Desde que mis padres me arruinaron mi amistad con Willow al ser inferior según ellos debido a no tener poderes a la edad de 8 años.

Quedé devastada...

Me obligaron a estar con gente que eran crueles con los demás. Sin darme cuenta me fui convirtiendo en una de ellas haciéndole la vida imposible a la casi bruja Willow al no hacer bien las cosas.

Poco a poco me fui cerrando a todos, apartándome de la gente. Seguía juntándome con ellas pero no mostraba ninguna emoción, lo menos que quería era interactuar y salir huyendo de allí.

En mis ratos libres me encerraba en mi escondite de la biblioteca con mis libros y mi diario. Ignoraba a mis hermanos y se me olvidaba comer por lo que mi madre se preocupaba y mandaba a ese par para entregarme mi almuerzo que dejaba de lado por seguir estudiando.

Así era mi vida, triste, solitaria y en penumbras sin un lugar a donde ir. Solo debía obedecer a mis padres y seguir el camino que ellos me habían para ser la mejor. Por eso mi carga de tareas era el doble y a veces el triple que mis compañeros. Debía aspirar a pertenecer al aquelarre del emperador. Ese era mi sueño en ese tiempo.

Hasta que llegó una Luz en mi vida...

Al principio la apartaba ya que por su culpa me quitaron mi estrella de honor. Se había hecho pasar por el abominable de Willow.

Tuvimos muchos encuentros de los cuales no fueron gratos para mi. Siempre me metía en problemas a pesar que no lo hacía con mala intención.

Poco a poco me fui encariñado con esa humana a tal grado de sentir algo más que una amiga.

Estaba temerosa por estos nuevos sentimientos ya que jamás los había sentido por alguien.

Viví con esa sensación durante un tiempo jadta que me sinceré después de uno desastroso e incómodo viaje que había hecho el pájaro tubo.

Tuve la fortuna de ser correspondida. Ahora trato de ser mejor persona por ella y quiero protegerla y estar allí siempre.

Gracias a mi Luz ahora tengo un lugar donde pertenezco, al que le puedo llamar mi hogar.