Una tragedia había pasado en las Islas Hirvientes. Un alma se había apagado por tratar de desafiar al emperador Belos. Y esa criatura quien tuvo la osadía de hacerlo era una extranjera de un mundo diferente.

Luz Noceda era su nombre. Ella era singular, no era bruja o un ser sobre natural, era una simple humana, sin poderes ni súper fuerza.

Entonces ¿Cómo una criatura de esa naturaleza tuvo las agallas para hacer una cosa que para los residentes fuera algo impensable?. Simple, la magia de los glifos. Ella tenía un don para descubrirlos. Loz encontraba por todos lados, desde un simple copo de nieve hasta el hechizos de otras brujas. Los fue practicando y perfeccionando con tal de volverse más fuerte, ya que tenía que hacerlo.

Su mentora Eda Clawthorne mejor conocida como la Dama Búho fue quien cuidó de ella como si fuera una madre. Ella al principio no estaba muy conforme con su estadía pero poco a poco fue ganando su cariño. La vieja bruja le daba consejos de como ser como ella ya que a la joven le interesaba ese tema. Ella acompañada de un pequeño demonio y unos pequeños brujos tenían aventuras mágicas como ella decía.

Toda esa felicidad se esfumó cuando la humana fue capturada cuando iba en una excursión en el castillo del emperador para buscar un sombrero sanador que necesitaba para curar a Eda de una maldición que sufrió años atrás, junto a sus amigos brujos de Hexside.

Eda fue a su rescate. Con todas sus fuerzas peleó con su hermana Lilith quien la tenía cautiva. Desafortunadamente no terminó bien ya que había agotado su magia por ende apareció aquella bestia quien estaba deseosa de salir.

Al ver eso Luz logró liberarse de su prisión y luchó con todas sus fuerzas pero no fue suficiente. Lilith la tomó usando unos hechizos para inmovilizarla y la llevó a la cámara de petrificación. Delante de todos la pusieron en una jaula, y en unos segundos activaron aquella máquina. Todos estaban temerosos de lo que veían sus ojos.

¿Como alguien tan joven pudo tener un trágico final?, esa y muchas más preguntas se hicieron luego de presenciar ese terrible suceso. La pusieron en donde debía de estar Eda con una placa adornando la base.

"Esta es una advertencia para todas las brujas rebeldes"

Un año había pasado. Solo sus seres queridos la recordaban. Constantemente se escabullian para verla con melancolía, recordando sus mejores momentos con ella.

Hoy era un día especial. La luna azul quien otorgaba un poder especial a los brujos de reanimar objetos había llegado a su punto.

Amity, Gus y Willow, sus mejores amigos de aquella escuela de magia habían llegado para pasar un rato con ella. Juntando sus manos y usando su magia natal lograron "revivirla". No era lo mismo pero al menos podrían estar con ella y contarle todo lo que había ocurrido durante su ausencia. La estatua podía hablar y tenía conciencia pero constantemente les decía que se olvidaran de ella lo cual era impensable para el trío. Ella había cambiado sus vidas desde que llegó al lugar.

Con el chico llamado Gus se convirtió en su amigo y le hacía caso en todas sus ideas y sugerencias cosa que los demás no había tomado interés.

Con Willow, quien era su mejor amiga, hizo que nadie más le dijeran media bruja y ayudó a recobrar la amistad con su vieja amiga de la infancia.

Y con Amity, quien se había amistado al final después de un arduo trayecto ya que ella era "dura de roer" cambió aunque Luz no se dio cuenta de ello. Ella sentía algo más que amistad y lo demostraba pero como su compañera estaba ocupada con la maldición de la dama Búho nunca pudo decirle y menos ahora quien ahora era una estatua.

Esa noche iluminada, tres brujos fueron felices por un instante, por aquella humana quien por accidente llegó.

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