90.


—Tomaría tu mano cada vez que te sientas solo.

Tsuna miró aquellos ojos negros brillantes y enigmáticos.

—Más te vale que así sea.

Reborn sonrió.

—Es una promesa.

—Sí te quedas conmigo podría ser tu perdición. Podrían señalarte y odiarte.

—Si me quedo contigo seré feliz y eso es lo que me importa.

Tsuna sonrió.

—No entiendo cómo puedes ser así de romántico a veces.

—Es mi don, mi maldición.

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