Una noche, mientras Pedro y Sofía paseaban por el parque, notaron una extraña luz brillante proveniente de un claro cercano. Intrigados, se acercaron y vieron a un ser verde con antenas y ojos saltones moviéndose al ritmo de la música.

— ¿Es eso un marciano bailando la Macarena? —preguntó Pedro, frotándose los ojos.

— Parece que sí. Pero, ¿cómo ha llegado aquí? —respondió Sofía, sin apartar la mirada.

El marciano, sin notar la presencia de los dos amigos, continuó su coreografía espacial. Pedro miró a Sofía con una sonrisa traviesa.

— Creo que deberíamos unirnos a la fiesta. ¿Te animas?

Sofía asintió con entusiasmo, y pronto ambos se unieron al marciano, imitando sus movimientos al ritmo pegajoso de la Macarena. La escena se volvió aún más surrealista cuando otros transeúntes curiosos se unieron al baile, formando un círculo alegre alrededor del marciano y los dos amigos.

(Pero-)