Camila Noceda deseaba con todas sus fuerzas un bebé. Por más que lo intentaba con su esposo siempre terminaba en un fracaso.

En una noche estrellada ella lloraba en la oscuridad. Había intentado de todo pero la suerte no le sonreía. Mirando a la luna llena pidió un deseo, anhelaba ser madre y le daría lo mejor a su retoño. Pensó que hacer eso era una tontería pero estaba desesperada.

Decidió dejar el tema por un tiempo pues se encontraba cansada. Los meses pasaron y no hubo novedad hasta una noche donde ella sufría dolores en su vientre. Alarmados fueron al hospital donde le dieron la grata noticia de que iban a ser papás

Ilusionados compraron todo lo necesario para su llegada aunque no sabían si sería niño o niña. La señora Noceda hacia lo que le indicaba el médico. En una visita al ultrasonido vieron que no era uno sino dos.

La alegría ante esta noticia llegó al oído de ambas familias. Todos aportaban para que los pequeños no le faltarán nada. Para el día del parto todo fue normal, habían nacido sin ninguna condición. Una niña nació primero, el mismo parecido a su madre, tez morena de ojos y cabellera marrón pero había un problema, el otro pequeño era muy diferente. Su cabellera rubia, tez clara y ojos color carmesí llamaba mucho la atención. Se hablaba de una infidelidad pero era algo absurdo ya que ella siempre permanecía en el trabajo o en su hogar

La familia de su esposo furiosa estaba por aquel suceso y le lavaron el cerebro  poniendolo en su contra. Una vez que salió del hospital lo primero que hizo fue huir pero ¿a donde iría?. Con su familia no podría ya que la policía la encontraría, en su casa tampoco ya que se encontraba su esposo. No tenía amigos cercanos y no contaba con mucho efectivo. Con em dolor de su corazón decidió darles en adopción.

Escribió una nota con su mano temblorosa y esperó a que fuera de noche para no levantar sospechas de gente curiosa. Para su mala suerte comenzó a llover y no tuvo más remedio que dejarlos en la única vivienda cercana. Se encontraba en un bosque poco profundo y allí nadie los vería. La mujer con tristeza se despidió de ellos, tocó la puerta y salió huyendo hasta desaparecer.

Al final el deseo se le cumplió pero ¿a que costo?. Ahora quería que sus pequeños tuvieran una buena vida.