—Ha llegado el momento de decirle  adiós a este amor que me agobia y destroza el corazón y el alma. Será difícil pero tengo que hacerlo-susurró una joven humana debajo de su acogedora sabana. Otra noche recordando a la chica de cabellos mentolados.

Ya hacía 5 años desde que fue la última vez a ese extraño lugar y cuando la vió. Se habían jurado amor eterno y que algún día se iban a volver a ver. Luz se había rendido de esperar y tratar de sentir lo mismo que antaño pero cada vez era más difícil.
Su voz se quebraba cada vez que mencionaba en voz baja el nombre de su amada. Sus lágrimas brotaban cuál cascadas, estaba desconsolada, triste en la soledad de la noche.
Su madre quien pasaba por allí la escuchó. Se acercó preocupada y trató de entrar a la habitación sin exito.

—Mija ¿Estas llorando nuevamente por aquel amor del campamento o me equivoco?-esperó a que respondiera pero no sucedió-mija deberías de olvidar a la persona solo te hace daño. Si necesitas hablar sabes donde estoy-dijo desanimada y con mucha preocupación delante de la puerta llena de stickers y dibujos que había puesto años atrás.

Camila había hecho todo lo posible para que estuviera feliz. Desde darle su desayuno favorito, ver con ella las películas de Azura o comprarle cosas que a ella le encantaban pero nada. Es como si esa persona llamada Amity le hubiera robado toda su felicidad y sus ganas de vivir.
Luz agradecía sus esfuerzos y realmente quería salir de la depresión pero le costaba y mucho. Constantemente recordaba todas aquellas fantásticas aventuras en las Islas Hirvientes junto con sus amigos. Decidió que a partir de este instante olvidarse de todo ello y seguir adelante.

Una lástima porque aquella bruja había estado buscando la manera de como volver desde hace años con ayuda de la dama búho y al parecer ya casi lo tienen resuelto.

—Solo espera un poco más Luz que ya voy por ti...