—Oh, mira... Es Reborn-senpai...

—¡¿Dónde?!

Pero ni Tsuna y mucho menos Natsu esperaron y se lanzaron detrás de un arbusto.

—¿Me perdí de algo? —Enma rio bajito al ver a sus amigos tan espantados—. ¿Qué pasó?

—¡Ese senpai es un pervertido! —Natsu bufó.

—¡Un acosador! —segundó Tsuna.

—Pero les agradaba hasta hace poco.

—¡Eso fue antes de que me besara de la nada! —los gemelos elevaron su voz casi coordinados, como hacían cada que estaban nerviosos o enfadados.

—Oh... ¿a los dos?

El pelirrojo elevó su ceja.

—Sabes... Deberíamos decirle eso a Adel o a Kyoya... o a ambos... —Enma miró que su senpai no estuviera cerca y extendió sus manos para ayudar a esos dos a levantarse—. Tal vez ellos puedan hablar con Reborn y darle un castigo.

—Es buena idea, ¿qué opinas, Tsuna?
—Yo creo que es demasiado... No lo sé, Natsu.