03 | La obsesión de los demonios
¡Hey! Antes de seguir, esto tiene contenido poco apropiado para todo público (+18 ¿?). Quería avisar por si hay alguien a quién no le guste leer ese tipo de cosas. <3
La obsesión de los demonios
Trollino
Hoy se cumplen seis meses de la muerte de mi esposa.
Todo lo que queda después de ella es un vacío.
La casa es un desastre; las ventanas están cerradas, hay latas de cerveza y ropa sucia por todas partes, comida podrida en la nevera y mis ilusiones rotas en una esquina.
Tenía toda una vida planeada junto a ella, pero supongo que simplemente eso no pudo suceder.
Ayer volví tarde del trabajo. Me echaron. ¿Y cuál fue mi última paga? Un candado con el que cerré mi oficina.
Me he estado agobiando con tantas cosas que me duele la cabeza. Aunque podría ser por el alcohol, las pocas horas de sueño y la mala alimentación.
No es que quiera no quiera vivir, todo lo contrario; tengo sueños, metas, amigos. Pero me encuentro demasiado agotado como para seguir adelante, necesito un descanso del mundo.
Es por eso que contacté con Nightmare.
Después de todo, un ser humano hecho mierda es la obsesión de los demonios. Así que he dejado que se divierta conmigo tanto como quiera, porque a decir verdad, no hay nada que me importe en este momento de mi vida.
✦
Después de una buena ducha, ordeno un poco mi cuarto y el resto de la casa. Preparo algo de comer y a la hora de dormir es cuando él aparece.
Enciendo una vela frente a un espejo.
—Am nevoie de tine —Mi voz suena casi como un susurro. La vela se apaga de manera repentina. Detrás mío puedo ver unos destellos rojos, seguido de eso una silueta mucho más alta y grande que yo. Acorta la distancia entre nosotros y acerca su rostro a mi oído.
Siento que el aire se me atasca en la garganta. Cierro los ojos y me obligo a concentrarme en lo importante.
—¿Lo de siempre? —pregunta, y mi corazón da un traspiés. Su voz es ronca y algo intimidante.
—Sí. Lo de siempre.
Entonces procede a repartir besos húmedos por mi cuello. Sentirlo me provoca una oleada de calor en todo el cuerpo que me parece poco sana. Me toma de la cintura para juntar más nuestros cuerpos, luego sus manos recorren todo mi abdomen y pecho por encima de la camiseta, causando estragos en mi corazón. Los besos en el cuello pasan a ser leves mordidas, son tantos los nervios que siento que me sorprende no haberme puesto a temblar.
—¿Por qué estás tenso? —inquiere, todavía concentrado en los besos. Su voz tiene un tono provocador que me deja sin aire en los pulmones.
La necesidad que tengo aumenta a cada mínimo toque suyo.
—Me despidieron —contesto como puedo, aún tratando de respirar de forma correcta, pero se me es imposible.
—Esos idiotas... —De pronto sus manos se quedan quietas y los besos en el cuello se detienen, haciéndome extrañar la sensación. —¿Quieres que haga algo al respecto, mi príncipe?
—No es necesario, Night.
En un movimiento sus manos me obligan a dar media vuelta, entonces me doy con sus ojos. Son de un rojo vivo tan llamativos que se me es imposible apartar la mirada.
—¿Seguro?
—Sí, seguro. No quiero que mates a nadie por ahora.
—Con lo divertido que es matar...
Lo siguiente que sé es que sus labios se juntan con los míos de una manera errática. Me empuja hasta el escritorio para después levantarme de los muslos y apoyarme en él. Sus manos se divierten acariciando y apretando mis muslos. Llevo mi mano hasta su cabeza para profundizar más el beso, hasta que luego baja para plantar besos en la curva de mi cuello y yo me arqueo en busca de más contacto.
Una de sus manos pasa por debajo de mi camiseta y me agarra de la cintura con fuerza, juntando más nuestros cuerpos. Cuando quiere quitarme la camiseta el estómago se me pone del revés. Al ya estar despojado de tal prenda, el frío me invade hasta que pasa sus manos por mi pecho. Mis músculos se tensan ante el contacto. Aún besándome sus dedos suben y bajan de mi pecho a mi abdomen mientras mi respiración se acelera todavía más. Durante un segundo detiene sus dedos en mis pezones, tanteando.
Luego va por el pantalón.
Pierdo todo rastro de cordura cuando siento sus manos apretar mis muslos desnudos. La distancia entre nosotros es tan poca que jadeo al sentir la dureza de su cuerpo contra el mío. Entonces me levanta con tanta facilidad que puedo llegar a pensar que para él solo soy un juguete.
No soy consciente del momento en que me lleva a la cama y me deja suavemente sobre esta. La imagen de él parado enfrente mío se mantiene en mi cabeza unos segundos antes de darme cuenta de que ya no tiene su ropa, entonces recorro con mi mirada sus hombros, su pecho y sus brazos. Y sin vergüenza alguna, también veo allá abajo.
Repta sobre el colchón para llegar a mi boca otra vez y me sujeta del cuello con su mano. Al instante quita su lengua de mi boca y se desliza desde mi cuello hasta mi pecho, donde se detiene a jugar con mis pezones. Después sigue bajando.
Sus manos ahora van a mi cadera. A los pocos minutos me encuentro gimiendo bajo mientras él hace movimientos lentos con su lengua de arriba a abajo.
Y cuando quiero darme cuenta, ya estoy totalmente consumido por el placer. Todo en mí se convierte en un caos cuando abre mis piernas y se acomoda para entrar. Cuando lo hace puedo sentir cómo es que la poca consciencia que me quedaba se hace trizas, estallo en sensaciones únicas y gemidos imposibles de contener.
Peor es cuando se mueve. Nunca lo hace despacio, todo es rápido y podría decir que incluso violento. Rasguña levemente mis muslos, muerde mi cuello, hombros y mis labios. Me regala una mezcla de dolor y placer que me vuelve loco.
Será algo masoquista de mi parte, pero la manera en que me sostiene y me mueve a su gusto me tiene jodido. Podría dejar que haga lo que quiera conmigo y no cansarme.
De pronto se detiene. Cuando se sale, mi interior protesta ante el vacío.
—Date vuelta.
Dice y yo no me niego en lo absoluto. Cuando ya estoy en posición, vuelve a lo suyo y con más fuerza que antes. Toma mi cabello con una mano y la otra se mantiene en mi cadera. Mis brazos flaquean y no me queda de otra que desplomarme en el colchón.
Pero no me permite hacerlo, me levanta y quedo apoyado de mis rodillas. Puedo sentir el calor de su cuerpo en mi espalda y su respiración en mi cuello, es tanto lo que siento en el cuerpo que mi vista se nubla.
Justo cuando creo que ya no doy más, siento su mano allí abajo. Lo toma y envuelve para después empezar a moverlo. Juraría que estoy temblando, pero fácilmente podría ser él con su fuerza, porque comparado a mí, yo soy un muñeco de trapo a su lado.
Entonces sucede. Se siente igual a una corriente eléctrica que pasa por todo mi cuerpo y me hace ver estrellas.
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