Scott Lang #5

Capítulo cuatro: Solo somos amigos

Para cuando llegaron a Wakanda, ya era de día y Scott no supo en qué momento de la noche consiguió quedarse dormido.

- Buenos días – fue James quien le despertó, además de la sensación de descender.

Estuvo todo el trayecto entre despierto –y pensando en Addison– y dormido –sin encontrar una postura cómoda–.

Se quitó el cinturón y se restregó la mano por la cara, intentando despertarse un poco mejor. En momentos como este, echaba de menos el café.

En cuanto la puerta se abrió, cogió la bolsa de deporte y bajó rápidamente las escaleras. James se quedó hablando con los pilotos. El sol estaba casi en lo más alto del cielo, así que supuso que casi debía ser mediodía.

Fuera había un Jeep negro y Sam estaba apoyado sobre él con una sonrisa.

- Hola Tic Tac – Sam le saludó cuando Scott se acercó. – ¿Ya nos echabas de menos?

- Más o menos – asintió Scott.

Chocaron la mano de una forma extraña y Sam le envolvió en un abrazo (la verdad es que Scott no estaba acostumbrado a este tipo de saludos) y después entraron al coche. Sam de piloto y Scott de copiloto.

- ¿Qué hora es? – le preguntó Scott.

- Once y media – le respondió Sam.

Scott hizo un gesto exagerado –era muy pronto y, ¿ya hacía este calor?–, Sam sonrió al ver su gesto.

- ¿Han cambiado muchos las cosas? – le preguntó Scott.

- No tanto – se encogió de hombros.

El resto del trayecto hasta la casa de T'Challa se pasó en silencio. Scott admiró las vistas por la ventanilla. Siempre pensó que África era árida en cualquier parte, pero Wakanda contaba con una selva rodeando el país.

Sam aparcó el Jeep, ambos salieron y subieron las escaleras para entrar en la enorme casa. Más que casa, Scott lo consideraba un palacio o un gran castillo –aunque T'Challa se refería a él como su humilde casa–. Tenía innumerables plantas, muchas habitaciones (incluso cada habitación tenía su propio baño), varias salas de estar, más un extenso jardín.

A quien primero se encontró fue a T'Challa quien les esperaba en la entrada de su humilde casa. Estrecharon la mano –este saludo era mucho más normal que el de Sam–.

- ¿Todo bien? – preguntó T'Challa.

Scott decidió no responder, se encogió de hombros. Esto bastó para que T'Challa viera que no iba todo bien.

El capitán bajó las escaleras y cuando les vio entrar sonrió.

- ¡Scott! – se acercó y ambos se estrecharon la mano (al menos este apretón no fue tan extenso e incómodo como el primero que tuvieron). – ¿Cómo has estado?

- Podría estar mejor – admitió Scott.

En ese momento una puerta se abrió y apareció el Soldado de Invierno secándose las manos con un trapo. El Soldado de Invierno –ahora llamado Bucky– despierto. Con dos manos, las dos de carne y hueso. Scott se giró para mirar a Sam.

- ¿Que no ha cambiado tanto? – preguntó retóricamente Scott y Sam se rió de él.

Sam caminó hasta ponerse a la derecha del capitán.

- Era una sorpresa Tic Tac – se encogió de hombros después de cruzar los brazos. Llevaba una sonrisa en la cara.

- Conseguimos sacarle todo lo que HYDRA le metió en la cabeza – explicó T'Challa. – Y le dimos otro brazo. Parece que es real pero solo ha sido revestido con piel sintética, para que pareciera más normal que completamente de metal.

Scott asintió.

- No ha recuperado todos sus recuerdos, pero lo acabará haciendo – terminó de hablar T'Challa.

Bucky se acercó hasta quedar al otro lado del capitán y se mantuvo callado. Scott miró al capitán más seriamente.

- Hablemos en el salón – propuso el capitán.

Empezó a caminar y Bucky le siguió casi inmediatamente. T'Challa también les siguió, obviamente interesado por la conversación. Sam se paró porque vio la indecisión de Scott y le señaló para que caminara.

Pero suspiró derrotado y siguió Sam hasta el salón. El salón era de las cosas que no había cambiado. Tenía las paredes blancas y los muebles eran de colores negros y azules oscuros. En la esquina más cercana a la puerta había una chimenea –Scott nunca supo por qué iban a querer una chimenea en un lugar como este–. En la pared derecha había una televisión colgada a la pared y en frente de ella había un sofá de color negro. A ambos lados del sofá había sillones de color azul oscuro. En la parte izquierda de la habitación se encontraba una gran mesa de color negro con muchas sillas del mismo color. En la pared opuesta a la entrada de la sala, había grandes ventanales donde se podía observar el patio interior.

El capitán estaba en frente del sofá –dónde seguramente Scott tendría que sentarse–, Bucky se encontraba en la esquina opuesta a la chimenea, donde tenía la vista completa de la sala y todas las posibles entradas y salidas. Sam se sentó en uno de los sillones al lado del sofá. Scott no tuvo más remedio que sentarse en el sofá. Dejó la bolsa en el suelo, a la derecha de sus pies.

- ¿Qué ha pasado? – volvió a preguntar el capitán.

- Bastante.

- Habla – le ordenó.

- Necesito ver a Wanda – fue lo primero que dijo Scott. Steve frunció el ceño. – ¿Está en su habitación?

El tiempo que Scott pasó en Wakanda, los Vengadores –o parte de ellos, porque ni él ni Bucky eran Vengadores– no salían mucho de la habitación y estaban decaídos. Sobre todo Wanda, quien apenas salía de su habitación. Únicamente salía para comer, pero muy pocas veces.

- ¿Wanda? – repitió el capitán.

Scott asintió.

El capitán intercambió una mirada con Sam, ambos fruncieron el ceño.

- Wanda se fue.

- ¿Qué? – Scott no podía creerse lo que estaba escuchando.

¿Que Wanda se había ido?

- Decidió volver a la base de los Vengadores, decidió entregarse– explicó el capitán.

- No puede ser – Scott negó con la cabeza.

Wanda se había ido de Wakanda y ahora ella estaba cerca de San Francisco, ¡no tenía por qué haber cogido un avión para ir a buscarla! ¡Había perdido más de medio día para nada! Estaba más cerca de lo que él creía.

Scott se levantó del sofá. Enganchó una mano al asa de la bolsa y la otra mano la enterró en el bolsillo del pantalón delantero. Tenía ganas de pegar algo –como una pared–, pero como tenía delante a dos Vengadores, a un rey y a un antiguo asesino, decidió reservarse esas ganas para después. No quería lanzar un puñetazo a la persona equivocada.

- Entonces tengo que ir ahí a verla – Scott se giró.

Scott no quería perder más tiempo (joder, había perdido más de medio día para poder viajar aquí donde se suponía que estaba Wanda y luego resultó que no estaba. Además que perdería casi otro día para ir de vuelta), quería volver a San Francisco donde seguramente Hank y Hope habrían arreglado el traje, que Wanda le ayudase y después ir a por Addison.

- No puedes entrar así como así en una base. Y menos la de los Vengadores – le recordó el capitán. – No podrás entrar sin ser visto.

- Bueno, ya entré una vez. No será tan difícil una segunda vez – rodó los ojos. Sam le miró atentamente, porque si le rebelaba al capitán que él le había vencido, habrá consecuencias.

- ¿Por qué quieres ver a Wanda? – preguntó el capitán.

Scott suspiró y se volvió a sentar. No podía irse hasta que acabaran las preguntas y Scott explicara todo, y eso iba a llevar tiempo.

- Porque necesito recordar algo y puede que ella me ayude a recordarlo – respondió Scott.

- Aún así, no sabemos si ella estará ahí o se la habrán llevado a otro lado – admitió el capitán.

- ¿Creéis que la han metido en una cárcel? – les preguntó Scott.

- No será la primera vez – recordó T'Challa.

Cada uno en sus pensamientos. El capitán estaba pensando en Stark, si realmente le haría eso a Wanda, Scott pensando de nuevo en Addison

- ¿Y para qué necesitas a Wanda? – el capitán fue el primero en hablar.

- De una forma resumida, mi amiga Addison se ha perdido en el mundo cuántico con el traje de Ant-Man y pienso ir a por ella. Pero no me acuerdo como salí de allí, así que pensé que Wanda podría ayudarme.

Pasaron varios minutos en silencio. Los cuatro intentando comprender lo que dijo Scott.

- Ya estuve en el mundo cuántico una vez, pero no me acuerdo de lo que había ahí. Si puedo acordarme de cómo conseguí volver, podré ayudar a mi amiga, Addison – explicó Scott.

- Addison es tu compañera de piso – supuso T'Challa.

Scott asintió.

- Fue ella quien dejó quedarme en su casa – respondió Scott.

- ¿Qué es el mundo cuántico? – se atrevió a preguntar Sam.

- Ni yo sé lo que es – Scott se cruzó de brazos. – Pero sé que si estás en él, encoges durante toda la eternidad.

- Si ella tiene tu traje, ¿cómo vas a ir a por ella? – preguntó esta vez el capitán.

- Hank llevaba bastante tiempo creando un nuevo traje para su hija. Parecido al de Ant-Man pero con alas. Pero hubo un fallo y lo están arreglando.

- ¿Pym? – habló por primera vez Bucky.

Scott asintió.

Bucky volvió a permanecer callado, como si estuviera pensando en lo que dijo Scott. Eso llevó a Scott a preguntarse de qué podría conocer él a Hank. Lo más lógico que se le vino a la cabeza fue que al haber sido un asesino de HYDRA, tal vez hubiera oído el nombre.

- Pero ahí no acaba el problema – empezó Scott. – Necesitaba el traje para entrar en un edificio abandonado donde HYDRA estaba intentando replicar la partícula Pym, pero ahora no tengo el traje y sin él, no puedo hacer nada contra ellos. Y si ellos consiguen desarrollar la partícula y lograr que funcione antes de que yo consiga el traje, será el fin.

- ¿HYDRA? – el capitán solo se había quedado con ese nombre. Incluso Bucky se había vuelto tenso por el nombre.

Scott asintió.

- No es la primera vez que han intentado conseguir la partícula Pym. Hace dos años casi consiguieron hacerse con una muestra, pero no pudieron.

- ¿Y cómo sabes que se ha perdido en el mundo cuántico y no se lo ha llevado a HYDRA? – preguntó el capitán después de un silencio. – Tal vez huyó con él cuando tú no estabas. Tal vez haya trabajado en secreto para ellos todo este tiempo.

Scott resopló. Empezaba a hartarse de que la gente tachara a Addison como una ladrona. Le echaban la culpa de robarlo cuando ni siquiera la conocían. Scott sabía que ella no había hecho eso. Confiaba en Addison.

- Ella no haría eso – Scott la defendió.

- Que lo robase parece más probable que se haya perdido en el mundo cuántico – opinó T'Challa.

Sam y el capitán estaban de acuerdo con él. Bucky, por el contrario, no mostró ninguna emoción.

- Scott, admite que-

- Que HYDRA le lavara el cerebro a tu amigo y le convirtiera en un asesino hace 70 años, no significa que hayan hecho lo mismo con Addison – le cortó Scott, ya cansado de que intentaran hacerle cambiar de opinión.

Incluso Scott sabía que eso fue un golpe bajo.

- Lo siento – dijo segundos después.

El capitán había apretado la mandíbula, no le gustó el comentario de Scott. Pero, a regañadientes, aceptó que Scott tal vez pudiera tener razón. Bucky, quien aún seguía en la esquina de la sala, estaba más tenso. A él tampoco le gustó el comentario.

Después del silencio tenso, Sam decidió hablar.

- ¿Cómo es que tu amiga se puso el traje?

- Encontró donde lo escondía – Scott se rascó el cuello.

- ¿Dónde lo escondiste?

- Debajo de la cama – bajó la cabeza Scott.

Vale, Scott admitía que eso fue un error.

Sam volvió a sonreír y por el rabillo del ojo le pareció ver a Bucky rodar los ojos.

- Al principio pensé que habían robado el traje pero en el baño estaba la ropa de Addison. Ahí fue cuando supe que se había puesto el traje. La busqué pero no la encontré. Conozco a Addison y sé que no lo robaría.

- ¿Habían robado? – a T'Challa no se le pasó el cambio de número. – ¿Quiénes?

- La Viuda Negra lleva dos días siguiendo a Addison a su trabajo, tal vez más. La puerta de la casa estaba forzada.

- ¿Natasha? – esta vez fue el turno del capitán de parecer confuso.

Scott asintió.

- ¿Crees que te han seguido hasta aquí? – le preguntó Sam.

- Puede que me vieran entrar al aeropuerto – Scott se encogió de hombros. – No me fijé mucho, pero creo nadie me seguía.

- Aquí no entrarán – les aseguró T'Challa.

- Esto es lo que vamos a hacer – dijo el capitán. Había adoptado el tono del Capitán América. – Iremos de vuelta a San Francisco. Te ayudaremos con esa base de HYDRA mientras tú vas a por Wanda.

- ¿Me ayudaríais? – Scott preguntó mirando a los tres.

Sam se encogió de hombros como si dijera ¿por qué no?, el capitán asintió firmemente y Bucky estaba menos tenso que antes, así que Scott se lo tomó como un sí.

- Por más que me gustaría ayudar, debo quedarme aquí – se disculpó T'Challa.

- Lo entiendo – Scott asintió.

Sam y Scott se levantaron de sus asientos. Scott agarró de nuevo la bolsa y se la colgó al hombro.

- Haced la maleta, nos vamos en diez minutos – ordenó el capitán.

Bucky y Sam salieron los primeros, cada uno a su habitación. T'Challa, el capitán y Scott salieron más tarde.

- Te ayudaremos en lo que podamos – le aseguró el capitán.

- Gracias.

El capitán subió las escaleras para prepararse él también su mochila de viaje.

- Esa chica, Addison – empezó T'Challa a hablar. Scott levantó la mirada para mirarle. – ¿Es más que tu compañera de piso?

- Es mi amiga de cuando era adolescente. Pero perdí el contacto con ella hasta hace unos meses – respondió Scott, no muy seguro de a qué se refería T'Challa con la pregunta.

T'Challa sonrió.

- Estás haciendo hasta lo imposible por traerla de vuelta – continuó T'Challa. – ¿Y solo es una vieja amiga?

Scott, ahora, lo entendía. T'Challa creía que Addison era su novia o algo por estilo. Nunca lo había sido aunque hubo un momento, después de haberla conocido, que sí que le hubiera gustado que lo fuera.

Scott se rió.

- No, solo somos amigos – se encogió de hombros.

T'Challa no pareció muy convencido por la respuesta. Scott no explicó nada más.

Nueve minutos más tarde, los cuatro estaban saliendo de la casa de T'Challa. Bucky se había puesto una sudadera negra con capucha. Ya no le hacía falta ponerse guantes, por lo que no los llevaba. Steve llevaba una chaqueta de cuero negra y Sam no se había cambiado de ropa, solo llevaba una bolsa –cuando Sam fue a por él, ya llevaba consigo una chaqueta–.

Afuera estaba el Jeep en el que Sam había traído a Scott hasta aquí. T'Challa estaba en el porche, viéndolos irse.

- Sabéis que Wakanda tiene las puertas abiertas para volver cuando queráis – les prometió T'Challa.

El capitán entró en el asiento del piloto y Sam fue a su lado. Bucky y Scott se sentaron en la fila trasera.

El viaje de vuelta al aeropuerto fue en silencio.

Una vez en el aeropuerto, entraron en el mismo jet. James y los pilotos ya estaban ahí. James le sonrió y se sentó al lado de él. Sam se sentó al otro lado de Scott y el capitán y Bucky se sentaron en frente de ellos.

Scott colocó su bolsa de deporte en los pies y se abrochó el cinturón.

- ¿Habéis salido en algún momento de Wakanda? – Scott les preguntó.

- Una vez – Sam respondió el primero. – Para ver a mi familia.

Scott miró al frente para mirar al capitán. El capitán negó con la cabeza.

- No tengo a nadie fuera – respondió él.

Bucky se removió en su asiento, tenía el ceño fruncido pero no habló. Bucky se sentía mal por Steve, por su culpa le había separado del resto.


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