91.


—No solo eres hermoso, eres ardiente.

—Disculpa, no me interesa.

—¿Y si te invito un café?

—Escucha —Tsuna suspiró—. Tengo un hijo.

—Puedo ser un buen padrastro.

—Y estoy casado.

—Molesta pero no impide.

El castaño empezó a reír. No pudo evitarlo, es que ese extraño azabache ya era ridículo.

—Esto le va a encantar a mi esposa.

—Linda risita.

—¡Kyoya! ¡Un extraño está coqueteando conmigo!

—¡Está muerto!

Y sí. Ese día Reborn conoció a la mujer dueña de aquella dulce criatura.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top