Una leyenda se hace realidad


Muchas historias son contadas generación tras generación - en distintas culturas - sobre la Luna y el Lobo, donde todas ellas poseen un patrón: el amor que ambos (luna y lobo) sienten entre sí. Esta es una verdad, pues el lobo nunca ha dejado de amar ni admirar la hermosa presencia luminiscente de este bello cuerpo celeste en el cielo, pronunciando largos y melodiosos canticos dirigidos especialmente a ella.

Pues, hubo un suceso que recuerda a estas bellas y tristes historias: el amor que un Autobot comenzó a sentir por una humana. Un amor que era inalcanzable por razones obvias, al igual que aquellas historias.

Smokescreen conoció un día a una chica que poseía la gracia de la búsqueda de la verdad con su corazón. Pura de mente y alma. Que deseaba conocer a los cybertronianos. Y su deseo se hizo realidad cuando conoció a Smokescreen a través de correos electrónicos fuertemente cifrados.

A pesar de que él inició su contacto con ella bajo perfil (identificándose como una persona cualquiera), finalmente reveló su verdadera identidad. Y fue entonces cuando la historia retomó su curso...

Poco tiempo después de pasar tiempo de oro con ella, de conocerla y percatarse de su pureza, le comenzó a apreciar con toda su Spark.

Poco a poco se daba cuenta de que comenzaba a enamorarse... de un imposible.

Sin embargo, le era complicado ocultar ese sentimiento de amor, simplemente no podía hacerlo. Porque nacía de lo más profundo de su Spark.

Un día decidió expresarlo frente a la humana. Sin embargo, se le dificultó porque, con tan solo observar su brillante mirada, todas las palabras que conocía se desvanecieron, haciendole dudar y tartamudear a la hora de hablarle de sus sentimientos.

Pero, con su increíble intuición, la humana sonrió, y expresó que ella también se había enamorado de él.

En cuanto el bot escuchó esta confesión, quedó petrificado del todo. Por dos grandes razones: había adivinado sus intenciones, y no solo eso ¡le correspondía en sus sentimientos!

Pero pronto su ánimo decayó al recordar el imposible. Cayó sobre él como un balde de agua helada. No podía estar con una humana, ni viceversa. No como deseaba...
Tan solo... su tamaño era una de las razones importantes. No el que fuera de otro planeta, eso a él no le importaba.

Lo que más le aterraba era lo que sucediera cuando...

Y pronto, después de convivir tiempo con ella, sabiendo ambos de lo que sentían y de la imposible consolidación de sus mayores deseos, llegó el momento que el bot tanto temía: el de regresar a casa.

Los Autobots habían conseguido restaurar su planeta, y podían volver. Sin embargo, esto alegraba y entristecía a la vez al joven bot porque sabía que la humana no podría acompañarle por mucho tiempo.

Ella estaba ahí, en Cybertron con él, con ellos. Los acompañó, con el equipamiento necesario de todo astronauta. Pero era imposible que su permanencia se alargara, por razones obvias.

Smokescreen, por su parte, no debía permanecer en la Tierra porque para ese planeta él era un titán, y ni la humana ni él deseaban que se mantuviera oculto, viviendo de una forma que según ella, él no merecía.

Fue entonces cuando ambos decidieron que era momento de separarse, por tiempo indefinido. No podían estar juntos como tanto anhelaban, era imposible...

Llegó pronto el momento de la despedida. La humana debía volver a su planeta. Todo estaba hecho.
Fue un momento triste... pero necesario.

Creyeron que ya no volverían a verse, y se recordarían lastimeramente como imposibles.

Pero el universo tenía planes totalmente distintos.

El dolor fue necesario para llevarles grata felicidad.

Había algo que ninguno de los dos sabía y era que ambos eran esencias de antiguos cuerpo celeste y vida bestial inteligente, respectivamente.

Ella, la Luna Azul. Antigua protectora de Cybertron junto con su hermana, la Luna Roja.
Esto explicaba su pureza y el sentir de que debía proteger aquella especie metálica.

Él, un Cyberwolf Azul, correspondiente a la perfección con la esencia de ella. Y buscador por excelencia de aquella Luna.

No tenían idea, pero ambos estaban destinados a reencontrarse en esa otra vida y ser felices juntos... por siempre...

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