? -arqueo una ceja y miro a la señora metida.

-¿Y a usted no le han enseñado que no dé su opinión a personas que no les interesa? -le doy el helado a Kibum. Le quito la billetera, saco la tarjeta y pago.

-Usted es muy grosero.

-Y usted es muy cotilla -tomo la mano de Kibum y salgo del lugar-. Respetuosos. ¡Já! Mis huevos.

-No tenías por qué responder así.

-Claro pero ella sí puede tratarme así -jadeo incrédulo-. Es muy injusto.

-Los mayores deben ser respetados.

-Y los jóvenes ¿qué? ¿Acaso no somos ciudadanos?

-Pues...

-Mejor no me contestes -me detengo frente a una tienda de ropa-. Entremos aquí.

-¿Vas a comprar algo?

-Sí. Una camisa blanca de mangas largas -entro.

-Señor, no se puede comer...

-Deme esa camisa -la interrumpo señalando lo que quiero.

-¿Eh?

-Deme esa camisa -repito lamiendo mi helado.

-Está bien.

La coge, la pasa por el escáner y me mira.

-¿Algo más?

-No -le doy mi tarjeta. Ella me da la bolsa y salgo.

Así de rápido.

-¿Para qué...?

-Cuando lleguemos a casa quiero que te la pongas y que me montes con ella -lo observo de reojo y noto su intenso sonrojo-. No pienso permitir que me sigas dejando con las ganas.

-M-mañana es el campamento.

-No irás.

-¿Qué?

-No creerás que fui a recogerte al instituto sólo porque tu mamá me dijo que no quería que estuvieras con ese tonto -relamo mis labios-. La señora Kim me dijo que no podías ir a ese campamento.

-No es justo.

-La vida es injusta, cariño -acaricio su mejilla-. Y yo no pienso desaprovechar eso.

-Pervertido.

-Un pervertido muy sexy -guiño un ojo y Kibum vuelve a ruborizarse.

Oh sí, voy a disfrutar mucho de sus vacaciones.

-Me voy a convertir en tu esclavo sexual -la parte baja de mi vientre se calienta con escucharlo decir eso.

-Tengo unas esposas que nunca he usado -murmuro para mí mismo.

-No me digas que...

-Espero la cama tenga suficiente aguante...

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