Steve Rogers #5
Capítulo 5: Los Años 80.
- En 1984 la estatua de la libertad es considerada patrimonio de la humanidad, y cien años antes, en 1886, los franceses nos regalaron esta bonita estatua – le contaste a Steve, quién miraba la estatua con orgullo.
- Sabes que en mi época ya estaba, ¿no?
- Ya, pero me quedé sin ideas. – te encogiste de hombros.
Habíais tomados un barco para estar en la islita donde se encontraba la Estatua de la Libertad. Ahora, estabais en la Plaza Flagpole, mirando la parte trasera de la estatua.
- Y bueno, ¿qué me contarás hoy? – Steve se sentó en la hierba de la plaza, a la sombra del Sol. Tú hiciste un puchero, ya que llevabas falda y era incómodo sentarse en la hierba con ella, (además de que no querías mancharla). Hiciste un esfuerzo para sentarte al lado de él.
El día había amanecido soleado, así que aprovechaste y te pusiste la falda de florecitas con una blusa blanca para que las piernas fueran cogiendo color (eras muy blanca). Steve llevaba los mismos vaqueros pero, se puso una camiseta de manga corta de color blanco.
- Empezaremos, como siempre, por la historia. – Te sacaste el papelito del bolsillo de la chaqueta vaquera. – El accidente de Chernóbil.
- Eso está en Europa, ¿no?
- Así es mi capitán, - le diste la razón. – Fue el accidente nuclear más conocido de todos los tiempos. La radioactividad todavía sigue allí. También estuvo la caída del muro de Berlín. Te explico, el muro de Berlín se creó en los Años 60 por la Unión Soviética para mantener aislado a la parte de Berlín que le tocaba a los franceses, ingleses y americanos.
- ¿Berlín estuvo ocupada por los Aliados? – preguntó Steve sin comprender.
Te diste cuenta de que, al haberse quedado en el hielo, no supo nada del final de la Segunda Guerra Mundial.
- El final de la Segunda Guerra Mundial hace que Berlín sea dividida en 4 zonas: zona soviética, francesa, inglesa y americana. Italia quedó invadida por Estados Unidos e Inglaterra, creo recordar, y Japón formó parte de Estados Unidos, - le explicaste brevemente. – La Unión Soviética crea el muro para aislar a la parte occidental. Y en los Años 80 ese muro se quita.
Steve asintió. Ahora entendiéndolo mejor.
- Se encuentran los restos del Titanic, el barco más conocido de todos los tiempos, - cambiaste de tema. – Ese barco se hundió en 1912. Hay una película, deberíamos verla algún día.
- Me suena haber escuchado sobre él, ¿el mayor transatlántico de todos los tiempos? – preguntó Steve.
Asentiste.
- Realmente debo enseñarte la película. Además, aparece Leonardo Di Caprio.
- Supongo que será un actor guapísimo, ¿no?
- Así es, - asentiste. – Y ahora la mejor parte, la música.
Te frotaste las manos para luego sacar el móvil de tu chaqueta. Lo encendiste, te fuiste a música y se lo pasaste a Steve. Antes de que le dijeras algo, el se fue a la carpeta de los Años 80. Le dio a la primera y Madonna empezó a sonar. Después le siguieron: Mamma Mia de ABBA, We Will Rock You de Queen, la última de la lista fue Thriller de Michael Jackson.
Notaste como esta última canción era la que más le gustó a Steve. Movía los hombros al ritmo de la música, e incluso la repitió para volver a escucharla.
- Y también está la primera película de Star Wars y la de ET, que también las tienes que ver algún día.
- Debería traerme una libreta y apuntarme todas estas cosas – dice. Nos reímos.
- O bien puedes apuntarlo en el móvil. ¿O es que no tienes un móvil?
- Eh sí, sí que lo tengo. Pero no sé utilizarlo. Así que lo dejo en casa.
- Y bueno, - empezaste a hablar de un silencio. - ¿Qué te parece todo? O sea, desde los años 50 hasta los 80. Y bueno, todo en general.
- Todo va muy rápido, ¿no? Todo está evolucionando muy rápidamente y puede que tú no lo veas pero yo sí. Y esto, de verdad que da miedo. No me gustan las tecnologías.
Te reíste.
- ¿Qué? ¿Dije algo gracioso?
- No es que, - dejaste de reírte. – Has sonado como mi abuelo. Mi abuelo dice exactamente lo mismo. Y, ¿qué tal llevas todo? En plan, ¿tienes ordenador? ¿Televisión? ¿Sabes como funcionan las cosas de tu casa?
- Aprendo rápidamente, - se encogió de hombros.
- ¿Y has hecho amigos?
- ¿Aparte de ti? Nadie. – admitió. – Me cuesta hacer amistades. Es difícil hablar con la gente. Pertenezco a otra época y-
- Pero hablas conmigo, - le cortaste. – O sea, no veo que te cueste hablar conmigo.
- Sí, pero tú eres divertida y alegre. Y no juzgas. Siento que puedo hablar libremente contigo y no me mirarías diferente.
- ¿La gente te juzga? – preguntaste atónita.
- No de ese modo. Me hablan pero me miran de otra forma, como si haberme quedado congelado me haya afectado y me haya quedado tonto. La gente suele pensar que porque he estado 70 años congelado no sé nada de la vida, y por eso tienden a no hablarme porque tendrían que explicarme las cosas y no quieren. Pero tú sí lo haces. Y realmente lo aprecio.
No sabías en qué momento vuestras caras se habían acercado tanto. Solo sabías que estabas mirándole a los ojos y no podías despegar la mirada de los suyos, y viceversa.
- En estas semanas, has sido de las pocas personas que me ha tratado como a un igual, - susurró. Algo te decía que ese hombre negro era otra de esas personas.
Te mordiste el interior de la mejilla, nerviosa. Si os seguíais mirando así de cerca se volvería incómodo. Si le besabas puede que te hiciera la cobra. O puede que él era del tipo tradicional y se iba a lanzar él a besarte. Las dudas te estaban carcomiendo por dentro hasta que te diste cuenta de que Steve te estaba besando. Él tenía los ojos cerrados cuando te diste cuenta. Así que tú también los cerraste y apoyaste una de tus manos sobre su hombro.
El beso no fue de lengua y os separasteis al instante. Steve tenía una sonrisa estúpida dibujada en la cara, y seguramente, tú también la tenías.
Steve fue el primero en levantarse, te tendió la mano para ayudarte a levantarte y permanecisteis con las manos unidas hasta llegar donde le barco tenía que atracar.
- ¿Y has hablado con tus amigos? ¿Los que son de tu época? – le preguntase una vez que estabais en el barco, camino a casa.
- Los dos que realmente me importan están demasiado lejos. – le miraste sin comprender. – Mi mejor amigo está muerto y la chica a la que le debía el baile está en Inglaterra.
En ese momento te dieron ganas de soltarle la mano. No te sentías bien después de que hubiera dicho que tenía un romance. Aunque esos "celos" eran bastante estúpidos ya que esa mujer deberá ser una anciana. Steve, como si te leyera el pensamiento, apretó más tu mano.
Steve se despidió de ti con un pico, cuando te subiste al bus.
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