[03]

Bakugo sale del centro comercial cargado de bolsas, cabreado por la vergüenza que le hizo pasar Deku en media tienda. A su lado, y sujetándole la mano, venía el sonriente niño que abrazaba con fuerza su caja de cereal de All Might's.

—¡Y ya no vuelvas a pedir nada!— gruñe mientras  abre la cajuela el auto y lanza las bolsas con brusquedad para cerrarla de la misma forma.

Izuku no iba a dejar que su caja súper especial de cereales fuera con el resto de la despensa común, por lo que se lo lleva en brazos.
Katsuki rueda los ojos y le coloca el cinturón de manera brusca.
—¡Ni creas que vas a bajar con eso a la tienda que vamos!—

[•°•°•]

Los ojos verdes se paseaban curiosos por los maniquíes que parecían desfilar para él, y el montón de ropa acomodada perfectamente en ganchos.
—¿Le puedo ayudar en algo?— se ofrece amable de la encargada de piso.

—¿Ropa de infante?—amabilidad que Katsuki no comparte.

—Al fondo por el pasillo—señala la izquierda

—Gracias—, sigue de largo con el pequeño caminando detrás de él y aferrado a su camisa.

Llegar al exhibidor es pan comido. Hay una variedad impresionante de ropa para infante—¿Qué tal una blanca? No, no es buena idea. La ensuciará muy rápido. ¿Y la azul? ¡Agh! Tiene una espantosa y gigantesca "M" de mediocre—. Totalmente enseriado, Bakugo revisa las posibles opciones que tiene, pero ninguna le termina de convencer— ¿qué opinas de esta? ¿Deku?—siente su vello erizarse al notar la ausencia del niño— ¡¿Deku?!— gira sobre su propio eje. Exasperado. Su mirada registra con desesperación cada rincón de la tienda que luce tan pacífica y agena a su angustia.—¡¿Deku?!— ¡Solo lo había perdido de vista un segundo!

—¡Kacchaaaaaan! ¡Estaaaaa!—Escucha la voz chillona y alegre a su costado. Su pulso se estabiliza—¡Esta, esta!— menciona ansioso, dando pequeños saltos.

Katsuki sonríe al ver que se encontraba bien, y que ningún bastardo lo había secuestrado para venderlo en abonos en el mercado negro.
La sensación de alivio inunda su pecho, y con todo el amor de un padre, ¡Le propina un golpe en la cabeza para que no anduviera dándole esos sustos! ¡Casi se caga al no verlo pegado como perro faldero a su costado!

—¡Auch!— se lamenta izuku. De no ser por su abundante melena el golpe hubiera dolido en serio.

—¿Quién te dijo que podías vagar tú solo? ¡Avísame si quiera, maldito mocoso!

—Lo siento...

—Lo sentirás más si vuelves a hacer una cosa de esas. ¿Qué es ese trapo feo que ondeas como bandera?

—¡Mira!—muestra la camisa negra con estampado de explosión y letras dentro  enmarcando un: "BOOM"—¡La quiero!—

—¿Eso?—observa con extrañeza la prenda, por un segundo pensó que sería otra de esas camisas frikis con publicidad de All Might, pero no, solo era una camisa friki con publicidad suya.

—¡Por favor! Prometo terminar la cena sin importar su sabor, y dejaré de preguntar tanto, y lavaré los trastes.

—Más vale que lo cumplas— amenaza echándose la prenda al brazo.
Con esa buena señal izuku sonríe contento de haber logrado su cometido.— Pero no vas a comprar solo una camisa, necesitamos por lo menos cinco cambios—. Eso considerando los escasos días a los que el problema se pudiera extender.

—¡Había una de All Might!

Y ahí estaba otra vez.

—Ve por ella rápido. Te espero en el pasillo de al lado. Necesitaremos un par de bermudas.

[•°•°•]

—¡Quema!— exclama izuku, externando su lengua con quemaduras por llevarse la cuchara con comida humeante como si fuera un ser inmortal.

—A ver. No seas tonto—, regaña Katsuki, acercándose al comedor mientras seca sus manos en el delantal negro con una enorme equis naranja atravesando el medio—. Sopla, así— toma la cuchara y sopla un par de veces para enfriar la porción y que el niño vea cómo. —Abre.

Izuku acata la orden, y come con felicidad al no quemarse.

—¿Ya viste cómo?—Recibe un eufórico asentimiento como respuesta—bien...—

Cuando está apunto de volver al cocina suena el timbre de la casa.
—¿Y ahora qué?—De mala gana va y abre la puerta.

—¡¿Qué mierda hacen aquí, pelos de mierda, Pikachu, mitad-mitad y cara redonda?!

—Vinimos a ver cómo van las cosas con Midoriya— exclama con su habitual alegría el muchacho de cabellos rojos.

—Trajimos dulces tradicionales—habla calmado Todoroki, mostrando la caja de dulces.

—Anda, Kacchan—se suma Kaminari en tono persuasivo.

Katsuki chasquea la lengua, y rueda los ojos antes de dejarles entrar.

—¡Gracias!

[•°•°•]

Izuku se siente intimidado por el cuarteto de adultos que le acorralan en la sala de estar. Nervioso, pide ayuda con la mirada al molesto Katsuki que termina de preparar la cena en la cocina.

—¡Hey, bola de tarados, lo asustan!— reclama al notar la mirada suplicante del niño.

—Lo siento, Bro—Kirishima rasca su nuca y sonríe con pena al verse pillado.

—Lo siento Midoriya— susurra Todoroki, alejándose un poco.

—Es que, Deku-kun se ve muy tierno—se explica la muchacha con una sonrisa.

—¿Cómo es vivir con Bakugo, Midoriya?— inquiere Denki.

La actitud del niño cambia, y se le iluminan los ojos—¡Kacchan es genial!

—¿No te ha hecho nada malo? Solo dilo y te sacaré de aquí—sugiere Todoroki.

—¡¿Ah?! ¡¿Quieres que te saque a patadas de aquí, bastardo?!— se queja Katsuki desde la cocina, amenazándolo con la espátula.

El pecoso niega—Kacchan es bueno. ¡Me compró eso!—señala el cereal sobre la barra— ¡Y esto!—muestra orgulloso su camisa de explosión.

—Sí, la noté desde hace un rato— sonríe Denki, molestando al dueño de la casa.—¿Ganando terreno?—

—¿Qué insinúas?

—¡Nada!

—Denki, no busques problemas—aconseja Kirishima, acariciando los rubios cabellos de su amigo, a la vez que se levantaba de su lugar y se dirige a la cocina—. Bakugo, ¿necesitas ayuda? —

[•°•°•]

—¿Cómo van las cosas?— pregunta Kirishima lavando los platos de la cena—. ¿Ha dado indicios de recordar su vida de adulto?

—No recuerda nada que no sean sus primeros años de vida—responde.—Es extraño...—murmura—, el Deku que recuerdo no era tan abierto, era más... Temeroso...—saborea la bilis en su boca, recordando el motivo de esa actitud.—Dile al idiota eléctrico que no abra la boca más de la cuenta. El mocoso ignora más allá del hecho de ser un héroe en el futuro.

—¿No le has dicho que...?

—¡De ninguna manera!— interrumpe Katsuki—. ¿Qué va a pensar de mí? Eso solo lo asustaría. Solo debo ocultarlo mientras pasan estos días. ¿Han descubierto algo de la particularidad?— cambia el tema.

—Sí, por eso la visita también. Al parecer es una de esas individualidades alteradas. El rango de duración no suele extenderse a más de cinco días.

Katsuki siente alivio.— Entonces restan tres.

[•°•°•]

—¿No te asusta?— pregunta con voz trémula Todoroki, mientras las pequeñas manos del niño frente a él acarician su rostro—. Le pedí a Uraraka que me ayudara a ocultarla, pero no traía maquillaje a la mano—

Izuku niega—Tu rostro me recuerda al de un príncipe—sonríe con gentileza, y Todoroki disimula su sorpresa con una suave sonrisa.

—Ya es hora de largarse de aquí. Este mocoso necesita dormir.

El grupo se aflige al escucharlo, pero comprenden que su visita ha durado más de la cuenta y es tiempo de irse.
Se despiden de ambos y agradecen el recibimiento.

—A la cama—dice Katsuki, cargando al niño en brazos para llevarlo al cuarto.
Lo deja entre las sábanas después de colocarle el pijama.
Lo arropa bien, y lo observa frotarse uno de los ojos.—Duerme, Deku—

—Kacchan—le sujeta de la mano, y Katsuki se detiene—¿Te quedas?

—¿No eres lo suficientemente grande como para dormir solo?

—¡Por favor!

Katsuki suspira, rendido en ternura que jamás admitiría en voz alta.
Rodea la cama y se adentra en las sábanas.

Izuku no puede contener su alegría. Se acurruca junto a él, haciéndose pequeñito, más pequeñito de lo que ya es, y muy bajito susurra—: buenas noches, Kacchan.

Katsuki siente un ataque de amor al sentir el pequeño bracito que no alcanza a rodearlo, pero qué aún así se aferra a su torso.
Aprovechando el cansancio de Izuku, y sabiendo que se ha dormido ya, acaricia con cuidado los cabellos del niño, hasta que él también logra quedarse dormido.

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